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Expedición científica en el Nuevo Reino de Granada

1816, Santa Fe de Bogotá. Una larga expedición científica de más de 30 años terminó abruptamente con la violenta reconquista de España al nuevo reino de Granada, colonia que se había independizado seis años antes. Los tesoros científicos recolectados por esta expedición fueron guardados y enviados rápidamente a España. Este material se archivó durante muchos años en el Real Jardín Botánico de Madrid, al lado de otras expediciones naturales por América. Pero a diferencia de las otras expediciones, la del Nuevo Reino de Granada, hoy Colombia, aún no se ha hecho. no ha terminado varios de los hombres que la iniciaron desaparecieron violentamente y no pudieron culminarla sin embargo el espíritu original de su fundador el sabio jose celestino mutis ha permanecido en varias generaciones de científicos que 200 años después de su muerte intentan terminar su obra ¿Cuál fue el sueño que persiguió José Celestino Mutis? ¿Cuál es el valor científico de su expedición? ¿Por qué la mayoría de los científicos que participaron en ella tuvieron un final trágico? En 1862, el colombiano José Jerónimo Triana fue el primer científico que intentó culminar esta expedición, 45 años después de la llegada del material a Madrid. La curiosidad de Triana por redescubrir este tesoro nació en su juventud cuando conoció al último de sus sobrevivientes, el dibujante Francisco Javier Matiz. Las historias que Matiz le contaba hicieron que Triana anhelara ver esos tesoros ocultos. Tras casi cinco años de gestiones diplomáticas, logró un primer contacto con parte del material, compuesto por ejemplares del barrio, cuadernos de anotaciones, mapas, minerales raros y especialmente más de 6.000 láminas de plantas bellamente ilustradas. Sin duda un tesoro científico y artístico único en el mundo. El Real Jardín Botánico de Madrid guarda toda clase de descubrimientos y riquezas colectadas por expedicionarios que recorrieron el vasto imperio que España tuvo en América entre los siglos XVI y XIX. La colección Mutis en lo que se refiere a la colección de dibujos es sin duda la joya del archivo del Jardín Botánico. Esta sin duda es la que tiene una calidad artística mayor y la más espectacular. El objetivo de estas expediciones era hacer una serie de exposiciones un inventario de las riquezas naturales de las colonias de España. Las expediciones que organizó la corona española son todas muy diversas, tienen una motivación muy diversa y no se puede comparar entre sí. La expedición botánica hace parte de un proyecto europeo de expansión en general. Digamos que no es un proyecto aislado. Europa está conquistando el mundo entero y la historia natural es un mecanismo de conquista muy poderoso. Los ingleses, los franceses, los holandeses. están haciendo trabajos similares por todo el mundo, de manera que hace parte de un proyecto, digamos, de ordenamiento global de toda la naturaleza dentro de un marco de referencia europeo. La gran biodiversidad de Colombia, antiguo nuevo reino de Granada, la convierte en territorio ideal para proyectos expedicionarios. Su inmensa fauna y flora es el resultado de su variedad de relieve, selvas y ríos. La expedición botánica fue un evento de gran importancia científica e histórica que reunió a la mayoría de las mentes más brillantes e ilustradas de esta colonia española. El filósofo e historiador Mauricio Nieto ha profundizado en el contexto histórico y cultural que rodeaba a estos expedicionarios. En la segunda mitad del siglo XVIII, la Nueva Granada va a contar con un grupo de personalidades que comparten La educación, que comparten cierta posición privilegiada en la sociedad colonial y van a compartir con la expedición los intereses en historia natural, en geografía y en los temas, digamos, importantes para la ciencia del siglo XVIII. Este grupo de hombres se reunió alrededor del español José Celestino Mutis, que para la época ya era una personalidad muy respetada en Santa Fe de Bogotá, capital del Virreinato. Mutis había llegado al nuevo reino de Granada en 1760 para ser el médico de la corte de Pedro Mesía de la Cerda, el nuevo virrey. El viaje por el río grande de la Magdalena, la principal vía fluvial del nuevo reino de Granada, dejó a este joven médico muy impresionado con la exuberancia natural de estos territorios. Santiago Díaz Piedraíta, director de la Academia Colombiana de Historia, ha investigado por más de 30 años los documentos de la expedición botánica y la vida de Mutis. Era una persona muy culta, que conocía con propiedad muchos temas, como el de la... la minería, la botánica, algo de zoología, la medicina, la física, que eran las materias fundamentales de la formación de un médico científico de esa época. En 1772, Mutis tomó las órdenes sacerdotales. Ser clérigo le permitió adelantar su labor científica con mayor comodidad y relacionarse mejor con las esferas del gobierno en el nuevo reino de Granada. Mutis se inspiraba en las ideas de la Ilustración Francesa, que ponían la observación de la naturaleza como la principal fuente del conocimiento. Era consciente, además, de la posibilidad de explotar recursos naturales diferentes a la extracción minera. Para lograr este objetivo, era necesario mejorar el conocimiento de las riquezas del nuevo reino de Granada. El botánico español José Luis Fernández, trabaja en el Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Colombia. Desde hace 23 años estudia la flora tropical de América. Colombia tiene una fauna y una flora sumamente diversa. que era