Transcript for:
Conquest, Conversion, and Religious Conflict

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días El día de hoy, ¡No, Vaya una semana que dejó de comer. ¿Pero qué decís? Ya le he administrado la extrema unción. Tal pareciese que busca morir. El Espíritu Santo... ...os convierto en cristiano. Rey Diego. Rey Diego. Al fin. El último viaje. El último viaje. ¿El último viaje? ¿Dónde? ¿Frey Diego? ¿A dónde van todos los mortales? ¡Feliz Navidad! Música El amor de la mujer, Gracias por ver el video. Música Tengo un pequeño sueño, no sé cómo. ¿Qué es lo que se llama la vida? La gente no sabe que es lo que está pasando. ¿Por qué no se encuentran con los hombres? ¿Qué pasa, Manauilia? Ay, viejo, dame la mano. Creo que, a efectos de estas maniobras de purificación, no es del todo prudente hablarles así a nuestros soldados, Cristóbal. ¿Perdón? Mucho de lo que les habéis dicho a la hora de partir del cuartel se podría tomar como blasfemia. Como una verdad absoluta, fray Diego. Que es como hay que tomar de este lado del mar oceano cuanto un capitán diga o deje de decir a sus soldados. Y más si en su cuadrilla hay mozuelos recién arribados a semejanza vuestra, de la península hispana. Os falta más por ver que por creer. Capitán Quijano, se supone que compartimos nave, no por voluntad propia. Don Hernando se ha impuesto en mí como una sombra de mal agüero. Además, en el fondo sabéis que tengo razón. Lo único que se logró para el dogma con las cruzadas fue permitir que las ideas musulmanas penetrasen al mundo cristiano. Cuando sigáis empecinando en convertir a los indios, volverá a repetirse una vez más la vieja historia en la nueva España. A saber. Una conversión que nunca acabará de darse, Fray Diego. Don Antsine, ni cancá totlir sin, totlapalce. ¿Y el fraile por qué coño no carga la cruz? A salvar, matando. No os preocupéis. Por eso se encargan los propios indios con sus malditas costumbres. Música Música Música ¿Esto es lo que queríais que destruyésemos, Capitán Cristóbal? Servimos a la Virgen. ¡Santo Dios! ¡Apuraos! ¡Ese sonido es indicio de barbarie! ¡SUSCRIBETE! El día de hoy ¡Ahhh! ¡Asa! ¡Seguidme! ¡Grrrr! Pero es que vosotros realmente venís de otro mundo. ¡No, Sixi! ¿Pero qué hacéis en el nombre de Dios? ¿Cómo os estáis comportando a la altura de ellos? ¡Predicad con el ejemplo! Yo te absolvo de pecados tuyos, en nombre de Padre, y de Espíritu Santo. ¡Suscríbete! Si no es Popo Polwin, Don Anzin... Sí, sí, miradla bien, esa hermosa mujer es María, la Madre de Dios, la vuestra no es más que un puñado de piedras. ¿Qué os ha hecho? ¿No entendéis de un...? ¡Cállate, Ustradio! El mayor sabe dónde hay oro. Romper la base. Aquí solo hay fetiches. Ni pizca de oro. Si al menos nuestros soldados profesasen con tanta devoción como la que tienen los indios para con sus ídolos. No pal dinamitiu, augen in pocli. Amo totes pa' auti, tetractonties, in agnum micis. ¡Callad perro! ¡Y hasta mis narices llega vuestro aliento! ¡Cuidado ahí! ¡Y a ese indio que se le ha metido! ¡Deteneos! ¡Violencias, los suplico! La reina del cielo bien sabe lo que hace. El Cielo de la Maldición Fraile idiota, nunca los convertiréis. y se puede estar bien pide Quiero que te veas con la luz que te ha dado el tiempo. Si no es probable. No hay quien te vea ahora. ¡Pampa, no te iguales! ¡No te preocupes! ¡Tenemos que irnos de aquí! ¡Aquí no podemos seguir! ¿A dónde nos vamos? ¡A la casa de los chihuahuas! ¡Aquí no podemos seguir! No te preocupes, Tess. No te preocupes por nada. No, Kao. Esto es lo que se puede hacer. Y Pampa no tiene nada. Ni su hijo, ni sus hermanos. Lo mató. Como la calla. Pero te lo pido. