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Resumen de Cien Años de Soledad

Cien años de soledad comienza de una manera muy particular, con un recuerdo. El coronel Aureliano Buendía, quien está enfrentado a un pelotón de fusilamiento, rememora el momento en que su padre le mostró el hielo por primera vez. La nostalgia de este en un momento de semejante tensión es el ejemplo perfecto que demuestra que el tiempo se manipula en el libro. al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.

Cien años de soledad cuenta la historia de una familia durante un siglo. Sin embargo, no debemos entender su evolución como el despliegue de un árbol que rama a rama trae consigo una nueva generación. En Cien años de soledad, el tiempo transcurre en el interior de su tronco, donde los anillos se dibujan año a año, repitiendo los mismos patrones alrededor de una médula cada vez más debilitada y carcomida. Y en el centro de ella, como pronto observarás, crece en el vacío una profunda y oscura soledad. En este análisis vamos a resumir todos los acontecimientos del libro, así como analizar su contenido para que tu futura lectura, ya sea la primera o no, pueda nutrirse, espero, de una nueva perspectiva.

Y esto lo vamos a hacer apoyándonos en el tronco familiar de esta familia, de los Buendía, para que sea más fácil de seguir visualmente. He creado este esquema en forma de anillos de árbol con este propósito, pero también porque quería que se pareciese a algo típicamente colombiano, como son los sombreros volteados. Ahora puede parecerte confuso, pero poco a poco lo vamos a ir descubriendo. rellenando, resolviendo para que al final del vídeo tengas una visión global de toda la novela. Y no te preocupes, verás que todas esas líneas tienen sentido.

Además, siempre contarás con el personaje del que se habla en ese momento en pantalla, así como sus conexiones con los demás. De la misma manera, cuando veas que sobre la pantalla aparece un símbolo como este, querrá decir que uno de los tres temas principales de la obra está siendo tratado. Estos son el realismo mágico, el tiempo circular y la soledad. Esta novela es increíble por muchas razones.

Los personajes escritos por Gabriel García Márquez quedan atrapados en patrones familiares inevitables, repitiendo errores y decisiones ya vividos. La confusión entre pasado, presente y futuro es una constante, reflejando una visión fatalista de la historia que sugiere que escapar del ciclo predeterminado es imposible. La repetición de nombres en sus páginas subraya la noción de que carácter y destino están sellados desde el nacimiento, algo que no es casual y que procura que como lector dudes sobre dónde te encuentras en la historia.

A pesar de sus esfuerzos por escapar del pasado, los personajes se sienten irremediablemente atraídos hacia él, dominados por la nostalgia y la devoción a su hogar. La soledad, ya se impuesta por la sociedad o inherente a la naturaleza de los individuos, se convierte en una constante, exacerbada por relaciones insatisfactorias y marginalidad. Un último apunte antes de empezar.

Procuraré que ni la imagen ni el sonido sean molestos, para que puedas escuchar o ver las infografías que aparecerán en el vídeo, en momentos en los que quizá prefieras estar relajado. con poca luz o simplemente descansando. Este vídeo tiene la intención de ser una compañía, no una distracción.

Dicho esto, imagina que atraviesas una espesa y húmeda selva tropical y comencemos con esta maravillosa historia. Macondo era un pequeño pueblo de 20 casas situado cerca de un río en plena selva tropical, flanqueado por pantanos y montañas. Solo una banda de gitanos visitaba de vez en cuando el lugar para exhibir sus inventos, artilugios comunes en el exterior, pero extraordinarios para las gentes de Macondo.

condo. Los gitanos, que introducen tanto inventos reales como imaginarios, ejemplifican cómo la magia es algo natural en esta obra y cómo de aislados se encuentran sus habitantes en este momento. Uno de estos gitanos, llamado Melquiades, muestra un imán increíblemente potente.

José Arquídez, Arcadio Buendía, padre de Aureliano, personaje con quien abrí esta historia, intercambia ganado por dos de los imanes, creyendo que puede usarlos para extraer oro de la tierra, aunque es avisado de lo contrario. Úrsula Eguaran, su mujer, intenta disuadirlo, pero no lo logra. José Arcadio es un hombre obstinado que sólo logra encontrar una antigua armadura en el fondo del río, vestigios de aquellos que antes pasaron por allí y desaparecieron o fueron absorbidos por el lugar.

En su siguiente visita, los gitanos traen un telescopio. Lentes de aumento. José Arcadio Buendía imagina usar a estas como armas de guerra, e intercambia a los imanes algunas monedas de oro que Úrsula había enterrado debajo de su cama como último resquicio de su herencia. Realiza experimentos con la certeza de que este artilugio podría servir para fines militares al gobierno, pero aunque les envía su propuesta, nunca recibe una contestación. Los gitanos continúan introduciendo tecnología real, aunque José Arcadio Buendía imagina usos fantásticos para los instrumentos, más allá de su propósito, mostrando la dominación de su imaginación sobre el sentido común.

y la utilidad. Cuando Melquiades se entera de los fracasos de José Arcadio Buendía, le devuelve parte del intercambiado y además le da mapas e instrumentos de navegación. Esto hace que se obsesione con intentar leer el movimiento de las estrellas. descubriendo por propia deducción que la Tierra es redonda. La familia rechaza la idea como una locura, pero el regreso de Melquíades confirma la teoría y como recompensa por su inteligencia, le entrega un laboratorio de alquimia.

El viejo gitano envejecido rápidamente, habiendo enfrentado todas las enfermedades del mundo en sus viajes, José Arcadio Buendía persuade a Úrsula para que gaste el resto de sus monedas de oro en duplicarlas, utilizando sus recién adquiridos conocimientos de alquimia. Sin embargo, su experimento no sale como esperaba. Las monedas se funden.

se mezclan con otros metales y quedan pegadas en el fondo de una cacerola, imposibles de recuperar. Este episodio revela que mientras algunos avances, como la comprensión de que la tierra es redonda, son valiosos y bien fundamentados, otros intentos resultan infructuosos y absurdos. Cuando los gitanos regresan una vez más, Melquiades parece haber rejuvenecido y recuperado su vitalidad, pero esta apariencia es solo una ilusión, ya que lleva dientes postizos. Curiosamente, la impresión que de él tienen los habitantes de Macondo será la misma que experimentará el lector al seguir su evolución.

José Arcadio Buendía, que antes era alegre y trabajador, se distrae con la constante novedad. Úrsula sigue siendo una trabajadora incansable, ayudando a los demás en el pueblo a establecer sus vidas. El asentamiento crece y se convierte en una utopía ordenada, donde nadie tiene más de 30 años y donde aún no ha habido muertos.

