¿Usted cómo sabe mi nombre? Usted es el coronel José Luis Herrera. Él es Nacho Ibarra.
Allá está García, López, ¿Ese es Pinilla? Sí, Pinilla. ¿Ese es Pinilla? Sí.
Pues Pinilla, y ahí con Felipe está Esperanza. Bueno, me importa un culo. Abre esos superputas camiones que no tengo todo el día.
¡Abra, abra! Dígame una cosa, señor Escobar. ¿Usted qué en puta se cree?
Que ni siquiera es capaz de esconder su mercancía, su contrabando. Es que yo pago por el privilegio, coronel. ¿Ah, sí? No me diga. ¿Y los papeles de importación?
Necesito papeles para esos televisores. Lláveselos. Qué pena, señor Escobar, pero es que nosotros no somos la policía de Medellín que se gana una mierda a la semana.
No, hermano, es que no es para usted. Entonces. Es para Carlitos.
Su hijo. ¿No cree, pues, que le gustaría tener un televisor en el cuarto? Llega, Pinilla.
Su hija acaba de sacar el pase, ¿cierto? Oye, ahí tenemos unos sistemas de sonidos para carros, pues, muy bacanos, muy bonitos. Ese amiguito suyo, López, tiene una mujer que es una belleza, ¿sí o qué?
¿Sí o no? Es una mamacita. Su esposa es muy hermosa, hermano.
¿Qué hace ella con un tipo como usted? ¿Cree que se merece unas ollitas, no? ¿Qué tal si le manda a los muchachos con unos regalitos? Llega, coronel. ¿Su mamá cómo está?
¿Salió de la clínica o qué? Sí, sí. Ya está más aliviada. Ah, es que bueno.
Eso nos alegra mucho, ¿sí o qué? Señores, les voy a decir quién soy. Yo soy Pablo Emilio Escobar Gaviria. Mis ojos están en todos lados, o sea, ustedes no pueden hacer una puta sola mierda en el departamento de Antioquia sin que yo me entere.
Sí, señores. No pueden mover un dedo. Un día yo voy a ser presid... Presidente de la República de Colombia.
Y bien, me gano la vida haciendo negocios, así que pues fresco, tranquilo. Ustedes pueden aceptar mi negocio o aceptar las consecuencias. Plata o plomo.
Ustedes eligen. Venos, venos. Listo pues.
¿Argento? ¡Sí! Vamos a dejar pasar los camiones. ¡Déjenos pasar!