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días ¿Qué es lo que te ha gustado más? No te vayas a caer. ¡Ven acá, tío! ¡Ven acá, Willy! ¡Ven acá! No le matamos aquí, y ya. Fernando lo quiere vivo. Os habla don Hernando Cortés, gobernador y capitán general en la nueva España del Mar Océano, por obra y gracia de vuestra majestad, el muy alto, potente, invicto y católico señor don Carlos V, emperador Augusto y rey de España. ¡Aquí está el cristal! ¡Aquí está el cielo! ¡Y aquí no hay nada que no se pueda ver! ¡Vaya lengua sucinta! ¡Vuestra señoría, la India os está timando! ¿Sois culpable del crimen que se os imputa? Apegaos a mis palabras de cuichpo. ¿Qué es la mamá? ¿Es un insecto? ¿Es un hilo? ¡Responde! ¿En verdad sois vos el desdichado que intentó asesinar a nuestro venerado Fray Diego en un templo recién consagrado a la Madre de Dios? ¿Acaso ponéis en duda mi palabra, vuestra señoría? De nosotros pensad lo que queráis. Pero nuestros misioneros no han venido a este mundo inhóspito con otra intención que la de salvaros. Yo los que acopo a oxeyes, aú y neguían, y entlamían. ¡Sáquenme! ¡Quieren de esta cabeza que yo tengo el poder de haceros quemar vivo por vuestro insolente crimen! Gracias. ¿Cómo puede ser que realmente os dé lo mismo a vosotros vivir que morir? Es que no sabe quién le habla. La India se lo tradujo con sumo detalle. ¿O lo sabe también que por eso caía? Señor mío. Os ruego perdonéis mi intrusión, pero ¿sabéis vos quién es este joven? El sinodro de vuestra señoría. No, no lo sé. Nadie me lo ha dicho. Capitán, por vuestro propio bien, que no me entere yo que me habéis ocultado algo de valor. No, señor. Tampoco él lo sabe. No es digno de saberlo. Os ruego que se marche para que yo pueda hablaros en privado. Traed al notario para que testifique la sentencia de muerte contra ese indio. ¡Sentinela! Vigiladlo. Su nombre es Pautlato Actopilsin. Uno de los muchos hijos naturales de mi padre, el emperador Motecuzume. ¿De Moctezuma? Y hasta ahora vengo yo a enterar, imposible. En el otro tiempo, Topilsin se dedicaba a elaborar códices para nuestra diosa madre. No vengáis a mí con elegías, Tecuizpo. El caso es que de los hijos de Mutecusoma, ahora solo quedan Topilsin y yo en lo que fuera la gran Tenochtitlan. No necesito recordaros que yo soy la heredera legítima de las riquezas de mi padre. Pero la gente tiene reservas por mi condición de mujer. Nos conviene mantener cercano a mi medio hermano. ¿Y su razón ofuscada es de nacimiento? No, es reciente. Os digo que hacía códices de singular oficio. Suma le sobra de vuestro funesto capitán Pedro de Alvarado y de la matanza que llevaste a ese efecto en el Templo Mayor. ¿Y este? ¿Quién es? Quispo. Hija mayor de Montezuma. ¿Qué fue de la Malinche? ¿La horcó junto con Guatemo, que así fuera? No. Se hartó de ella y se la regaló al capitán Jaramillo. Regaló a la madre de su primogénito. Primogénito. Un mestizo. Anda, entrad, comadrejas. Vos tomad nota, hoy por la noche se congregará a un puñado de indios en la plaza frente a palacio previo ritual del descendimiento del icono de la Virgen María a fin de cumplir mi voluntad real de que un hijo natural del emperador