José Arcadio Buendía atrapa a toda clase de pájaros, y sus cantos ruidosos atraen a los gitanos a través de los pantanos hasta Macondo. De hecho, y según dicen ellos, esa es la manera mediante la cual encontraron la aldea una primera vez. José Arcadio Buendía sigue ignorando la geografía de la región.

Solo sabe que les flanquea una sierra y la ciudad de Riohacha al este. Los bordes sur y oeste de Macondo están limitados por pantanos. En su búsqueda de un lugar para sentarse tiempo atrás, habían buscado el mar sin éxito.

José Arcadio Buendía cree que el único camino para explorar podría ser el norte. Y por eso él y sus hombres adentran en la selva una vez más, y en el presente, para ver qué pueden encontrar. Tras muchos días de caminata, descubren un galeón español encallado en la tierra, como un costillar abandonado al sol.

Otro vestige más de un pasado que desapareció o fue absorbido por aquellas tierras. Cuatro días más allá del barco, encuentran el mar y José Arcadio Buendía deduce que Macondo se encuentra en una península rodeada de agua. Este es otro de los símbolos que aluden al aislamiento de su gente y de su familia.

José Arcadio Buendía plantea una vez más que deben irse de allí para acercarse a los inventos, a la civilización. Pero Úrsula, cansada de los sueños de su marido, le dice que nos irán por... porque tuvieron un hijo allí. José Arcadio Buendía argumenta que uno no es de ningún lugar, si nadie ha muerto aún en él, pero Úrsula amenaza que morirá si es preciso para cambiar las cosas. Él acaba por ceder, claro.

Úrsula se planta aquí como la voz de la razón en contraste con su marido, y será ella el cimiento que soporte la estructura familiar en adelante. El hijo mayor de estos, José Arcadio, de 14 años en ese momento, había nacido en el camino hacia Macondo antes de la fundación de la aldea. Aureliano Buendía, de 6 años. fue el primer humano en nacer en Macondo y mostraba signos de ser silencioso y retraído, incluso cuando aún estaba en el vientre de su madre. A veces demostraba tener capacidades prescientes, como una vez que predijo que una olla se derramaría y ocurre inmediatamente después.

La reticencia y previsión de Aureliano son rasgos esenciales de los personajes llamados como él en la novela. Fíjate de aquí en adelante, porque también ocurre con su hermano. Los que se llaman José Arcadio comparten mucho del mismo modo.

Pues bien, el hecho de que se crea que lloró en el vientre predijo el futuro incluso siendo un niño demuestra que hay algo innato en Aureliano. que determina estos rasgos, impidiéndole comportarse de otra manera. Más que un atributo, como puede interpretarse en un principio, es una prueba del determinismo que se plantea en esta obra. José Arcadio Buendía recapacita y se reincorpora a la vida familiar, educando a los niños por su cuenta. Les enseña sobre las maravillas del mundo, mezclando imaginación y realidad, como también hace la novela con nosotros como lectores.

Una nueva banda de gitanos llega al pueblo con inventos aún más fantásticos, incluyendo una máquina que hace que las personas olviden los malos recuerdos y un tratamiento que permite perder el tiempo. Se revela, asimismo, que Melquíades ha muerto. José Arcadio Buendía lleva a los niños a una gran carpa donde ven lo que él cree que es el diamante más grande del mundo, pero en realidad, solo es hielo. Paga para que los tres lo toquen.

José Arcadio no lo hace, pero Aureliano Buendía coloca su mano en el bloque y la retira, temiendo que esté ardiendo. José Arcadio Buendía paga más para que pueda tocar el hielo nuevamente, declarando, este es el gran invento de nuestro tiempo. Esto le lleva a imaginar una ciudad hecha de espejos.

Unos espejos que, aunque él no lo sepa aún, serán más bien espejismos, metáforas de una realidad que se replica una y otra vez. Este preciso instante es el que se hacía referencia en la primera frase de la novela. El libro aprovecha que ha llegado hasta el momento con el que comenzaba, para volver a saltar hacia atrás una vez más.

El tiempo retrocede hasta la tatarabuela de Úrsula en el siglo XVI, quien se quemó gravemente cuando el pirata británico Sir Francis Drake atacó Río Hacha, nombre del lugar donde vivían. Su esposo, incapaz de encontrar un tratamiento efectivo para sus quemaduras y sus miedos, le construyó un dormitorio sin ventanas para que ya no temiese la invasión del pirata. Posteriormente, el esposo hizo negocios lucrativos con un plantador de tabaco nativo, llamado Don José Buendía, y desde entonces sus familias quedaron vinculadas.

Úrsula y José Arcadio Buendía son, de hecho, primos. Sus familias intentaron desincentivar la unión debido a la amenaza de defectos causados por la consanguinidad. advirtiendo sobre unos tíos que tuvieron un hijo con cola de cerdo y murió desangrado cuando intentó estirpársela años después.

José Arcadio Buendía minimizó la advertencia y la pareja se casó, pero Úrsula seguía temerosa de las advertencias. Por eso, la madre de ésta le hizo un cinturón de castidad que ella usó en la cama durante varios meses. Los rumores se propagaron, decían que Úrsula seguía siendo virgen porque José Arcadio Buendía era impotente. Continuaron así durante otros seis meses, hasta que José Arcadio Buendía ganó una pelea de gallos contra un vecino llamado Prudencio Aguilar.

Y este dejó en evidencia públicamente la virilidad del primero. José Arcadio Buendía mató a Aguilar con la lanza de su abuelo ese mismo día. Y esa noche, ordenó a su esposa tener relaciones sexuales con él, culpando de los rumores y del asesinato a ella. Úrsula y José Arcadio Buendía fueron acosados por el fantasma de Aguilar en las noches, que desaparecía en la casa con una tristeza tan profunda y miserable, que despertaba misericordia, no temor. El agujero que había dejado la lanza en su cuello es una manera de mostrar el vacío que también siente él.

Finalmente, y debido a esto, el matrimonio abandona el pueblo para darle paz al muerto y a ellos mismos. La pareja reunió a un grupo de amigos para emprender un viaje a través de las montañas en busca de nuevas tierras. Catorce meses después, y en medio del viaje, Úrsula dio luz a un hijo sin deformaciones, José Arcadio, del mismo nombre que el padre.

Después de dos años de vagar, se encontraron al otro lado de las montañas, observando con incredulidad los grandes pantanos extendidos ante ellos. Acamparon junto a un río y esa noche, José Arcadio Buendía soñó con una ciudad hecha a base de espejos llamada Macondo. Por la mañana declaró que establecería en la ciudad allí mismo. No descifró su sueño hasta el día en que vio el hielo y creyó que Macondo eventualmente estaría construido con este. Regresamos a ese momento en el presente.