totalmente desconocida cuando Mutis llegó a Colombia. Se calcula que habría menos de 4.000 especies sudamericanas y centroamericanas descritas en la época en que Mutis llegó acá. todo por hacer. En 1763 propuso su proyecto al rey Carlos III, aunque esperó durante mucho tiempo el apoyo económico de la corona, no obtuvo respuesta debido a la indiferencia de funcionarios españoles que no valoraban seriamente propuestas que vinieran de las colonias. Mientras tanto, Mutis trabajó por muchos años al servicio del virreinato en la explotación de minas y en el mejoramiento de las precarias condiciones en las que se trabajaba. trabajaba en ellas. Paralelamente, ejerció su profesión como médico, campo en el cual también hizo importantes avances. Mutis está preocupado por la formación de los médicos, quiere formar médicos, él quiere que le den títulos de médicos a estudiantes en la nueva gravedad. Con el tiempo, Mutis centró su interés científico en la botánica. Alcanzó una respetable colección de ejemplares que incluía descripciones y usos de más de un centenar de plantas. Sin embargo, no tenía colegas con quien hablar. quien compartir sus avances después de algunos contactos se comunicó con el europeo con más conocimientos botánicos carlos lineal carlos lineal es el naturalista más importante de su época era un naturalista sueco se le ocurrió el sistema de la naturaleza sistema nature que era un método de clasificación que permitía ordenar los reinos de la naturaleza entonces reino que está el reino animal y reino mineral Su idea de clasificar las especies naturales por determinadas características anatómicas hizo que la ciencia pudiera iniciar un estudio organizado y sistemático de los diferentes seres vivos que habitan el planeta. Mutis esmera en escoger las plantas más raras que tenían los alrededores de Bogotá y le hace un envío de plantas y entre esas iba lo que se llamaba entonces Bejuco clavellino, que hoy día la conocemos como Mutisia clematis, es una planta muy rara. rara, porque es de la familia de las compuestas, no tiene flores sino capítulos que parecen flores, o sea, seudantos. Tiene zarcillos, tiene hojas compuestas, tiene pelos por debajo de la hoja. Era como un acertijo, como un rompecabezas. Así se refirió Lineo al respecto. Te felicito por tu nombre inmortal, que no borrarán los siglos. La llamaré Muticia. Jamás he visto una planta más rara. Y después en otra carta le dice tú eres el botánico más grande de América, entonces para Mutis eso es importantísimo porque le da crédito en la corte, le da fama y todo el mundo dice no, es que este es amigo de Lineo, Lineo lo cita en sus obras como si hubieran jugado y se hubieran criado juntos y hubieran echado trompo y jugado a la pelota, en realidad nunca se vieron, se escribían en cartas en latín porque ni Mutis hablaba sueco ni Lineo hablaba castellano. A pesar de la creciente fama científica de Mutis, El rey de España siguió ignorando su proyecto expedicionario. Continuó sus trabajos de manera independiente. Gracias a la compra de libros, se mantenía enterado de los avances científicos en Europa. Con estos volúmenes conformó una de las bibliotecas más grandes y admiradas de América. Marta Fajardo de Rueda, especialista en el arte cultural, colonial del nuevo reino de Granada ha seguido de cerca el trabajo de la expedición botánica. El sabio tenía una biblioteca muy rica y la iba enriqueciendo cada vez más porque mantenía una relación directa con los libreros que le traían de Europa las novedades sobre el tema botánico. El contacto con las ideas científicas europeas convirtió a Mutis en uno de los impulsores de educación en el nuevo reino de Granada. Inició su labor académica como profesor de física y matemáticas en el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, la primera universidad de Santa Fe de Bogotá. Allí diseñó programas académicos y cátedras. Ciertamente existen documentos muy interesantes como lecciones inaugurables de la cátedra de matemáticas, incluso cosas tan importantes como una traducción. de los Principia de Isaac Newton. Aunque Mutis cumplía con su labor educativa, médica, minera y sacerdotal, no abandonaba el sueño de hacer una detallada expedición botánica del nuevo reino de Granada. Pero en 1782, una expedición planteada desde Europa, puso en peligro los sueños del sabio español. El sueño del médico, sacerdote y científico español José Celestino Mutis de realizar una gran expedición botánica para hacer un inventario de las riquezas naturales del nuevo reino de Granada estaba en peligro tras casi 20 años de espera. Académicos de Madrid, con los que Mutis no tenía buenas relaciones, recomendaron al rey que autorizara que una misión de científicos alemanes emprendiera una expedición en esta colonia. Todo parecía perdido para Mutis, pero la suerte inclinó la balanza a su favor. Carlos III nombró como virrey del nuevo reino de Granada al clérigo Antonio Caballero y Góngora, amigo personal de Mutis. Recién posesionado, le argumentó al rey que esta labor debería ser adelantada por un natural español y financió de su propio bolsillo el inicio de la expedición de Mutis. Posteriormente, la corona le asignó a Mutis 2.000 doblones de oro, alta suma con la que en la época se podía comprar varias haciendas y animales. En septiembre de 1783, tras esperar 20 años, José Celestino Mutis inició su gran proyecto. Tenía por entonces 51 años. Escogió ubicar la sede de su expedición en Mariquita, población de la zona central del territorio colombiano. Desde el punto de vista logístico estaba muy cerca a Onda, cerca a Santa Fe, cerca