Hoy en Draw My Life, la casa de Bernarda Alba de Federico García Lorca. Acto 1. Suenan las campanas. En el interior de la casa de Bernarda Alba, las dos criadas preparan una habitación para la recepción del funeral del segundo marido de Bernarda.
Esta tiene cinco hijas, Angustias, Magdalena, Amelia, Martirio y Adela. De ellas, tan solo Angustias es hija de su primer marido. Las criadas limpian mientras hablan sobre la señora, una mujer antipática que les produce entre miedo y repulsión.
La chachara de estas dos es interrumpida por la llegada de Bernarda, sus cinco hijas y muchas más mujeres del pueblo. Todas ellas vuelven del funeral del marido de Bernarda. Nada más poner un pie en su casa, Bernarda manda silencio.
Cada vez que una de las mujeres abre la boca, Bernarda les responde con desprecio. Después ordena a Poncia que lleve limonada a los hombres que se han quedado fuera. Una de las mujeres afirma que Pepe el Romano había asistido al funeral y Angustias lo corrobora. Pero Bernarda dice que no, que nadie ha visto a ese hombre. Las mujeres salen de la casa murmurando para sus adentros el odio que sienten hacia Bernarda.
Angustias sale al patio. Bernarda explica a Magdalena, Amelia, Martirio y Adela que a partir de ahora se va a respetar el luto. Y se hará durante ocho años. Vestirán de negro, no entrará el aire de la calle, pues han tapiado las puertas y ventanas con ladrillos, y por supuesto no se relacionarán con ningún hombre. Magdalena se queja porque ella quería casarse, y Adela sale de la sala.
De pronto se oyen los gritos de María Josefa, madre de Bernarda y abuela de las niñas. Está encerrada en una habitación porque Bernarda no quería que la vieran las mujeres del pueblo, ya que está demente. Al rato vuelve Adela. Bernarda le pregunta por angustias.
Esta delata a su hermana diciendo que ha ido a escuchar a los hombres. Bernarda, furiosa, llama a Angustias. Cuando esta entra, le recrimina su indecente actitud y la golpea. Después, los cinco hijos salen.
La Ponzi intenta disculpar el comportamiento de Angustias ante Bernarda, ya que tiene 39 años. Pero para la madre, los hombres del pueblo no la merecen. Después, la criada cuenta a su señora la conversación de los hombres.
Relataban que la noche anterior... Ataron al marido de Paca la Roseta y a ella se la llevaron a un olivar, pero la joven iba tan contenta. Bernarda censura este comportamiento. La conversación se acaba con la llegada de don Arturo, el encargado del reparto de bienes, y salen de la sala. Entran Amelia y Martirio, que conversan sobre los hombres.
Después llega Magdalena y les cuenta que Adela se ha puesto un vestido verde y ha salido a lucirlo al corral, a las gallinas. Todos ríen, mientras Angustias, nerviosa, entra y sale de la sala. Magdalena explica que está inquieta porque Pepe el Romano le va a pedir matrimonio. Adela entra en la sala y se sorprende de esta noticia. En ese momento la criada anuncia que Pepe se acerca y todas las hijas, excepto Adela, se asoman por la ventana.
Bernarda y la Poncia hablan sobre las particiones de la herencia. La que más se ha llevado ha sido Angustias. Después ésta llega maquillada.
Su madre le riñe y le dice que no le dejará salir a la calle así. Al mismo tiempo, las hermanas aprovechan esta discusión para atacar a Angustias por la herencia. Después llega María Josefa con flores en la cabeza. Se quiere casar para que haya alegría.
Bernarda ordena que lo encierren. Se llevan a la señora mientras grita ¡Quiero irme de aquí! ¡A casarme a la orilla del mar!
Acto 2 Días después, las hijas y Poncia cosen en silencio el ajuar de la boda de angustias con Pepe el Romano. Falta Adela, que está acostada en la cama. Poncia explica que la ve triste e inquieta. Martirio observa que todas están así, menos angustias. Esta se comporta de forma agresiva ya que se siente en una posición superior al resto.