Él sueña con una fábrica de hielo, pero se enfoca en la educación de sus hijos. El sueño establece la metáfora de Macondo como una ciudad de espejos, una ciudad que se explora a medida que las generaciones se reflejan unas a las otras. aunque José Arcadio Buendía lo malinterpreta.

Aureliano, el hijo menor, tiene cierta intuición para el arte de la alquimia. Padre e hijo se disponen a separar el oro de Úrsula del fondo de la olla. José Arcadio por su parte muestra poco interés, creciendo como un joven muy fuerte y grande como su padre. Úrsula, nuevamente embarazada, nota que su hijo mayor está sexualmente dotado de una manera excepcional. Una mujer llega a casa para ayudar con las tareas y resolver las supersticiones de Úrsula.

Lee las cartas de José Arcadio con prueba, ante las dudas de la madre, el tamaño de su miembro. Desde ese momento, él se obsesiona con ella y su olor a humo. Ella lo invita a visitarla por la noche y él acude, tratando de encontrarla en los oscuros cuartos por su olor. En una casa llena de gente, ella lo lleva a un rincón y hace el amor con él, aunque José Arcadio siente, incluso en ese momento, una soledad tremenda. Es que la soledad es a menudo más aguda en la compañía de otros, y poco tiene que ver con la presencia física de los demás.

La mujer que seduce a José Arcadio se llama Pilar Ternera. Una de las habitantes originales de Macondo, llevada por sus padres para separarla de un hombre que la había violado a los 14 años y rompió sus promesas de cuidarla. José Arcadio sueña con ella durante el día y la visita por la noche. Poco después, Aureliano y José Arcadio Buendía anuncian que han separado el oro de Úrsula del Cazo. José Arcadio le cuenta a su hermano pequeño sobre su aventura con Pilar Ternera, y los dos hablan toda la noche, hasta que Aureliano le pregunta que se siente en una relación carnal, algo que describe el otro como un terremoto.

La nueva hermana Gracias. Amaranta nace en enero. Los nuevos gitanos regresan al pueblo con una alfombra voladora, otro elemento fantástico que se mezcla con la realidad en el libro. José Arcadio y Pilar Ternera continúan con su relación, y ella le comunica que va a ser padre. José Arcadio oculta esta noticia, que le vuelve más serio y distante.

Deambulando solo por la feria una noche, ve a una gitana joven, la persona más hermosa que ha visto. Presiona a su miembro erecto contra su espalda, y escapa a una tienda donde otros se aman. Aunque al principio se muestran tímidos, la pasión de los demás despierta su propio interés. Varios días después, José Arcadio se va de Macondo con los gitanos.

Úrsula intenta encontrar a su hijo y termina vagando muy lejos, fuera de la aldea. José Arcadio Buendía sale en busca de su esposa, pero poco después de tres días de búsqueda, regresa sin éxito. Entonces cuida a la bebé amaranta, y Pilar Ternera se ofrece para hacer las tareas, pero Aurelia no puede percibir con su especial sensibilidad que ella es la culpable de la desaparición de su hermano y su madre, y por lo tanto, la trata con frialdad.

Comienzan a ocurrir cosas mágicas en el laboratorio, como objetos que se mueven por sí solos y agua que hierve sin una fuente de calor, sucesos a los que el padre, curiosamente, no da importancia. Cinco meses después de partir, Úrsula regresa a Macondo con un grupo de personas. Ha descubierto que la civilización más cercana está solo dos días al otro lado del pantano, una ruta que su marido no quiso tomar.

Veamos lo que ha sucedido en el esquema familiar hasta este momento. El punto central corresponde a los antepasados de la familia, y a partir de él se distribuyen las circunferencias de cada generación. La línea amarilla es la sangre de los Buendía.

Siempre que la veas, querrá decir que la estirpe va por ese camino. Por eso, José Arcadio Buendía y Úrsula Iguaran, que son primos, parten de dos líneas amarillas de la misma familia. Las líneas blancas, por otra parte, significan que se da una relación entre dos o más personas. Pilar Ternera tiene una relación con José Arcadio. Y cuando queda embarazada, la sangre de los Buendía pasa a mezclarse en ese camino, pero lo hace, fíjate, en un círculo intermedio entre la primera y la segunda generación de Macondo, por su diferencia de edad.

Tras algún tiempo, el hijo de Pilar Ternera y José Arcadio es llevado a la casa de los Buendía con solo dos semanas de vida, y Úrsula lo recibe a instancias de su marido por ser de su sangre, si bien deciden que nunca conocerá su verdadera identidad. Lo llaman José Arcadio, pero por simplificar, le llaman Arcadio. El hecho de que Ursula le acoja pero se compromete a mantener su identidad en secreto, es la primera de las muchas ocasiones en la que a los niños se les desfigura de dónde vienen, lo que proporciona la oportunidad en algunas ocasiones para las relaciones interfamiliares. Una mujer india guajira llamada Visitación, que llegó al pueblo para escapar de una plaga de insomnio en su tribu, y su hermano, trabajan para los Buendía. Úrsula construye un negocio haciendo caramelos con forma de animales, y el pueblo se vuelve más activo con los nuevos habitantes.

José Arcadio Buendía deja su trabajo con la alquimia para volver al desarrollo activo del pueblo. como hiciera tras su fundación. Los gitanos regresan, pero José Arcadio no está entre ellos. Los pájaros que José Arcadio Buendía había enjaulado alguna vez son cambiados por relojes de cuco musicales, una primera muestra del progreso que vive Macondo de la renovación. Aureliano Buendía se queda solo en el laboratorio aprendiendo por sí mismo el arte de la platería.

Fruto de sus predicciones, le dice a Úrsula que puede sentir que alguien está llegando, aunque no sabe quién. Ese domingo, una huérfana de 11 años llamada Rebeca aparece con una carta para José Arcadio Buendía. y una cesta con los huesos de sus padres.

La niña supone ser una prima segunda de Úrsula, pero ni ella ni su marido recuerda ninguno de los nombres mencionados en la carta. Los Buendía la adoptan, sin otra opción. Los indios descubren que a Rebeca solo le gusta comer tierra y la cal de las paredes, y que habla su lengua indígena. La obligan a comer ruibaro amargo y la amedrentan hasta que finalmente come y comienza a participar en la vida familiar. Visitación reconoce en Rebeca síntomas de la plaga del insomnio.

de la que había tratado de escapar con su hermano. Ella explica a los demás que el peligro de no dormir es la pérdida de memoria que reduce a quienes la sufren a un inevitable olvido. José Arcadio Buendía cree que solo está siendo supersticiosa, pero Úrsula toma precauciones para proteger a los demás niños. Pronto, la familia comienza a no dormir.

