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Comida Chatarra y Su Impacto en la Salud Mundial

Cuando tenía 13 años, comencé a atiborrarme de papas fritas, dulces y galletas. Me sentaba delante del televisor y comía cada vez más. Los anuncios presentaban alimentos que se veían extremadamente deliciosos. Tenía que probarlo todo. En la escuela se burlaba mucho de mí por mi peso. Estaba enfadada conmigo misma. Me preguntaba, ¿por qué soy tan gorda? ¿Por qué soy tan fea? ¿Por qué los demás piensan que soy un monstruo? ¿Por qué los desconocidos me insultan en la calle solo por mi aspecto? Estaba furiosa porque había engordado tanto y no podía volver a perder peso. En la televisión siempre parecía sencillo cuando la gente hablaba de cómo adelgazar. Pero la realidad no es como en la televisión. Carol tiene actualmente 34 años y vive cerca de Lausana. Desde joven ha consumido principalmente sándwiches, snacks, productos precocinados y bebidas dulces. Es decir, comida chatarra. Cuanto más comía, peor me sentía. Y las miradas de otras personas se convirtieron en un problema cada vez mayor. Así que comía para sentirme mejor. Un círculo vicioso sin salida, así que comía cada vez mayores cantidades. Alimentos que eran incluso más dulces, más salados o incluso con más sabor. Poco a poco perdí el control. Azúcar, sal, grasa. Estos tres ingredientes hacen que la comida nos resulte irresistible a los humanos. En los laboratorios de los fabricantes de alimentos, esta tentadora mezcla se calcula al gramo. Uno de los mayores expertos en esta industria nos revela las estrategias de las grandes empresas de alimentación. Estos tres ingredientes tienen un gran poder. La sal provoca una explosión de sabor. Se puede encontrar, por ejemplo, en la superficie de papas fritas o snacks. Así que la sal es con lo primero que entra en contacto la lengua. la grasa también provoca esa sensación de felicidad en la boca. Esa sensación cuando muerdes un sándwich de queso recién tostado. Sin embargo, probablemente el más poderoso de estos tres ingredientes es el azúcar. A la mayoría de las personas el azúcar les gusta instintivamente. De modo que la industria desarrolló el denominado punto de la felicidad. Este depende de la cantidad perfecta de azúcar en los productos. Los productos se optimizan para que no contengan ni mucho ni poco azúcar. Para su libro, este periodista de investigación pasó 10 años observando la fabricación de productos procesados en la industria alimentaria. Al principio me resistí a la afirmación de que estos productos eran adictivos, pensando que era absurdo comparar las galletas Oreo con la heroína. Pero por varias razones he cambiado de opinión. De hecho, ahora estoy convencido de que estos productos procesados son en cierto modo un problema aún mayor que el tabaco o el alcohol, e incluso que ciertas drogas. Ahora se sabe que estos alimentos altamente procesados tienen una relación directa con la explosión mundial de la obesidad y el sobrepeso. Carol es paciente de la Unidad de Obesidad del Hospital Universitario de Lausana. Hace dos años, su obesidad estuvo a punto de matarla. Apenas podía moverse y casi deja de respirar. Acaba de someterse a una operación de bypass gástrico para reducir el tamaño de su estómago. ¿Vas a empezar? ¿Vas a pasar? Hoy tienes cita con una endocrinóloga y una psiquiatra. Carol ya ha perdido 35 kilos, pero tiene que volver a aprender muchas cosas. Por ejemplo, qué se siente cuando se tiene hambre o cuando se está lleno. También tiene que volver a respetarse a sí misma. Es el comienzo de una larga lucha. ¿Cómo le ha ido? No siento que haya cambiado ni que haya perdido peso. No veo ninguna diferencia en el espejo. Pero lo noto en la ropa. Esta camiseta, por ejemplo, antes me quedaba pequeña. Puedo volver a ponerme pantalones que antes me quedaban estrechos, mientras que otras cosas ya no me las pongo porque me quedan grandes. El Departamento Multidisciplinar del Hospital Universitario de Lausana atiende a alrededor de 1.500 pacientes con sobrepeso. 