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El desastroso Gran Salto Adelante de Mao

En 1958, nueve años después de su llegada al poder, Mao deseaba sacar a China de su casi medieval estado de subdesarrollo. Lanzó un programa de industrialización en las ciudades y el campo, con el propósito de llevar a China la tierra prometida del paraíso socialista en un plazo de menos de 15 años. Era el llamado Gran Salto Adelante. Pero su delirante sueño se convirtió en pesadilla, arrastrando a 650 millones de chinos al infierno. El país se sumió en un caos económico que provocó una hambruna sin precedentes. Se saldó con el terrible balance de cerca de 45 millones de muertos. Aún hoy, Mao sigue siendo un icono intocable. Como padre fundador de la China Roja, es quien mantiene la unidad de la nación y legitima las autoridades actuales. Para no dañar su imagen, el Partido Comunista de China ha guardado un silencio atronador en torno a esta tragedia durante 50 años. Por primera vez, esta película descorre la cortina que cubría este sangriento episodio de la historia de China. La gran hambruna de Mao. Obtener un puñado de testigos que hablen de ese periodo......para tratar de reconstruir la memoria de la gran hambruna......entraña ciertos riesgos. Muy pocos se han atrevido a desafiar el tabú y romper el silencio. Una joven historiadora de la Universidad de Hong Kong, Zhu Xun, ha sentido la necesidad de emprender esa tarea. Durante cuatro años ha recorrido la China rural para recabar testimonios de supervivientes de esa terrible tragedia. En cuanto me pongo a pensar en esa época, me empiezan a temblar las piernas y me embarga una inmensa tristeza. Prefiero no pensar en lo que pasó, porque cada vez que alguien lo menciona me pongo enferma. Muchas de las personas con las que ha hablado no habían tenido hasta entonces la oportunidad de contar su historia y algunos de los supervivientes son muy mayores. La tarea de Zushun era pues urgente. Para ella no se trata sólo de un deber de memoria, también es una historia personal ya que varios miembros de su familia murieron de hambre durante el gran salto adelante. El periodista e historiador Yan Jisheng publicó su libro Lápida en 2008. Era el primer libro chino sobre la gran hambruna. Publicado en Hong Kong, ha sido prohibido en la China continental. Su propio padre murió de hambre durante ese periodo. Aunque no hubiera muerto de hambre nadie de mi familia habría escrito el libro, porque es muy importante. Como periodista tengo que dar testimonio para que las generaciones futuras puedan conocer la verdad. Para comprender cómo el gran salto adelante pudo causar la muerte de decenas de millones de personas, debemos remontarnos a los orígenes del régimen comunista, la toma de Pekín por el Ejército Rojo en enero de 1949. El gobierno central del pueblo queda instaurado. Para Mao, que deseaba romper por lo sano con el pasado, la tarea era enorme. Tenía que superar las tradiciones, las mentalidades y las formas de vida arcaicas de una sociedad anticuada. También había que erradicar las hambrunas endémicas. El pueblo chino esperaba mucho de su nuevo régimen. Había oído hablar de la promesa comunista de construir una sociedad más justa. Para llevar a cabo sus planes... Mao viajó a Moscú para pedirle ayuda económica a Stalin y consolidar la alianza estratégica con la Unión Soviética. El líder chino sentía una gran admiración por su homólogo soviético, que sin embargo lo trató con desprecio y le hizo esperar dos días antes de recibirlo. Los dos países firmaron un tratado de amistad. La Unión Soviética proporcionaría cantidades ingentes de armas, fábricas, equipo industrial y agrícola y toda clase de asesores. Este tratado selló la dependencia de China, pues la ayuda no iba a ser gratuita. China no sólo se comprometió a permanecer dentro de la esfera de influencia de Moscú y a seguir su modelo económico al pie de la letra, sino que también habría de abonar la inmensa deuda que había contraído. A modo de primer paso hacia el modelo soviético, menos de un año después de llegar al poder, los comunistas chinos iniciaron una ambiciosa reforma de la agricultura, que afectó a la mitad de las tierras cultivadas y benefició a 300 millones de campesinos pobres. En toda China, las redistribuciones de tierras fueron un pretexto para saldar viejas rencillas. Alentados por el partido, los campesinos pobres se rebelaron tras 2.000 años de sufrimiento y humillaciones. y dieron rienda suelta a su resentimiento. La violencia de clase se desató. Más de un millón de terratenientes