La casa hace mucho calor. De hecho, esa misma noche, sobre las 4, Poncia salió a refrescarse y escuchó a Pepe hablar en la ventana de angustias. Pero ésta lo niega, a las cuatro no podía ser él, ya que se había marchado antes.
Sin embargo, Amelia dice que también lo escuchó. Después comienzan a hablar sobre cómo se declaró Pepe el Romano. Éste le dijo que necesitaba una mujer buena y modosa.
Ella no le pudo responder porque estaba muy, muy nerviosa. Nunca había estado a solas con un hombre. Poncia cuenta su experiencia con su marido.
Un hombre brusco que a los 15 días de la boda se pasó a la taberna. Ella nunca se dejó dominar por él. Ríen y a continuación llaman a Adela.
La hermana más joven no está bien y todas le preguntan sobre su estado. Ella se siente agobiada, no quiere que nadie se meta en su vida. Sin embargo, Martirio la sigue y la observa en todo momento, no le deja respirar.
Bernarda interrumpe la conversación llamando a sus hijas. Poncia y Adela se quedan solas. La muchacha explica que Martirio le molesta diciéndole que su cuerpo se va a desperdiciar, pero no.
Adela grita que su cuerpo será de quien ella decida. La criada insinúa que quiere que sea de Pepe el Romano. Adela la manda a callar, pero Poncia ya sabe que se pasa las noches en vela hablando con Pepe. Adela afirma que hará lo que le dé la gana.
Poncia le insta a ser una mujer decente. Adela la desafía. Las hermanas regresan e interrumpen la conversación.
Al rato suenan unas campanillas que indican el regreso de los hombres del trabajo. Vienen de lejos y traen alegría. Las chicas se sienten impotentes por no poder salir de casa.
A los hombres se les perdona todo, pero nacer mujer es el peor castigo. A Adela le gustaría ir a trabajar al campo para olvidar sus penas. Y Martirio le recrimina que qué penas tiene ella que olvidar. Después van a ver por la ventana a los hombres llegar.
Amelia se queda en la casa acompañando a Martirio. Esta le cuenta que la noche anterior ha escuchado ruidos en el corral. Amelia dice que habría que avisar a alguien, pero Martirio le pide que no cuente nada.
La conversación es interrumpida por Angustias, quien entra enfadada, porque alguien ha robado el retrato de Pepe el Romano que guardaba bajo su almohada. Entran Poncia, Adela y Magdalena, y también les recrimina. Después llega Bernarda, y Angustias le cuenta lo sucedido. Bernarda enfurece y ordena registrar todos los cuartos.
Poncia regresa con el retrato. Estaba entre las sábanas de la cama de Martirio. Bernarda le insulta y le golpea. Martirio se excusa diciendo que había sido una broma. Adela no le cree.
Y Martirio le contesta que otras hacen cosas peores. Después echa en cara a Angustias que Pepe el Romano esté con ella solo por dinero. Bernarda corta la discusión y las echa de la sala.
Bernarda a solas con Poncia le dice a la criada que lo mejor sería alejar de la casa a Pepe el Romano. Por tanto, Angustias se debe casar cuanto antes. Poncia le recuerda que debería haber permitido la boda de Martirio con Enrique Humanos, porque es la más enamoradiza. Pero Bernarda se niega. La criada le insinúa que si no quiere lamentar en un futuro, mantenga los ojos bien abiertos a lo que sucede en su casa.
Bernarda quiere saber lo que Poncia no cuenta. Finalmente, la criada afirma que su hijo oyó a Pepe el Romano hablar con alguien en la verja a las 4 de la madrugada. Angustias, que ha estado escuchando la conversación, sale y se defiende diciendo que Pepe se ha marchado todos los días a la 1 de la madrugada.
Entra Martirio y dice que también lo oyó marcharse a las 4. Sin embargo, Angustias habla desde su ventana y las voces salen del callejón. Llega Adela y aconseja a su madre que no escuche estas habladurías. Pero Poncia insiste malévolamente en que hay que averiguar qué está ocurriendo.
Bernarda asegura que estará atenta. De pronto, en la calle se escucha mucho alboroto. Martirio y Adela se quedan solas y discuten por Pepe el Romano.