220 de ellos sufren, como Carol, de obesidad. El número de pacientes obesos se ha disparado. Nuestro entorno ha cambiado fundamentalmente en las últimas décadas. Incluso puedes llamarlo tóxico. Con tóxico me refiero al contenido calórico. Tanto la publicidad como las ofertas especiales nos tientan a comer más y más, a menudo también alimentos de calidad inferior. Esto interfiere en nuestra libertad personal. En Suiza, el 42% de la población tiene sobrepeso. El 10% padece obesidad. Existe una correlación entre la proliferación de estos alimentos ultraprocesados también llamados comida basura, la disminución de la actividad física y el aumento del tiempo de pantalla. Este entorno en su conjunto favorece el fuerte aumento del número de personas con sobrepeso. La literatura científica señala cada vez más la relación entre la obesidad y el consumo de alimentos ultraprocesados. Por supuesto, los alimentos ultraprocesados. tienen a menudo muchas calorías, que no producen necesariamente una sensación de saciedad. En el contexto de la explosión de la obesidad, la comida basura desempeña un papel importante. Cuando una experta en obesidad señala estos alimentos poco saludables, es una cosa. Pero es diferente cuando lo hace la compañía de alimentos más grande del mundo. En la empresa global de alimentos Nestlé, el mundo se puso patas arriba cuando un documento interno llegó a la prensa. En el documento, la empresa admite que la mayoría de sus productos no son saludables. El documento, publicado por el Financial Times, afirma que la mayoría de los productos alimenticios de Nestlé no son saludables. Esto excluye el café, los alimentos infantiles y los alimentos funcionales. El documento interno estaba destinado a los ejecutivos y debería servir de base para replantear la estrategia. ¿Cómo reaccionó la multinacional a la revelación? Fue un shock. Cuando se dieron cuenta de que más productos de los que pensaban se consideraban poco saludables, después de descubrirlo, sabíamos que teníamos que hacer algo. Queremos averiguar qué productos conservamos, qué productos descartamos y qué productos recibirán una nueva fórmula. ¿Siguen esta política porque se dieron cuenta de que una gran proporción de sus productos no son saludables? ¿O porque quieren seguir siendo número uno en todo el mundo? Queremos estar a disposición de nuestros consumidores y hacer lo que ellos necesiten. Los problemas relacionados con el COVID, la salud y la inmunidad han demostrado que esto se está volviendo cada vez más importante para las personas. Por ejemplo, la mayoría de la gente sabe que habría que consumir menos azúcar. Los acompañamos en este viaje para que se alimenten mejor y se mantengan saludables. Nestlé ya ha apartado algunas líneas de productos como por ejemplo los embutidos. Pero la multinacional suiza y otros gigantes de la alimentación podrían haber cambiado de rumbo hace tiempo. Minneapolis, Estados Unidos, hace más de 20 años, el 8 de abril de 1999. Los directores generales de las ocho mayores empresas alimentarias estadounidenses, incluida Nestlé USA, celebran una reunión secreta. En esta reunión, se discutió su papel frente a la peor crisis epidémica de salud pública de los Estados Unidos, la obesidad. Su responsabilidad ha sido una preocupación creciente. Sus productos han sido en parte responsables del gran sobrepeso de la población, así como de enfermedades como la diabetes y diversos tipos de cáncer. En esta reunión, Michael Mudd, vicepresidente de Crad Foods, una de las mayores de estas empresas, tomó la palabra y analizó la situación. No podemos fingir que la alimentación no es parte del problema de la obesidad. Lo único que no podemos hacer es no hacer nada. Como podrá imaginarse, su discurso no cayó bien entre los ejecutivos de los gigantes de la alimentación. Uno de los directores asistentes estaba visiblemente molesto. Él también se puso de pie y dijo, no entra en consideración que toquemos las joyas de la corona. Con eso, se refería a los poderosos ingredientes, sal, azúcar y grasa. Y añadió, eso reduciría el atractivo de nuestros productos. Y por tanto, las ventas. Las grandes compañías de alimentos no vieron ninguna razón para cambiar nada. El encuentro terminó de forma abrupta, pero fue muy revelador. Ya nada podría detener la epidemia de obesidad. Así lo muestra este mapa de un sitio web especializado. La población mundial está engordando. Las zonas en rojo oscuro representan el sobrepeso severo, es decir, la obesidad. México es