Protagonista tiene 15 años, se siente sola y está en una situación de "en medio" entre diferentes mundos.
Vive a 45 minutos de su escuela, lo que la coloca en un punto intermedio entre su hogar y la escuela.
Su padre decidió enviarla a una escuela pública en lugar de una escuela privada local, lo que creó tensiones sociales con los niños del vecindario y de la escuela.
Identidad y Aceptación
La protagonista no se siente parte de ningún grupo debido a su apariencia física y su situación cultural.
Su apariencia (piel más oscura que las chicas blancas, pero demasiado angloparlante para las latinas) la hace sentir diferente y no aceptada.
Experiencias de Discriminación
Primer recuerdo significativo de discriminación a los 9 años, cuando un compañero la insultó racialmente, llamándola "nigger de las praderas", un término peyorativo dirigido a los nativos americanos.
La experiencia le quitó su amor por estar al aire libre y le generó vergüenza por su herencia indígena.
Relación Familiar
El padre de la protagonista es un médico que se refugia en el alcohol, no proporciona apoyo emocional ante la discriminación.
Hay una tensión emocional debido a la muerte de la madre de la protagonista, de la cual se siente culpable.
Adaptación y Ocultamiento
Desde la experiencia en el patio de recreo, ha intentado ocultar su herencia indígena, usando protector solar para evitar que su piel se oscurezca.
Desarrollo de una "manía de preguntas raras" en respuesta a su situación.
Reflejos Culturales en la Educación
La educación escolar aborda la multiculturalidad de manera superficial.
Recuerda una obra de teatro sobre el Día de Acción de Gracias en primer grado, donde insistió en interpretar a Squanto, a pesar de las restricciones de género.
Frustración con la falta de precisión histórica y la representación estereotipada de los nativos.
Conclusión Personal
La protagonista se siente atrapada entre dos mundos: el blanco y el nativo americano.
Ha reprimido su identidad indígena para no perder también a su padre, y la discriminación racista la obligó a ocultarse más.
La escuela se convierte en un microcosmos de sus luchas personales e identitarias.