Sueñan despiertos. Úrsula sigue vendiendo sus caramelos y sin darse cuenta en un principio, estos contagian a todo el pueblo con la peste del insomnio. Los visitantes a Macondo se ven obligados a tocar una campana para indicar su salud.

y no ser contagiados, al contrario de lo que ocurriría normalmente, cuando sería el enfermo el que debería tocar la campana. Aureliano comienza a etiquetar los objetos con sus nombres para que no sean olvidados. Intentan fijar la realidad con el lenguaje, pero reconocen que es una batalla perdida.

Pilar Ternera comienza a leer tanto el pasado como el futuro en sus cartas, popularizando una realidad imaginaria que a veces es más reconfortante que la realidad misma. Este es un momento relevante para entender que la historia es frágil, que los discursos son manipulables y que tienden al olvido con facilidad. Aunque aquí esto es parte de la fantasía de la obra, más adelante tomará forma bajo sucesos mucho más oscuros y relacionados directamente con la historia real de nuestro mundo.

José Arcadio Buendía intenta inventar una máquina de memoria cuando un hombre llega a la casa, consciente de que ha sido olvidado bajo una forma más dolorosa que la del corazón, la de la muerte. Le da a José Arcadio Buendía una bebida que le devuelve su memoria, y éste se da cuenta de que el hombre ante el que está es Melquiades, que ha regresado de la muerte porque no podía soportar la soledad. Melquiades ha traído consigo la tecnología para producir daguerrotipos, fotografías que despiertan fascinación y preocupación a partes iguales.

En este análisis he querido seguir la estética de este tipo de fotografías, por lo que todas las que verás aquí, en este vídeo, en este análisis, se corresponden con esta estética. Aureliano se ha convertido en un maestro platero, pero el pueblo comienza a preguntarse por qué no ha conocido aún a una mujer. Un trovador de 200 años visita el pueblo, Francisco el Hombre, narrando las historias de las comunidades circundantes como un cuentacuentos ambulante.

y Úrsula se entera por él de que su madre ha muerto. Escuchando las canciones del anciano una noche en una tienda, Aureliano es llevado a un cuarto trasero, donde una mujer vende a su nieta mestiza cada noche a los hombres donde se encuentra. Esa noche, después de 60 clientes, Aureliano se postra ante su cuerpo desnudo y siente una soledad terrible. La adolescente, que debe pagar así a su abuela un incendio que provocó tiempo atrás, conmueve a Aureliano, y éste decide casarse con ella para librarla de semejante cautiverio.

Sin embargo, cuando regresa la tienda la mañana siguiente y han dejado el pueblo. Aquí podemos ver que Aureliano puede dejarse llevar por emociones ligadas a lo que entiende justo, aunque al igual que como sucederá en otras ocasiones, no puede hacer nada al luchar por ello. José Arcadio Buendía decide usar el laboratorio de la guerra. ...tipos para tomar una foto de Dios y demostrar así que éste existe.

Una vez más, el patriarca intenta usar el invento de Melquiades con un propósito poco realista. El gitano, por su parte, quiere ver el futuro de Macondo en su interpretación de Nostradamus, pero José Arcadio Buendía niega que Macondo pueda existir sin un buen día. Ambos estarán en lo correcto. Úrsula amplía su negocio para incluir panes y otros productos horneados. Me amarán a Terrebeca en el patio, a sus hijas, y se da cuenta de que se han convertido en unas mujercitas.

Se da cuenta de que pronto sus hijos comenzarán a casarse y que, si quiere mantenerlos cerca, tendrá que ampliar la casa, y se pone a trabajar para llevarlo a cabo. Esto demuestra con intensidad que ella es el cemento que asienta a esta familia, actuando con razón, en lugar de fantasía, como hace su marido. Pronto llega una orden que declara que la casa debe pintarse de azul en lugar de blanco. La carta es de una autoridad enviada por el gobierno, don Apolinar Moscote. José Arcadio Buendía va a confrontar al supuesto corregidor.

Le dice a este que no se necesitan corregidores en el pueblo, porque no hay nada que corregir. pero que puede quedarse como un ciudadano común. Don Apolinar Moscote advierte que está armado y José Arcadio Buendía lo levanta por las solapas y lo lleva a través del pueblo hasta el camino de salida. Dos semanas después, Don Apolinar Moscote regresa con soldados y su familia.

José Arcadio Buendía, sin querer causar problemas a Don Apolinar Moscote frente a su familia, va con Aureliano a visitarlo en otro momento. Dos de sus hijas están allí con él. Una de ellas es una bonita niña de nueve años llamada Remedios. José Arcadio Buendía le dice al recién llegado que puede quedarse bajo dos condiciones.

que todos puedan pintar su casa del color que les dé la gana y que los soldados se vayan de inmediato. Don Apolinar Moscote acepta sus condiciones, pero José Arcadio Buendía afirma que, a pesar de su buena voluntad, siguen siendo enemigos. Los soldados se van y José Arcadio encuentra una casa para la familia Moscote.

Sus condiciones para que el magistrado permanezca en el pueblo muestran que solo está luchando contra las amenazas presentes que plantea el recién llegado. El lugar de los cambios a largo plazo que podría ocasionar su presencia, evidenciando una falta de previsión. Sin embargo La posibilidad de tener que abandonar de nuevo su hogar con el recuerdo de Prudencio Aguilar en mente le hace mantener la compostura.

Aureliano, por su parte, no puede dejar de pensar en la pequeña Remedios. Ursula planea un baile para inaugurar la reforma de la casa, encargando incluso una pianola para disfrutar de su música. Un experto italiano llamado Pietro Crespi llega para instalar el instrumento y enseñar los bailes que se corresponden con la moda más actual.

La familia se maravilla con la música del piano mecánico, y José Arcadi Buendía intenta tomar una foto del fantasma que para él debe estar por supuesto tocando. Rebeca y Amaranta quedan encantadas con el joven apuesto y gentil, aunque éste muestra una educación y reservas que no despiertan peligro por parte de la madre. José Arcadi Buendía, al determinar que Dios no existe porque no pudo tomarle una foto, desarma la pianola dos días antes de la fiesta para intentar entender cómo funciona.

Aunque intenta volver a armarla, el instrumento no funciona en la fiesta. Finalmente, éste fuerza a la máquina a tocar. pero el resultado no es el que se esperaba. No obstante, a nadie le importa.

Los asistentes al baile disfrutan de todas formas, hasta bien entrada la madrugada. Pietro Crespi regresa a reparar la pianola, para alegría de amarante Rebeca. En el último día de su visita, realizan un baile improvisado por él, y Rebeca llora cuando éste se va.

Vuelve a comer tierra, como cuando era una niña, la única manera que tiene para aplacar la ansiedad. Una de las cejas de Moscote, Amparo, visita la casa y entrega en secreto una carta de Pietro Crespi a Rebeca, creando un lazo de confianza entre las chicas. Las esperanzas de Aureliano Buendía de estar cerca de Remedios Moscotes se revivan, creyendo que ella acompañará a su hermana en una de las visitas. Camina por el pueblo con sus mejores amigos hasta encontrarla sin éxito.

