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Historia del Museo Nacional de Colombia

Las definiciones contemporáneas del museo señalan que son instituciones inalienables de las comunidades, que son instituciones que agencian la memoria, el pasado, para la transformación de la sociedad. O sea que no es una mirada neutral ni monumentalista al pasado, sino por el contrario, es una mirada que, a través de la investigación museológica, de la investigación curatorial, explora al pasado como posibilidad para construir posibles futuros. La idea que tienen esos padres fundacionales y esas madres fundacionales en ese momento de crear un museo anexo a una escuela de formación de naturalistas es clave. La idea está ligada al reconocimiento, un proyecto ilustrado de nación y un momento o uno de los momentos inaugurales de la nación, ¿verdad? Ese es el punto inicial. De ahí en adelante... pues el museo va a tener un periplo siempre muy complejo a lo largo del siglo XIX y buena parte del siglo XX. Pues el museo siempre está en crisis, siempre es una institución que está casi siempre a punto de desaparecer o está en grandes dificultades. El museo se inaugura como una forma de poder tener una institución que tuviera dos, tres funciones. La primera era continuar con... toda la herencia y con el trabajo que se había venido realizando en este espacio gracias a la Real Expedición Botánica. Entonces este proyecto que probablemente ustedes lo conozcan y lo ubiquen porque José Celestino Mutis estuvo ahí al frente. Y el museo en efecto se inaugura en 1823, el 28 de julio, y se inaugura como una institución vinculada a poder conservar. esta tradición científica para poder conocer cuáles son las potencialidades de los recursos naturales dentro del país y así poder financiar esa naciente nación. El museo se creó por un decreto impulsado por Simón Bolívar y Francisco y Paula Santander que se firmó el 28 de julio de 1823. Su primera sede fue la Casa de la Expedición Botánica. y, desde entonces, se mudó varias veces hasta llegar al edificio antes conocido como la penitenciaría El Panóptico. La actual sede, situada sobre la Carrera Séptima con calle 28, desde su construcción en 1847 y hasta 1946, albergó a prisioneros como el poeta liberal Adolfo León Gómez, quien estuvo preso por sus ideas políticas y relató sus vivencias en su libro Secretos del Panóptico. La fecha de reinauguración del museo iba a ser el 9 de abril de 1948. Ese mismo día, una pieza fundamental que ya había hecho parte de la colección iba a regresar a su hogar entre las piezas del Museo Nacional. La directora del Museo Nacional de ese entonces, Teresa Cuervo, se encontraba en el centro, en el Banco de la República, porque le estaban entregando un objeto muy preciado que tenía que incorporarse a la colección del museo, que además había estado exigido en el museo. Hacia 1860, la CD de ese entonces. Esta pieza era una pieza importante en términos del carácter simbólico. Teresa Cuervo, lo que se sabe es que la envolvió en un periódico y en ese momento estalla el Bogotazo. Ella toma un taxi, yo me imagino a la directora del museo, dentro de ese taxi sosteniendo la corona envuelta en periódico, atravesando los estragos de un Bogotazo que hasta ahora empezaba. Ellas llegan, se encierran, bueno, cierran las puertas. Un levantamiento humano y el museo no puede ser inaugurado sino hasta el 2 de mayo. La historia de la corona se remonta al siglo XIX durante las gestas independentistas en Perú. Fue creada para celebrar al mariscal Sucre, quien había ganado la batalla de Ayacucho. Un tiempo después, Simón Bolívar va a conmemorar lo ocurrido en aquella batalla, llega a Cusco y allí lo reciben, cuenta la historia. Mil mujeres de las más prestantes reciben al libertador, le hacen un recibimiento, una calle de honor. Y el periódico La Bagatela de la época señalaría que en un momento dado me quisieron entregar la corona a Simón Bolívar como obsequio a lo que hizo, a su gesta independentista. El asunto es que se menciona allí que el libertador al parecer se echaría para atrás. ¿Y ustedes qué es lo que van a hacer? No queremos coronar. ¿Ustedes me quieren coronar a mí que pues yo estoy librando una batalla independiente en contra de la libertad? La corona española, entonces como decir, al parecer le pareció extraño, dice esta corona le pertenece al verdadero héroe de este territorio que es el mariscal Sucre, quien no estaba en ese momento. Y pues queda así en el imaginario que