uno de los países más afectados. Un país con carácter simbólico porque aquí más de tres cuartas partes de los adultos padecen sobrepeso u obesidad. Y también es donde vive la mayor cantidad de niños con sobrepeso del mundo. En las tiendas de comestibles casi solo hay comida chatarra. Todos los sectores de la población se ven afectados por la obesidad. Como Rogelio, que come sobre todo snacks, papas fritas y bebidas dulces. Desde pequeño yo he tomado comida chatarra. Desde pequeño. Nunca, mi mamá nunca me limitó a decir, no te comas esto y come fruta. Siempre me dijo, si te gusta, pues cómelo, ¿no? Sí, es por allá. Rogelio es taxista. A veces pasa 12 horas seguidas sentado al volante. Es muy sabroso y así puedo seguir trabajando. Yo estoy comiendo y puedo hacer un viaje. Me hacen la parada y puedo seguir laburando. En casa de Rogelio tampoco hay otra cosa. Comida grasienta, barata y de preparación rápida, además de bebidas dulces. Tiene dos hijos, una hija adolescente y un hijo pequeño. Te voy a mostrar unas fotos donde sí estaba un poco obeso. ¿Ves conmigo? Ahí estoy pesando aproximadamente como 120 kilos. Y en esta foto sí peso 126 kilos. ¿Estabas sufriendo de esta situación en tu cuerpo? Sí, la verdad sí estaba sufriendo. Es cuando realmente no te dan ganas ni de salir a caminar porque te sofocas. Te sofocas muchísimo y pues la verdad te dedicas nada más a estar acostado y estar come, come, come. He procurado bajar un poco más de peso, pues vivir más años. La lucha contra la obesidad es una prioridad para el gobierno actual. El miembro del gobierno más comprometido con esta lucha es Hugo López-Gatell. Es médico, hombre de confianza del presidente y subsecretario de salud. Aproximadamente una tercera parte de las causas de muerte o de los números, de la cantidad de personas que mueren todos los años en México, al menos en los últimos 15 años, la causa es... La mala alimentación, el exceso en particular de azúcares, de calorías, de grasas y de sal. Hoy es difícil de imaginar, pero en 1980 en México, solo cerca del 7% de la población tenía sobrepeso severo. Hoy son 5 veces más. En tres años y ahora, ha habido un cambio radical en México. La apertura al comercio internacional En México, en los años 80, hubo un proceso muy característico de la transformación del régimen económico y social hacia el neoliberalismo, hacia la desregulación económica, que permitió también que se desregularan los elementos de protección contra los riesgos sanitarios. Y la consecuencia empezó a hacerse patente pocos años después de que inició el proceso y se empezó a ver que existía un incremento en el peso de las personas y la aparición posterior, más o menos con una latencia de 10 a 15 años, de enfermedades crónicas, hipertensión, diabetes, sobrepeso, obesidad, cánceres, etc. La firma del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá en 1994 fue el punto de inflexión. A partir de entonces, los productos estadounidenses inundaron el mercado mexicano y cada vez más alimentos procesados baratos reemplazaron a los tradicionales. Los refrescos, especialmente la Coca-Cola, son un símbolo de este desastre. El consumo de refrescos actualmente es de 163 litros por año por habitante. Era preciso actuar. México aprobó con éxito tres medidas clave. Un impuesto al azúcar, la prohibición de publicidad dirigida a niños y una etiqueta de advertencia en el envase de productos no saludables, así como en paquetes de cigarrillos. Organizaciones de consumidores, médicos y organizaciones privadas, como la de Dore Castillo, han presionado para que se apliquen las medidas. Ahora están obligados a declarar si tienen un exceso de azúcares o si tienen exceso de calorías, si hay un exceso de grasas saturadas, de grasas trans, de sodio. Esta es una medida fundamental para hacer frente al sobrepeso, la obesidad y prevenir las enfermedades no transmisibles. Una gran cantidad de marcas han cambiado las formulaciones de sus productos para disminuir la cantidad de azúcares, para despojarse del sello. También se aplican restricciones en los productos infantiles. Por ejemplo, ya no pueden mostrarse en el envase las típicas mascotas. Los cereales han tenido que sacar de las cajas. a estos tigres, estos... ¿qué más había por ahí? Un elefante, había