Transcript for:
Impacto de estímulos digitales en motivación

Bienvenidos al siglo XXI, un tiempo increíble, lleno de avances tecnológicos, viajes espaciales e incluso pollitos de colores. Pero curiosamente, aún con todas estas comodidades, ahora mismo somos más infelices que nunca antes en la historia humana. Y no estoy hablando simplemente de que hoy no salió el sol, o de que el wifi está lento. Hablo de una desconexión general, una apatía constante por todo lo que nos rodea. Quiero decir, antes las inquietudes eran un poco más serias, ¿no crees? Cosas como la peste negra, sobrevivir a la caída de Constantinopla o que te quemaran vivo simplemente por pensar que la tierra no era plana. Nuestras preocupaciones definitivamente han cambiado, pero irónicamente no hemos aprendido a lidiar con ellas. Ahora mismo nos ponemos tristes por cosas tan simples o sencillas como tener que tender la ropa. Así que te pregunto, ¿qué demonios está pasando aquí? Tú también lo has notado, ¿no? Llega el año nuevo, te sientas, repasas tus metas, te motivas... Te sientes invencible por unos instantes, así que decides cambiar tu vida, pero luego pasas 3 horas viendo videos motivacionales y al final, nada ha cambiado. ¿Por qué rayos pasa esto? Esto que te estoy contando y lo anterior parten del mismo problema, y de la mayor amenaza de nuestros tiempos hoy por hoy. Y es que nuestros cerebros se están pudriendo. Y si tu cerebro está podrido, créeme amigo, estás jodido. Pero tranquilo, he llegado aquí a explicarte por qué nos sucede esto, qué es lo que está causando que cada vez seamos más tontos. por así decirlo, y también cómo solucionar esta pérdida de atención y motivación del mundo que nos rodea. Hablemos entonces de la dopamina. Lo primero que tienes que saber de la dopamina es que la dopamina no está destruyendo tu cerebro. Ah no, no. De hecho, la dopamina es parte esencial de nosotros los seres humanos, aunque últimamente parece que la dopamina está en todos lados menos donde debería estar. Ahora nos dicen que la dopamina está en las redes sociales, en la tele, en tu café e incluso debajo de tu alfombra. Pero esto no es verdad. La dopamina siempre ha estado ahí. Tienes que entender que la dopamina en realidad no es mala. Lo que sucede es que la dopamina no funciona como te lo han hecho creer. Últimamente nos dicen que la dopamina es la hormona de la felicidad y el placer. Y que si queremos cambiar nuestra vida para lograr nuestras metas, tienes que pararte de tu cama, motivarte y comprar un curso de desintoxicación de dopamina de solo 3x99. Pero esto obviamente es falso. Seguro lo hacen para asustarte y venderte algo o solo ganar clics en internet. Pero en realidad la dopamina es buena. No funciona como si fuera una sustancia ilegal, que mientras más tienes, más feliz te hace. No, la dopamina no es fentanilo. En realidad la dopamina no es una hormona de placer o felicidad, sino que es la hormona de la acción. O como me gusta llamarla, la hormona de la cacería. Imaginemos esto. Digamos que tenemos a dos personas en una habitación. Y digamos que se llaman... Drake y Josh. A Drake le quitan toda su dopamina, mientras que a Josh no le quitan nada. A los dos les ponen un botón para que cuando lo presionen reciban deliciosa comida directo en sus manos, sin ningún tipo de esfuerzo. Puedes pensar que cuando lo presionen, Drake no disfrutará su comida, ya que no tiene nada de dopamina, y Josh, al estar lleno de dopamina, la disfrutará 100 veces más. Pero otra vez te equivocas. De hecho, Drake puede disfrutar la comida igual o incluso más que Josh. ya que disfrutarla no es la función de la dopamina, sino de la serotonina. Ahora, si hacemos el mismo experimento otra vez, pero ahora alejamos el botón de ellos, no lo sé, ¿un metro? Aunque no lo creas, pese a que la distancia es muy corta, Drake ya no querrá presionar el botón, aunque sabe que le dará comida, y de hecho preferirá morir de hambre antes de pararse y presionar el botón. Mientras que Josh, por otro lado, no solo le alejaron el botón, sino que le pusieron puertas y trabas para que no lo pueda presionar, Pero Josh... haría lo imposible por ir y presionar el botón. Pero no por la dopamina, sino porque tiene hambre. Pero la dopamina lo motiva a que actúe en base a esa hambre. ¿Ves la diferencia? La dopamina no te hace disfrutar las cosas, pero sí te motiva