¿Qué tal? Muy buenas tardes. Es un motivo de orgullo estar aquí. De vez en cuando la vida nos plantea circunstancias en las que parece que se nos escapan las palabras y quienes nos dedicamos.
a trabajar y en ocasiones a jugar con ellas. Buscamos vocarlos que puedan expresar lo que de alguna manera desafía el sentido, lo inefable, lo que no tiene explicación. Estamos reunidos con un motivo de ceremonia, termina una generación, pero esta generación está cargada de ausencias.
A lo largo de casi un año la palabra Ayotzinapa ha articulado a México en una república de la indignación y del sentimiento. Hemos constatado un país de la injusticia, de la impunidad, donde no hay explicaciones convincentes para la desaparición. forzada de las personas. Sabemos que la venganza no es una forma de la justicia. No estamos reunidos con un ánimo punitivo, con un ánimo de hacer lo mismo que los agresores.
Estamos reunidos con un ánimo de memoria y con un ánimo de petición de justicia. Hasta que no se haga justicia será necesario repetir una y otra vez la palabra. la palabra que se ha convertido en su sinónimo, Ayotzinapa. Es difícil encontrar algo que nos mueva, pero el lema de esta generación es ya una síntesis perfecta y me atrevo a decir un proyecto de actividad y de trabajo. Sangre, resistencia y esperanza.
No olvidar el dolor, pero tratar de reconvertirlo en la iglesia. imaginación de un futuro distinto. Por desgracia, la noticia del 26 de septiembre de 2014 pareció repetir numerosas agresiones que se han vivido en Guerrero y en muchas otras partes del territorio mexicano.
Lo más asombroso de este oprobio es que es repetido. Se trata de un dolor que regresa. Tenemos que acabar de una vez por todas con esta perversidad.
perpetuación de la impunidad y de la injusticia. El general Cárdenas soñó con una red de normales rurales y la apoyó al grado de que se construyeron y abrieron 36 de ellas. El profesor Raúl Isidro Burgos fue parte de ese sueño y como ya se dijo, aquí encabezó la generación 64-70.
Hoy en día de aquellas 36 rurales quedan 17. Esta sola estadística nos da una idea de la pérdida de interés que ha habido en un proyecto de educar a la gente en los sectores y las regiones más apartados del país. Ha aumentado la población, han aumentado los recursos y han disminuido las escuelas rurales. Desde hace mucho se encuentran amenazadas y la única forma...
de mantenerlas abiertas ha sido la resistencia de los propios alumnos y profesores. Es intolerable que haya un Estado en donde los que tratan de enseñar a leer tengan que luchar para hacerlo. Esto ha causado una tensión que se ha puesto en evidencia de manera dramática y con derramamiento de sangre en esta generación.
En el año 2011 empiezan con dos mártires y a dos. Y ahora estamos conmemorando 43 ausencias al término de la generación. Hubo un tiempo en que un niño mexicano de 13 años, al perder a su familia, pudo tocar a las puertas del Palacio Nacional y pedir asilo.
Ese niño se llamaba Guillermo Prieto y se convertiría en uno de los principales políticos liberales del país y en un grandísimo escritor. Él consideró que si era un niño mexicano, la patria le debía algo y tenía que favorecerlo. El Palacio Nacional representaba para él una casa que podía darle hospedaje.
Así ocurrió y ese niño se convirtió en la persona que le salvó la vida al presidente Benito Juárez cuando estuvieron a punto de matarlo y él se entrometió frente a los fusiles y arriesgando su propia vida les dijo, los valientes no... asesinan El hermano Prieto salvó la república porque en cierta forma, cuando era niño, fue salvado por ella. Yo me pregunto hoy en día si un niño mexicano podría tener asilo en el Palacio Nacional.
Esa es una casa vacía convertida en un set de televisión. Es una casa alejada de la nación. La nación está en otra parte. La nación ha sido articulada por el sentimiento.
la indignación y la solidaridad surgidas de la palabra Ayotzinapa y de lo que aquí se ha sufrido, pero también de las esperanzas que aquí se han forjado. Pocas cosas pueden ser tan nobles y tan decisivas como enseñar a leer. Se trata de una actividad esencial.
