A los canguros grises les gusta tener a sus crías cerca, muy cerca. Un cangurito vivirá en la bolsa de su madre durante casi un año. Pero su viaje para llegar hasta allí es extraño y angustioso.
Cuando tiene un mes, el cangurito, de un tamaño poco mayor del de una gominola, emerge de uno de los dos úteros de la madre. Una vez fuera de su cuerpo, se agarra a su piel y, aunque no ha desarrollado ojos, se guiará instintivamente por sus patas delanteras para avanzar hasta su bolsa. Al diminuto canguro le llevará unos pocos minutos alcanzar la bolsa. Eso es, ahí.
En unos minutos alcanza la bolsa y se agarra a la tetilla de su madre. Es un viaje largo y el cangurito ha tenido bastante por una temporada. Durante los próximos meses crecerá dentro de la bolsa. Pero una vez que salga al exterior, aún no estará listo para corretear por el campo. Durante otros nueve meses, esta cría se quedará en la bolsa de su madre para disponer de refugio, transporte y protección si siente peligro.
Incluso después de abandonar la bolsa, se queda junto a su madre, que lo amamantará entre uno y seis meses más. Pero después, la bolsa está fuera de su alcance, ya que su madre estará transportando a su nuevo hijo. A partir de hoy, la cría tendrá que desplazarse por sí misma sobre dos patas. ¡SUSCRIBET