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La Trasformazione di un Postino

El Cartero Ven. Pasquale. ¿Dónde estás? ¡Dale! Los ayudo yo. Apúrate. La agarro yo. - Apurémonos. - Quiero hacer algo yo también. - ¿No hay nada más? - No, nada. ¿Dónde va esto? Despacio, despacio. Estírate un poco más. No, no hay agua, papá. Desde esta mañana que ya no queda. Yo también quería enjuagarme las manos. No queda nada. ¿Aún está tibia? Esta mañana amanecí resfriado. Debe haber sido la humedad de la barca. Yo solo tengo que poner un pie en esa barca... Quizás le tenga alguna alergia. Incluso cuando la barca ni se mueve, la humedad me molesta. No sé cómo lo haces para pasar ahí noche y día... sin que te resfríes ni nada. Yo, en cuanto me subo... Recibí una postal de los EE.UU., papá. De Gaetano y Alfredo. La vista de los EE.UU... y este es un auto estadounidense. Dicen que ellos también se van a comprar uno. Lo pone aquí: "Nos vamos a comprar uno". Pero creo que lo dicen en broma... porque cuestan un montón de dinero. Pero dicen que es un país rico... donde hay trabajo, un país... Y nosotros aún estamos aquí... sin agua... así... mientras ellos... Olvídalo. No importa. Escucha, Mario, a ti nunca te ha gustado pescar. Me resfrié, por el frío... Vete a los EE.UU. o a Japón si quieres... pero consigue un trabajo. Ya no eres un niño. EL POETA, PABLO NERUDA, EN ROMA Estación Términi. Una muchedumbre de subversivos comunistas alteró el ir y venir cotidiano... de los pasajeros que cada día llenan los andenes de la estación. Estos perturbadores del orden público... no son borrachos trasnochados ni los testarudos de siempre que protestan por aburrimiento. Son un grupo de intelectuales... escritores y periodistas. ¿Por qué se han unido gritando? ¿E incomodando tanto a la gente y la policía? Con la llegada del tren el misterio se revela. Baja en la estación de Roma, Pablo NERUDA... el poeta chileno. Conocido mundialmente... por su poesía y sus ideas comunistas... que ya le procuraron no pocos problemas... el último, el exilio de su patria. El poeta parece ser muy querido en Italia. Y a juzgar por el abrazo entusiasta de esta mujer... no solo por sus dotes morales. Las mujeres se vuelven locas por su poesía... quizás porque NERUDA escribe poemas de amor... que, se sabe, es el argumento preferido de la sensibilidad femenina. Pero volvamos a nuestros facinerosos. Nuestro Ministro del Interior hizo eco de la protesta popular contra la expulsión de NERUDA... solicitada por el gobierno chileno. El poeta podrá permanecer en Italia... hospedándose en una pequeña y maravillosa isla frente a nuestra costa. No podrá moverse sin autorización policial. Pero la hermosura de la isla hará el exilio más llevadero. ¡Papá! ¡Soy yo! ¡Papá, soy yo! El poeta tendrá felices memorias... de Italia y de su gobierno... que lo hospedará en un lugar que le recordará a su hogar. Esta acogedora casa rodeada de naturaleza... ciertamente lo hará sentirse en su propia casa. SE BUSCA CARTERO AUXILIAR TEMPORAL CON BICICLETA Mis condolencias, Doña rosa. Gracias... gracias Dr. Di Cossima. Había necesidad de gente como él en el pueblo. Lo extrañaremos. Ahora encima nos mandarán los comunistas. Así va el mundo, Dr. Di Cossima. Entonces... la declarante eres tú, Anita Scotto. Y este es el nombre de tu hijo, ¿está bien? Vine por el puesto. Bueno, espera... Entonces, esta es la ciudad, todo en orden. - ¿Le vas a mandar alcaparras? - Sí, gracias. - Se pondrá contento. - Buen día. Adiós. ¿Eres analfabeto? No, sé leer y escribir. Sin apuro, claro... Siéntate. Veamos. Se trata de llevar cartas y telegramas abajo a Cala di Sotto. Buenísimo, yo vivo justo allá. El destinatario es uno solo. - ¿Una sola persona? - Sí. Acá abajo son todos analfabetos, lo sabes bien, ¿no? Yo no soy analfabeto, pero aun así... Muy bien, entonces... Es todo correo para el señor Pablo NERUDA. ¿Pablo NERUDA el poeta amado por las mujeres? ¡Pablo NERUDA, el poeta amado por el pueblo! Sí, por el pueblo, pero también por las mujeres. Lo vi esta semana en el informativo. Sí, bueno, pero sobre todo por el pueblo. Es comunista. ¿De acuerdo? Desde hace dos días el poeta recibe una montaña de correo de todo el mundo. Pedalear con la bolsa... es como cargar con un elefante en la espalda. Esperaré aquí. Enseguida voy. De todos modos, mira... El sueldo es mísero, ¿sabes? En general los carteros se ganan la vida con las propinas. Pero, tú, con un cliente solo... te alcanzará apenas para pagarte el cine una vez por semana. - Buenísimo. - Te parece bien igual... Bueno, yo me llamo Giorgio. Soy tu superior y deberías llamarme «superior». Pero no me importa, porque soy comunista también. Bueno, presta atención... el poeta... es un alma grande y generosa. Le debemos