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Funciones y Estructura del Sistema Nervioso

Todos hemos sentido alguna vez ese cosquilleo en el estómago antes de una presentación importante, o la manera en que nuestro corazón se acelera cuando nos asustamos, o esa incontrolable risa nerviosa en los momentos más inoportunos. Detrás de cada emoción o sensación que experimentamos y detrás de cada una de nuestras funciones vitales, está el el sistema nervioso, que actúa como el director de la gran orquesta que forma nuestro cuerpo. Pero ¿De qué está hecho este sistema nervioso? ¿Cómo se comunica el cerebro con el resto del cuerpo? ¿Y qué ocurre cuando este sistema se daña o enferma? Hoy en la Hiperactina, hablamos del sistema nervioso. Antes que nada, este vídeo está patrocinado por Cambly, una plataforma online para aprender inglés. People think they are in the brain, but they are in other places as well, such as the intestines. Toda la información sobre Cambly y por qué me parece interesante la tendréis hacia el final del vídeo. Si tenemos que explicar el sistema nervioso, comenzar por el cerebro es un buen punto de partida. El cerebro es el centro de control del cuerpo: está constantemente recibiendo y procesando información. Esta información puede ser externa, como la que le proporcionan los sentidos, o interna, si proviene del propio cuerpo, por ejemplo, porque nos ha infectado un virus y está produciendo daño a nuestras células. Cuando el cerebro recibe información y la procesa, envía una respuesta al resto del cuerpo para actuar en consecuencia. Para ello recurre a los nervios, que son fibras formadas por muchas neuronas unidas entre sí y que conectan al cerebro con el resto de órganos del cuerpo. Te voy a poner un ejemplo muy sencillo. Imagina que vas caminando por la calle, y de pronto, te llega un olor irresistible de cruasanes recién horneados. Si somos capaces de detectar este olor es gracias a unas neuronas muy especiales ubicadas en la parte alta de la nariz: las neuronas sensoriales olfativas. Estas neuronas contienen receptores a los que se unen las diferentes moléculas responsables de los olores. Cuando estas moléculas, por ejemplo las del cruasán, se unen a su receptor correspondiente, la neurona sensorial olfativa se activa y manda la información a otra neurona en forma de impulso nervioso. Esta cadena de neuronas que conectan la nariz con la región del cerebro que interpreta los olores es lo que conocemos como nervio olfatorio, y gracias a él, percibimos el olor de las cosas que nos rodean. Entonces, ¿si somos capaces de oler el cruasán es porque literalmente inhalamos partículas de ese cruasán? Pues sí. Para que podamos captar un olor, es necesario que las moléculas de aquello que estamos oliendo lleguen a los receptores de nuestra nariz. Ahora bien, como te podrás imaginar, esto se aplica a un cruasán, a la persona que nos gusta, y también a una caca de perro: si estás oliendo una caca es porque literalmente estás inhalando moléculas de esa caca. Sé que no volverás a ser el mismo, pero alguien tenía que decírtelo. Sea agradable o no, una vez percibimos un olor, esta información viaja al cerebro. El cerebro, junto con la médula espinal, forma el sistema nervioso central, que se encarga de procesar la información que recibimos y de generar las respuestas que toquen. Por ejemplo, si el cerebro recibe el olor del cruasán recién horneado, generará una respuesta acorde, como hacer que nos acerquemos a la fuente de ese olor. Para hacerlo, enviará una señal a los músculos de las piernas, que viajará en forma de impulsos eléctricos de una neurona a otra hasta alcanzar las neuronas que están en contacto directo con las fibras musculares, haciendo que nos movamos. El conjunto de nervios que se prolongan de la médula espinal hacia el resto de los tejidos conforma el sistema nervioso periférico, y es esencial para conectar el sistema nervioso central con el resto del cuerpo. Por tanto, el sistema nervioso se divide en dos grandes partes que actúan de forma coordinada: el sistema nervioso central (formado por el cerebro y la médula espinal) y en el sistema nervioso