fueron ejecutados. Los campesinos chinos vivieron sus mejores años, entre 1950 y 1952, a raíz de la redistribución de tierras. Seguían siendo pobres. Pero su nivel de vida mejoró a partir de 1952. En mi región natal cultivábamos nuestras propias tierras y teníamos lo suficiente para comer. Le dábamos parte de nuestra cosecha al Estado y nos quedábamos con el resto. No nos faltaba de nada. Yo era joven por aquel entonces, pero veía que nuestro nivel de vida estaba mejorando. Las aldeas organizaban actividades artísticas durante el Año Nuevo, pero más adelante todo eso se acabó. El liberador de China era venerado como el dios de las cosechas y adorado como el emperador de la nueva dinastía roja. Pero a partir de 1953, Mao empezó a temer la reaparición de una nueva clase de pequeños terratenientes. Siguiendo pues el modelo de los kolkhoz soviéticos, el partido convenció a los campesinos de que combinasen sus parcelas en cooperativas de hasta 50 familias. Esa nueva medida fue acogida con desconfianza por parte de los campesinos, ya que significaba que tendrían que devolver las tierras que se les habían concedido tres años atrás. Mao seguía considerando que el modelo stalinista era el ideal, aunque el tirano soviético hubiese muerto ese mismo año, en 1953. Entonces, un extraordinario acontecimiento conmocionó el mundo socialista. En su famoso discurso en el XX Congreso del Partido Comunista de febrero de 1956, Khrushchev denunció los crímenes de Stalin, su culto a la personalidad y sus desastrosas campañas de colectivización. A consecuencia de ello, el modelo estalinista tan alabado por Mao fue abandonado en China. La campaña de colectivización agrícola fue suspendida y las ideas de Mao perdieron su preponderancia. Como siempre que tenía problemas en el partido, Mao recurrió al pueblo para recobrar el control de la situación. Como buen táctico, invitó a todo el país a expresarse libremente y criticar a sus líderes. Lo llamó... la campaña de las 100 flores y pronto conoció un giro inesperado. Entusiasmados con este ejercicio de democracia, los intelectuales criticaron la naturaleza misma del régimen comunista. Para Mao, cuyo objetivo era deshacerse de sus críticos, la estrategia había funcionado. Ya podía identificar públicamente como enemigos de clase a todos aquellos que se habían pronunciado contra el régimen. Está usted equivocado. ¿Cuáles son sus opiniones políticas? ¿Se da usted cuenta de lo que dice? ¿Es usted un profesor del pueblo, sí o no? ¿Adopta usted el punto de vista de un profesor del pueblo? Mao llevó a cabo una violenta represión. El menor desliz verbal podía resultar fatal. Entre 500.000 y de ciudadanos, la mayoría profesores, fueron tildados de derechistas y deportados a campos de trabajo esforzados, donde muchos murieron de hambre. 3.000 de estos disidentes fueron enviados al campo de trabajo de Yabiangu, al borde del desierto de Gobi. Era lo que se conocía como un campo de reeducación. No se lo puede ni imaginar. Hubo tantos muertos. En total murió el 70% de la población del campo. Durante ese periodo, dormíamos en el suelo, en zanjas que nos hacían cavar. Los cadáveres eran cargados en camiones y transportados al desierto. Se les cubría con una ligera capa de arena y con el paso del tiempo los esqueletos iban reemergiendo progresivamente a la superficie. Estos son los restos de una fosa común descubierta hace unos pocos años. Un clima de terror se apoderó de las esferas más elevadas del poder. Entre 1957 y 1958, los líderes provinciales son derrocados y reemplazados por hombres duros, a menudo dispuestos a beneficiarse de los vientos ultra radicales que soplan desde Pekín. La represión de los derechistas eliminó toda oposición y allanó el terreno para el gran salto adelante. El Partido Comunista pudo llevar a cabo sus planes sin ninguna resistencia porque nadie se atrevía a hablar. Acallando a sus enemigos, Mao recobró el control absoluto del partido. Regresó a Moscú en noviembre de 1957, pero su antiguo aliado se había convertido en su principal rival. Cuando Khrushchev declaró que la producción económica de la Unión Soviética superaría la de Estados Unidos en 15 años, Mao aceptó el reto. Dijo que la producción de acero de China superaría la del Reino Unido en el mismo plazo. Cien millones de campesinos fueron reclutados por todo el país para trabajar, prácticamente con las manos desnudas, en proyectos de construcción de proporciones épicas. Construir carreteras, vías férreas, presas y canales. Para Mao no cabía la menor duda. El gran salto adelante en pos de la