respeto. Lo saludas y le das las gracias. Si te da una propina, otra vez le agradeces. - ¿Bien? - Buenísimo. Esta es tu gorra. Esta es tu bolsa. Hoy es 15. El primer día de paga es el 27. Escucha, ya que estamos... estas son las llaves. Abres a la mañana y cierras a la noche. - ¿Está bien? - Sí, está bien... ¿Y cuándo comienzas? El lunes por la mañana, a las 6:45 abriré las persianas. Luego el público... no sé... ¿Ya estás uniformado? No, solo llevo la gorra. Así tomará forma mejor. O me dará dolor de cabeza de llevarla todo el día. El jefe me contó un truco de cartero. Un pequeño truco nuestro. Buenos días. Buenos días. Su correo. - Gracias. - Gracias. Mujer. Mujer. María Conchita, mujer. Ángela, mujer. Jean Marie. ¿Es de hombre o de mujer? - ¡De mujer! - ¡Lo sabía! Esta también de mujer. En Chile, hasta las mujeres se interesan por la política. Lo sé, pero son todas mujeres, todas mujeres... ¿Cómo es posible? Mujer. Escucha... Él, Don Pablo... ¿Cómo es? - ¿Es normal? - Como persona, como... Normal. Bueno, claro, habla diferente. Se nota inmediatamente por... Para que me entienda. - ¿Sabe cómo llama a su mujer? - No. "Amor". Aunque estén lejos... ...se llaman "amor" "Amor". - ¿De veras? - Es poeta. Es por eso que se nota enseguida. Mujer. Buenos días. - Gracias. - Gracias. Disculpe. Si necesitara cualquier cosa... como leche o pan, yo podría... No, gracias. Matilde sale de compras todos los días. Si alguna vez no tiene ganas, puede pedírmelo a mí. Yo voy y vengo. No necesitamos nada. Gracias de todos modos. No, o sea, si por casualidad... Buen día. Por eso, lo entiendo, porque tiene como una... Como personalidad, ¿no? Uno lo ve... Qué te puedo decir... Después, si te haces amigo... Es decir... ¿somos amigos? ¿No? Quiero decir que es un tipo que... normal, se divierte, también bromea... No es que solo se pone a hacer poesía, no. Esta botella vino de Nápoles. Y recuerda, Mario... no debes fastidiarlo con mil preguntas. Recuerda que está prohibido a los carteros... molestar a los clientes con pedidos extraños. Lo sé, no lo fastidiaré. Sólo le pediré que me dedique este libro, es todo. Así, cuando me paguen, iré a Nápoles... y le mostraré a todas las chicas... que soy un amigo de NERUDA, el poeta del amor. - ¡El poeta del pueblo! - Y del pueblo. Sí, está bien, pero tienes que buscar el momento justo... con educación. Porque si está pensando en una... quizás de política... y tú vas a fastidiarlo con el autógrafo... él se desconcentra y así haces un desastre mundial. ¿Qué, soy idiota que no me doy cuenta si está pensando? Además, no es que llego y le digo «¿Me lo dedica?». Pero también estoy leyendo un poco sus poesías. Así... supongamos que debo hacerle una pregunta... o me pregunta alguna cosa. Estaría seguro que sé la respuesta, ¿entiendes? Así... Disculpe un momento ¿podría firmármelo? Por favor, ¿podría firmármelo? Me lo convierte en único, maestro. Me lo convierte en único, maestro. Acá. Mario Ruoppolo. Gracias. - ¿Y mi correo? - No, no hay correo. Vamos, Mario, deberías estar contento. ¿Contento? Se lo dije bien claro, Mario Ruoppolo. "Cordialmente, Pablo NERUDA". ¿Qué quiere decir? ¿Le supondría mucho trabajo borrarlo y escribirlo mejor? ¿Para que se vea que es para mí, que somos amigos? ¿Te parece lógico que la borrara porque no te gusta? ¿Y que te haga otra? ¿No será que lo hizo a propósito porque lo molestabas mientras pensaba? No, yo... El estaba mirando la montaña. - ¿Ves? Exacto. - No, ya sé, la montaña... Pero tenía una cebolla en mano. Ah, al ser poeta no puede pensar con una cebolla en la mano, ¿no? ¿Cuándo quieres que se lo pida, entonces? ¿Si no se lo puedo pedir cuando está pelando una cebolla? Es un hombre con cosas que hacer. No puede estar atrás de todo lo que quiere la gente. Sí, pero él es comunista. ¿Y qué quiere decir eso? ¿No lo habías dicho tú que los comunistas aman al pueblo? ¡Mario, no me pongas nervioso! A ver. Esto de aquí es un libro que he comprado yo del poeta. Cuando veas la ocasión... con mucha delicadeza... pregúntale si me lo firmaría. ¿Dedicarlo? Entonces toma este. «Cordialmente, Pablo NERUDA». No, esta es tuya. Te la hizo a ti. - No me importa dártelo. - ¡No! Yo quiero que le digas así... Veamos... El jefe de correos, Camarada Giorgio Serafini... le solicita gentilmente si puede... gentilmente poner una firma. Pero debo esperar el momento justo. Que no esté pensando ni pelando una cebolla. Yo espero, pero pueden pasar meses... que cuando suceda, suceda. - ¿Quieres el mío? - Dije que no. Bueno, esperamos... Dr. Di Cossima, ¿quiere que vacíe toda el agua? Toda, toda. - Buenos días. - Buenos días. Dr. Di Cossima. ¿Cómo se lo puedo agradecer? Su corona fue la más bonita. No es nada, Doña Rosa. Ud. solo vote y haga votar. Cuando llegue