Hola de nuevo, chicas y chicos. En el tema anterior estuvimos estudiando el comportamiento de la oferta y la demanda en el mercado. En esta sesión empezamos con un nuevo tema correspondiente a los tipos de mercado. Vamos con ello entonces. Bueno, pues veréis, lo ideal sería que tanto la oferta y la demanda funcionaran libremente y que los precios de intercambio se fijaran exclusivamente en función de esta oferta y demanda.
Pero esto es un ideal muy alejado de la realidad, ya que está condicionado por el grado de competencia, que es precisamente lo que caracteriza a los distintos tipos de mercado que empezamos a ver hoy. La primera clasificación que vamos a ver es la diferenciación entre mercados de competencia perfecta y mercados de competencia imperfecta. En los mercados de competencia perfecta, todos los bienes y servicios se intercambian a un precio fijado por el comportamiento libre de la oferta y la demanda que ya hemos estudiado. Pero lamentablemente esto solo se produce cuando el producto que se intercambia no es un producto diferenciado. ¿Y cuáles son los productos no diferenciados?
Pues generalmente solo los productos frescos como la fruta, la verdura, el pescado, carne, etc. Por ejemplo, si quiero comprar patata de la variedad Mona Lisa, me da lo mismo comprarla en una tienda que en otra porque me fijaré exclusivamente en el precio. ya que no hay diferenciación de ningún tipo. En este caso de competencia perfecta, las empresas oferentes no tienen ninguna capacidad para fijar los precios, ya que será el punto de equilibrio entre la oferta y la demanda lo que fije el precio de intercambio. Por otro lado, tenemos los mercados de competencia imperfecta, en los cuales las empresas oferentes sí tienen capacidad para influir en el precio de venta por distintos motivos.
Por ejemplo, Cuando solo hay una empresa oferente del producto, nos encontramos en un caso de monopolio. La empresa no tiene competencia y tiene casi absoluta libertad para fijar el precio de sus productos. Otro tipo de mercado de competencia imperfecta es el caso del oligopolio.
En este caso hay más de una empresa oferente pero hay pocas. Por ejemplo, podríamos pensar en las empresas de telefonía móvil o mejor incluso en las compañías eléctricas. Hay pocas empresas oferentes y muchos demandantes.
Esto hace que las empresas de este oligopolio tengan mucha capacidad también para fijar el precio que quieren, aunque limitadas en cierta medida por la competencia que se realizan entre ellas. Y finalmente tenemos el caso de la competencia monopolística, en la cual el grado de competencia es mucho mayor. y tienen menos capacidad para fijar los precios, pero que sí lo consiguen gracias a la diferenciación de sus productos.
Por ejemplo, las empresas de cosméticos, las distintas marcas de calzado deportivo y un larguísimo etc. Teniendo en cuenta lo que hemos visto respecto a la competencia, hemos de indicar que existen varios criterios para clasificar estos tipos de mercado. Por un lado tenemos el grado de concentración.
es decir, el número de empresas que interactúan en el mercado. En este caso, en la competencia perfecta, existen muchas empresas oferentes del mismo producto. En el caso de la competencia monopolística, que es todo lo contrario del monopolio, aunque el nombre se parezca, también existen muchas empresas oferentes.
Por el contrario, en el caso del oligopolio, ya hemos dicho que son pocas las empresas oferentes del mismo producto. Y finalmente, en el caso del monopolio, hay una única empresa que ofrece el producto. Si pensamos en el grado de influencia que tienen las empresas para fijar el precio, hemos de indicar que en el caso de la competencia perfecta, las empresas no tienen ninguna capacidad para fijar el precio. En el caso de la competencia monopolística, perdón, las empresas tienen...
alguna capacidad para fijar el precio, tienen cierta facilidad para fijar el precio en función del grado de diferenciación que consigan de su producto. En el caso del oligopolio, al ser las empresas pocas, tienen mucha capacidad para fijar el precio y como os podéis imaginar en el caso del monopolio la única empresa oferente tiene libertad casi total para fijar el precio. Pero existen otros criterios para clasificar los mercados, por ejemplo Tenemos por un lado el grado de homogeneidad, es decir, el grado de diferenciación en los productos, es decir, si existe diferencia en la calidad, en el diseño, en la función del producto, etc. Otro criterio para la clasificación es la intensidad con la que se produce la competencia.
En este caso se refiere a la tensión con la que luchan las empresas por conseguir captar parte de los consumidores. Asimismo tenemos el grado de transparencia. Esto se refiere a la cantidad de información de la que disponen tanto las empresas oferentes como las personas consumidoras o demandantes de ese producto. Podréis imaginar que cuanto mayor sea el grado de transparencia mejor funcionará el mercado. Y finalmente, otra cuestión que permite clasificar el mercado es la libertad de entrada y salida en el mercado.
Es decir, la facilidad o dificultad que tiene una empresa para entrar como oferente en un mercado concreto y que vamos a ver a continuación. Existen dos tipos de barreras en el mercado. Por un lado tenemos las barreras de entrada, que son aquellos factores que dificultan que haya nuevas empresas oferentes en el mercado. Dentro de estas barreras podemos encontrar las ventajas en costes, es decir, empresas que llevan tiempo funcionando en un mercado consiguen producir sus productos con precios más bajos, lo cual les permite vender más barato.
Esta cuestión dificulta que empresas nuevas entren a competir en ese mercado. Por otro lado, otra posible barrera de entrada es la diferenciación del producto, es decir, Cuando una empresa ha conseguido ofertar productos con unas cualidades con las que es difícil competir, será poco probable que nuevas empresas entren en ese mercado para hacerle competencia. Otra barrera de entrada que existe en el mercado son las fuertes inversiones de capital. Pensad que hay mercados en los que para entrar se requiere una inversión de capital muy fuerte. Esto hace que las empresas tengan que pensar mucho si podrán obtener rentabilidad entrando en ese mercado.
Por otro lado tenemos las barreras de salida, que son aquellos aspectos que dificultan que una empresa que funciona en un mercado tenga dificultad para abandonar ese mercado en el caso de no conseguir la rentabilidad necesaria. Un claro ejemplo de barrera de salida también es la inversión de capital, ya que si una empresa ha incurrido en una inversión de capital muy fuerte para entrar en un mercado, tendrá que mantenerse en ese mercado al menos el tiempo suficiente para recuperar la mayor parte de esa inversión, ya que de lo contrario podrá arriesgarse a salir del mercado perdiendo mucho dinero. En cambio, si la inversión que se realizó para entrar en el mercado fue reducida, podrá abandonar el mercado en poco tiempo si comprueba que no tiene las ventas necesarias o previstas.
Bueno chicas y chicos, dejamos aquí por hoy esta sesión. Espero que hayáis tomado nota de todas vuestras dudas para que las podamos resolver el próximo día en clase. Muchas gracias a todas y todos por vuestra atención y hasta la próxima sesión.