sociedad comunista acababa de empezar realmente. El lema, atrévete a pensar, atrévete a actuar, se convirtió en la línea oficial del partido. Mao acudió simbólicamente a las canteras para brindar su apoyo a los campesinos. Para recalcar el hecho de que había conseguido el apoyo unánime del partido, iba acompañado por el segundo de a bordo del partido, Liu Shaoqi, y por su más íntimo compañero de armas, Zhu Enlai. Liu confirmó su apoyo a Mao diciendo «Trabajo duro durante unos pocos años, felicidad durante mil años». Todos los medios valían para movilizar a las masas y estimular su celo revolucionario. En una extraordinaria campaña, Mao identificó un nuevo enemigo. Los gorriones fueron acusados de comerse las cosechas. Millones de chinos fueron invitados a impedir que se posasen en tierra firme. A consecuencia de ello, los gorriones morían de agotamiento, dando paso a un nuevo enemigo, los insectos. Estos proliferaron y devoraron parte de las cosechas. Esa absurda campaña fue seguida por otro paso más hacia la colectivización radical. En el transcurso de uno de sus viajes, Mao vio una bandera en un campo que alababa los méritos de la primera comuna popular establecida en la provincia de Henan. La comuna popular será el puente que conducirá a China hacia el paraíso socialista. La frase fue adoptada en todas las provincias y en apenas un verano nacieron miles de comunas. ...llegar a abarcar hasta 2.000 familias. Había incluso planes para formar gigantescas comunas......de entre 10.000 y 20.000 hogares......que serían gobernadas por cuadros......completamente sometidos a Mao. La jornada laboral comenzaba al amanecer......y se acababa por la noche......y estaba acompañada por canciones......a la gloria del gran salto adelante. Como unidad de base de la sociedad del futuro, la comuna experimentaba con una forma radicalmente nueva de vivir. Todo en ella estaba diseñado para sumergir al individuo en una vida colectiva encaminada hacia la producción. Toda propiedad privada fue abolida. Las casas, los animales, las tierras y las herramientas de trabajo......se convirtieron en propiedad colectiva. Las guarderías y las escuelas, gratuitas y obligatorias......liberaban a las mujeres de sus deberes maternos......para que pudieran trabajar en el campo. Por aquel entonces yo era muy joven, formaba parte de la liga de la juventud y estaba a cargo de la propaganda, lo cual demuestra que creía en el comunismo. Pensaba que era fantástico. Desde pequeños se nos enseñaba que el paraíso comunista llegaría pronto y que solo tendríamos que soportar un poco de sufrimiento y hacer unos cuantos sacrificios para alcanzarlo. Así es como veía yo las cosas. desapareció y los niños se vieron obligados a vivir siguiendo las nuevas reglas de la vida colectiva. Los individuos sólo eran eslabones en una inmensa cadena. Creo que decían el socialismo es bueno o algo por el estilo, pero la verdad es que no me acuerdo. ¿Cantabais canciones cuando estabais en casa? Solo cantábamos en el colegio. Fuera la vida era dura. No nos daban un respiro. ¿Por qué íbamos a querer cantar? Los hombres y las mujeres estaban separados y repartidos en dormitorios como en barracones. Las relaciones sexuales estaban reguladas. Los hombres y las mujeres estaban separados y no podían vivir en pareja. Algunas parejas iban al campo para mantener relaciones, pero cuando se les descubría eran humillados en público. Hubo mujeres que no pudieron soportarlo y muchas se suicidaron. ¿Así que lo compartíais todo y vivíais juntos? Las pertenencias de los hogares fueron puestas en común durante el primer año. Los muebles fueron confiscados para hacer leña y todo lo que podía ser destruido fue destruido. Los cerdos, las ovejas, todo fue colectivizado. Y hasta las sartenes y las cacerolas, porque las familias no tenían derecho a cocinar. Ya nadie cocinaba en su propia casa. El objetivo era obligar a los campesinos a comer en las cantinas colectivas de las comunas. En algunas de ellas, hasta se abolió el dinero y se estableció un sistema de puntos de trabajo. La comida era repartida en función del mérito, es decir, de la capacidad de cada cual para cumplir con sus objetivos de producción. La noción de sueldo desapareció. Era obligatorio presentarse cada día. Si tu nombre no estaba en la lista de asistencia... Te castigaban y perdías puntos de trabajo. ¿Te quitaban tus puntos? Sí. Pero sin puntos de trabajo no tenías comida. ¿Cuántos menos puntos de trabajo ganabas, menos comida te daban? Oh, era terrible. Te puedo decir que durante aquel periodo la vida era brutal