un tucán, que son esas imágenes que están plasmadas en la memoria de tantos niños y que son una estrategia de marketing para propiciar el consumo y garantizar la lealtad de la marca. Es un gran logro que ahora veamos las etiquetas presentes en la vida cotidiana y estén ayudando a las personas a tomar decisiones, pero fue una batalla muy dura como han sido todas las batallas que se han peleado en este país para proteger la salud de las y los mexicanos. La industria alimentaria ha intentado sin éxito luchar contra las pegatinas con una demanda. Opinan que a causa de estos sellos negros, perdemos la capacidad de comparar entre productos y seleccionar porciones para mantener una dieta correcta. Me parece indignante que las empresas de la industria alimentaria, multinacionales o internacionales, globales y también las mexicanas, tengan un nivel tan alto de... indolencia frente a este sufrimiento humano. Hay un fenómeno de desprecio por lo público. las personas dirigentes de estas compañías. Y yo los he escuchado múltiples veces cuando intentan acercarse al gobierno para buscar un diálogo y en realidad tienen otras intenciones, tácticas dilatorias, dinámicas de desinformación, buscando tiempo para seguir amasando fortunas a pesar de que saben, porque claro que lo saben, que están matando personas y sobre todo personas menores de edad. Nos pusimos en contacto con las compañías mexicanas más grandes, pero ninguna de ellas quiso concertar una entrevista. ¿Y qué ocurre en Suiza? Aquí, el sobrepeso y la obesidad siguen sin combatirse por ley. Sin embargo, causan unos costes sanitarios anuales de más de 8 mil millones de francos. Tomemos como ejemplo el impuesto sobre los refrescos. Lo han introducido más de 50 países de todo el mundo, incluidos países europeos como Francia y el Reino Unido. Y funcionan. Se lo mostraremos con una botella de Fanta comprada en el Reino Unido. El Reino Unido aplica este impuesto. Parte del azúcar se sustituye por edulcorante, así que esta botella solo tiene 4,6 gramos de azúcar por decilitro. La misma bebida comprada en Suiza contiene 10,3 gramos de azúcar, más del doble. Es difícil saber si lo que comes es sano. El azúcar tiene 15 nombres diferentes y nunca sabemos cuántos gramos de azúcar contiene realmente un producto. No es justo que las herramientas de marketing permitan ocultar el contenido de azúcar. El gobierno debe asumir su responsabilidad. La miembro del Parlamento Cantonal, Delphine Bachmann, ha presentado al Parlamento Suizo una iniciativa del Cantón de Ginebra. Con un impuesto, quiere reducir el contenido de azúcar de las bebidas y los alimentos procesados. Los fabricantes de alimentos saben muy bien que sus productos no son saludables. Sus productos contienen azúcares ocultos, pero las empresas no lo cambian por miedo a perder clientes acostumbrados al azúcar. Evitan la transparencia y por lo tanto se necesitan medidas políticas. Algunos cantones ya lo han hecho. Espero que la suma de las medidas políticas obligue a las autoridades a actuar y contribuya a sensibilizar a la opinión pública sobre este tema. Y así se produzca un cambio. En los últimos años, en Suiza se han realizado varios llamamientos a la intervención estatal. Aunque todavía no se plantea un impuesto sobre el azúcar, el gobierno federal está planteando una posible restricción de la publicidad de alimentos poco saludables para proteger a los niños. En primer lugar, la mayoría del Parlamento no quiere regular la economía por motivos ideológicos. En segundo lugar, por supuesto, los grupos de presión relacionados con la producción y procesamiento de azúcar o con la industria alimentaria también tienen cierta proximidad al Parlamento. Los grupos de presión son portadores de conocimientos e información, pero cuando los intereses de la industria son los que imperan y repercuten en las finanzas y en la salud pública, eso no es bueno. le mostramos la Fanta de Suiza, que contiene el doble de azúcar que la Fanta de Gran Bretaña, y un informe del Banco Mundial sobre el impacto del impuesto al azúcar. Poner impuestos sobre los refrescos se recomienda a nivel internacional como un elemento prioritario para la prevención y el control de la obesidad. El informe del Banco Mundial es muy contundente y alentador. Dice