el momento, haga un bonita cruz con su lápiz. Esperemos que algunos de sus clientes hagan lo mismo. "...y frecuento las sastrerías y el cine... toda encogida... impenetrable, como un cisne de peluche... navegando en el agua de origen y ceniza. El olor de los barberos me hace sollozar en voz alta. Estoy cansado de ser hombre". Correo. - Gracias. - Gracias. ¿Qué te pasa? ¿Don Pablo? ¡Estás rígido como un palo! ¿Clavado como una lanza? No, inmóvil como la torre del ajedrez. Más quieto que un gato de porcelana. He escrito otros libros aparte de «Odas elementales». Libros mucho mejores. Me indigna que me sometas a estas similitudes y metáforas. ¿Don Pablo? Metáforas. ¿Qué son? ¿Las metáforas? Las metáforas son... ¿Cómo decírtelo? Cuando hablas de una cosa y la comparas con otra. ¿Es algo? ¿Que se usa en la poesía? Sí, eso también. ¿Por ejemplo? Por ejemplo... cuando dices», el cielo llora», ¿Qué quieres decir? Que llueve. Sí, muy bien. - Eso es una metáfora. - ¡Qué simple, entonces! ¿Por qué tiene ese nombre tan complicado? El hombre no tiene nada que ver... con la simplicidad o la complejidad de las cosas. Perdone, Don Pablo, ya me voy. Ayer leí una cosa. Decía lo siguiente: «El olor de los peluqueros me hace sollozar en voz alta». ¿Eso también es una metáfora? No. No exactamente. También me gustó cuando... decía... «Estoy cansado de ser un hombre». Porque eso me pasó a mí también... pero nunca supe cómo decirlo. Me gustó mucho cuando lo leí. ¿Por qué lo de «el olor de los peluqueros me hace sollozar»? Verás, Mario. No te lo puedo decir... con palabras distintas de las que ya usé. Cuando la explicas, la poesía se hace banal. Mejor que cualquier explicación es... experimentar las emociones que la poesía puede revelarle... a un alma predispuesta a comprenderla. ¿Me abres esta, por favor? - ¿Quién, yo? - Sí. - ¿La abro? - ¡Sí! Tengo las manos sucias. Está escrita en... extranjero. ¿Es más importante que las otras? Sí. Viene de Suecia. ¿Qué tiene de especial Suecia? El Premio Nobel de Literatura. ¿Un premio? Si me lo dan, no lo rechazo. ¿Por qué? ¿Cuánto...? ¿Cuánto dinero es? 171.135 coronas suecas. No las conozco... ¿Es mucho? ¡Muchísimo! Entonces se lo darán, seguro. Hay candidatos con mejores posibilidades que yo este año. ¿Por qué? Porque han escrito grandes obras. No. Se lo darán a Ud., estoy seguro. Gracias. ¿Quiere que le abra las otras cartas? No, déjalas. Las leeré más tarde. ¿De qué son? ¿De amor? ¡Vaya pregunta! Si te oyera Matilde. Lo siento, Don Pablo. Sólo quise decir... A mí también me gustaría ser poeta. No, es más original seguir siendo cartero. Al menos caminas mucho y no te engordas nunca. Nosotros los poetas somos todos unos obesos. Sí, pero... con la poesía... yo podría conseguir enamorar a las mujeres. ¿Cómo...? ¿Cómo se convierte uno en poeta? Prueba caminar lentamente orilla arriba, hasta la bahía... mirando a tu alrededor. ¿Me vendrán las metáforas? Seguramente. Me gustaría, sería realmente bello. - Podría decir todo eso que quiero. - Puedes hacerlo también sin ser poeta. Pero no bien, como usted. Mejor decir mal algo de lo que estas convencido... que ser poeta y decir cosas lindas que otros quieren que digamos. ¿Don Pablo? Después hablamos de esto. - Otra vez. - Cierto, ahora no. Nos vemos. ¡Don Pablo! ¿Mario, alguien podría venir a mi casa por el problema del agua? - ¿Tienen agua? - No, ese es el problema. ¡Ah! Eso no es un problema. - ¿Por qué? ¿Es normal? - Sí. Se habrá acabado el agua del tanque. - ¿Ustedes usan mucha agua? - No, solo aquella que necesitamos. Entonces no usan mucha. Sucede que se termina... porque aquí la trae el camión cisterna una vez al mes. Tenemos ese problema. Hace mucho que dicen que harán el agua corriente. - Pero después no lo hacen. - ¿Y ustedes no dicen nada? ¿Qué tenemos que decir? Mi padre dice algo, cada tanto blasfema... pero solo. Algunas personas con fuerza de voluntad cambian las cosas. Es un pecado, este lugar es tan... ¿De verdad? Sí. Siéntate. «Aquí en la isla el mar, y todo el mar». «Sale de sí a cada instante. Dice que si, dice que no, que no».. «..En el azul, en la espuma, cuando galopa dice que no, que no». «No puede estar tranquilo. Me llamo Mar, repite».. «..Azotando a una piedra sin lograr convencerla». «Entonces, con siete lenguas verdes».. «..De siete tigres verdes, de siete canes verdes, de siete mares verdes».. «...la recorre, la besa, la humedece».. «...y golpea su pecho repitiendo su nombre». Entonces, ¿Qué te parece? - Es extraño. - ¿Extraño? - Eres un crítico severo. - No me refería a la poesía. Es extraño... Es extraño como me sentía mientras la recitaba. - ¿Cómo te sentías? - No lo sé. - Las palabras iban de acá para allá. - Como el mar. - Exacto. Como el mar. - Ese es el ritmo. Es más, me