Numerosas personas han cifrado su destino en esta situación, en este recurso que iguala a todo. a todas las mujeres y a todos los hombres. El que aprende a leer puede ser dueño de todas las épocas y de todas las culturas.
Se trata de una puerta de conocimiento, pero también, como muy bien señaló hace unos momentos Elena Poniatowska, de un desafío y en ciertos países de un peligro. Porque el que aprende a leer se vuelve una persona que piensa. por cuenta propia, que tiene una conciencia y que ejerce la crítica.
Esto es lo que muchos no quieren, que la lectura prospere, porque la lectura es la ventana de la crítica. Una y otra vez Ayotzinapa ha demostrado esto para México. Debemos aprender y enseñar a leer, pero para hacerlo necesitamos un país mucho más justo.
La lucha contra la desigualdad. igualdad y la injusticia, corre pareja al aprendizaje de la lectura. En su última noche antes de morir, el Che Guevara conoció a una maestra rural, se hospedó en una escuela y sabía que ya le quedaba muy poco para ser emboscado. y asesinado.
Durmió en un salón de clases. Esta persona que soñó por liberar de manera igualitaria a todo un continente y que murió combatiendo en una tierra que no era la sur, con la solidaridad que solo puede tener alguien que está ahí por voluntad propia. En esa última noche vio una frase escrita en el pizarrón y conversó con la maestra y le dijo, esa frase tiene una falta de ortografía. El guerrillero quería corregir la realidad y la ortografía es una corrección de la realidad.
Curiosamente la frase era, yo sé leer. A la palabra. En la palabra C le faltaba el acento.
El Che se lo dijo a la profesora, ahí falta un acento, la profesora lo puso. Me parece que este gesto encierra un símbolo de lo que es un maestro, alguien que corrige la realidad y que le pone un acento. Fue el último gesto del Che Guevara. Si ustedes quieren, no fue el gesto de un guerrillero, sino de un maestro.
O si ustedes quieren, fue el gesto más rebelde que puede existir. que es el de enseñar a leer. Yo sé leer. Esa es la última frase de un luchador que pensó en la posibilidad de una justicia compartible. Es la frase que ha venido a la mente tantas veces cuando se agravia a los maestros, cuando se corta la esperanza de un país que depende de ellos.
Numerosas figuras del pensamiento solo... han podido ejercer su trabajo gracias a los maestros uno de los escritores más pobres que jamás han existido fue el argelino Albert Camus era tan pobre que cuando jugaba fútbol deporte del que era gran aficionado solo jugaba de portero porque es la posición en la que menos se gastan los zapatos sabía que no iba a tener otros zapatos en su infancia, de modo que jugó exclusivamente como portero. Su madre era analfabeta y él aprendió a leer con la pasión que solo puede tener alguien que sabe lo que significa carecer de la posibilidad de la lectura.
Albert Camus fue el escritor que recibió en 1957 el premio Nobel. Gracias a que tuvo dos maestros que le salvaron la vida. Uno de ellos lo rescató de la pobreza y le consiguió una beca, le dio clases particulares durante dos horas diarias, le pagó... los desayunos para que no estuviera desnutrido y lo acompañó hasta dejarlo en manos de otro maestro, Jean Garnier. Este segundo maestro fue la primera persona en la que pensó.
Albert Camus cuando recibió el premio Nobel de literatura. No se puede llegar a lo más alto sin una primera puerta que se abra. Esa primera puerta la abre un maestro. Ese es el valor que tienen todos ustedes los que están en esta reunión y ese es el valor también al que otros le tienen miedo. Porque abrir esa puerta lleva a un camino.
Es un camino que muchas veces es temido, ese camino tiene el nombre de libertad. Cuando nosotros asumimos ese camino podemos hacer las cosas que deseamos, más allá de la coacción que puede ejercer el Estado. Esta es la puerta que se le abrió a un escritor que tuvo la generosidad de recordar en su discurso del premio Nobel a su primer maestro y esa es la puerta que abren todos ustedes.