que el azúcar oculto es un desastre y que hay que reducir los niveles de azúcar para proteger la salud pública y las finanzas públicas. Pero la mayoría del Parlamento no le importa. ¿Cómo explica esta mayoría parlamentaria su oposición? Le preguntamos a 10 parlamentarios que también son miembros del Grupo de Presión de Información sobre Refrescos, que se ocupa más bien de las bebidas dulces, porque Coca-Cola, Rivela, Red Bull y Ramsaya también son miembros. El Grupo de Información afirma lo siguiente. Participamos de forma activa y transparente en el debate político y social. Y sin embargo, ninguno de los parlamentarios ha querido concedernos una entrevista. Elegir con conocimiento de causa no es tan fácil para los consumidores saturados de publicidad. El ejemplo de esta escuela de Ginebra lo demuestra. Esta presentación muestra a los niños cuánta grasa y azúcar contienen los productos procesados. Estos son los alimentos que deben evitarse. Al otro lado están los alimentos saludables, es decir, los alimentos que se deberían consumir durante los recreos en lugar de papas fritas y bebidas dulces. Los niños de esta escuela nos muestran lo que comen durante el recreo. ¿Nos muestras lo que has traído? Un tercio de las escuelas de Ginebra trabajan con este programa que se introdujo hace 15 años. La conducta alimentaria se forma en la primera infancia. Es decir, antes de los 10 años. A esta edad surgen la mayoría de nuestros hábitos. La industria alimentaria lo sabe muy bien y por eso hace un marketing agresivo para que los niños se acostumbren a este tipo de dieta, es decir, alimentos ultraprocesados y snacks en envases pequeños. ¿Cuál de estos alimentos les gustaría comprar en el supermercado? Kinder bueno, dulces, M&M's y manzanas Papas fritas, waffles, dulces, M&M's, eso es todo ¿Por qué? Se ven bien y me apetecen ¿Y tú? Todo esto A todos nos cuesta resistirnos a los alimentos dulces, salados o grasos. Pero para algunos, como Rebeca, este es un problema con consecuencias para la salud. La joven padece un trastorno alimentario compulsivo desde hace 20 años. Tenía repetidos episodios de atracones. Esto significa que comía grandes cantidades en muy poco tiempo. Era un hábito. Cuando me abrumaban las emociones, me refugiaba en la comida. A veces sentía un caos dentro de mí y esa era la única forma en que podía soportarlo. Rebeca ha ido de compras y nos muestra lo que come durante cada uno de los atracones desencadenados por las emociones. Es valiente. ¿Lo he entendido bien? ¿Se lo come todo de una vez? Tal vez no todo, pero la mayor parte. ¿Cómo lo hacía? ¿Qué comería primero? Los ravioles. ¿Ravioles de carne? Sí, con salsa de crema. ¿Todo el paquete? Sí, todo el paquete. Y con queso rallado. ¿También todo el paquete? Sí, todo. Tenía que acabar todo. Todo el paquete. ¿Y después? ¿Seguía comiendo enseguida? Eso depende de cuánto espacio me quedaba en el estómago. Estos ya me los habría comido en el camino. Todos. Y luego comería una o dos magdalenas. Sí, después también un paquete de galletas. No importa cuáles, también todas. ¿Y cómo se sentía después? No muy bien. Los primeros bocados siempre son buenos. Siento ese sabor y me gusta comer esos productos. Pero después de un tiempo ya no es un placer. ¿No puede parar sencillamente? No. Solo paro cuando mi cuerpo no puede más. Y tengo tanto dolor de estómago que ya no sé cómo sentarme, ni cómo tumbarme. ¿Se avergüenza de ello? Sí, mucho. Por eso lo hago en secreto. Me avergüenzo porque nadie me dice que coma todo eso. Son cantidades demasiado grandes. ¿Por qué nos lo cuenta a nosotros ahora? Creo que es parte de mi viaje decirlo en voz alta, aceptarlo y admitirme a mí misma que tengo un problema. Intento salir de él y encontrar una solución. Y también quiero que los demás sepan que no es tan sencillo. No es solo cuestión de voluntad. Muchas cosas suceden en secreto. Rebeca también ha acudido al Centro de Asesoramiento de la Clínica de Obesidad de Lausana. Ahora está trabajando con una psiquiatra sobre su relación con la comida para evitar atracones en el futuro. ¿Cómo le ha ido la última semana? Bien. La ingestión de alimentos es muy rápida. A menudo se trata de alimentos que crean una excitación, un deseo. A menudo son alimentos dulces y grasos. En