vino el mareo. No se explicarlo... pero me sentí como un bote golpeado por todas estas palabras. ¿Un bote golpeado por mis palabras? - Mario, ¿sabes qué hiciste? - No, ¿qué hice? Una metáfora. - ¡No! - Claro que sí. - ¿De verdad? - Sí. Pero no cuenta, porque no quería hacerla. Querer no es lo importante, porque las imágenes nacen casualmente. Entonces, usted quiere decir... No se si logro explicarme. Por ejemplo, que el mundo entero... incluso el mar, el cielo, la lluvia, las nubes... Ahora puedes decir: «Etcétera, etcétera». ¡Etcétera, etcétera! ¿El mundo entero es la metáfora de algo? - ¡Dije una estupidez! - No, para nada. - Hizo una cara extraña. - Mario, hagamos un pacto. Ahora me daré un baño y pensaré sobre tu pregunta. Mañana te doy una respuesta. - ¿De verdad? - Sí. Don Pablo, buenos días. Debo hablar con usted. Debe ser muy importante, respiras como un caballo. Es importantísimo, me enamoré. - Bien, no es grave, tiene cura. - ¡No, Don Pablo! No quiero curarme, quiero seguir enfermo. - Estoy muy enamorado. - ¿De quién? Si llama Beatrice. ¡Ah, Dante! ¿Don Pablo? Dante Alighieri, se enamoró de una Beatrice. Las Beatrice suscitan amores incontrolables, Mario. - ¿Qué haces ahora? - Escribo lo que dijo. A Dante lo conozco. ¿«Alighieri» se escribe con la «H»? - Espera, te lo escribo. - Gracias. Aquí está. A-I-l-G-H-I-E-R-l. «Alighieri». Estoy muy enamorado. Ya me lo dijiste, ¿Pero qué puedo hacer yo? - Don Pablo, ¿me puede ayudar? - Pero ya estoy viejo. No lo sé, yo la vi, delante de mí, así... La miraba y no me salía ni siquiera una palabra. ¿No le hablaste? Casi nada. La miraba y me enamoraba. - ¿Así, de pronto? - No. - Primero la miré por 10 minutos. - ¿Y ella? Ella me dijo... ¿Qué miras? ¿Nunca viste una? ¿Cómo te llamas? Beatrice Russo. Beatrice Russo... ¿Y tú? No pude decir nada. ¿Nada de nada? ¿No le dijiste una palabra? Nada de nada, no. Dije cinco palabras. - ¿Cuáles? - Dije: ¿«Cómo te llamas»? - ¿Y ella? - «Beatrice Russo». «¿Cómo te llamas?». son tres palabras, ¿y las otras dos? «¡Beatrice Russo!», repetí yo. Don Pablo... no quisiera molestarlo, pero ¿podría escribirme una poesía para Beatrice? ¡Pero si no la conozco! Un poeta necesita conocer el objeto de su inspiración. No puedo inventar algo de la nada. Tengo esta bolita, Beatrice se la puso en la boca. - ¿Y entonces? - Puede servir para conocerla. ¡Qué poeta! Si haces tanta historia por una poesía, ¿Cuándo gana el Premio Nobel? Mario, quisiera un pellizco para salir de esta pesadilla. Pero ¿qué tengo que hacer? Acá nadie puede ayudarme. Son todos pescadores, no saben decir nada. También los pescadores se han enamorado, ¿no? Lograron decirle algo a las muchachas... y enamorarlas, y hacerlas casar. - ¿Qué hace tu padre? - ¡Es pescador, claro! Habrá hablado alguna vez con tu madre para convencerla de casarse. No creo propiamente, mi padre no habla nunca. Dame el correo. No, gracias. No quiero nada. - Vamos muchachos. Hagamos rápido. - Está atento. - ¿Quiere otra cosa? - No, gracias. Beatrice, tu sonrisa se expande como una mariposa. - ¡Esta mañana te caíste de la cama! - No. Vine primero a darle esto, me parecía importante. Tienes razón, es importante. Traje alguna otra cosa. Quería dársela desde hace tiempo, pero me olvidaba siempre. - La meto acá, nos vemos. - Espera un momento. También yo tengo algo para ti. Toma. Podrá servirte para las metáforas. - ¿Es una radio? - No. Es una especie de radio. Tú hablas ahí dentro y ella repite lo que dijiste. ¡No! Usted habla y luego... ¿oye lo que dijo? - Sí. - ¿Y cuántas veces? Todas las que quieras. Pero sin abusar. También la idea mas sublime se convierte en estúpida si la escuchas muchas veces. Ahora escucha. ¿Buenas noticias? Cuando era Senador de la República... visitaba el interior, una región donde llueve cada medio siglo... donde la vida es dura de un modo inimaginable. Quería conocer a la gente que me había votado. Un día vi a un hombre salir de una mina de carbón. Estaba sucio de tierra y sudor. Tenía el rostro desfigurado de una fatiga terrible... y los ojos enrojecidos del polvo. Me tiende la mano callosa y me dice... «Donde quiera que vayas, habla de estos tormentos». «Habla de tu hermano, que vive allá, solo, en el infierno». Entonces pensé que debía escribir algo... que acompañase la lucha de los hombres... que fuera la poesía de los maltratados. Así nace el «Canto general». Ahora mis camaradas... me informan que la han publicado clandestinamente en Chile... Y que se lee mucho, esto me pone feliz. Es así. - No. - ¡Sí! - Buen día. - Dilo mas cerca. Buen día. ¿Debo decir algo lindo de la isla? Sí, una de las maravillas de tu isla. Beatrice Russo. - Muy bien. - ¿Está bien? Ahora vayamos a la hostería. Quiero conocer a la famosa Beatrice