a hacerlas. Por eso te digo que no es que ahora estemos llenos de dopamina. Siempre hemos tenido dopamina disponible, pero antes esa dopamina era suficiente para hacer que nos sintiéramos satisfechos. Pero ahora, al igual que Drake, tu cerebro está atrapado en un bucle de recompensas fáciles. Tiktok Instagram, Youtube, cada notificación, cada like, cada video viral, boom, mini explosión de dopamina. Haciendo que cada vez necesitemos más para sentir el mismo placer. Y no solo eso, sino que luego esta cae brutalmente. Porque estos estímulos son solo eso, estímulos instantáneos. Luego de esto, hay una caída. Así que no es solo que ya no nos alcance nuestra dopamina, sino que generamos menos porque TikTok hace el trabajo por ti. Te da dopamina por unos instantes cada vez que ves un TikTok nuevo. pero a los 15 minutos de esta producción... Realmente se detiene y cae en picada. Por eso entramos en modo zombie y simplemente empezamos a scroller, intentando buscar otro video que nos llene aunque sea otro poquito de esa dopamina que nos dio el primer video que vimos. Por eso te digo que es como si fuera la hormona de la cacería, porque realmente no es que sintamos placer al cazar, pero es la... Ramona que nos motivaba a salir y cazar en primer lugar. Ahora todo lo tienes desde la comunidad de tu casa, así que no tienes que salir y hacer absolutamente nada. Por eso ya no te motivan cosas tan simples como siquiera tender tu cuarto o ir y tender la ropa, ya que no tienes la dopamina suficiente para tener la motivación de hacerlo en primer lugar. Así que pasamos de cazar mamuts a literalmente cazar likes. Vaya que el nivel ha caído muy bajo. Pero bueno, entonces ¿quién es el culpable? Ya vimos que la dopamina no tiene la culpa. Pero déjame decirte que el culpable realmente lo tienes justo frente a ti. Y es que todo el mundo ahora tiene un celular. Y mira, no quiero sonar como tu abuela, pero tiene un punto aquí. Antes, si querías ese estímulo que te da la dopamina, tenías que socializar, salir y hacer cosas como, no sé, ligar con una linda chica, hablar con tus amigos, e incluso conseguir entretenimiento prohibido. Todo esto lo tenías que hacer mínimo saliendo de tu cuarto, pero ahora puedes hacer todo esto desde la comodidad de tu sofá. Tu cerebro está diseñado para cazar mamuts, No sabe qué hacer con tanto estímulo fácil, y esto simplemente lo está pudriendo cada vez más y más. Entonces, ¿qué debo hacer? ¿Acaso me estás diciendo que tire mi celular y cierra tu video? Eh, no, por favor, no hagas eso. Aún. Verás, estos cursos de desintoxicación de los que te hablé, no digo que sean malos, pero no abordan el problema de manera directa, sino que atacan a los síntomas y no al problema. Ya que levantarte a las 5 de la mañana, o mirar la pared por 3 horas para desintoxicar tu cerebro, Bueno, Puede que te funcione, pero seguro lo dejarás a los dos días y volverás a tus malos hábitos. El punto aquí es reforzar tu cerebro. Y tu cerebro funciona como si fuera un músculo. Si tú vas al gimnasio siendo un debilucho, obviamente no cargarás la barra de 100 kilos a la primera. Volverás en el primer intento. Tienes que empezar poco a poco. No digo que tires tu teléfono a la basura, pero por lo menos intenta dejar de usarlo 30 minutos todos los días. Simplemente déjalo a un lado y ocupa esos 30 minutos para hacer tus pendientes y luego vuelve el celular. Sí, así tal cual. Sucede que el cerebro piensa que dejar una tarea incompleta es peligroso, así que si haces cosas productivas por 30 minutos y luego vuelves a tu celular, si no las terminaste, que lo más probable es que no lo hagas porque 30 minutos es muy poco tiempo, tu cerebro querrá inconscientemente terminar lo que dejó a un lado. Así que la próxima vez, quizás sin que te des cuenta, ya no usarás tu teléfono no solo durante 30 minutos, sino durante una hora o dos, y poco a poco pasarás más tiempo fuera del teléfono que dentro de él. De reto, haz un plan de una sola semana. Deja de usar tu celular solo por 30 minutos todos los días durante 7 días. Apuesto que tú solo extenderás ese plan a dos semanas y después a un mes y así hasta que tu vida no dependa más de una pantalla. Quizá la próxima vez que tengas ganas de ponerte metas en año nuevo ya no sentirías apatía por hacerlo, sino emoción. Recuerda, tu cerebro no está roto, solo necesita un pequeño reajuste.