a Cartagena, cerca a La Habana, a Popayán y La Plata, a Quito, o sea era un punto que cumplía una serie de condiciones muy favorables de vegetación, fauna, gea. Los exploradores de Mutis empezaron a recorrer los espesos parajes naturales que rodeaban el pueblo. En la época de Mutis se utilizaban auxiliares o herbolarios que eran personas con buena capacidad de observación que se les enseñaba a huir. buscar las plantas más llamativas y que conocían los nombres con los cuales se distinguían esas plantas en la región. Yo creo que es muy importante aclarar que los viajeros difícilmente podían descubrir una especie en la selva y que difícilmente podían reconocer todas las plantas. plantas y sus utilidades simplemente caminando por los bosques. Es bien conocido que todos los viajeros ilustrados, en particular Mutis, contó con el apoyo de guías y de una amplia gama de conocimientos locales. La actividad de los herbolarios era incansable. Recorrieron gran cantidad de ríos, desfiladeros, bosques y páramos. Aunque recogieron la mayor parte de las plantas en la región de Mariquita, hay registros de ejemplares que fueron recolectados en las cumbres de la cordillera central, a más de 4.000 metros de altura. La mayoría de las especies que la expedición reunió no eran conocidas por la ciencia de la época. A la sede de la expedición llegaban todos los especímenes vegetales que colectaron los cerebolarios. El material se conservaba fresco para que los dientes no se deshidrataran. dibujantes realizarán su labor cuando los herbolarios llegaban con las plantas se debían poner en un lugar húmedo para que mantuvieran su frescura los pintores encargados escogían las que debían proceder a pintar y comenzaban con un laborioso trabajo de hacer la composición y luego el dibujo y más adelante se procedería a la iluminación o sea a poner los colores desde el principio Fue interés principal de Mutis elaborar láminas que representaran cada planta con mucha precisión para que los botánicos europeos pudieran hacer análisis científicos a partir de su imagen. Se sentía que entre más realista fuera el dibujo, había una mayor información, una información más perfecta sobre las plantas. Gradualmente fueron vinculándose a la expedición colaboradores que además de la botánica, aportaron sus conocimientos en diversos temas. Uno de ellos fue el clérigo Fray Diego García, especialista en zoología. Fray Diego le presentó a Mutis un joven de 14 años, Francisco Javier Matiz. Matiz es un personaje muy interesante porque es una persona con una habilidad innata para el dibujo. La meticulosidad era de una precisión, de una exactitud enorme. Entonces, él se vincula muy pronto a la expedición. La labor de los dibujantes estaba bien delimitada. Los más experimentados realizaban las láminas en color, mientras que los aprendices, como Matisse, se limitaban a calcar las láminas en blanco y negro y delinear dibujos que después colorearían sus maestros. En el taller de dibujantes, el joven Matisse se destacaba por tener un espíritu rebelde. Constantemente se escapaba de la casa de la expedición para recorrer el pueblo. Le gusta irse a jugar billar, se llama el truco. Incluso en un momento dice que va a tocar encadelarlo a la mesa para que cumpla. Varias veces, Mutis castigó a Matisse por su comportamiento y por realizar funciones que no le habían sido asignadas, como colorear las láminas. Esta labor estaba prohibida a los aprendices debido al costo de las pinturas que eran traídas de Europa. A pesar de los castigos, la terquedad de Matisse dio frutos. Rápidamente dejó de hacer copias para empezar a ilustrar. ilustrar láminas a todo color. Mutis estaba maravillado con los avances que el joven dibujante hacía. Así lo comentó. Me entregué después a la agradabilísima ocupación de registrar todas las láminas que había trabajado el joven Matisse. Tuve la satisfacción de verlas todas muy bien trabajadas, de modo que promete este nuevo dibujante sacar sus láminas no inferiores a las de sus maestros. A diferencia de los otros ilustrados que habían estado en colegios, que hablaban en la sala de la sala de la sala, francés y entendían el latín y leían muchísimo es un botánico empírico hecho a base de praxis gracias a su vivacidad y al conocimiento que tenía de la región matiz recogió interesantes ejemplares de plantas vivas y curiosidades como cortezas y rocas Una de las funciones de los herbolarios era regresar al mismo sitio donde meses atrás habían recogido flores para colectar los frutos. El proceso es muy delicado, muy laborioso, porque debía escoger varios... momentos de la planta, de manera que la planta no quedaba totalmente terminada en un solo día ni en pocas sesiones, sino que tenían que escoger el fruto, la flor, para que diera una impresión muy exacta de la naturaleza de la planta. Con el fin de observar algunas especies que le interesaban, Mutis creó un jardín botánico en Mariquita, el primero del nuevo reino de Granada. En él inició la aclimatación de plantas vivas que le traían los herbolarios. Algunas podrían tener... un interés económico y de hecho algunas se sembraron porque podían ser económicas, pero en otros casos era simplemente interés científico. Muttis hizo énfasis en plantas locales que podrían reemplazar a otros conocidos productos naturales de Oriente. como el té mutis puso mucho interés en documentar la flora medicinal o útil de la nueva granada uno de los ejemplares en los que mutis más profundizó en sus escritos fue la quina planta nativa de ecuador los polvos de quina habían salvado de la muerte a muchos europeos víctimas