Lo que sabemos es lo siguiente, hay personas que nacen ya con una capacidad más desarrollada que otras para influir. Su forma de hablar, su forma de mirar, su forma de hacer frente a los desafíos, hace que otras personas consideren admirable esa forma de estar y se ve en niños muy pequeñitos. Uno de mis maestros, el profesor Davidson, demostró que existen características cuando se nacen que hacen que, de alguna manera, Una persona sea más atrevida en la vida. No podemos imaginarnos un líder que no sea atrevido, una mujer que no sea atrevida y decir, es una líder. No, tiene que haber ese elemento de riesgo.
Ahora, también sabemos, gracias sobre todo a los conocimientos modernos de neuroplasticidad, que hay una capacidad entrenable, enorme, de tal manera que cuando uno toma conciencia de que todos somos llamados a ser líderes, no para aparecer en periódicos o en televisiones, sino para ayudar a otros seres humanos a alcanzar su potencial, alguien que aparentemente nació con menos capacidades para liderar, puede llegar a niveles sorprendentes. Es decir, ser líder o no ser líder no es una definición, es una posibilidad de ser y de estar en el mundo. Entonces aquella persona que dice, yo no nací líder, yo nací seguidor, bueno, porque decía Henry Ford, tanto si lo crees, si crees que puedes o crees que no estás en lo cierto, si tú mismo ya... Pero claro, es muy importante hacer énfasis en este tema.
Uno no lidera para mandar, uno lidera para servir. Es claro, no. Yo quiero ser líder para tener seguidores.
No tienen idea de lo que es un verdadero líder. Esa persona quiere mandar.