Moctezuma sea... ...severamente escarmentado, abjurado y convertido al cristianismo. Pero de sobra sabéis que su crimen amerita la hoguera. El capitán Cristóbal Quijano, oriundo de Sevilla, habrá de azotar al susodicho indio de nombre Tepilsin... Tepilsin. Cuauhtlatoac Tepilsin. ¿Le hago caso? No, llamadle Tomás. De azotar al indio Tomás 33 veces con látigo de cuero. Seguidamente, cuando el doctor Ojeda le haya curado de sus heridas, Tomás será trasladado al monasterio de Nuestra Señora de la Luz, donde será educado en la verdadera fe por Fray Diego de la Coruña. Y en la lengua castellana, por la noble mujer que a partir de hoy será, en todo lugar, en cualquier momento, y ante cualquier persona, Doña Isabel Moctezuma. A quien además hago aquí y ahora acreedora del reino de Takuba. Isabel Moctezuma. O Isabel Moctezuma Cortés. Lo primero. Muestra mi esclavo. Pese a Dios. No tiene por qué. Si las mezclas pesasen al Señor, el cielo tendría que prescindir de un buen número de españolillos regados por todo el mundo. Isabel, tenme el honor de lucirlo a mi lado en el ritual de conversión de vuestro hermano Tomás, que es una ocasión de gran regocijo cristiano para mí. Gracias, don Hernando. No os hagáis ilusiones de que me he creído vuestro relato. ¿Por qué le habéis salvado la vida a ese indio soberbio? Yo no os miento, don Hernando. Su madre fue la concubina favorita de mi padre. Y vos la mía. Ahora no, don Hernando. No ha sido fácil para mí el reencuentro con Topis. Hay algo en su mirada que me recuerda a mi amo, el señor Cuauhtémoc, a quien vos mataste sin razón alguna. ¿Qué más queréis de mí? Dejé a Marina por vos, vuestra. Nueva lengua y gran parte de mi reino. Hago cualquier cosa que me pedís. ¿Qué más queréis de mí? Que renuncie a todo y me convierta en un amo y señor. Que la iglesia mía de vuestro pueblo. ¡Ahhh! ¡Viva! Yo, ...cocido en las tinieblas y hasta ahora heréticamente llamado Topilti, abjuro. No entiendo cómo podéis veros en el espejo y no daros cuenta de que no sois lo que creéis. Yo soy don Hernando Cortés, gobernador y capitán general en la nueva España del mar Océano, por obra y gracia de esta mano y de mis propias palabras. Yo nunca he requerido de nadie. Dadme entonces vuestra palabra, por una vez en la vida, de que mi hermano Topilsin vivirá. Si en verdad Tomás es vuestro medio hermano, como quisiera poder creeros, os doy mi palabra de que entre vos y Fray Diego lo convertiréis en uno de los nuestros, y no sólo en lengua, sino en lo que más importa, en ambición y espíritu. Por mi honor, doña Isabel, que mi palabra es vuestra. Et homo factus est. El Capitán Cristóbal. Por eso... Ruego a nuestro eminente notario Ramón Quevedo que deje aquí y ahora por sentada la presente apuración para que de ellos seamos todos españoles e indígenas vivos, dignos y responsables testigos. ¿Quién es este Sodomita? ¿Por qué está abjurando él y no Fray Diego en nombre de Tepilcín? Probablemente porque no está de acuerdo con vuestras formas de manifestar al señor, don Hernando. y Que maldita es agua ¡Santo marido! ¡Alvito, joda! ¡Ay, chica! ¡Fosco! ¡Fasción, ¿dónde está mi lengua? ¡Fosco! Venid, hombre, que me hacéis falta. ¡Sépase! Que de bien sabido en este tiempo de luz y hierro que todo lo que ha sucedido... Es en defensa de la siempre Virgen María. Y por lo mismo, queda absuelto por la gracia que le ha dado a su majestad don Hernando Cortés en su