Al igual que él, ellos son la segunda generación de Macondo, y tienen los mismos nombres que sus padres, Magnífico Bisbal y Gerineldo Márquez. Un día, mientras hace pequeños peces de oro en el taller, A Aureliano escuchan del exterior la boda de remedios afuera y no dudan en invitarla a entrar. Le regala uno de los peces, pero ella sale corriendo. A Aureliano, suspirando por remedios mascote, comienza a escribir poesía por todas partes. Por otra parte, Rebeca espera más cartas de Pietro Crespi.

Cuando la mula del correo no llega como ella esperaba, Rebeca se desata y Úrsula, que busca explicaciones, fuerza la apertura del baúl de esta, encontrando las cartas del italiano. El progreso de Macondo sigue su curso. Antes los mensajes llegaban por un trovador itinerante y ahora llegan por correo, aunque sea con una mula. Aureliano va con sus amigos a la tienda de Catarino, donde conoció a aquella chica que su abuela prostituía.

Se han añadido habitaciones para servir de manera constante como burdel. Aureliano siente repulsión por las mujeres que encuentra allí, pero tras un episodio de desvanecimiento sensorial, despierta en compañía de Pilar Ternera. Tienen relaciones sexuales y ella se ofrece a hablar con Remedios Moscote por él. Parece que la curiosidad que había creado su hermano mayor en él acaba tomando forma aquí.

La propuesta resulta favorable, y Remedios podrá casarse con Aureliano después de su primera menstruación. José Arcadio Buendía establece a sí mismo que Rebeca se case con Pietro Crespi, pero Amaranta jura detener la boda a toda costa, ya que Ella también está enamorada del italiano de una manera no correspondida. Melquiades muere nuevamente después de sufrir un rápido proceso de envejecimiento que lo dejó en un estado de demencia.

Se ahoga en el río, pero José Arcadio Buendía se muestra reacio a enterrarlo, creyéndolo inmortal. Es normal, el hombre había regresado de la muerte una vez, aunque no lo viera, aunque esto fuera lo que decían otros. Hierve a Mercurio junto al cadáver como el propio Melquiades ordena antes de morir, pero finalmente, ante la putrefacción del cuerpo, Lo entierran y celebran un velatorio en su honor.

Con este primer enterramiento, Macondo finalmente echa raíces y pierde simbólicamente la inocencia con la que se gestó. Por otra parte, Amaranta confiesa su amor a Pietro Crespi, pero él no corresponde a su interés. Ella promete detener la boda a toda costa y la envían de viaje con la intención de distraerla, con Úrsula como compañía.

El italiano visita a menudo la casa, trae regalos y juguetes mecánicos que distraen a José Arcadio Buendía, como un bálsamo que le aparta, como yaceran los objetos de los gitanos. de objetivos más importantes. Aureliano se dedica a enseñar a Remedios Moscote a leer y a escribir, desarrollando una relación positiva entre futuro marido y mujer. Rebeca vive con miedo por las amenazas de su hermana de detener la boda.

Acude a Pilar Ternera para que le lea su futuro, y Pilar le dice que no será feliz mientras sus padres no estén enterrados. Ella está confundida por estas palabras, pero José Arcadio Buendía busca la bolsa con los huesos de sus padres que trajo cuando se presentó ante su puerta. Llama a los albañiles que hicieron la remodelación y uno revela que los huesos están emparedados. Los sacan y los entierran junto a Melquiades. Tras esto, Pilar Ternera empieza a visitar la casa de nuevo y le dice a Aureliano que será bueno en la guerra.

Las predicciones de esta mujer son tomadas como hechos, un ejemplo de cómo la adivinación proporciona consuelo ante el futuro, pero también redunda en algo de lo que hemos hablado antes. El discurso acerca de la historia puede alterar a esta. José Arcadio Buendía conecta un juguete de bailarina mecánica al mecanismo de un reloj y el juguete baila durante tres días seguidos.

derivando una vez más el ingenio hacia un propósito inútil. Pierde el sueño y vuelve a ver el fantasma de Prudencia Aguilar, el hombre que mató en Riohacha, quien ahora solo encuentra en su peor enemigo la compañía que necesita para estar en paz. José Arcadio comienza a pensar que cada día es igual al anterior.

Su concepción del tiempo deja de ser lineal y entra en un bucle que casa bien con el concepto repetitivo de la novela. Cae en una profunda tristeza por los que han muerto y sufre un arrebato violento que le lleva a destrozar todo a su paso, incluido el laboratorio. Aureliano Buendía llama a los vecinos para que lo ayuden a detenerlo, pero necesitan 10 hombres para lograr atarlo a un árbol en el patio.

Cuando Úrsula y Amaranta regresan de su viaje, José Arcadio Buendía sigue atado a él, totalmente ausente, sin saber quiénes son. Le desatan las muñecas y los tobillos, pero lo dejan atado por la cintura, y construyen un refugio de hojas de palma para protegerlo del sol y la lluvia. El patriarca acaba así atado, literalmente, al árbol de su familia.

Cuando a Remedios Moscote le llega el primer periodo menstrual, ella y Aureliano Buendía son casados por el padre de Nicanor en el salón de la casa. En la ceremonia, Remedios Moscote se muestra tranquila y serena, mientras que todos los demás están bastante nerviosos. Ella lleva el primer trozo de pastel a José Arcadio Buendía, que sigue atado al árbol del patio. La única persona infeliz en la boda parece ser Rebeca, quien iba a casarse con Pietro Crespi el mismo día. Pero justo antes, el italiano había recibido una carta diciendo que su madre estaba a punto de morir.

Por ello se apresuró en ir a la capital. Encontrándose a su madre en el camino, perfectamente bien. El autor de la carta es desconocido, pero se sospecha de Amaranta, como fruto de sus amenazas anteriores.

El sacerdote, horrorizado de que la gente en Macondo viva es en religión y en pecado, decide quedarse una semana más para hacer la obra de Dios. Pero la gente le dice que no necesitan un sacerdote, habiendo pasado tanto tiempo sin uno. Este decide construir una iglesia, suplica muestras de apoyo y celebra una misa al aire libre, prometiendo una prueba del poder de Dios.

Bebe una taza de chocolate y se eleva 12 centímetros por encima del suelo, repitiendo la demostración durante varios días. Estas muestras de divinidad le permiten recaudar suficiente dinero en un mes para comenzar la construcción de un templo. Y esta levitación, de alguna manera, te explicará un futuro acontecimiento del libro que está relacionado directamente con la pureza, con lo divino.