Quisiera concluir estas palabras con un mensaje que nos lleva de la indignación a la esperanza, que nos hace pensar en el mundo que podemos compartir. Decía yo que hay momentos en que las palabras parecen escaparse entre los dedos y parecen renunciar al sentido que habitualmente les conferimos. En esos momentos de desesperación no hay mejor remedio que la esperanza. medio de primeros auxilios que acudir a un poeta.
Voy a concluir con la lectura de la Oda al aire de Pablo Neruda. Pertenece a su libro Oda a los Elementales, que es una celebración de las cosas diarias, precarias, pobres, que sin embargo constituyen nuestra vida. Escribió un homenaje al tomate, un homenaje a la cebolla, al caldillo de hongrio, un gran platillo chileno.
pero también al más libre y puro de los elementos, al elemento que no ha sido domesticado a diferencia de otros. El poeta mexicano Ramón López Velarde dijo acerca del petróleo y refiriéndose al país, escribió esta dupla de versos, El niño Dios descrituró un establo y los veneros del petróleo, el diablo. El petróleo... ha sido usufructuado por el diablo y como prueba está la reciente reforma energética.
Pero el aire representa otra cosa, representa una esperanza insobornable, representa la posibilidad de unirnos todos en este mensaje. Leo la oda al aire de Pablo Neruda. Andando en un camino encontré al aire, lo saludé y le dije con respeto, me alegro de que por una vez... Dejes tu transparencia, así hablaremos.
El incansable bailó, movió las hojas, sacudió con su risa el polvo de mis suelas y levantando toda su azul arboladura, su esqueleto de vidrio, sus párpados de brisa, inmóvil como un mástil, se mantuvo escuchándome. Yo le besé su capa de rey del cielo, me envolví en su bandera de seda celestial y le dije, monarca o camarada, hilo, corola o agua, No sé quién eres, pero una cosa te pido, no te vendas. El agua se vendió y de las cañerías en el desierto he visto terminarse las gotas y el mundo pobre, el pueblo, caminar con su sed tambaleando en la arena. Vi la luz de la noche racionada, la gran luz en la casa de los ricos. Todo es aurora en los nuevos jardines suspendidos, todo es oscuridad en la terrible sombra del callejón de Ayotzinapa.
Y allí la noche, madre madrastra sale con un puñal en medio de sus ojos de búho y un grito, un crimen, se levantan y apagan tragados por la sombra. No aire, no te vendas, que no te canalicen, que no te entuben, que no te encajen ni te compriman, que no te hagan tabletas, que no te metan en una botella. Cuidado, llámame cada vez que me necesites. Yo soy el poeta, hijo de pobres, padre, tío, primo, hermano. hermano carnal y concuñado de los pobres, de todos, de mi patria y de las otras, de los pobres que viven junto al río y de los que en la altura de la vertical cordillera pican piedra, clavan tablas, cocen ropa, cortan leña, muelen tierra y por eso yo quiero que respiren.
Tú eres lo único que tienen, por eso eres transparente, para que vean lo que vendrá mañana, por eso existes, aire, déjate respirar. No te encadenes, no te fíes de nadie que venga en automóvil a examinarte. Déjalos, ríete de ellos, duélales el sombrero, no aceptes sus proposiciones.
Vamos juntos bailando por el mundo, derribando las flores del manzano, entrando en las ventanas, silbando juntos, silbando melodías de ayer y de mañana. Ya vendrá un día en que libertaremos la luz y el agua, la tierra y el hombre, y todo para todos será. como tú eres, por eso ahora cuidado y ven conmigo, nos queda mucho que bailar y cantar, vamos a lo largo del mar, a lo largo de los montes, vamos donde esté floreciendo la nueva primavera y en un golpe de viento y canto repartamos las flores, el aroma, los frutos, el aire de mañana. Muchas gracias.