lucha contra los herejes, que por lo mismo aún se arrastran entre vosotros. Dice que vuestras palabras en nada responden a la imagen que tienen de la gran señora de piel blanca. Que nadie se atreva a moverse hasta no haberse cumplido esta sentencia. Por la memoria de mi padre, no permitáis que lo haga. Vos mismo habéis prohibido el uso de la cadena en público. ¿Es que no veis que lo quiere matar? No hay nada que hacer. En este momento él tiene el poder de facto. Tenéis que saber cuándo ejercer la autoridad y cuándo la paciencia, doña Isabel. Los indios ya se encargarán del capitán Cristóbal Quijano a la primera oportunidad. Entonces no vais a hacer nada. Me habéis dado vuestra palabra. Yo os tenía por poco más, hombre, que esto. Sois peor que el mismo Cristóbal. Siquiera no pretendo importarle los míos. ¡A mí no me importan los vuestros! ¿Qué importáis vos? Libérame, Domine, apocalipse. Todo esto es por causa vuestra. Si el ruido de Cristóbal lo mata, habrá de pesar siempre sobre vuestra conciencia. Yo no soy responsable de la barbarie en que se incurre en el nombre del Dios verdadero. ¿Por qué habéis venido a quitarnos lo nuestro? ¡Toma! ¡Vamos! Gracias por ver el video. Música Sí. Y que si el rey no me da esta tierra, yo la tomaré. Bien creo que si las leyes se han de quebrantar para reinar, se han de quebrantar. El hombre que amaba a él, lo hizo así. Él lo hizo así, en la casa de Carlos V. Mira. Hernando Cortés. ¿Qué es eso? Es el nombre de la madre que le envió a él. O en el noplácato. Mandada que los guardias de cortesía se la lleven. No se me estrepule, dice. Buenas tenga vuestra merced, doña Isabel. ¿Cómo van las lecciones de nuestro discípulo? No cabe duda que Tomás va cada vez mejor, vuestra señoría. Con vuestro permiso. Vaya clase matada de castellano la que sostenís. No sé si será por el lugar. Pero desde allá se oían unos como ladrillos. Ciertas cosas solo se pueden decir en mexicano, vuestra señoría. ¿Ah, sí? ¿Cómo qué? ¿Y eso qué es? Es buscar en lo más profundo de ti mismo, tanto con el hígado como con el corazón. Así como el corazón es el órgano del querer, el hígado es el del conocer. Y yo que creía que pensaba con la mollera. Aunque no dejo de reconocer que es interesante vuestra metáfora. Hasta el próximo viernes. Matotatsin mitzmopieli indios. ¡Ray Pollito! Cerceoraos de que el carruaje de Doña Isabel ya esté listo. Ayer os encuentro rezando devotamente en la iglesia. Me hacéis todo tipo de preguntas imprudentes, si bien de corazón, sobre el nacimiento de nuestro Salvador. Esperanzado, dejo que me llene la ilusión de que vais camino a la conversión genuina, de fondo, como los que no tienen miedo a pensar en lo que dicen creer. Sin embargo, hoy no solo os descubro cuchichando en mexicano con doña Isabel, sino que además me dais cátedra sobre vísceras. Tenéis que decidiros por un lado o por el otro, hijo mío. Que para desventura de vuestra gente, poco se mezcla el uno con el otro. Y tratando de imaginarme a mí mismo en vuestro lugar, no creo que tengáis demasiada opción. El... 318, acá nos estamos, ya nos llegamos. No hay una villa. Gracias. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días Cuidado, deja de ser maldita. Gracias Os ruego que consideréis que Tomás no ha sido más que un peón en el futil interno de Isabel, de deshonraros al falsificar vuestras cartas para con el rey de España. Vuestra sincera devoción por la Virgen María... ¿Queréis que doña Isabel vuelva a este monasterio? No más aún que a Isa Tomás. Pues ahora comprendo que mi primisión en la vida es salvar el alma de este indio. ¡Ni se os ocurra! ¡Ey, aquí ya no vuelve! ¡Oh, pecador miserable y florantísimo! ¿Qué responderás a Dios que sabe todas tus maldades? Mas son las tentaciones muchas veces utilísimas al hombre, porque en ellas es humillado y enseñado. Y siempre tenemos que sufrir. Porque se perdió el primer estado de la inocencia. Teo, gracias. Amor mío, id catando el vino y esperadme en el comedor que ahora voy. Como sea vuestra voluntad, señor mío. Música ¡Suscríbete al canal! Más el riesgo de poner mi honra en disputa ante el rey de España misma. Y que me entre enterradla junto con mi descender. Así que te lo digo. No te lo puedes hacer sin mi. Y ni no me callo, y ni me so. Derramadla si debéis, os juro que no será en vano. El hijo que llevo dentro de mí no es vuestro, don Hernando. Este es mi cuerpo. Esta es mi sangre. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días ¡Gracias! ¿Qué son? Para bajar la fiebre. ¿Desde cuándo estás así? Yo no sé. ¿Desde lo de la dama de Cortés? Hasta vosotras lo sabéis ya. ¿Y eso que venís una vez al mes y desde Puebla? Pobre indio, vaya rival de faldas que se escogió. Su majestad don Hernando. Lo que nadie entiende es cómo no le ha mandado a la hoguera. Por obra y milagro de Fray Diego. ¡Santa Madre! ¡Santa Madre! ¡Santa Madre! ¡En tus manos encomiendo mi cuerpo! ¡Paz nunca el espíritu! Sostenidlo. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días ¡Suscríbete! ¡Aquí está! ¿Y esto qué coño es? Una muestra de aprecio de don Hernando Cortés para Conferidien. ¿Por qué habéis vuelto a caer en vuestro aletargo? Quizá esto os ayude a salir. Ni doña Isabel ni vos, mucho menos vos. Teníais ningún derecho inmiscuidos en la correspondencia privada de don Hernando. La falsificación de cédulas oficiales es un delito muy grave. Eso es lo que habéis venido a aprender aquí. Falsear la verdad. ¡Falsear la verdad es mejor que destruirla! ¿Ya se os olvidó vuestra maldita hoguera en el templo de la diosa madre? Hicieron cenizas en mi pueblo. Ahí quedó hecha humo nuestra verdad de las cosas. ¿Qué verdad? ¿La de acuchillar a doncellas inocentes para saciar el instinto asesino de vuestros ídolos? Vos y yo, en el fondo. Compartimos la misma creencia, Fray Diego, aunque provengamos de mundos tan distintos. Vivimos en todos los siglos y en todas partes. Desde un principio, nos hemos estado saliendo al encuentro en diversas formas. Por eso nos resulta indiferente el que nos tengan aquí encerrados, a los dos. Nuestro encuentro es inevitable y eterno. El Señor os bendiga, Tomás. No os asigne la misma suerte que doy, ni a Isabel, que prefirió quitarse la vida al ser torturada por sus imperdenables ofensas. ¿Qué habéis dicho? ¡Abrir! ¡A mis cobardes! ¡Hola! Decidme, al indio loco, te pilsi, Tomás queréis decir, que se ha escapado. Echeom Ni siquiera que hemos venido a encontrarlo en actitud piadosa. Leo, gracias. Vigilad que nadie entre. ¿Por qué os desaparecéis así? Si los guardias os encuentran aquí, de seguro que acabáis maltratado. Esa hermosa mujer... No es ni más ni menos verdadera que la vuestra. Lo que ahora importa es que esta es la nueva palabra. Nosotros también somos hijos del Dios de quien son los cielos y la tierra. Encontrarle una labor sencilla, muy específica, que