de las fiebres producidas por la malaria enfermedad tropical que había dificultado su penetración al nuevo mundo las esquinas ya eran conocidos desde la época de los indígenas y los botánicos europeos ya conocían varias especies, ya habían bautizado varias esquinas. El interés que esta planta despertó en Europa dio pie a un comercio regular entre el nuevo reino de Granada y España. Mutis tuvo a su cargo el control de esta actividad por varios años. Compartiendo su tiempo entre las actividades cotidianas de la expedición y los asuntos administrativos de la quina, Mutis consolidaba su expedición en Mariquita. Para 1881, la expedición llevaba ocho años de labores. Las noticias que se conocían sobre sus descubrimientos eran divulgadas por los pregoneros que recorrían la Plaza Mayor de Santa Fe de Bogotá. Pero para el nuevo gobierno del virrey José de Espeleta, oficialmente no había resultados. Esta situación despertó desconfianza hacia el trabajo de Mutis y sus colaboradores. La expedición llevaba... Hace nueve años de actividades y no había aportado resultados. Había todo un personal que consumía dinero, mucho dinero para la época. El ambicioso proyecto de Mutis había alcanzado un tamaño desproporcionado. El volumen del material recogido y el ritmo lento al que se dibujaba intranquilizaron a las autoridades de la capital. Espeleta quiere fiscalizar y además las órdenes vienen desde el Ministerio en Madrid. ¿Qué pasa con esa expedición que gasta tanto dinero y que dónde están las publicaciones, dónde están los resultados? En Mariquita, Mutis recibió del virrey la orden de trasladar inmediatamente la expedición a Santa Fe. Desolado, presenciaba cómo su sueño científico estaba nuevamente en peligro. Se lo llevan para Santa Fe, el primero va a boga y dicen, no, se viene con todo. Y entonces hay que trasladar todo a Santa Fe. Mutis finalmente acepta, trata de ablandar un poco al virrey, pero acepta. En Santa Fe de Bogotá, la expedición se ubicó en una casa en la Plaza Mayor, en espera de un funcionario que fiscalizara sus actividades. El escogido para esta labor fue el clérigo español Francisco Martínez. Francisco Martínez era un sacerdote muy erudito, conocedor del arte, había viajado por Italia, conocía las técnicas que se estaban usando en ese momento y lo que se había usado en el pasado. Y con ese motivo escribió un libro muy valioso que se llama... manual para pintura, escultura y grabado. Eso le sirvió para que cuando el virrey le encargara hacer una valoración del trabajo de Mutis en la botánica, lo hiciera con un conocimiento muy preciso. Francisco Martínez revisó gabinetes, herbarios y especialmente el trabajo pictórico de las láminas. Nada se quedó sin evaluar. Francisco Martínez se sorprende por la calidad de los trabajos. de la botánica se da cuenta que el trabajo es perfecto que es muy científico que se ha hecho con una gran calidad y que merece que siga respaldándose así lo comentó todo lo examiné con la exactitud de quien deseaba satisfacer los deseos del ministerio he visto que la obra será utilísima al público y hará mucho honor a la nación las láminas no tengo duda en decir son las mejores que se puedan dar a luz en este género. De cierta manera, Francisco Martínez le salva en un momento delicado la expedición a Mutis porque le conserva el apoyo del gobierno del rey. La extraordinaria calidad que Martínez encontró en las láminas de Mutis no fue casualidad. Desde un principio, Mutis tuvo la firme intención de realizar una obra que superara de lejos todas las publicaciones de ilustración botánica de la época. Por esos días el mundo se maravillaba con las obras del conde francés de Buffon, que acababa de publicar una hermosa historia natural con ilustraciones zoológicas, y del holandés Nicolaus Jacquin, especialista en la flora sudamericana. Mutis usó esas obras como modelo de su método innovador, con el que realizó las láminas que compondrían los tomos de su Flora de Bogotá, nombre que tendría la publicación de los resultados de la expedición. En las otras expediciones que se hicieron en el mundo, iban en compañía del botánico o del científico uno o dos pintores, o el mismo botánico se encargaba de hacer las pinturas, con lo cual los trabajos eran menos delicados. Entonces, cuando Mutis aborda el trabajo, decide, y lo dicen algunas cartas, corregir a sus predecesores. El método usado por los pintores de Mutis Fue el resultado de una mezcla de técnicas ya conocidas por los pintores de la colonia. ¿Y cuál es ese tipo de pintura? Es una pintura que los tratadistas llaman la miniatura, sin que sea miniatura por sí, sino por el tipo de trabajo en que se va usando el blanco del papel para el blanco que se necesite, y luego se va colocando con rayitas o pequeños puntos el color muy delicadamente, esperando a que seque para poder hacer desvanecer los colores. pero nunca intervenir de una vez la planta. La impresión por grabado de la época obligaba a que a las láminas en color se les hicieran varias copias en tinta china. Ordena que le hagan dos copias de cada planta para que una vaya al grabado, al taller de grabado, y por si se pierden las láminas quede un repuesto de ellas. El detalle con que estas láminas fueron elaboradas ha hecho que con el paso de los años hayan adquirido un valor artístico que para muchos supera su valor científico. Por lo general uno se encuentra con soluciones como esta. Las pequeñas raíces en la parte de arriba y la planta aquí presente, esta composición también es muy interesante de colocar la hipomea minuta tres veces. Detrás de la intención científica también está