periférico (formado por los nervios que salen de la médula espinal hacia el resto de tejidos). Ahora que ya entendemos en rasgos generales cómo funciona el sistema nervioso, vamos a ver la pieza fundamental que permite que todo esto sea posible: la neurona. Las neuronas son las células que componen tanto el cerebro como los nervios. Aunque su función principal sea recibir y enviar información en forma de impulsos nerviosos, en realidad no todas las neuronas son iguales: no es lo mismo una neurona del cerebro que la que está en la nariz para captar moléculas responsables del olor, que la que está en contacto directo con el músculo. Principalmente, podemos clasificar a las neuronas en tres tipos según su función. Para empezar, las neuronas sensoriales son la que reciben la información de los sentidos y la llevan hacia el sistema nervioso central para que sea procesada. Por ejemplo, las neuronas que transportan señales desde la nariz al cerebro al oler cruasanes serían neuronas sensoriales, lo mismo que las que captan la luz para que puedas ver este vídeo. Por otro lado, las neuronas motoras son las que llevan las señales desde el sistema nervioso central hacia los músculos y otros órganos, generando una respuesta. Por ejemplo, las neuronas que envían la señal para que tus piernas se muevan hacia la fuente de los cruasanes son neuronas motoras. Y por último, tenemos las interneuronas, que conectan las neuronas sensoriales y motoras y se encuentran principalmente en el sistema nervioso central. De hecho, la gran mayoría de las neuronas que tenemos son interneuronas; y no es de extrañar: se encargan de cosas tan importantes como el procesamiento de la información o la toma de decisiones. Y sí, es cierto que son neuronas distintas, pero sea del tipo que sea, una neurona tiene tres partes principales que nos ayudarán a entender cómo funciona: las dendritas, el cuerpo celular, y el axón. Las señales se reciben a través de las dendritas, viajan al cuerpo celular y siguen por el axón para transmitirse a la siguiente neurona. Esta transmisión de información de una neurona a otra es lo que llamamos impulso nervioso. Pero, ¿cómo ocurre exactamente esta transmisión? Vamos a verlo. Cuando una neurona recibe un estímulo, por ejemplo, porque estás tocando un lindo perrito, se inicia el impulso nervioso, que es básicamente una señal eléctrica. Esta señal eléctrica se produce por las diferencias que hay en la carga eléctrica entre el interior y en el exterior de la neurona. Verás, inicialmente, el exterior de una neurona tiene una carga positiva, mientras que en el interior la carga es negativa. Esta diferencia se debe a la cantidad de partículas con carga positiva y negativa que hay tanto en el exterior como en el interior de la neurona. Cuando una neurona está en reposo, existe esta diferencia de cargas: el interior es negativo y el exterior, positivo. Ahora bien, cuando la neurona recibe un estímulo, esta situación se invierte: las partículas con carga positiva entran en la neurona a través de los canales que tiene en su membrana. Esto cambia el equilibrio de cargas, haciendo que el interior se vuelva temporalmente positivo, un proceso conocido como despolarización. Este cambio de cargas genera una señal eléctrica que se transmitirá a lo largo del axón de la neurona. A medida que la señal eléctrica pasa por el axón, tiene lugar la repolarización: la neurona devuelve las partículas cargadas positivamente al exterior, lo que restaura la carga negativa de su interior, volviendo a la situación en reposo. Ahora bien, esto es lo que ocurre en la neurona cuando se produce el impulso nervioso, pero… ¿qué hay de la siguiente neurona? ¿Cómo logran las neuronas transmitir la información de unas a otras? Pues a través de unas moléculas que seguro que te suenan: los neurotransmisores. En realidad, los neurotransmisores no son más que moléculas que transmiten la señal de una neurona a otra. Hay muchos tipos de neurotransmisores: dopamina, serotonina, acetilcolina, noradrenalina, glutamato, GABA… Algunos de ellos se han vuelto muy famosos en los últimos años, como la serotonina o la dopamina, por su