para todos. Menos para los cuadros. Eso sí que vivían bien. Los cuadros del partido se convirtieron en los oficiales de las comunas populares. Todos los días los campesinos eran sometidos a un entrenamiento militar, ya que las masas habían de ser movilizadas para la defensa de la nación. Todas las mañanas, los campesinos se reunían a la entrada de la aldea y esperaban a que el jefe del grupo les asignara sus tareas. Al final de la jornada el jefe gritaba, se acabó el trabajo y los campesinos se iban a comer. No estaban motivados. Esa era una de las razones por las que la producción no aumentó. En las comunas populares, los campesinos no tenían libertad de expresión. Ya no se tenía en cuenta sus aptitudes. Todo era decidido por las autoridades que apenas sabían nada sobre la cuestión. Lo decidían todo. La distancia entre las plantas de arroz... El tipo de semillas, la cantidad de fertilizante que habían de usar. Las tierras que valían para un tipo determinado de cultivo eran usadas para otro. A consecuencia de ello, los campesinos se desmotivaron por completo y la escasez de las cosechas causó los primeros racionamientos de comida. Pero Mao siempre quería más. Para aumentar la producción agrícola, hizo que las comunas compitieran entre sí. Las que registraban las mayores cosechas se veían recompensadas en ceremonias organizadas por el partido, mientras los habitantes de las comunas sufrían terribles racionamientos. Era un mundo donde lograr una producción récord, lo que se dio en llamar lanzar un satélite, iba de la mano de la manipulación de las cifras. Los cuadros se vieron atrapados en una espiral de crecimiento. Durante el congreso provincial, mis superiores me preguntaron lo que pensaba de todo aquello. Hay lugares donde han lanzado un montón de satélites y que tienen niveles elevados de producción. ¿Qué te parece? Yo me veía entre la espada y la pared. Y tenía que decir que cumpliría sin falta con las cuotas. Pero en realidad no podía mantener esos compromisos. Era imposible. Enseñaron a los asesores soviéticos un campo donde las espigas estaban tan juntas que, supuestamente, podían soportar el peso de seis personas. La foto fue publicada en la portada del diario del pueblo. Todo el mundo se lo creyó. Solo los que no estaban demasiado asustados dijeron que era un montaje. La mentira se convirtió en algo habitual en todos los niveles de la jerarquía. Las cifras de la producción agrícola e industrial eran maquilladas en todo el país para cumplir e incluso superar las metas impuestas por el partido. En otoño de 1958, aunque había algo de trigo, había escasez de comida. La ciudad de Dansheng en la región de Shanqiu, presumía de sus buenas cosechas, y fuimos a echar un vistazo. Se suponía que era un área fértil, pero todos los que fuimos a ver, nos dimos cuenta enseguida de que era todo un montaje. Nos enseñaron pilas de cereales, pero debajo sólo había paja o rastrojos. Todo el mundo se dio cuenta de lo que habían hecho, pero nadie se atrevió a comentarlo. Yo también me di cuenta de la triquiñuela. A consecuencia de estas exageraciones, las tasas en especias que abonaban las comunas eran calculadas sobre una base falsa. En algunas regiones, el resultado era que el Estado exigía la casi totalidad de lo que había sido efectivamente cosechado. Para empeorarlo todo, La cosecha de la primavera de 1959 fue un desastre. Apenas habían segado el trigo, todos los miembros de la comuna tenían que llevarlo a hombros, a unos barcos, para que se lo llevaran al extranjero. Lo hacían de noche, alumbrados por antorchas. ¿En cuanto habíais recogido las cosechas, os quitaban el trigo? Sí. ¿Lo mandaban al extranjero para saldar deudas? Sí. ¿Sabes a qué país estaban pagando? ¿Cómo ibas a verlo? ¿Quién te dijo entonces que había deudas que saldar? Nos lo dijeron los cuadros. Tras cada cosecha, Deng Xiaoping decía que había deudas que saldar, aunque el país fuese muy pobre. ¿Os dejaban un poco o no? Unos pocos kilos. Demasiado poco para poder comer hasta el año siguiente. La famosa deuda era la que China había contraído con la Unión Soviética para adquirir cientos de fábricas que le habían sido enviadas listas para su uso. Pekín comenzó a pagar a Moscú en forma de productos agrícolas. Mao quiso acelerar la devolución a una costa de que la población pasase hambre. En algunas regiones la gente no tenía realmente nada que comer. A mí me enviaron fuera de la aldea para llevar a cabo una misión, pero mi familia tuvo que comer la corteza de los árboles de Nísperos. ¿Corteza de árbol? Sí, corteza de árbol. También