la intención de que la planta presente toda su belleza, todo su esplendor. Las raíces también se vuelven un elemento bello. Después de años de labores, Francisco Javier Matiz había alcanzado un alto grado de maestría en su pintura. Además, se había convertido en un experto en anatomía, especialmente en la disección de flores. A esta altura, la experiencia de Francisco Javier Matiz fue muy importante para su trabajo. La expedición se convirtió en una rigurosa y dedicada escuela de pintores y dibujantes que trabajaban bajo una estricta disciplina. La expedición salió ganando en Santa Fe porque en Santa Fe se organizó la escuela de dibujo, se incorporaron más dibujantes. antes hubo más oficiales de pluma, hubo mucho más trabajo. Esta prosperidad fue posible por el respaldo que el virrey Espeleta le dio a la expedición. En agradecimiento, Mutis le hizo el mejor homenaje que un científico le podía hacer a un noble de la época. Mutis decidió dedicarle el nombre de un tipo de plantas de las montañas cercanas a Santa Fe, las espeletias, popularmente conocidas como frailejones, que crecen exclusivamente en los páramos de Colombia. Venezuela y Ecuador, a más de 3.000 metros de altura sobre el nivel del mar. Resulta realmente muy interesante mirar los nombres que se le otorgaron a algunos géneros o algunas especies en la expedición botánica. Casi que uno podría reconstruir la historia política de España y la historia de América mirando los nombres que fueron asignados a las plantas. Es también algo que tiene un contenido político, ¿cierto? Es la idea de posesión, de apropiación de la flora americana, cómo los nombres se empiezan a hacer, nombres de reyes, de virreyes, de... importantes botánicos europeos. Uno de esos ilustres personajes fue un noble alemán que en 1801 llegó a Santa Fe de Bogotá después de recorrer los territorios de Venezuela y Cuba. Era un naturalista que venía en una larga y costosa expedición financiada por su propio bolsillo. Santa Fe de Bogotá recibió en 1801 la visita de un hombre que llegaría a ser el naturalista más importante del siglo XIX. Un científico que poseía la capacidad de movilizar recursos, datos e información en una escala a la que un criollo jamás habría tenido acceso en la época. Alexander von Humboldt es el científico, es el emblema del hombre de ciencia del siglo de la Ilustración, del período de la Ilustración. Posee todos los instrumentos, todas las conexiones y resulta ser, digamos, un personaje que ya los criollos lo conocen. en que la llegada de él a América es muy importante para todas estas personas interesadas en el mundo de la ciencia. Humboldt ya tenía noticias de la expedición del nuevo reino de Granada, así que decidió hacer una escala en Santa Fe para conocer a José Celestino. mutis mutis va a ser muy generoso le va a regalar específico le va a poner a su servicio el material que tiene de manera que humboldt va a manifestar su admiración su aprecio por lo que se ha venido haciendo alrededor de la expedición botánica en manos de mutis así escribió humboldt al respecto nos comunicó sin reservas todas sus riquezas en materia botánica zoológica y física está ya anciano pero son asombrosos los trabajos que ha hecho y los que prepara para la posteridad. Es admirable que un solo hombre haya sido capaz de concebir y ejecutar un plan tan vasto. Estas son palabras que él dice cuando se refiere a Mutis. Posiblemente en otros contextos tenga una opinión menos favorable sobre lo que se está haciendo porque realmente tiene una concepción de lo que debe ser la historia natural muy distinta a la de Mutis. Desde el punto de vista científico, la obra de Mutis tenía deficiencias. Mutis llegó a ser un botánico brillante, pero desafortunadamente no alcanzó a publicar la gran mayoría de resultados. Esas 600 aproximadamente descripciones, a veces incompletas, que se conservan, dan fe del gran trabajo botánico que desempeñó. Estas descripciones serían la materia prima de otra labor importante que la expedición no había iniciado aún, la publicación de los resultados. Ser parte del mundo de la ciencia implica publicar. Lo que pasa es que en la Nueva Granada no hay dónde. Realmente ya en Europa existen una serie de publicaciones periódicas, de revistas, de... medios de divulgación científica que son los que importan. Este afán de comunicación científica llegó a América y generó pequeñas publicaciones como Correo Curioso, impresión de tres hojas en papel barato que contenía novedades y escritos de criollos que se interesaban por la ciencia. Uno de sus directores era Jorge Tadeo Lozano, criollo rico e ilustrado que estudió zoología en Europa y que años más tarde se vincularía a la expedición. El artículo de Correo Curioso, que más le llamó la atención a Humboldt, tenía como tema la corrección de la altura de una montaña. Estaba escrito por Francisco José de Caldas, científico autodidacta, que a pesar de haber estudiado Derecho, se dedicó a realizar observaciones geográficas y astronómicas con instrumentos fabricados por él mismo. La primera publicación científica de Francisco José de Caldas fue la medición con un barómetro de la altura de Guadalupe. Humboldt ascendió a la cumbre de este cerro de más de 3.000 metros de altura y evaluó el trabajo de Caldas. Humboldt conoció algunos de los datos de las mediciones de Caldas, se sorprendió de la precisión y del rigor con que habían sido hechos, tuvo interés en conocerlo. Caldas continuó midiendo la altura de las montañas. Con el tiempo observó que existe una relación entre la ubicación de las plantas y la altitud del terreno. Este