esos momentos la persona pierde el control y no puede parar. La pérdida de control al consumir ciertas sustancias ha sido objeto de numerosos experimentos. Esta rata aprende rápidamente que si presiona la palanca, será recompensada con una dosis de azúcar. Comienza a comer frenéticamente. Un experimento similar demostró que las ratas prefieren el azúcar a la cocaína. El azúcar tiene mucho más poder de lo que pensábamos hasta ahora. Este experimento lo ha confirmado. Benjamin Brutel dirige el Departamento de Investigación Neurobiológica para Adicciones y Trastornos Alimentarios en el Hospital Universitario de Lausana. Se especializa en los mecanismos de adicción y la pérdida de control. Los cambios que podemos detectar en el cerebro de una persona que ha perdido el control sobre la ingesta de alimentos ricos en grasas y azúcares, son comparables a los cambios en personas que consumen alcohol, cocaína, o tabaco de forma excesiva e incontrolada. Por tanto, se puede establecer un paralelismo entre la industria alimentaria y la del tabaco en cuanto a cómo han optimizado y modificado totalmente sus productos. En la industria alimentaria, los productos se ultraprocesan, mientras que en la industria tabacalera se añaden agentes texturizantes y sabores para optimizar el efecto de la nicotina. El objetivo de ambas industrias es mantener a los consumidores a largo plazo y aumentar las ventas. En los Estados Unidos, Michael Moss investigó los laboratorios de los fabricantes de alimentos, porque quería comprender cómo desarrollan productos los tecnólogos de alimentos. La industria alimentaria odia la palabra adicción. Nunca le dirías a los tecnólogos de alimentos qué debemos hacer para que estos nuevos chips sean aún más adictivos. En su lugar, inventan otros términos para describir cómo hacen que los productos sean lo más atractivos posible. Dicen irresistible o... Esta frase es mi favorita. Sabe a más. El propósito es hacer que uno quiera consumir más y más sus productos. ¿Se dirigen deliberadamente los fabricantes de alimentos a los consumidores vulnerables? La industria alimentaria tiene una fórmula denominada Regla 80-20. Es decir que el 20% de sus clientes comen el 80% de sus productos. Así que unas pocas personas comen muchos de sus productos. Estas personas se conocen como heavy user. El marketing se dirige a estas personas propensas a consumir en exceso estos productos. Si se centran en este 20% de clientes, que consumen el 80% de sus productos, pueden aumentar las ventas. ¿Qué opina sobre esto Nestlé, la empresa de alimentos mayor del mundo? ¿Se dirigen a una clientela que consume en exceso? ¿Y por qué se siguen vendiendo productos que la propia Nestlé clasifica como no saludables? Durante una entrevista de una hora, planteamos una y otra vez preguntas similares. La respuesta fue casi siempre la misma. A Nestlé le gusta ayudar a la gente a comer bien. Se trata del equilibrio entre el placer y la salud. La filosofía de Nestlé es ayudar a sus clientes a comer bien, lo que significa combinar placer, equilibrio y salud. Por eso Nestlé ofrece una gama de productos nutritivos a precios asequibles. así como productos gourmet para un consumo moderado. Sin embargo, se ha comprobado que sus productos también son consumidos por los llamados heavy users, es decir, personas que consumen en exceso. ¿Son estos consumidores más o menos adictos a sus productos? Por eso también contamos con diversos programas educativos. ¿Son adictos los consumidores? No, no lo creo. En cualquier caso, no son adictos a los productos de Nestlé. Nuestros productos no se desarrollan con esta motivación, sino en consonancia con una dieta sana y equilibrada. Cada una de las empresas fabricantes tiene estrategias diferentes para conquistar nuestros estómagos. Michael Moss cree que los consumidores más vulnerables son fundamentales para el éxito de las empresas. Si definimos la palabra adicción como un comportamiento repetitivo que a algunas personas les cuesta abandonar, encaja con el modelo de negocio de la industria alimentaria. Las empresas de alimentos ultraprocesados dedican día y noche a desarrollar y comercializar productos que no solo nos encantan, sino que queremos cada vez más. ¿Qué está haciendo Suiza? En una reunión en 