Russo. ¿Bromea? No, en serio. vamos a ver a la novia. ¡Pablo NERUDA y Mario Ruoppolo a la...! ¡Beatrice se muere! ¿Entonces? ¿Ahora qué pasa, Mario? Don Pablo, cuando me case con Beatrice, ¿quiere ser mi testigo? Primero tomemos algo y después decidimos. Gennarino, voy también. Domenico, ven acá ¡rápido! Mira quién viene, ¡NERUDA! - Buenos días. - Hola, Mario. - ¿Qué toma? - Un vaso de vino tinto, gracias. - ¿«El rey del billar, qué toma»? - ¿Qué cosa? - ¿También tú, vino tinto? - Sí. Dos vasos de vino tinto... y una lapicera. Está aquí por su sobrina. - Dame el cuaderno. - ¿El cuaderno? ¿Por qué? Gracias. Un momento. Listo. Ya encontraste tu poesía. Si tienes ganas de escribirla... aquí está el cuaderno. Gracias. - Beatrice. - ¿Qué pasa? ¡Es hora de cerrar! No les hago pagar la botella, pero ahora váyanse a casa, vamos. - ¿Qué haces? - Pienso. - ¿Con la ventana abierta? - Si, con la ventana abierta. ¿Qué te dijo? Metáforas. No hablaste nunca tan difícil. ¿Qué metáfora te «hizo»? ¿Hizo? ¡Dijo! Dijo que mi sonrisa... se expande como una mariposa sobre mi rostro. ¿Y después? Cuando dijo eso, me reí. «Tu sonrisa es como una rosa».. «..Una lanza que se lanza, como agua que irrumpe». «Y tu risa es una ola de plata repentina». ¿Entonces qué hiciste? - Permanecí callada. - ¿Y él? - ¿Quieres saber qué me dijo? - ¡No! ¡Qué te hizo! El cartero, además de boca, tiene también dos manos. No me tocó. Dijo que era feliz de estar al lado de una joven pura. Como a la orilla del blanco océano. «Me gusta cuando oyes».. «...porque estás como ausente». ¿Y tú? ¿Y él? Me miraba. Después dejó de mirarme a los ojos... y me miró largamente los cabellos, sin decir nada. - Como si estuviera pensando. - ¡Basta! ¡Un hombre que empieza a tocarte con las palabras, llega lejos con las manos! No hay nada de malo en las palabras. Las palabras son la peor cosa que existe. Prefiero que un borracho del bar te toque el culo con las manos... ¡a que te digan que tu sonrisa vuela como una mariposa! - «Se expande» como una mariposa. - ¡Vuela! ¡Se expande! ¡Es lo mismo! ¿Te has visto como te veo yo? Bastaría rozarte con una uña para hacerte ceder. - El es una persona seria. - Cuando se trata de ir a la cama... no hay diferencia entre un poeta, un cura, o es más... ¡un comunista! «Desnuda eres simplemente como una de tus manos».. «Suave, terrestre, mínima».. «...redonda, transparente». «Tienes líneas de luna, senderos de miel». «Desnuda eres delicada como el grano desnudo». «Desnuda eres azul como la noche en Cuba». «Tienes el brillo de estrellas entre los pelos». «Desnuda eres enorme y amarilla como el verano en una iglesia de oro». Buenos días, padre. Le encontré esta en el sostén. Ahora usted me la lee. ¡Fuerza! Le prohibí salir de casa. ¿Entonces? - Es una poesía. - ¡Ah! ¡Lea! - "Desnuda..." - ¡Virgen Santa! ¿Cómo son las redes? Mario, me falta un adjetivo. - ¿Para las redes de pesca? - Sí. Son tristes. ¡Tristes! ¿Está bien? - Buen día. - Buen día. - Quiere... - ¡Sí! Siéntese. No, debo decirle algo grave para hablarle sentada. ¿De qué se trata? Hace un mes viene a la hostería Mario Ruoppolo... quien está insidiando a mi sobrina. ¡Oh! ¿Qué le ha dicho? ¡Metáforas! ¿Y entonces? ¡Con las metáforas me ha calentado a la chica como a un horno! ¡Un hombre cuyo único capital son los hongos de los pies! Tiene los pies llenos de microbios, pero con la boca dice cosas que encantan. - ¡No! - Sí. Comenzó inocentemente. Le dijo a mi sobrina que su sonrisa era como una mariposa. Pero ahora dice que sus senos son como un fuego de dos flamas. Usted cree que esta es solo una imagen o tal vez que la haya... Sí, pienso justamente que la tocó con las manos. Lea, esta estaba en el sostén de mi sobrina. ¡Ah! «Desnuda».. «Bella como».. «Desnuda eres delicada como... las noches de la isla». «Y estrellas en tus cabellos». Es bella. Pero entonces... ¿Quiere decir que vio a mi sobrina desnuda? Señora Rosa, de esta poesía no podemos deducir una cosa así. No, la poesía no miente. Mi sobrina desnuda es justamente como la describe. Por eso dígale a Mario Ruoppolo, que de él leyó tantas cosas... que no debe ver más a mi sobrina. Y si lo hace, le daré un «escopetazo» ¡que no lo salva nadie! - ¿Está claro? - Sí. ¿Se fue? ¿Seguro? Estás pálido como una bolsa de harina. Si afuera estoy pálido, por dentro ¡estoy colorado! Los adjetivos no te salvarán de la furia de la viuda. Bueno, si me hace algo, va presa. Después de un par de horas la liberan. Declarará de haberte disparado en legítima defensa. Dirá que manchaste la virginidad de su sobrina con una metáfora. Sigiloso como un puñal, incisivo como un perrito... lacerante como el himen. ¡La poesía habrá dejado su saliva sobre los pezones de la virgen! El poeta François Villon fue implicado por mucho