concepto es bastante similar a una de las ideas más importantes que Humboldt planteó al final de su viaje por América, la geografía de las plantas. Ha habido especulaciones, algunos historiadores bastante reconocidos han dicho que Humboldt le copió a Caldas y que las ideas de la geografía de las plantas es un resultado de lo que él vio que estaban haciendo y pensando los criollos. También existe la tesis, digamos, que fue Caldas quien copió. A Humboldt el hecho es que ellos se encontraron y se maravillaron de que estaban trabajando de manera similar. Caldas y Humboldt se encontraron el 31 de diciembre de 1801 en Ibarra, pequeña población de la provincia de Quito. Ese día se inició un proceso de cinco meses de aprendizaje y colaboración mutua. Caldas sueña con viajar con Humboldt, irse a Europa, pero parece ser que Caldas es un personaje que a Humboldt termina aburriéndolo. Y decide no llevar a Caldas en sus viajes. Decide llevar a otro compañero, un joven buen mozo de la élite americana. Y Caldas en ese momento sufre uno de los dolores más grandes de su vida. Qué triste destino es ser americano y tener que verme enterrado en esta tierra hostil al conocimiento. Lo que va a ocurrir es que Caldas va a tener como opción y como decisión tener un público distinto. Mutis, que había respaldado económicamente a Caldas en su deseo de partir con el europeo, no le retiró su apoyo. En 1802 lo vinculó a la expedición botánica como corresponsal en Ecuador. En 1805 lo llamó a Santa Fe de Bogotá para que fuera director del recientemente construido Observatorio Astronómico, edificio que Mutis hizo a semejanza del que había conocido de joven en Cádiz, España. Para esta época, Mutis completaba 44 años de actividad botánica. Estaba muy anciano, su salud no era la mejor, y desde hacía tiempo se había dado cuenta de que la vida no le iba a alcanzar para ver su obra pública. para 1808 el panorama político en europa había cambiado drásticamente el emperador napoleón que había invadido a españa depuso al rey fernando séptimo y lo reemplazó por su hermano josé bonaparte estos acontecimientos crearon inestabilidad en ese país en el nuevo reino de granada también se generó un vacío de poder que desembocó en la búsqueda de más igualdad con españa por parte de los criollos En la casa de la expedición, Mutis agonizaba. En su afán de que su muerte no significara el fin de su labor, dejó su sueño científico en manos de los jóvenes colaboradores que lo rodeaban en su lecho de muerte. Dos de ellos eran exalumnos de la Universidad del Rosario, Jorge Tadeo Lozano y Francisco José de Caldas. El otro era el botánico sinforoso Mutis, sobrino del sabio. Caldas aspiraba a suceder a Mutis, Sinforoso aspiraba a suceder a Mutis y había otros que iban detrás también con ganas de ser directores de la expedición. Mutis el día anterior a su muerte elaboró un verdadero testamento de lo que debía hacerse con la flora, de lo que debía hacerse con los trabajos científicos. ¿Qué pasa? Que antes de morir Mutis dice en botánica queda sucesor mi sobrino Sinforoso y en astronomía queda Caldas. Ahí viene un contrapunte. de rivalidad. La decisión no fue bien recibida por Caldas, que estaba casi seguro de heredar la dirección de la expedición por palabras que había escuchado del mismo Mutis. Concluidas las diferencias, Tadeo Lozano, Caldas y Sinforoso Mutis intentaron corregir los errores que ellos consideraban había cometido su maestro. Una de sus primeras acciones Fue publicar Historia de los Árboles de la Quina, compendio de las investigaciones de Mutis en torno a esta especie. Sinforoso quiso que en la parte inferior de las láminas coloreadas se incluyeran las estructuras de las flores, labor que encargó Amatiz. Jorge Tadeo Lozano retomó el estudio zoológico que no se trabajaba desde 1783 cuando estuvo a cargo de Fray Diego García. Caldas empezó a editar el semanario del nuevo Reino de Granada. Con la publicación se intentaba corregir uno de los principales problemas de la expedición, la no comunicación oportuna de sus descubrimientos científicos. Y empieza a publicar ahí algunos géneros y algunas especies. Trata de llenar ese vacío de falta de producción escrita, pero no tenía la tecnología para publicar grabados en ese momento. Entonces es únicamente texto, pero pues ya es un esfuerzo grande de validar nombres y de realmente demostrar que se está haciendo. un trabajo científico serio. La expedición tomaba un aire de renovación. Sin embargo, los proyectos científicos ya no eran las únicas ideas que dominaban las mentes de sus encargados. El observatorio astronómico se transformó en la sede de la Sociedad de Amigos del País, tertulial a la que asistían varios científicos y criollos importantes, que aunque no querían la independencia, sí deseaban una mejor posición frente al inestable gobierno de España. Allí, en secreto, organizaron reuniones para buscar la manera de expresar su inconformismo. En estas tertulias se reunían personajes como Sinforoso y otros ilustrados a discutir lo que estaba pasando en el mundo. Las últimas ideas filosóficas, la revolución francesa, la revolución americana, los modelos políticos, entonces se van formando en una conciencia política nueva de cambio. Y llega un momento en que quieren manejarse ellos o liderar. y liderar ellos el manejo del país. El observatorio era una fachada adecuada. Nadie sospechaba que en estas reuniones de intelectuales se planeara una revuelta. Los jóvenes científicos encargados de la expedición ayudaron en la elaboración del plan. Los desórdenes, que estallaron el 20 de julio de 1810, adquirieron