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La Redención de Hércules

¡Es Hércules! gritó un niño. Su padre, que estaba arando el campo, se detuvo de inmediato y corrió en busca de su hijo. La madre del niño, aterrada tras ver al hombre gigantesco, dejó de trabajar en el campo y también salió en busca del resto de su familia. Todos ingresaron rápidamente en el granero y cerraron la puerta. El hombre enorme y musculoso que había provocado todo ese alboroto suspiró y pasó caminando por la granja, dando pasos largos y firmes. Ya estaba acostumbrado a ese tipo de reacciones, aunque hubo una vez en que su aspecto era motivo de celebración. El hombre era Hércules, el más poderoso de todos los héroes e hijo de Zeus. De bebé, una vez contuvo a dos serpientes que alguien había dejado en su cuna. Tal era su fuerza. Era capaz de cavar un canal en el suelo para cambiar la dirección de un río, o de enfrentar y vencer a bestias o monstruos feroces para salvar a la gente que estaba en problemas. Sólo había una cosa que Hércules no podía vencer. A sí mismo. Por eso ahora todos le tienen miedo. La cosa es que el temperamento de Hércules era tan poderoso como sus músculos. Cuando se enfadaba, atacaba a todo aquel que lo hubiera molestado. Después se sentía muy mal y pensaba, Me dije que no volvería a hacerlo, pero siempre era demasiado tarde después de haber herido a una persona. Así, llegó un momento en que los otros griegos dijeron a Hércules, Nos has hecho grandes favores, pero eres una amenaza para nuestra seguridad. No puedes seguir viviendo entre nosotros. También exilaremos a todo aquel que te ofrezca un hogar, te dé comida o siquiera te hable. Entonces Hércules, Quien supo ser alguna vez la persona más amada y admirada, se vio obligado a deambular, solo y sin amigos. Después de un tiempo dejó de importarle su aspecto. Tenía el pelo y la barba desprolijos y usaba ropa rasgada. Si a nadie le importaba, ¿por qué debía importarle a él? No tenía problemas para conseguir comida porque era un excelente cazador, pero ya no disfrutaba de comer en abundancia. Sólo comía para sobrevivir. Durante tres largos años, Hércules, que tenía la fuerza y el coraje de un león, deambuló sin rumbo. Si llegaba a un lugar donde un peligro espantoso amenazaba a la gente, se encargaba de resolver el problema por su cuenta. pero nadie le pedía ayuda ni le agradecía al final luego seguía su camino un día mientras estaba sentado en una colina reposando la espalda contra un árbol hércules vio una fila de jinetes a lo lejos se estaban acercando porque el camino que recorrían pasaba por la base de la colina luego para la sorpresa de hércules El líder de los jinetes levantó la mano para indicar a los demás que se detuvieran. Giró con su caballo y comenzó a ascender solo por la colina, directo hacia Hércules. A medida que el jinete se acercaba más y más, Hércules se puso de pie, sorprendido y alarmado. Pensó, ¿no sabe lo que le sucederá si se me acerca? El hombre gigante empezó a sacudir. sacudir los brazos y gritó, ¡Regresa! ¡Regresa! Aún así, el jinete seguía acercándose. Cuando Hércules pudo ver la cara del jinete, se preocupó todavía más, pues se trataba de otro gran héroe de Grecia, Teseo, el rey de Atenas. Los dos hombres se habían vuelto leales amigos después de que Hércules rescatara a Teseo del inframundo. Ahora Teseo seguía acercándose, y entonces Hércules volvió a gritar, —¡Regresa! pero teseo siguió cabalgando hacia él se bajó del caballo y luego tomó la enorme mano de hércules te he estado buscando amigo mío dijo teseo a pesar de todo en ese momento hércules sintió un leve rayo de esperanza sé que no hiciste esas cosas espantosas a propósito ven conmigo a atenas que allí la gente sí importa la justicia verdadera. Al ayudar a Hércules, Teseo ponía en riesgo su corona y todo su modo de vida. Por suerte, los atenienses confiaban tanto en su sabiduría y honor que recibieron amablemente a Hércules. Aún así, el hombre enorme estaba triste por lo que había hecho. Teseo le dijo, solo podrás liberarte. del pasado cuando hayas resuelto tu culpa y dominado tu temperamento y tu gran fuerza ve a preguntarle a apolo el dios de la sabiduría y la verdad cómo puedes hacer esas cosas y recuerda siempre tienes un amigo que cree en ti gracias contestó hércules me has enseñado que existen más tipos de coraje de lo que yo conocía Uno debe ser valiente para enfrentar un monstruo, pero todavía más valiente para hacer lo correcto cuando tiene a todos en su contra. Y así Hércules volvió a emprender su camino, sin saber que pronto viviría sus aventuras más increíbles y alcanzaría su mayor gloria.