José Arcadio Buendía no se impresiona por ello. Parece farfullar en una extraña jerga que lleva hablando desde que fue llevado al árbol. El sacerdote reconoce dicha jerga. Lo que estaba hablando era latín. El padre Nicanor intenta probar la existencia de Dios a José Arcadio Buendía, pero éste lo rechaza.

Intenta a sí mismo jugar con él a las damas, pero José Arcadio Buendía dice que no tiene sentido competir, cuando los dos han acordado unas reglas comunes. Esto refleja su sentimiento sobre la religión organizada y su deseo de que Macón desista sin un gobierno oficial. El sacerdote, creyendo que José Arcadio Buendía es bastante lúcido, le pregunta por qué está atado al árbol, y José Arcadio Buendía dice que es porque está loco. Prefere existirse en reglas impuestas por alguien más, a excepción de las de su familia.

Así que al final, lo único que le ata es la estirpe a la que pertenece, simbolizado, como ya hemos dicho, con esta atadura al árbol familiar. Las esperanzas de matrimonio de Rebeca se revivan una vez que Pietro Crespi regresa, pero Amaranta sugiere que Rebeca debería esperar hasta que la iglesia esté construida, un proceso que Rebeca cree que podría llevar años. Sus intenciones surgen a efecto y Pietro Crespi también se decepciona ante la nueva demora. Úrsula encuentra a los dos amantes besándose en la oscuridad y se dedica a supervisar sus futuras visitas.

Después de tres meses de agonía, el propio Pietro Crespi dona el dinero que el padre Nicanor necesita para terminar la iglesia. Amaranta no se rinde, quita las bolas de neftalina que protegen el vestido de la boda de Rebeca y permite así que las polillas lo devoren. Rebeca lo descubre con antelación y Amparo Moscote se presta a coser uno nuevo en una semana.

Sin ninguna otra alternativa, Amaranta decide envenenar el café de Rebeca antes de que se case. Sin embargo, algo repentino detiene el plan de Amaranta. Remedios Moscote se despierte en medio de la noche, tal vez debido a un aborto espontáneo de los gemelos que llevaba dentro, y muere por una infección, como sus hijos no natos, tres días después.

Al recibir la noticia, Amaranta reconsidera su plan de envenenar a Rebeca, sintiéndose responsable de la muerte de Remedios, ya que había deseado intensamente que ocurriese algo que detuviese la ceremonia. Remedios Moscote, a pesar de su juventud, Había sido una presencia fundamental en la casa, que cuidaba a José Arcadio Buendía y aceptaba al hijo de su marido y Pilar Ternera, Aureliano José, como propio. Porque las relaciones de Aureliano con Pilar Ternera también habían resultado como las de su hermano.

Pilar Ternera generaba a los dos hijos de los dos hermanos Buendía y tomase un rol fundamental en el desarrollo de la familia. Fíjate cómo comparte este círculo intermedio entre generaciones con los dos hermanos, de donde surgen dos líneas de la estirpe hasta la tercera generación. En cuanto a las hermanas Moscote... Deberían estar situadas en el mismo círculo que Aureliano y sus hermanos, pero las he colocado aquí para evitar la confusión y para que estén conectadas con su padre. Por eso, los gemelos no natos se despliegan hacia la tercera generación desde la conexión entre Aureliano y Remedios Moscote.

Úrsula instaura un periodo de luto. Cuelga el daguerrotipo de Remedios Moscote en la pared con una lámpara. Amaranta adopta a Aureliano José como propio para redimir de alguna manera el mal que ha fomentado. Pietro Crespi visita a Rebeca. pero ella está angustiada por otro retraso en la boda fruto del luto, y de nuevo comienza a comer tierra.

Cierto día, un hombre enorme y cubierto de tatuajes llega a la casa Buendía, recorre los pasillos y saluda a todos con naturalidad. Solo Úrsula lo reconoce como a su hijo José Arcadio, desaparecido con los gitanos tantos años atrás. Cuando le preguntan dónde ha estado, responde simplemente, por ahí. Duerme durante tres días seguidos y luego va a la tienda de Catarina a celebrar.

Allí muestra su enorme miembro y las mujeres compiten por sus servicios. Ofrece acostarse con todas ellas y pueden pagarle 10 pesos cada una, un precio extraordinario. Ha dado la vuelta al mundo 65 veces ganándose la vida de esta manera. Úrsula intenta reconectar con él, pero el hijo ya no mantiene los recuerdos de la infancia en Macondo, tras una vida en el mar llena de otras cosas que recordar.

José Arcadio es el primer personaje que regresa a Macondo a pesar de haber logrado escapar, víctima del mismo mal que afectará a otros después. Aunque no podemos ver ningún rastro de nostalgia en su actitud. Los futuros acontecimientos demostrarán sin palabras que su destino estaba ligado a este lugar.

Rebeca se siente atraída por su masculinidad, viendo a Pietro Crespi como poco hombre comparado con él, con la tensión sexual despertada entre ellos, y mientras el resto de la familia duerme, los dos mantienen relaciones. Solo tres días más tarde se casan y después de que el propio José Arcadio le dijese a Crespi que se casaría con ella, a pesar de que es su hermana. El padre Nica nos revela que en realidad no son hermanos biológicos, facilitándose el matrimonio, pero Úrsula se niega a permitir. Que los recién casados entren en la casa, por ello alquilan una por su cuenta y hacen el amor de manera escandalosa.

A Aureliano Buendía les lleva algunos muebles y dinero. Pietro Crespi sigue visitando la casa de los Buendía, y el amaranta parece iniciar un romance algo superficial. El italiano le pide a Amaranta que se case con él, y ella acepta, pero no hasta que se conozcan mejor. Ursula se confunde con esta respuesta, pero Aureliano Buendía está de acuerdo en que no es el momento para una boda.

La muerte de Remedios Moscote lo ha devuelto a la introspección y a la soledad de su niñez. Don Apolinar Moscota le dice a este que los liberales quieren ir a la guerra, porque son malas personas que quieren ahorcar sacerdotes, instituir el matrimonio civil y el divorcio, reconocer los derechos de los hijos ilegítimos como iguales a los de los legítimos, y dividir el país en un sistema federal que quitaría el poder a la autoridad suprema. Los conservadores, dice, han recibido el poder de Dios y quieren proteger la moralidad.

A pesar de la buena relación con su suegro, Aureliano Buendía simpatiza con el punto de vista liberal, pero no puede imaginarse luchando por algo que no puede tocar. Antes de las elecciones locales, los soldados de Moscote llegan para confiscar las armas de cada casa, prohibir la venta de alcohol y las reuniones. Se hace una votación para determinar el gobierno y se sella la caja.