proporciones tan grandes que desembocaron en la independencia total de España. Finalizada una primera etapa de revueltas, la firma de la primera acta de independencia dio origen a una nueva nación. La mayoría de los miembros de la expedición terminaron involucrados en el proceso de desarmamento. el proceso de independencia. Sinforoso Mutis y Tadeo Lozano ocuparon cargos políticos y militares y Caldas aplicó sus conocimientos y genio inventivo en la elaboración de mapas, armas y fortificaciones necesarias en diferentes regiones del país. Por primera vez en 27 años, las actividades científicas de la expedición botánica fueron abandonadas a la espera de que la situación política se normalizara. Los primeros perjudicados fueron los pintores de la expedición, que al quedarse sin trabajo corrieron suertes distintas. Algunos de ellos, como ocurrió con Matisse, siguieron siendo botánicos. Es probable que para otros el panorama haya sido diferente, hayan tenido una clientela que pudiera exigir, que pudiera pedir, otro tipo de trabajos con los que no habían estado tan familiarizados en la época colonial. Algunos aplicaron las técnicas aprendidas ilustrando láminas en la elaboración de retratos en miniatura de personas pudientes de la época. Estas miniaturas son muy tempranas, ellos saben la técnica porque la han aprendido en el trabajo de la flora. y es un ejercicio que está muy de moda. Todas las personas quieren tener un retrato de sus familiares, de sí mismos. Algunas se han podido recuperar gracias a coleccionistas que las guardaron y luego las trajeron aquí a los museos. La delicada estabilidad política que estableció la Constitución de 1811 rápidamente se desmoronó y las diferentes ideas políticas e intereses económicos empezaron a primar. Se generaron posiciones irreconciliables entre los criollos, dividiendo al país en dos bandos enemigos. La joven nación se sumió en guerras civiles que generaron miles de muertes y pérdidas económicas. Estas luchas facilitaron que el país se rendiera fácilmente ante las tropas españolas que iniciaron la reconquista en 1815, después de que España recuperó su antiguo orden monárquico. Muchos de los criollos que participaron en el proceso de independencia fueron capturados. Entre los presos estaban Caldas, Matís, Sinforo Somutis. y Tadeo Lozano. Sinforoso y Matiz fueron sacados de sus celdas para empacar aceleradamente los materiales de la expedición. Ese material va a dar a Madrid y aquí no queda nada de eso. Entonces queda un sentimiento como un tesoro que teníamos y que nos robaron, que nos arrebataron. Entonces es una tradición trunca. En 1816, Jorge Tadeo Lozano y Francisco José de Caldas fueron fusilados después de ser sometidos a un tribunal de guerra que se efectuó en las instalaciones de su antigua universidad. Gracias a su origen español, Sinforoso Mutis corrió con mejor suerte. Fue desterrado a Cádiz. Tres años después. La campaña libertadora encabezada por Simón Bolívar logró la independencia definitiva del nuevo país, la Gran Colombia. Lamentablemente ya era demasiado tarde para la expedición botánica y para los científicos y los pintores que la integraban. En 1819, el nuevo reino de Granada se independizó definitivamente de España. Los materiales de la expedición botánica ya no estaban en el país y los científicos que la realizaron habían muerto. Francisco Javier Matiz sobrevivió, y con él la esperanza de que la expedición no quedara para siempre en el olvido. Pasó sus últimos años siendo profesor ocasional de botánica en la naciente Universidad Central de la Gran Colombia, y reclamando una pensión que el Estado le debía por los casi 30 años que dedicó a la empresa de Mutis. Finalmente se retiró a su casa, en Santa Fe de Bogotá, agobiado por la miseria. Sin embargo, nunca dejó de enseñar. En sus últimos días, atendió al estudiante José Jerónimo Triana, que 15 años después, ya como científico en Europa, apreciaría el material inédito de la expedición. lo califique en una manera de decir, ya era un viejito bastante ciego, había perdido mucho la vista, era como los últimos reflejos de una lámpara que se apaga. Matisse, considerado por Humboldt el mejor pintor de flores del mundo, sembró en Triana el espíritu científico que había recibido de Mutis. En el joven nació un inmenso interés por conocer el material de esa expedición inconclusa de la que tanto le hablaba Matisse. En 1862, tras casi cinco años de gestiones diplomáticas, Triana por fin obtuvo el permiso para acceder a los materiales de la expedición, que por entonces estaban cercanos a cumplir medio siglo de estar archivados en el Jardín Botánico de Madrid. Triana era un trabajador incansable. Sin embargo, sólo alcanzó a sistematizar entre el 15 y el 30% de todo este material. Las arregla por familias, las arregla por géneros y las numera en ese orden y identifica hasta donde puede la mayoría de géneros y muchas especies. Los esfuerzos de Triana por terminar el trabajo científico de Mutis resultaron insuficientes. En 1881, el material volvió nuevamente a sus gavetas. Pasaron 35 años. De nuevo, el olvido se posaba sobre la expedición. El interés en sus resultados renació gracias al botánico español José Cuatrecasas, director del Real Jardín Botánico de Madrid, y al padre Enrique Pérez Arbeláez. botánico colombiano. En 1917, el padre Pérez Arbeláez, que había oído hablar a sus antepasados de las láminas y tal, dice, hombre, pues allá tienen que estar las láminas y yo voy a ver cómo las veo y las rescato y las utilizo porque no hay una flora de Colombia, hay que hacer la flora de Colombia. Yo diría