se comían las raíces de los plataneros, cualquier cosa. La gente también comía barro, una especie de barro blanco, y tallos de arroz. Pasábamos tanta hambre que nos llenábamos el estómago con cualquier cosa que encontrásemos. Una vez vi a un adulto caer al suelo. Cayó muerto mientras masticaba una especie de pasta de habas. Murió delante de mis ojos y aún tenía esa comida en la boca. Así que lo arrastré debajo de un árbol. Estábamos tan hambrientos......que poco después empezamos a comernos las hojas de ese árbol. En otras provincias, la escasez de comida otorgaba a los cuadros que la distribuían......un poder de vida y muerte sobre los habitantes de la comuna. En teoría, los campesinos tenían derecho a 250 gramos al día, pero los cuadros se otorgaban a sí mismos mucho más de lo que les correspondía. Eran tan corruptos que se atiborraban sin ningún pudor. Los que no se llevaban bien con el jefe del equipo de producción o que desobedecían sus órdenes, morían de hambre. El que no trabaja, no come. Ese fue el principio que se aplicó entre 1958 y 1962. Es decir que categorías enteras de la población, consideradas no aptas, demasiado débiles o vulnerables, como las mujeres embarazadas, eran excluidas de las cantinas y morían de hambre. Eran asesinatos en toda regla. ¿Eran muy violentos los cuadros? Sí, eran muy crueles. Recuerdo que una vez sorprendieron a unos campesinos robando unas raíces de los campos y los maniataron de pies a cabeza. En la aldea número 8, un cuadro muy violento mató a varias personas a golpes. Las cantinas colectivas se convirtieron en una especie de arma en manos de los cuadros que las gestionaban. Sé de muchos ejemplos, como el caso de un hombre que estaba a cargo de una cantina colectiva en una aldea de la provincia de Chingay, que convocó a una mujer muy hermosa. Le preguntó cuántos días llevaba sin comer. Luego le ordenó que se desnudase. Cuando la vio desnuda le dijo, ¿por qué tienes los pechos tan arrugados? La mujer le contestó, ahora tengo el pecho tan plano como el de un hombre. Entonces le ordenó que trajese a su hija. Su hija era muy joven, pero ella aceptó, a cambio de dos míseras hogazas de pan. Poco después se suicidó. En la primavera de 1959, la locura de Mao cobró una nueva forma. El gran timonel exigió 100 millones de toneladas de acero en un plazo de tres años. Como la producción de las fábricas de acero era insuficiente, los campesinos también tuvieron que contribuir al esfuerzo. Tuvieron que fabricar altos hornos caseros con lo que tenían a mano. Para fabricar esos altos hornos usábamos barro mezclado con pelo para que fuese más resistente. Muchas camaradas tuvieron que cortarse el pelo. Mi hija menor también tuvo que cortárselo y lloró la pobre, pero era obligatorio. Casi todos los árboles fueron talados para hacer combustible. Los bosques fueron asolados y la gente tenía que fundir sus cacerolas y utensilios de cocina. Las campanas de las escuelas, las piezas metálicas de las puertas... Había que fundirlo todo y la prensa estaba entusiasmada. La población era utilizada de una manera absurda. Todo el mundo hacía de todo. La sociedad en su conjunto se sumió en una especie de locura indescriptible. ...y no piensan en su gobierno. Oficialmente, China empezó a producir millones y millones de toneladas de acero. En la práctica, todo el metal que salía de esos altos hornos era inutilizable. Los altos hornos funcionaban día y noche......y movilizaban a decenas de millones de campesinos para nada. El acero es uno de esos indicadores mágicos del progreso dentro del mundo socialista. La consecuencia de ello es que los agricultores fueron explotados literalmente hasta la muerte y se les quitaba literalmente el pan de la boca. Pero era un precio que merecía la pena, según Mao. Mientras tanto, los líderes del partido se reunían en Shanghai para cenar, beber vino, comprar cámaras baratas y pasárselo bien. La idea de que de alguna forma Mao no era consciente de la hambruna generalizada que asolaba el campo es un mito. Un mito absoluto. Un documento ultra secreto hallado en los archivos revela que no solo Mao era consciente de las penurias de los campesinos. sino que formaba parte de su estrategia de sacrificar el campo para alimentar las ciudades y los centros industriales y políticos. En el acta de una sesión del Politburo, con fecha del 25 de marzo de 1959, Mao afirmó «Cuando no hay suficiente comida, la gente se muere de hambre. Es mejor dejar que muera la mitad de la población, con tal de que la otra mitad pueda comer a gusto». Y en esa misma