relación con los estados de ánimo, el sueño o las emociones. Funcionan del siguiente modo: cuando una neurona produce neurotransmisores, los almacena dentro de unas vesículas en los extremos de los axones. Al recibir la señal eléctrica, las vesículas se fusionan con la membrana de la neurona, liberando los neurotransmisores a la sinapsis, que es el espacio entre una neurona y otra. Los neurotransmisores atraviesan este espacio y se unen a los receptores de la membrana de la siguiente neurona. En función del tipo de neurotransmisor, esto producirá una respuesta u otra. Si el neurotransmisor es excitatorio, hará que la siguiente neurona siga transmitiendo el impulso nervioso, mientras que si es un neurotransmisor inhibitorio hará que se frene el impulso nervioso. Por ejemplo, el alcohol aumenta la acción del neurotransmisor GABA, que es inhibitorio, por eso nos da ese efecto sedante y relajante. En resumen, las neuronas son clave para que funcione el sistema nervioso, claro está, pero no actúan solas ni de lejos. Si te has visto este vídeo del canal, sabrás que el sistema nervioso también está formado por las células gliales, que son esenciales para que las neuronas puedan llevar a cabo su función. Tenemos muchos tipos de células gliales en el cerebro. Por ejemplo, los astrocitos son capaces de regular el impulso nervioso y actúan como reserva de glucosa para cuando las neuronas necesitan energía; la microglía actúa como el sistema inmunitario del cerebro, protegiéndonos de daños y microorganismos; y los oligodendrocitos y células de Schwann se encargan de producir la mielina, una sustancia que recubre los axones y actúa como una capa aislante para que el impulso nervioso viaje más rápido y de forma más eficiente, como ocurre si fuera un cable recubierto por una capa aislante de plástico. Lo cierto es que las células gliales no habían recibido mucha atención hasta hace relativamente poco, y durante mucho tiempo se las consideró un simple “pegamento” que mantenía a las neuronas unidas (de ahí células gliales, de glue). Pero por suerte, en los últimos años se ha ido descubriendo que son mucho más importantes de lo que se creía. De hecho se cree que, si no funcionan bien, podrían estar relacionadas con el desarrollo de algunas enfermedades que afectan al sistema nervioso central. En este punto del vídeo, queda claro que nuestro sistema nervioso no es solo un conjunto de células y señales eléctricas, sino una red perfectamente coordinada que afecta a cada una de nuestras acciones. Sin embargo, estarás de acuerdo conmigo en que hay acciones voluntarias (como levantar esta mano) e involuntarias (como digerir el plátano que me he comido antes de grabar). Dentro del sistema nervioso, existe una subdivisión que se actúa siempre en segundo plano, asegurándose de que las actividades más básicas del cuerpo tengan lugar sin que te des cuenta: el sistema nervioso autónomo. El sistema nervioso autónomo regula las funciones involuntarias y automáticas del cuerpo, como el ritmo cardíaco, la temperatura corporal, la frecuencia respiratoria o la formación de la orina en los riñones. Imagínate por un momento lo estresante que sería tener que regular conscientemente tu respiración, tu digestión, tu parpadeo… Qué ansiedad. A su vez, el sistema nervioso autónomo lo podemos dividir en dos partes: el sistema simpático y el sistema parasimpático, y quédate porque vas a entender muchas cosas. El sistema nervioso parasimpático se encarga de las funciones de “descanso y digestión”, es decir, de conservar la energía y promover funciones que ayudan al cuerpo a descansar y recuperarse. Por ejemplo, disminuye la presión arterial y la frecuencia del latido cardíaco tras una situación de estrés o actividad. También estimula el tracto digestivo para digerir los alimentos y eliminar los productos de desecho. Ahora bien, cuando nos encontramos en una situación peligrosa, toma el mando el sistema nervioso simpático. Sus funciones son un poco opuestas a las del parasimpático, y tienen por objetivo prepararnos para actuar ante una situación de amenaza: acelera el ritmo cardíaco y la fuerza con la que se contrae el corazón