que de la suma de esos dos esfuerzos surgió el nuevo proyecto de la flora de la Real Expedición Botánica. y todo lo que tuvo desarrollo en Colombia como la fundación del Herbario Nacional Colombiano en los años 30 y del Instituto de Botánica y después del Jardín Botánico de Bogotá. El padre Pérez Arbeláez se obsesionó con el deseo de publicar el material de la expedición. Logró llegar a un primer acuerdo con el gobierno español para completar la empresa de Mutis, pero la guerra civil española pospuso su ejecución. Finalmente en 1952, Colombia y España firmaron un tratado en el que se comprometieron a publicar las láminas en tamaño natural con su respectiva información científica para completar la obra iniciada por Mutis y sus herederos. Este trabajo lo han desarrollado botánicos colombianos y españoles en el Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Colombia, depositario de gran parte de los ejemplares del herbario original de Mutis. Profesores como Santiago Díaz Piedradita y José Luis Fernández aún trabajan en concluir la publicación de los ejemplares de la expedición, cuyo herbario y láminas originales están en el Real Jardín Botánico de Madrid. El jardín es dirigido actualmente por Gonzalo Nieto. reconocido taxónomo de la flora ibérica y mediterránea. El convenio con la Universidad Nacional de Colombia creo que es un instrumento muy adecuado y que felizmente sí que está vivo, es decir, porque se siguen produciendo volúmenes, este mismo año vamos a producir dos o tres. En el Real Jardín Botánico, las 24.000 muestras de plantas de la expedición ocupan una importante sección del herbario. Las 6.000 láminas originales están dentro del archivo Mutis en grupos de 25 en cada caja. Pilar de San Pío tiene a su cargo la conservación de estas láminas y otras colecciones históricas del Real Jardín Botánico de Madrid La colección de José Celestino Mutis se conserva en el archivo del Jardín Botánico actualmente en un depósito clínico climatizado, no están expuestas a la luz, solamente salen en contadas ocasiones para exposiciones. Existen reproducciones en microfilm que evitan que se haya que consultar a menudo los originales. Solo el contacto con las ilustraciones originales permite dimensionar el extraordinario realismo, las finas texturas y los vivos colores con los que las 6.000 láminas fueron elaboradas. Más allá del innegable valor de las ilustraciones, Hay diversas opiniones en cuanto al resultado científico de la expedición. La expedición realmente, si uno la analiza fríamente, como una empresa científica que ha debido dar resultados, no los dio. Porque no publicó, y ese fue el pecado de Mutis. Él ha debido publicar o esmerarse en publicar, así fuera a pedazos, lo que iba siendo y no esperar la gran obra que iba a asombrar al mundo y que nunca se produjo. Mutis pecó de cauto y de perfeccionista al guardarse sus descubrimientos. la espera de cotejarlos con las obras que iban saliendo y así se le pasó una vida. No publicó sus descubrimientos, aunque eran innegables. Es lamentable que en la obra de Humboldt salieran más de 50 géneros y especies de las que estaban ya ilustradas y perfectamente. documentadas en las láminas de Mutis 30 años antes. Félix Muñoz, historiador de la botánica ibérica, conoce a profundidad el trabajo de las expediciones botánicas de España en América. Mutis yo creo que era muy perfeccionista y eso lo demuestran las láminas. Si Mutis hubiera sido otra persona probablemente hubiera publicado mucho más. Las láminas no existirían y habría un trabajo más científico, entre comillas. pero menos histórico y menos artístico. A lo mejor hemos salido ganando. La expedición abrió un camino para analizar y comprender la riqueza y variedad de especies colombianas, de fauna y flora. Algunos expertos la consideran una especie de flora, pero la verdad es que no es así. Consideran como el primer gran logro científico del país. Lo que yo creo que Mutis pretendía es que los propios colombianos, por llamarlos de alguna manera, aunque Colombia entonces no existiera, desarrollaran y estudiaran su propio país. La exposición botánica ha dejado... un extraordinario legado en cuanto a la disciplina, al conocimiento de la naturaleza, al mirar las cosas de otra manera. Es un proyecto que va a continuar de ahí en adelante en manos de criollos y más adelante de... digamos, ya en la República. Entonces, desde luego, el legado es un tema histórico e indispensable para entender la construcción de la nación. Todavía esos son propósitos, conocer el inventario real de la flora y de la fauna del país y proteger lo que nos queda todavía. Los científicos que actualmente compilan los tomos de la expedición son los sucesores de Mutis y sus colaboradores. En ellos recae la responsabilidad de culminar esta obra. Estos botánicos heredaron la pasión y el compromiso. de los primeros integrantes de la expedición. Se requiere gente con deseos de hacerlo, con un poco de mística como la que hubo en la época de la expedición. En estos 50 años transcurridos desde que empezó el proyecto se han publicado 33 volúmenes. La obra se planteó en 50 volúmenes calculando más o menos unas 60 a 80 láminas por volumen y estamos plenamente convencidos de que en los próximos 10 años vamos a completar la obra. La culminación de este inmenso trabajo, que Mutis inició hace 225 años, pondrá en manos de la humanidad uno de los patrimonios artísticos y científicos más grandes que el genio de un hombre haya concebido. Tan sólo restan 10 años para que este sueño se haga realidad. 10 años para que esta larga expedición llegue a su final.