conferencia, en Shanghái, llegó a ordenar que se aumentasen los envíos de cereales en una tercera parte. Lo dijo muy claramente. Dijo que si se les cogía una tercera parte de sus cereales, los campesinos no se revelarían. Dispuso miles de camiones para que fueran a llevar a cabo esa tarea. En julio de 1959, Mao reunió a los dirigentes del partido en Lushan, lejos de Pekín. El objetivo inicial de esa conferencia era corregir los problemas cada vez más evidentes del gran salto adelante. El famoso mariscal, Peng Dehuai, fue el único que se atrevió a expresarse en una carta abierta a Mao. Hijo de campesinos, estaba preocupado por los estragos causados por la política de Mao en la vida de la población. Le imploró, por favor. Piensa en el pueblo. Aquello era un insulto para Mao, que le obligó a dimitir como ministro de defensa. Aquel episodio marcó una trágica realidad. Nadie más se atrevió a oponerse a Mao en su empeño. Los siguientes años fueron terribles. Cuando iba a las aldeas me costaba no echarme a llorar. Nada más llegar a Mandanshan, al norte de Jonsen. vimos que las casas estaban vacías completamente abandonadas la gente estaba tirada en esterillas con el estómago vacío y el cuerpo hinchado por la malnutrición se veía que estaban muriéndose de hambre era evidente en esa región murieron 120 mil personas de una población total de un millón casi uno de cada diez habitantes murió de hambre muchos otros padecían edemas ¿Fujo no era el gondolo? ¿Puedes imaginarte cómo es morirse de hambre, pasar días enteros sin nada que llevarte a la boca? Primero adelgazabas, y a medida que te volvías más flaco, llegaba un punto en el que te hinchabas. Estabas tan hinchado que asustabas a la gente. Tenías moratones por todo el cuerpo, y en esos casos está desaconsejado comer sal, pero mucha gente robaba sal para comerla a escondidas. ¿Estabas presente cuando murieron tus abuelos? Sí. ¿De qué murieron? Murieron de hambre, de estreñimiento por comer barro, para engañar al hambre. Ni siquiera teníamos un ataúd para enterrar a mi abuelo, así que lo enterramos directamente en la tierra. ¿Y nadie enterraba a los que morían de hambre? ¿Cómo iba a poder enterrarlos nadie? A veces se les enterraba en las cunetas, lejos de sus familias que no tenían las fuerzas suficientes para enterrarlos. Un día iba caminando por la orilla del río......y pisé sin querer la barriga de un cadáver......abandoné el carrito que estaba empujando y eché a correr. Un poco más lejos me topé con otro cadáver, esta vez de un niño. Me asusté mucho. La parte más estremecedora de todo esto es que la población no se estaba muriendo de hambre por una falta total de comida. Los graneros del Estado estaban llenos. En la época de las dinastías, cuando había hambrunas, los emperadores abrían sus reservas y repartían esa comida. En cambio, los dirigentes del Partido Comunista, un régimen que pretendía servir al pueblo, se negaban a ayudar a la gente que se estaba muriendo de hambre, y no les abrían sus graneros que estaban llenos. Eso es algo que realmente me ha impactado. Había poblaciones enteras acampando cerca de los graneros, implorando, Partido Comunista. danos un poco de comida. Imploraban hasta que el hambre acababa con ellos. Era inimaginable. Las regiones asoladas por el hambre estaban en cuarentena. Estaba prohibida la circulación de personas e información, pero muchos trataban de escapar. Las pocas personas que pudieron moverse vieron que ese abandono era generalizado. Cuando el tren entró en la estación, vi a una multitud de gente hambrienta tendiendo la mano a través de las ventanillas para que les diésemos comida. Todo el mundo pasaba hambre. Toda esa gente estaba huyendo de la hambruna. Niños, ancianos, todos corrían detrás del tren para mendigarles comida a los pasajeros. A partir de 1958, Las ciudades estaban protegidas del campo, de una forma bastante literal. La población no podía moverse libremente. Un granjero que llevara una vaca al mercado necesitaba un permiso del cuadro local. La gente que trataba de huir del campo era devuelta a su población de origen. Los radicales métodos de Mao llamaron la atención de su homólogo soviético Nikita Khrushchev, que era informado por sus asesores sobre el terreno. Durante las grandiosas ceremonias del décimo aniversario de la Revolución China, llevó a Mao un rincón y le imploró en vano que no repitiese los excesos de la colectivización stalinista. Más adelante, Khrushchev reconocería, Mao se veía como un emisario de Dios encargado de la tarea divina de construir el socialismo antes que la Unión