para que bombee más sangre; hace que los bronquios se ensanchen para facilitar la respiración y aumentar la frecuencia respiratoria; moviliza la glucosa para que el cuerpo tenga energía suficiente para enfrentarse o huir de la amenaza; hace que las palmas de las manos te suden; dilata las pupilas y, en general, hace todo eso que experimentamos cuando sentimos miedo o estrés. Además, T, por lo que se bloquean procesos como la digestión. Como curiosidad, este es el motivo por el que el estrés nos produce tan malas digestiones: cuando estamos estresados, el sistema parasimpático se bloquea y se activa el sistema simpático, que frena la digestión. Ahora bien, el sistema nervioso simpático debería activarse en pocas ocasiones, porque en nuestra vida diaria no siempre estamos enfrentándonos a peligros y amenazas. ¿Qué pasa cuando el cuerpo está sometido constantemente a la activación de este sistema? Antes de continuar, dejadme contaros algo. Ya sabéis que uno de los pasos más importantes a la hora de hacer estos vídeos es informarme de fuentes fiables para que el contenido que os traigo sea riguroso y basado en evidencia científica. La cosa es que dentro del mundo científico, una de las fuentes más fiables de información son los papers o artículos científicos, y la grandísima mayoría de ellos están en inglés. Al final, el inglés es la lengua de la ciencia: las publicaciones están en inglés, los congresos internacionales son en inglés, y si trabajas en un laboratorio extranjero seguramente te comuniques en inglés. Yo misma hice el trabajo de fin de grado en un laboratorio de Austria donde me comunicaba en inglés con mis compañeros, y ahí me di cuenta de lo importante que era saber desenvolverme en esa lengua. Es por eso que quiero hablaros de Cambly. Cambly es una plataforma online para aprender inglés y que tiene una cosa que me encanta: clases con TUTORES NATIVOS las 24 horas del día en todo el mundo, lo que te permite aprender de una forma mucho más práctica. Si quieres aprender inglés, ¡este es el momento perfecto! Cambly nos ha regalado el descuento más GRANDE del año: ¡Con el código SANDRACAMBLY60 tendrás un 60% de descuento por la temporada de Black Friday! Con Cambly podrás aprender inglés desde 199 pesos mexicanos o 9’99 euros al mes (o el equivalente a tu moneda local) y ¡ acceder al plan grupal de 30 min por semana! Tienes toda la info en la descripción. Ahora sí, sigamos con el vídeo… Aunque el sistema nervioso simpático debería activarse en ocasiones puntuales, la cosa cambia cuando padecemos un trastorno de ansiedad: en este caso, una herramienta útil que sirve para ayudar al cuerpo en una situación de emergencia, se convierte en un problema que dificulta llevar una vida normal y que, a largo plazo, puede ser perjudicial para el cuerpo. Esto es así porque algunas de las sustancias que se producen en estas situaciones de estrés, como los glucocorticoides, pueden ser dañinas a largo plazo para los tejidos y órganos del cuerpo. En resumen, tal y como hemos visto en este vídeo, el sistema nervioso es a fin de cuentas el que permite que funcionen el resto de sistemas del cuerpo: nos permite respirar, caminar, hablar, pensar… Por eso, si alguna de sus partes no funciona bien, las consecuencias pueden ser fatales. Algunas de las enfermedades que afectan al sistema nervioso son la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), la esclerosis múltiple, tumores cerebrales como el glioblastoma, el Alzhéimer o el Párkinson. Cada una de ellas tiene síntomas propios y os aseguro que cada una da para un vídeo entero (y lo tendrán), pero si algo tienen en común es que son muy graves y muchas de ellas no tienen cura a día de hoy. El sistema nervioso es increíblemente complejo y todavía nos queda mucho camino para llegar a comprenderlo bien, aunque por suerte hay muchísimas investigaciones en marcha para que esto cambie y podamos desarrollar nuevos tratamientos que ayuden a estos pacientes. Bueno, espero que este vídeo te haya servido para aprender más sobre nuestro sistema nervioso, espero de corazón que te haya gustado. 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