pues se la tenían que entregar a Sucre, entiendo que Sucre también, no, no lo merezco, etc. Termina en el congreso, el congreso la tiene, se la entregan al museo, se la roban a 1860, la meten en un costal de Fique. Y desaparece un tiempo la corona, afortunadamente se recupera, pero sin una perla. Más allá de la corona, dentro de los muros del museo se alojan múltiples reliquias no solo de sociedades y culturas ancestrales, también vestigios del espacio exterior. Ubicado en el centro del museo y abierto al tacto de los visitantes, el Aerolito de Santa Rosa de Viterbo atrae la atención de quienes ingresan al recinto. Es una de las piezas fundacionales del museo. Una de las primeras en entrar a su colección y cayó desde el firmamento en 1810. Mariano Eduardo de Rivero, de origen peruano, quien va a fungir como primer director del Museo Nacional. Mariano Eduardo de Rivero llega al territorio y empieza a recorrerlo con la intención de reconocer el territorio, pero además de eso poder identificar también algunos elementos que eventualmente puedan unirse a estas colecciones. Mariano Eduardo de Rivero... Así mientras va haciendo este recorrido llega a Santa Rosa de Viterbo, Boyacá, y allí se le cuenta una historia que en algún momento una niña encontraría un aerolito, un elemento que llegaría del espacio y pues digamos que era un asunto que sabía el pueblo y el objeto estaba identificado en el lugar. Mario Rodríguez Rivero quiso ir a observar el objeto, le pareció que con su formación El científico le permitió identificar que era un elemento de relevante importancia y que merecía ser coleccionado. El aerolito, que durante varios años permaneció en el centro de la Plaza del Pueblo, no llegó de manera inmediata al museo. Aunque los documentos de adquisición existían, un diplomático de Estados Unidos estuvo a punto de lograr llevarlo fuera del país. La pieza que reside en el Museo Nacional es un fragmento de lo que fue el aerolito en el siglo XIX. Fue dividido en varias partes que hoy se encuentran en diferentes instituciones alrededor del mundo para su estudio. Pero este museo no solo alberga piezas tan antiguas como él mismo. Dentro de sus muros se pueden encontrar pedazos de la historia colombiana, como el chaleco con el que murió Jorge Eliezer Gaitán, y obras más recientes, como una maqueta del sector de Bogotá, antes conocido como la L o el Bronx, que en 2018 fue realizada por algunos de sus exhabitantes. Las personas empiezan a trabajar con Leonardo Torres y con Susana Ferguson y allí en el 2017 se construye una versión, una primera versión de la maqueta del Bronx que fue configurada en la que participaron más de 100 personas, pero era una maqueta muy grande. Entonces esa maqueta no cabía dentro del museo, pero para ese momento ya era visible en este lugar y se busca construir un proyecto. mediante el cual algunas de las personas que habían participado en esa primera maqueta pudieran replicarla, pero la pudieran armar acá dentro del museo. Pudieran construir una memoria de lo que había pasado allí en la L o en el pedazo. Y durante algunos meses, en el 2018, se estuvo armando esa pieza del Bronx. Entonces era muy interesante porque eso sucedía en el primer piso. Estaban ahí los chicos haciendo maquetas, cortando cartones, pegándolos. dándolos y llegaba la gente y les hacía preguntas de todo tipo tal vez les preguntaban que si en el Bronx había cocodrilos y ellos pues no sabemos pero esa era la versión que sabían que si había perros que también le echaban a la gente cuando no pagaban o cuando hacían algo malo decían si, había varias formas de tortura, yo diría que lo más importante de esa pieza no es la pieza sino es todo el proceso y son todas las sinergias comunitarias y todas las personas que... acompañaron el proceso y todas las historias que se contaron en ese proceso de creación. El Museo Nacional, en sus 200 años de historia, ha atravesado diferentes transformaciones que lo convierten en la institución que es hoy y que ha mostrado a los colombianos, a través de sus piezas, el constante cambio de la definición de nación. Podemos generar un museo que en muchos sentidos podríamos definirlo como la casa de inspiración de la nación. A mí me parece que ese es un bonito lema, que no solamente recoge la definición original de los museos, como casa de las musas, casa de la inspiración de las musas, una vieja definición de museos, y que por el otro lado nos aboca a imaginar que sí podemos narrarnos. colectivamente.