2020, Suiza declaró que se oponía a la ley mexicana que exige que los fabricantes de alimentos declaren el exceso de azúcar, grasa y sal. Esto se hace en México, con la ayuda de estos sellos negros. ¿Por qué se entrometió Suiza en ese entonces? Varias docenas de correos electrónicos internos, que solo obtuvimos gracias a la ley de divulgación y que estaban dirigidos a la Administración Federal, muestran que esto se hizo principalmente a pedido de Nestlé, como este correo electrónico de la Secretaría de Relaciones Exteriores de la Federación a la Secretaría de Estado de Asuntos Económicos ECO. Recientemente hablé con... Me confirmó que se trata de un problema grave y que es necesario tomar medidas urgentes. Por eso Nestlé se ha puesto en contacto directamente con la SECO y ha solicitado el apoyo oficial de Suiza. La Secretaría de Estado de Asuntos Económicos no ha querido concedernos una entrevista, a diferencia de Nestlé. Estamos de acuerdo con el objetivo de esta ley. que es reducir las tasas de obesidad y ayudar a la gente a comer mejor. Pero no estamos de acuerdo con la aplicación de esta ley, porque no ayuda a los consumidores a elegir mejor. Las pegatinas que se utilizan en México son solo un sistema de advertencia, pero no animan al consumidor a tomar mejores decisiones. ¿No es necesaria una advertencia cuando el 76% de la población tiene sobrepeso? Absolutamente, tiene razón. Necesitamos programas que contribuyan a reducir la tasa de obesidad en la población y ayuden a las personas a tomar mejores decisiones de consumo. De modo que Nestlé desea establecer programas. Lo cierto es que Nestlé se resiste a las regulaciones legales. Entre los correos electrónicos de Nestlé al gobierno suizo se encuentra este memorando. La propuesta es demasiado radical y restrictiva, y no está científicamente justificada. Las advertencias podrían crear un miedo innecesario entre los consumidores. Le mostramos el memorando de Nestlé al viceministro de Salud de México. Mi reacción es producir una risa trágica. Me da risa por lo grosero que es esta postura tan persistente de la industria alimentaria, en este caso una compañía multinacional, global, con el peso que tiene. porque este es el discurso que fueron construyendo a lo largo de muchos años. Y por eso no nos sorprende que la visión que tengan sea de confundir a la audiencia pensando que el etiquetado actual es desfavorable. Nestlé ha mejorado incluso la formulación de muchos productos para evitar las pegatinas negras. Es entendible que las empresas quieran proteger su interés, pero debe quedar muy claro el interés. El poder económico, el interés privado, no puede estar por encima del interés público. Por eso se habla de separar los intereses económicos del poder político. El poder político de una nación soberana como México está para proteger, defender y promover el interés público. Esto incluye en particular la protección de los niños. La doctora Nathalie Farpur-Lambert atiende desde hace 27 años a niños y jóvenes con sobrepeso. Acompaña a sus pacientes en su lucha por una alimentación más saludable. En el pasado, tratábamos principalmente con niños que tenían un ligero sobrepeso en relación con su edad y su tamaño. Hoy, por el contrario, nos llegan niños que pesan demasiado, con 20 o 30 kilos o incluso más sobrepeso. Lo que más me conmueve es el hecho de que los niños están siendo manipulados. Son víctimas de nuestro sistema alimentario. No pueden hacer nada contra eso. A menudo se culpa a los padres por tomar decisiones equivocadas y comprar productos poco saludables. Pero para los padres es difícil tomar la decisión correcta. No todos comprenden el etiquetado de los productos. Estamos violando los derechos humanos, los derechos de los niños. Y me pregunto, ¿hasta dónde llegará esto? ¿Estamos dispuestos a sacrificar una generación o incluso dos? Hace años que no miro a la gente a los ojos por la calle. He sufrido tanto por las burlas y los insultos que me recluí en mi burbuja. A veces ni siquiera me considero un ser humano, solo una cosa fea. ¿Qué sucedería si no tuviera hijos? Entonces estaría muerta hace tiempo. No me he querido a mí misma lo suficiente para salir de esto. Solo lo he hecho por mis hijos, porque los amo. Y quiero que tengan una madre normal.