Soviética. Mao ignoró las advertencias de Khrushchev. Ordenó no sólo que se siguiera adelante, sino que se aumentaran las cifras de producción para el éxito del gran salto adelante. Nueve meses más tarde, Khrushchev suspendió los acuerdos de cooperación con China y repatrió 15.000 asesores. Era el comienzo de la separación entre ambos países. Liu Shaoqi elegido presidente de la república en abril de 1959 trató de contener a Mao que seguía siendo el presidente del partido pero fue un año después cuando Liu Shaoqi ordenó que se investigara la realidad de la hambruna sobre el terreno fui a investigar a Yongsheng que es el condado más importante de la región de Shanzhou porque quería saber lo que estaba pasando realmente Yongsheng no estaba bajo mi jurisdicción sino bajo la de Shanzhou Cuando el dirigente local se enteró de mi investigación, me contó mentiras. Ordenó a toda la gente que repitiera la misma mentira sobre las cifras de muertos por inanición. Dijo que, en total, habían muerto 90.000 personas por causas no naturales. En realidad la cifra ascendía a 120.000 personas como pudimos determinar por aquel entonces. No estaba permitido decir que se habían muerto de hambre. Ordenó a cada distrito que declarase una cantidad determinada de muertes para que el total nunca superase los 90.000. Y todo para ocultarnos la verdad. Tres oficiales de alto rango comenzaron una investigación. Llegaron a la conclusión de que habían muerto varias decenas de millones de personas de hambre. Redactaron un informe para Mao y Xu Enlai, pero Xu Enlai les dijo que lo destruyeran y no hablaran de él. A los pocos días... Su los llamó incluso para asegurarse de que el informe había sido quemado. En la Universidad de Hong Kong, Tzu Shun colabora con Frank Ducater, que ha tenido acceso a algunos de los testimonios de esas investigaciones. Esos documentos desvelan una realidad terrible que corrobora el informe de esos tres oficiales. Hay un informe muy detallado de un militar de alto rango, que regresó a su aldea natal, en Hunan. Y vio que las tumbas en los campos habían sido profanadas. que estaban abiertas, no había cadáveres dentro. Se preguntó qué estaba pasando. Era un día lluvioso. Vio una casa de un secretario local del partido, de la que salía humo. Fue a la casa, abrió la puerta, y vio cuatro grandes cacerolas, en las que... se estaban cociendo partes de cuerpo y resultó que el secretario local del partido había decidido que se podía reciclar los cuerpos humanos macerarlos y usarlos como fertilizante en los campos durante la gran hambruna fueron registrados miles de casos de canibalismo en los informes oficiales Hay un montón consignados en los archivos. Conozco un caso en Gansu, en el que la gente llegó a comerse a sus propios parientes muertos. Antes de morir, una madre le dijo a su hija, ya no queda nada que comer en mi cuerpo, solo mi corazón. Cuando muera, te puedes comer mi corazón. Y eso fue lo que pasó. Cuando murió su hija se comió su corazón. y a ella se la comieron a su vez a los pocos días. En un caso de la provincia de Hunan, muy bien documentado por un equipo de investigación enviado sobre el terreno, descubrieron que un hombre había sido obligado a enterrar vivo a su propio hijo porque éste había robado algo de comida. El padre murió de pena tres semanas después. En la primavera de 1961, el presidente Liu Shaoqi fue a investigar durante un mes en su provincia natal, Hunan. Supo de amigos suyos y miembros de su familia que habían muerto de hambre sin que él lo supiese, porque los cuadros locales le habían ocultado la verdad. Aquello le perturbó. Para Liu, el gran salto adelante tenía que detenerse. Pero hubo que esperar hasta 1962 para que el partido reuniera 7.000 cuadros de todo el país para poner fin a la locura del gran salto adelante. Liu Shaoqi dijo que el partido era en gran medida responsable de la hambruna. Le llevó la contraria a Mao en ese aspecto, pues desde el principio... Mao había considerado que los aspectos dañinos de la política de su partido no explicaban más que un 10% de la hambruna. Aunque la hambruna siguió causando víctimas hasta finales de 1962, la situación mejoró lentamente con el restablecimiento de la propiedad privada de las tierras y el libre mercado. La colectivización radical del campo y las absurdas cuotas en la producción agrícola, así como la producción de acero en altos hornos caseros, fueron interrumpidas. El gran salto adelante había concluido. He llamado al ministro de Asuntos Exteriores. quien me ha autorizado a sacar fotos en Pekín con total