Pero esa noche rompen el sello y sacan todas las papeletas de los liberales menos 10, inclinando la elección a favor de los conservadores. Aureliano advierte que esta trampa llevará a los liberales a una guerra. El resultado de la elección no tiene impacto en el pueblo, que está más interesada en otros asuntos, pero el hecho de que los soldados no devuelvan las armas les enfurece. ya que se cuentan entre ellas cuchillos y herramientas de trabajo que afectan al día a día. Poco después, cuando Gerineldo Márquez y Magnífico Bisbal le preguntan a Aureliano Buendía si es liberal o conservador, él dice que es liberal porque los conservadores son los que más se han convertido en libertarios.

unos tramposos. Aureliano va a ver a un médico en estantes de sus amigos para tratar un supuesto dolor en el hígado. El médico es un farsante que se había escondido en Macondo en busca de una vida tranquila.

Había convencido a los jóvenes de la aldea para que votaran, para demostrar que las elecciones eran una farsa y que la violencia era necesaria para alcanzar sus ideales. El médico le dice a Aureliano que es su deber asesinar a los conservadores, y ésta reconoce cómo su suegro manipuló las elecciones. El médico muestra a Aureliano todas las personas que cree que deben ser asesinadas para exterminar el conservadurismo.

incluida la familia de su suegro, lo que le lleva al joven a afirmar que el médico no es más que un matarife. Aureliano promete no revelar el plan secreto, en el que no participará. Cuando van a asesinar a la familia Moscote, sin embargo, él guarda la puerta para protegerles. Él es el término medio en todo el conflicto, el único que parece no inclinarse por las emociones, sino por motivos más justos para todos, al menos por el momento.

Arcadio, hijo del recién llegado José Arcadio y Pilar Ternera, que ya es de alguna manera un hombre, Le cuenta a Aureliano cómo la ideología liberal se ha difundido entre los alumnos de su clase, planteando así cómo su desarrollo entre la sociedad más joven adelanta lo que vendrá. En diciembre, Úrsula anuncia la noticia de que ha estallado la guerra, aunque llega tarde, ya que la ley marcial ha estado en vigor en todo el país durante tres meses. Apolinar Moscote lo había mantenido en secreto hasta que llegaran las tropas a Macondo. Los soldados saquean las casas en busca de armas nuevamente y ejecutan de inmediato al falso médico, hiriendo y matando a sí mismo al sacerdote y a una mujer del pueblo. Aureliano se da cuenta de que Don Apolinar sigue siendo solo una figura decorativa.

El ejército es quien realmente está al cargo, y los atributos y defectos que se asignan a un lado o a otro del conflicto empiezan a difuminarse. Aureliano Buendía, llevado por la injusticia, va a la casa de Gerineldo Márquez y le dice que irán a la guerra para proteger su pueblo. Realizan una operación en la que invaden la guarnición y roban las armas de los conservadores, ejecutando al capitán y a cuatro soldados.

Su sobrino Arcadio es nombrado líder civil y militar de Macondo. Aureliano garantiza a don Apolinar Moscote que su familia permanecerá segura y le exige que no le llame Aurelito como hasta ahora, sino que le llame Coronel Aureliano Buendía, un cambio de identidad que también será el punto de inflexión fundamental en su vida. El Coronel Aureliano Buendía perderá los 32 levantamientos armados que organizará, engendrará 17 hijos con 17 mujeres diferentes. Todos ellos varones, y asesinados en una sola noche antes de que el mayor cumpla los 35 años. Sobrevivirá a 14 intentos de asesinato, 73 emboscadas y a un pelotón de fusilamiento.

Así como a un envenenamiento. Rechazará una orden al mérito ofrecida por el presidente. Se convertirá en comandante de las fuerzas revolucionarias y nunca permitirá que le hagan una fotografía. Ganará dinero solo con los pequeños peces de oro que hará en su taller.

Después de firmar un tratado que pondrá fin a 20 años de guerra civil. se disparará en el pecho, pero la bala saldrá por el otro lado del cuerpo sin dañar ningún órgano vital. Pondrán su nombre a una calle, pero todo ello ocurrirá sin que pueda imaginarlo cuando parte del pueblo con solo 21 hombres para unirse al ejército liberal. Esta información, aunque te la estoy dando yo, también te la adelanta la novela en este punto. El determinismo se desvela aquí, bajo la forma en la que está escrito el libro.

Encargado de Macondo, Arcadio demuestra ser un gobernante despótico, el peor de la historia del pueblo según muchos. que impone hasta cuatro decretos en un solo día, dictando leyes insensatas sobre todo tipo de asuntos. Manda fusilar a un trompetista en la tienda de Catarino por faltarle al respeto. Don Apolinar Moscote critica este paraíso liberal y Arcadio se entera de su insulto. Irrompe en la casa de este y está a punto de ejecutarlo cuando Úrsula llega para detenerle y humillarle.

Los soldados se retiran y desde ese momento Úrsula es conocida como la que realmente gobierna el pueblo. Ella culpa del fracaso de su hogar y del pueblo a su esposo, todavía atado al árbol. Pero teme haberlo entristecido y le dice mentiras para hacerla sentir mejor, lo que inadvertidamente también le hace sentir mejor a ella. De nuevo, la manera en que se cuenta la historia puede alterarla, puede convertir una mentira en una realidad.

Úrsula sirve como la voz de la razón, como ha hecho otras veces, ofreciendo su propia vida para salvar a alguien ajeno de las acciones imprudentes de los miembros de su familia. Amarante y Pietro Crespi profundizan en su relación. Bruno Crespi, el hermano menor de Pietro, administra la tienda.

mientras que Pietro dirige la escuela de música. El italiano sugiere que Aureliano José, hijo de Aureliano y Pilar Ternera, podría considerarse su hijo mayor. Cuando Pietro Crespi, cansado de esperar, le dice a Amaranta que se casará en el mes siguiente, Amaranta lo rechaza con crueldad. Pietro Crespi queda desconsolado y confundido.

Después de intentar razonar con ella de todas las formas posibles, su hermano lo encuentra en el almacén, muerto, con las muñecas cortadas. El rechazo de Amaranta muestra su lado vengativo. Después de hacerle esperar durante un tiempo significativo, sigue tan comprometida en castigarle por su rechazo anterior que está dispuesta a negarse a sí misma el afecto que aún desea.

Pietro Crespi se quita la vida, angustiado por haber perdido. A las dos mujeres quemó. Amaranta se quema la mano con carbones calientes para redimir su remol... mordimiento. Cubre la quemadura con una gasa negra que llevará hasta su muerte, similar a los brazaletes de luto que las personas llevan durante un tiempo tras la muerte de un ser querido.