lo mantenga ocupado y le haga tener obligaciones para con los demás. Quien no trabaja pierde su cualidad humana. Y estad atentos de que por ningún motivo intento entrar a la sacristía. Soy un enfermo, no un místico. ¿Qué tal de Dios? ¿Qué tanto duele? ¡Mierda, eunuco! ¡Que por vuestra culpa se me ha escapado! ¡Oro! ¡Vasco! ¡Os prohibimos venir a la actía! ¡Eres aquí! ¡Ha de ser el propio diablo quien os da esta oferta! ¡Esta vez no os perdonaré! ¡Dejadme entrar! No sabéis cuánto estáis cerrando nuestro destino. ¡Callaos! ¡Callaos de una buena vez! ¡Quieto, malparido! Ya, no lo maltrateis. Que bastante fregado está. Si pudiese, os enviaría a vosotros. Creedme, solo yo puedo hacerlo. Vos moriríais con solo tocarla. ¿Cómo podéis estar tan ciegos a la verdad? ¡Huichpo! ¡Toranciné! No decae, Jimbo, va a cinco, ni mismo pierdiles. ¡Au, Dima, cae! No lloró, que coja. ¡Gracias! Tu chiquetzal, chiquetlajclaninquen, o con monestilico enostotla. ¿Cómo habéis dado con estas cuevas? ¿Qué chalpotsin? Me ha enviado a buscar un remedio para topilzin, hijo de... ¡A bombotes, moniki! Tienes chiljuis y náquen topilzin. Aquí ya no hay nada que hacer. Topil sin ha muerto desde que es un espíritu sin cuerpo. Sé que no me lo merezco después de lo que os hice la última vez en la bañera. Pero me hace falta otra ración. Ya habéis comido suficiente. Tengo que recobrar mis fuerzas. Todo mi sustento está en la comida. Llevo días sin dormir. Dicen que deliro pecaminosamente. Ahorraos las explicaciones. ¿Comer? Pues... ¿A mí qué más me da? Hostias. Si vos supieses cuánta fuerza me hace falta para cumplir mi misión. Sí, ya me enteré de que vais a salvar el mundo. Nada más os pido un favor. A mí dejadme tranquila. Más vale malo por conocido que darle de comer carne humana a vuestros dioses de ojos altores. Los conversos os coméis al boister. ¿Que Fray Diego no os ha hablado del sagrado misterio de la transustanciación? Sí, en gran detalle. ¿Habéis visto cuán hermoso es el icono de la Virgen María? ¿Cuál de todos? Hay tantas advocaciones de María. No, no. Una de ellas. La de la sacristía, es la que vemos, pero no sabemos. ¿A dónde vais ahora? Yo, a ninguna parte. ¿A dónde? De vuelta a la sacristía. Al contrario, me quedo. Pero tal vez mañana no nos volvamos a ver. Os agradezco vuestra bondad de todo corazón. No estoy yo aquí, vos por ventura en mi regazo. Rolando, Rolando, juntad a el Vasco y el Moro y velad lo que le queda a la noche por fuera de la celda de Tomás. No permitáis que salga por ningún motivo. Y si lo hace, más vale que no lo haga. No bastaría con encadenarlo, es lo que os digo. Primero quiero saber si se propone hacer lo que pienso. Música ¡Ah! ¡Suscríbete! ¡SUSCRIBETE! ¡Suscríbete al canal! ¡Suscr La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días ¡Hola! ¡Don Anzine! ¡Don Anzine! ¡Qué cuica, qué cerco y qué inscrito! ...y por don Hernando Cortés y decirle al conquistador que le lleváis un mensaje del cielo, que digo yo, trae Diego de la Corte. He de venir de inmediato al monasterio de Nuestra Señora de la Luz, que antes de que se marche para España a reconquistar al Rey, va a dar fe de un milagro que refleja como dos razas tan diferentes Pueden ser una a través de la tolerancia y el amor. En verdad que sois el rostro de lo impenetrable. No. ¡Gracias por ver el video! La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días ¡Viva la conciencia! ¡Viva!