libertad. Y creo que si se comunicase esa información a la gente... El mundo no sabía nada de esos cuatro años de tragedia. El régimen lo organizó todo para ocultar la verdad a cualquier precio. Había periodistas occidentales trabajando en la agencia Nueva China. Traducían nuestros artículos al inglés. En la década de 1960, esos extranjeros solían irse de vacaciones a la provincia de Anhui. Todo estaba preparado para su llegada. Las tiendas de las zonas donde se alojaban estaban repletas de comida. Había chicas vestidas a la moda surcando un lago cercano en canoas. La escenografía era magnífica y los extranjeros escribieron artículos a su regreso diciendo que no había hambruna en China. Todo estaba organizado para que los periodistas occidentales creyesen que China era un paraíso de virtud y abundancia. De la misma forma, los dirigentes políticos extranjeros cayeron en la trampa. A su regreso de China en 1961, François Mitterrand... Describió a Mao como un hombre humanitario y todo menos un dictador. Dijo que Mao le había asegurado, el pueblo chino no está al borde de la hambruna. Lo repito para que se entienda claramente, no hay hambruna en China. Era una vasta mentira. Los líderes chinos sabían perfectamente que su política estaba matando a decenas de millones de personas. La cuestión de quién debería responder por esos actos ante la historia era, más que nunca, una cuestión de poder. Liu Shaoqi fue convocado por Mao. al lado de su piscina. Y Liu Shaoqi cometió un error diciendo tú y yo somos los responsables de la hambruna y todo lo que ha ocurrido, incluyendo el canibalismo, pasará a la historia. La historia nos juzgará. Creo que entonces Mao ya había sellado el destino de Liu Shaoqi pues había pensado este hombre es mi peor enemigo. Mao no quería verse en apuros por ese asunto ningún otro, de modo que, para recobrar el poder una vez más, empujó a la juventud china al movimiento de la revolución cultural contra los burócratas del partido. Se aprovechó de la radicalización de la situación para que se criticase a Liu Shaoqi y acabase siendo arrestado por la joven Guardia Roja. Encarcelado y privado de tratamiento médico, Liu murió en una celda en 1969. A partir de ese momento, nadie volvió a atreverse a hablar de la gran hambruna y de la responsabilidad de Mao en esa tragedia. ¿Quién fue el responsable de lo que ocurrió? Solo puede haber una respuesta muy sencilla a esa pregunta, y otra muy complicada. La sencilla es que fue Mao, el presidente del partido, él lo empezó todo, era su visión, y también fue él quien puso fin a todo. Fue el responsable desde el principio hasta el final. Mao forma parte de los mayores asesinos en masa del siglo XX. La versión más complicada pasa por preguntarse, ¿cómo pudo hacer todo eso un solo hombre? Yo creo que tanto ese hombre, como ese sistema, fueron responsables de esa tragedia. Es la responsabilidad colectiva del Partido Comunista de la China de aquel entonces. ¿Por qué se niegan las autoridades, 50 años después de la gran hambruna, a reconocer su realidad, a hablar de ella y a aprender lecciones de ella? Creo que su actitud es estúpida. Las autoridades están convencidas de que ello dañaría la legitimidad del régimen comunista y amenazaría su liderazgo. Creo que sus temores no tienen ningún fundamento. ¿Sabe por qué escribí mi libro, Lápida? Yo también soy miembro del Partido Comunista. Escribí este libro para aligerar la carga del Partido Comunista que sigue cargando con el peso enorme de la historia. Está claro que tarde o temprano tendrá que deshacerse de ese peso y cuanto antes mejor. Estoy convencido de que una nación que no puede enfrentarse a su propia historia no tiene futuro. A la muerte de Mao, en septiembre de 1976, el país estaba en ruinas. La nación le rindió homenaje en un gran funeral, pero en la muchedumbre, muchos debían de estar pensando en sus seres queridos muertos durante la gran hambruna. Hoy, los historiadores siguen debatiendo sobre el balance de muertos. Yan Yisheng estima que los cuatro años de la gran hambruna mataron al menos a 36 millones de personas. Frank Duketer estima que la cifra asciende por lo menos a 45 millones. Otros historiadores chinos barajan la cifra de 55 millones, casi el mismo número de víctimas de la Segunda Guerra Mundial. No hay ningún monumento en China para conmemorarlos, aparte de esta modesta edificación en mitad del campo en Henan. Fue levantada hace unos años por un campesino que rompió el silencio impuesto por los dirigentes comunistas sobre este indescriptible holocausto. Si lo fare, hazlo le