menos. La sangre le salía del cuello como rosas. No me importa. Puede hacerme lo que quiera, estoy listo para todo. ¡Bravo! Lástima que no somos un trío de guitarristas para hacerte... ¡Cucurucucú! Querido poeta y camarada... usted me metió en este problema y usted me debe sacar! Me regaló los libros... y me enseñó a usar la lengua ¡no solo para pegar estampillas! - Es su culpa si me enamoré. - No, no tengo nada que ver con eso. No te he autorizado a usar mis libros para plagiarlos. Le regalaste a Beatrice la poesía que escribí para Matilde. La poesía no es de quien la escribe, es de quien la necesita. Aprecio en modo adecuado esta frase altamente democrática. Ahora ve a casa a dormir. ¡Tienes dos ojeras profundas y grandes como un plato de sopa! Mario, como tu superior debo intimarte de entregar el correo atiborrado. - ¡Sí, sí! - Dices que sí, pero siempre allí pensando en ella. Cada Beatrice es bella, pero dentro de 50 años será fea como las otras. No, Beatrice no será nunca fea. «Secreto en mi».. «..De tus ojos el fulgor yo custodié, bella Beatrice». ¿Qué tiene que ver Beatrice? - Es una poesía. - De Dante Alighieri. No. Es de Gabriele D'Annunzio, mi poeta. ¿Su poeta escribió una cosa sobre Beatrice? - No me gusta. - Aquí está. Extraño, pensaba que un himno a Beatrice podría gustarte. Gracias, nos vemos. - ¡La Bella durmiente! - Buenas tardes. Buenas tardes. Sirve lo de siempre al mariscal y ponlo a mi cuenta. Gracias. Su muchacha cada vez está mas bella. ¡Si supiera lo difícil que es vigilar a esta muchacha! Los jóvenes de hoy no son como los de antes. ¡Tienen todo y quieren la luna! Recuerdo a mi pobre madre... apenas hablaba, yo temblaba. Es verdad. - Buenas noches, tía, mariscal. - Buenas noches. - Es bueno, ¿no es verdad? - Sí, ¡es un dulce! Buenas noches, mariscal. ¡Beatrice! Muchachos, encuentren una buena persona que no sea comunista. Si NERUDA no cree en Dios, ¿por qué Dios debería creer en NERUDA? ¿Qué testigo sería? Dios nunca dijo que un comunista no puede hacer de testigo. Entonces yo no me caso. ¡Tú te casas más para tener a NERUDA como testigo que a mi como mujer! Pero no, amor mío. Pero NERUDA es católico. Es católico, lo sé. En Rusia, los comunistas se comen a los niños. - ¿Cómo puede ser católico? - Don Pablo no parece el tipo. NERUDA tiene una bella mujer, una cierta edad y no tiene hijos. ¿Cómo se los explico? Entonces, según dices, ¿Don Pablo se habría comido a los hijos? - ¿Quién sabe? - ¡Por favor! De todos modos, mi respuesta es no. Aquel hombre inspiró a tu esposo aquella cosa sudorosa: «Desnuda».. - Pero esa era una poesía. - Y olvidemos el resto. No es digno de ser testigo de vuestra felicidad. ¡Corre! Yo quería vivir suficiente para ver a mi hijo con un trabajo... y casado. La madre no lo logró. ¡Bella como para avergonzar a una flor! Cuando el Señor la llamó... él no tenía ni siquiera un trabajo. Hoy mi mujer ve a Mario desde el cielo. Estará contenta porque bien o mal, ahora tiene una esposa. Cierto, ella no deseaba que tuviera un trabajo como este... ¡Felicidades! ¡Bravo, Papá! Gracias. - ¡Felicidades a todos! - ¡Y viva! ¿Qué haces? ¿Tomas vino? Camarada, disculpa. Me olvidé de darte esto. Gracias. - ¡Vivan los esposos! - ¡Viva! - ¡Felicidades! - ¡Cállate! «Con el corazón casto, con ojos puros».. «..Celebro tu belleza, entreteniendo la sangre».. «...para que surja y siga la línea, de tu contorno».. «...para que te extienda sobre mis odas».. «...como en una tierra de bosques o de la espuma».. «...en un aroma terrestre o en una música marina». - ¡Bravo! - ¡Qué hermosa! Y ahora... quisiera brindar por mi amigo, Mario. Fue un placer para mi haber contribuido un poco... a su felicidad. ¡Salud! ¡Salud! En fin, quisiera decir en esta particular jornada... me han llegado hermosas noticias. Las órdenes de arresto para nosotros fueron revocadas. Entonces, Matilde y yo... podemos retornar al país que amamos tanto, Chile. No, Don Pablo. - Desde mañana tu serás un desocupado. - De verdad, no quiero nada. - Te extrañaré, Mario. - Pero no, yo lo extrañaré. Pero me escribirá. Cierto. En mi país, las cosas cambian continuamente. Hoy me hacen volver... mañana sucede una cosa nueva y debo escapar otra vez. De todos modos, dejo aquí algunas cosas. Si quieres, viene de vez en cuando a controlar. - Después te haré saber a donde enviármelas. - ¡Tal vez se las lleve yo a Chile! Sería magnífico. - Esto les sirve, deben llevárselo. - Sí. Gracias. Otro poeta escribió una poesía sobre Beatrice, se llama D'Annunzio. - ¿Lo sabían? - Sí. Entonces pudiste escribirla también tú. - Hasta la vista, Mario. - Hasta la vista. Los trabajos que Di Cossimo inició son un signo de civilidad. Basta con los camiones cisterna que van y vienen de la tierra a la isla. Nuestro candidato