Las dos están enamoradas de él, pero Adela le recrimina su falta de valor. Ella misma ha hecho lo que la otra no se atrevió. Gracias.
Ambas se amenazan. Después regresa a Poncia y les cuenta que una joven tuvo un hijo sin saber de quién y al nacer lo mató y lo escondió, pero unos perros lo encontraron. Ahora todo el mundo pide venganza y la quieren matar.
Adela grita agarrándose el vientre. No quiere que la maten ni que sus hermanas participen en su linchamiento. Pocos días después, Prudencia, una amiga de la familia, visita a Bernarda y las hijas. Les cuenta que su marido ha repudiado a su hija por culpa de una ofensa.
Bernarda defiende la decisión del hombre. La conversación es interrumpida por el golpe de un caballo en el establo. Está desbocado. Bernarda ordena que lo saquen al corredor. para que se tranquilice y que le traigan yeguas.
Poncia alaba cómo su señora ha sabido manejar sus tierras a pesar de ser viuda. Cuando Prudencia se va, Adela sale hasta la puerta para estirar las piernas. Amelia y Martirio la acompañan. Magdalena se duerme en la silla y Angustias y su madre charlan.
La hija teme que su prometido la engañe, pero la madre le asegura que no es de su incumbencia y por lo tanto no debe preguntar. En cualquier caso, esa noche Pepe no la irá a ver porque se iba de viaje. Al rato, Adela...
Amelia y Martirio regresan. Tras una breve charla sobre las estrellas, una a una se van retirando a dormir. Llega la Poncia donde está Bernarda.
Esta le dice que la alarmó innecesariamente ya que en su casa no ocurre nada. Aún así trata de sacar la información. Poncia no dice nada, tan solo le advierte de que la tranquilidad puede romperse en cualquier momento.
Llega la otra criada y Bernarda se retira a su habitación. Las dos criadas comentan la situación de la casa. A pesar del silencio reinante, hay una tormenta en cada cuarto. Adela está muy enamorada de Pepe y está dispuesta a hacer lo que sea por conseguirlo.
Lo mismo Martirio. De pronto los perros comienzan a ladrar en el exterior. Entra Adela con la excusa de que tiene sed. Las criadas presienten que algo va a suceder y se retiran.
A continuación llega María Josefa, con una oveja en brazos a la que le canta. Adela la mira con sigilo y después desaparece por la puerta del corral. Martirio la espía a lo lejos. La abuela desvaría hablando de la libertad.
Finalmente Martirio la empuja a su cuarto y la anciana se marcha cantando entre lágrimas. Martirio va a la puerta del corral y llama a Adela. Esta sale despeinada.
Martirio entra en cólera y confiesa que ella también ama a Pepe el Romano. Adela se compadece de ella, pero afirma que él le quiere a ella y que hará lo que sea por ser su amante. Al rato unos silbidos salen del corral.
Adela va a volver. Pero Martirio se interpone en su camino y comienza a llamar a su madre. Sale Bernarda y Martirio delata a su hermana. Bernarda se acerca a su hija menor con su bastón, pero ésta lo agarra y lo rompe. Los gritos hacen que lleguen poncia y angustias.
Adela descubre ante todas su relación con Pepe. Después Bernarda y Martirio salen a por la escopeta. Al rato se oye un disparo. Madre e hija vuelven y... Se acabó Pepe el Romano.
dice Martirio. Adela sale corriendo. Bernarda confiesa que en realidad no lo han matado.
Salió huyendo. Repentinamente se oye un golpe. Adela se ha encerrado en el corral.
Le instan a abrir la puerta, pero dentro no contesta nadie. Finalmente, Poncia logra echar la puerta abajo. Deja escapar un grito.
Después se acerca Bernarda y comienza a gritar. ¡Descolgadla! ¡Mi hija ha Muerto virgen.
No quiero llantos. La muerte hay que mirarla cara a cara. Después Bernarda impone silencio.
Y hasta aquí el resumen de una de las grandes obras de Federico García Lorca. ¿Quieres que hagamos más resúmenes de libros? Déjanos en los comentarios cuál necesitas.
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