se esfuerza por conducirnos a nuevos caminos. Vota Di Cossimo. También hace 2 años que prometimos... el agua corriente en la isla. Pero dos años atrás no estaba Di Cossimo para prometerla. Aquello escrito sobre una hoja es un compromiso, un juramento. Dios es mi testigo. Mario, ¿no te importa lo que estoy diciendo? - Yo voto al Partido Comunista. - ¿Qué? Voto al Partido Comunista. Sé que te apasionaste por la poesía. Dicen que haces de concurrente de Pablo NERUDA. Pero recuerda que los poetas pueden también dañar a la gente. - ¿Cuánto cuestan estas ostras? - Para ti, 300 liras. Entonces me debes garantizar una perla por cada ostra. - Hazme un buen precio. - Le hago un poco de descuento. Los pescadores son ya bastante explotados. Dijo «300 liras», ¿por qué debe hacer un descuento? - Yo no exploto a nadie. Nos vemos. - ¿Por qué no te metes en tus cosas? Quería ayudarte. - ¿Qué pasa? - Mira, es en Rusia donde dan premios. ¿En Rusia? Está de nuestra parte, tal vez venga. Mario, él es un hombre ocupado. Debe ver a las personalidades que no ha visto durante su exilio. Además es muy querido en Chile. No tiene tiempo de venir acá. Es una bella foto. - El joven Milovan... - Perkovic. «Consagrado poeta del Maestro». ¿Lo tengo? ¿Qué dices? Debo ponerlo aquí, con todos los otros. Puedes venir a verlo cuando quieras. Di Cossimo se compromete a conducirnos por nuevos caminos. Vota Di Cossimo por una nueva civilización. Por el bien de nuestra isla. - ¿Vino aquí? - ¿Quién? - Di Cossimo. - Sí. ¿Por qué ríes? ¡Di Cossimo nos sirvió la suerte en una bandeja de plata! ¿Qué suerte? Deben venir al pueblo 20 familias de trabajadores por el trabajo del agua. Di Cossimo nos dijo si podíamos cocinar para ellos mañana y noche. - Y nosotros no podemos. - Pero les dijimos que sí. - Estarán aquí por dos años. - ¡Decidiste sin consultarme! - Haz un par de cuentas. - ¡Dinero! ¡Ustedes piensan solo en el dinero! ¿Dónde metemos 20 familias? Haremos dos turnos, tal vez tres, si es necesario. Hagan como quieran. ¡No, hacemos como queremos! ¿Está dispuesto a trabajar en la cocina, señor Marito? - ¿En la cocina? - Claro. ¡Sí! «Tomates, tripas rojas».. «...frescas». «Alcauciles, vestidos de guerreros y bruñidos como granadas». «Ajo, marfil precioso». ¡Brindamos por Beatrice, la mas linda del pueblo! ¡Y brava, señorita! «Debemos asesinarlo».. «...entiérrenle el cuchillo en su pulpa viviente». ¡Mario! Mira. - ¿Qué hay escrito? - NERUDA está en París. «Amé mucho Italia, donde participé de una vida feliz».. «...en plena soledad y entre la gente mas buena del mundo». «¿Qué recuerda con nostalgia de nuestro país?». «La nostalgia es un sentimiento que guardo solo para mi patria». «Pero nunca me olvidaré».. «...mis paseos por la playa».. «...y entre las rocas, donde crecen plantas y flores minúsculas».. «...exactamente como en una gran composición de jardinería». Continua. - Terminó. - ¿Y de nosotros no dice nada? No podía hablar de nosotros en una entrevista. Es un poeta, habla de la naturaleza, no de la gente que conoció. ¡«Pájaro que comió, voló»! Para mi, no se acuerda siquiera de nuestras caras. ¡Pero qué dices! «Por el futuro de la nación ve a votar el 7 de junio». «Ciudad italiana donde florecen comercios, industrias, profesiones».. «La democracia ofrece nuevos comicios para clarificar la situación». «Si tienes dudas, resuélvelas votando». «Se estás seguro, revalídalo con la boleta el 7 de junio». La Democracia Cristiana ha vencido en todas las regiones de Italia. El secretario del partido expresó su satisfacción. Sí, satisfacción, no nos vencieron acá. Pero vencieron en todas las regiones de Italia. Con un puñado de votos la «ley estafa» no puede caer. - Vencieron solo una batalla. - ¿Nosotros venceremos la guerra? Cierto. Pero debemos esforzarnos, ¡tenemos que luchar! Sólo así podremos romper nuestras cadenas y ser libres. Aquí, aunque rompas las cadenas... ¿Adónde vas? ¿Qué haces? Si Don Pablo te escuchase, te reprendería. ¡Total, Don Pablo no me oye! ¿Qué estará haciendo?, ¿dónde está? - ¿Por qué tienen esas caras tristes? - Doctor Di Cossimo... Para nosotros es un problema, contábamos con esos dos años de trabajo. Habíamos hecho algunos proyectos, y contrajimos algunas deudas. Doña Rosa, lo sé, es un pecado dejar un trabajo a la mitad. - Esperemos recuperarlo rápido. - ¿Cuándo? No lo sé, ¡depende! Pero no pasará mucho tiempo. De todos modos, por hoy estoy ansioso de homenajear su cocina. ¿De qué cosa depende? Los problemas de una empresa son complejos. Los problemas de una empresa... no entiendo. ¡Pero no soy estúpido! Todos sabíamos... que apenas fuese electo, los trabajos se interrumpirían. ¡Tiene la «sangre caliente»! Si Don Pablo hubiera estado acá, tal vez las elecciones hubiesen estado mejor. Mario, debo decirte algo. Estoy embarazada. - ¿De verdad? - Sí. - ¿De verdad estás embarazada? - Sí. Tenemos que irnos. Aquí nadie nos entiende, son todos muy ignorantes. Vamos a Chile, así Pablito crece allá y «respira» la poesía. - ¿Pablito? - Sí, ¿por qué? ¿Es un nombre feo? Es el nombre de NERUDA, un buen augurio para nuestro hijo. Dulce María, conténtate y sacia mi alma afligida. Conténtate y sacia... Visita mi alma. - ¿Eres Mario? - No, Mario está más adelante. - ¿Eres Mario? - Sí. - Hay una carta de Chile. - Métela en el bolsillo. Espera. Oh, Madre de las gracias... dulcísima María... conténtate y sacia... mi alma afligida. Tú fuiste bendita... visitaste a Isabel. Visita también mi alma. - Dale, abre. - Espera. Está escrito «Mario Ruoppolo». Es la primera carta que recibo en mi vida. «Santiago, 15 de octubre de 1953». «Estimado señor».. «Le ruego envíe algunos objetos».. «...pertenecientes al señor Pablo NERUDA». «Los objetos se encuentran en la casa en que vivía».. «...durante su permanencia en Italia». «Sigue la lista».. «...de los antedichos objetos». «Secretario del doctor NERUDA». Para ti ni una palabra, ni un saludo. Se fue hace un año. Ya decía yo, ¡«pájaro que come se va»! La gente es gentil solo cuando se es útil. ¡Todavía con la historia del pájaro que comió! ¿Pero de qué forma podría haberle sido útil a esta persona? Es más, era siempre yo quien le pedía algo a él... «Don Pablo, ¿me corrige esta metáfora? ¿Me lee una poesía?». Lo fastidié a él. No lo hice sentir cómodo. ¿Qué cosa le hice? Además, él sabia que yo no valía nada como poeta. ¡Lo sabía! Y me trató siempre como a un amigo. Me trató como a un hermano. Mario, no es verdad que no vales nada. - Además, no llamaré al niño «Pablito». - ¿Qué tiene que ver el niño? ¿Soy un poeta yo? ¿Soy un poeta? ¿Escribí alguna poesía? - No, Mario, pero... - ¿Y entonces? Nunca escribí. Digamos la... ¿Por qué él tendría que acordarse de mí? Como poeta no valgo nada. ¿Debería recordarme como el cartero que le entregaba el correo? ¿Cuando estaba en Italia? ¿O si no, como comunista? Ni siquiera, no lo era... A mi me parece una cosa normal. El... Está bien. Mañana vamos y le mandamos las cosas. - «No». - «¡Sí!». - «Buenos días» - «Dilo mas cerca». «Buenos días. ¿Debo decir una cosa bella de la isla?». «Sí, una de las maravillas de tu isla». «Beatrice Russo». «Muy bien». - «¿Está bien?». ¿Funcionará afuera? Si funciona dentro, funcionará también afuera. - ¿Aquí funciona? - Aquí está. Uno, dos, tres... ¿Hay una luz roja? Sí, está encendida. Dale. Uno. Número uno... una ola se rompe abajo, una ola pequeña. ¡Dale, dale! Número dos... ola grande. ¡Dale! Número tres... viento del muelle. Número cuatro... viento de los matorrales. Número cinco... redes tristes de mi padre. Número seis... ¿Así está bien? Campana de la iglesia con cura. Nunca me di cuenta que fuera tan bello. Número siete... cielo estrellado de la isla. Número ocho... corazón de Pablito. - ¿De verdad, además se siente todo? - ¿Sí? ¡Shhh! ¡Se siente el corazón de Pablito! Entonces voy. Yo no lo llamo Pablito. Cinco años después. ¡Filomena, ven a casa! ¿Cuántas veces debo llamarte? ¿Y tú? ¿Quién eres? Pablito, ven. Pablito, ven a com... El no la conoció nunca, nació pocos días después. Al principio fue duro sin él, pero ahora está mejor. Hay algo que él hubiera hecho por usted. Habría debido mandarlo, pero después me lo quedé. Lo escucho siempre. «Queridísimo Don Pablo, soy Mario». «Espero que no se haya olvidado de mí». «De todos modos... nada». «Una vez usted me pidió».. «...que le cuente algo lindo de mi tierra a sus amigos».. «Y yo no supe qué decir. Bueno, ahora lo sé». «Le mando esta cinta. Puede hacérsela oír a sus amigos si quiere». «O si no la escucha usted». «Así se acuerda de mi»... «...y de Italia». «Cuando se fue... pensé que se había llevado todas las cosas lindas». «En vez ahora lo sé».. «Ahora entendí que me dejó algo». «Quería decirle que escribí una poesía». «No se la digo porque me avergüenzo». «La titulé: “Canto para Pablo Neruda”. «Habla del mar, pero está dedicada a usted». «Si no hubiera aparecido en mi vida, nunca la habría escrito». «Fui invitado a leer en público». «Aunque se que me temblará la voz, soy feliz de hacerlo». «La gente aplaudirá cuando sienta su nombre». Camaradas... Camaradas... tenemos con nosotros al camarada Mario Ruoppolo, que nos leerá una poesía... que él mismo dedicó al gran poeta... ¡Pablo Neruda! Camaradas... invitamos al palco al camarada Mario Ruoppolo. ¿Has visto? - ¡Viva! - Soy Mario Ruoppolo. Es Mario Ruoppolo. Déjenlo pasar. ¿Permiso? Debo grabar. Debemos ir al palco, es Mario Ruoppolo. - ¡Camaradas! - Mario, ¿dónde estás? ¿Mario Ruoppolo? ¡Camaradas, cálmense! ¡Estén tranquilos! A nuestro amigo Massimo.