Pero Maranta mantiene la suya puesta por el resto de su vida, lamentando tanto al hombre que amaba como demostrando su compromiso de no perder nunca su virginidad. Por otro lado, una tarde antes de que comenzara la guerra, Arcadio había intentado seducir a Pilar Ternera, a su madre, atraído por su aroma ahumado de la misma manera que le había ocurrido a su padre y a su tío, algo evitable de haberse revelado su ascendencia. Pero él no sabe que es su madre, tal y como Úrsula se había propuesto. De hecho, él piensa que ni siquiera es un buen día.

Pilar le dice que deje su puerta abierta esa noche para ella. De esta manera, la mujer tiene tiempo para pagar a una joven virgen llamada Santa Sofía de la Piedad 50 pesos para que vaya a su lugar. Su plan no solo sale bien, sino que Arcadio se enamora de la joven.

Más tarde, cuando Arcadio es nombrado líder, la pareja tiene una hija. Solo José Arcadio y Rebeca tienen conocimiento de la niña recién nacida. José Arcadio y Arcadio, padre e hijo. Se han vuelto cómplices en el acto de tomar ilegalmente tierras que pertenecían a otros residentes del pueblo. Todas las tierras son registradas a nombre de José Arcadio y pagan impuestos a la dictadura que el hijo ha establecido.

Úrsula sospecha que Arcadio está usando fondos públicos, dado el nivel de gasto de su nieto, y sus sospechas se confirman. Pasa por su nueva casa y ve a la niña de seis meses y a Santa Sofía de la Piedad, embarazada una vez más. Una mujer llega al pueblo en un burro, va al cuartel y se presenta ante Arcadio como el coronel Gregorio Stevenson. Había llegado disfrazado para comunicar que las últimas fuerzas liberales estaban siendo derrotadas y que Arcadio debería rendir el pueblo por la seguridad de los habitantes. Lleva un pez de oro como evidencia de la fuente del mensaje, de Aureliano.

Arcadio no confía en esta fuente y planea defender Macondo a pesar de sus escasas tropas. Cuando esto ocurre, todos mueren en la batalla excepto él, pero la resistencia se lleva a 300 soldados conservadores por delante. Es evidente el extremo de su orgullo y su disposición a sacrificar las vidas de otros para protegerse a sí mismo y a su reputación.

Este orgullo e incapacidad para seguir el consejo de los que saben más es un patrón que se repetirá a medida que la historia continúe. Arcadio es fusilado al amanecer, en un momento que recuerda al que experimenta Aureliano en la primera frase de la novela. Sus últimos pensamientos se imaginan tanto a su familia como a sus enemigos, a quienes se da cuenta de que realmente amaba. Parece que en esta historia los personajes solo se dan cuenta de sus valores y errores solo en el momento en que enfrentan la muerte. Su último deseo es que su esposa nombre a la bebé sin nombre Úrsula, y que si el niño por nacer es varón, lo nombre José Arcadio.

como su abuelo. Le dice al sacerdote que no tiene nada de qué arrepentirse, y ante la mirada de Rebeca, quien descubre a su sobrina frente al pelotón en ese momento, tiene un último pensamiento del que se lamenta no haber comunicado antes. Si el bebé por nacer es una niña, debería llamarse Remedios. Acto seguido, y tras gritar que viva el Partido Liberal, muere fusilado. El coronel Aureliano Buendía es capturado dos semanas antes del final de la guerra.

Sólo el coronel Gerineldo Márquez lo acompaña en el momento final de la derrota. Los demás han ido cayendo a lo largo del conflicto. Regresa Macondo con las manos atadas, acompañado por un oficial.

Grandes multitudes se reúnen para ver su regreso. Ursula visita a su hijo en la cárcel donde éste espera ser fusilado, mostrando la fortaleza propia de la auténtica líder de la familia. Incluso cuela en la prisión una pistola que no llegará a usarse. Su hijo sabe todo lo que ha sucedido en Macondo debido a sus habilidades.

Incluso siente haber sido condenado ya anteriormente. Esto remita a la forma en que la línea temporal de los eventos de la novela está mezclada y a cómo los personajes sufren los mismos destinos en diferentes generaciones. De hecho, como hemos visto justo antes, Arcadio ha muerto de esta manera.

Aureliana entrega los poemas que escribió por remedio en Moscote a su madre, que conservaba como única posesión, y le hace prometer que los quemará. El coronel recuerda la época de la guerra, rememorando cómo el enemigo había intentado atraparlo, pero había usado sus premoniciones para protegerse, aunque fuera de manera inconsciente. Su amigo cercano...

El coronel magnífico Bisbal fue apuñalado a unos pocos metros de él una noche que le cedió la cama, y no se dio cuenta. Cuando fue condenado a muerte, tuvo la necesidad de pedir que la sentencia se cumpliera en Macondo, y allí los soldados retrasan la ejecución, temerosos de la rebelión de la multitud y un consecuente conflicto generalizado. Aún así acaba por llegar la orden de que el coronel Aureliano Buendía debe ser ejecutado en las próximas 24 horas.

Los guardias lo conducen por las calles y lo colocan contra la pared del cementerio, a la vista una vez más de la casa de Rebeca. Aureliano se frustra ante la manera en la que va a morir y recuerda a su padre mostrándole el hielo muchos años antes. Este es el momento, al fin en estricto presente, con el que abría la novela en su primera frase. Antes de ser ejecutado, escucha un grito, pero no procede de la orden del capitán para abrir fuego, sino de su hermano José Arcadio cruzando la calle con su escopeta.

Ordena que no disparan, detiene el fusilamiento y da comienzo así a otra guerra. Los soldados se llevan al coronel Aureliano Buendía para liberar al líder revolucionario en Riohacha, mientras que el hermano se queda en el pueblo con... Rebeca. En su camino, convencen a los liberales en pequeños pueblos para que los acompañen, reclutando poco a poco, con sumo cuidado y haciendo uso de los peces de oro, símbolo de su autoridad para demostrar su identidad.

Cuando se acercan a Riohacha, determinan que el líder revolucionario ha sido fusilado y las tropas declaran al coronel Aureliano Buendía como su líder. Para cuando ha reunido un ejército de 2.000 soldados bien armados, el partido liberal lo rechaza y el gobierno nacional lo considera un simple bandolero. Es entonces cuando regresa Macondo para establecer allí su cuartel general. y es recibido por el coronel Gerineldo Márquez. Mientras tanto, Úrsula ha acogido a Santa Sofía de la Piedad, viuda de Arcadio, y a su hija y hijos gemelos, nacidos varios meses antes.

La niña se llama Remedios, ya que Úrsula no quiere que se llame como ella, quien había sufrido tanto, y los niños se llaman José Arcadio II y Aureliano II. Amaranta es quien se ocupa de ellos, y una vez más, otra generación repite los nombres. Ya hemos dicho que esto es intencional, el que confundamos acerca de qué Aureliano o qué José Arcadio estamos leyendo. nos hace perdernos en la temporalidad cíclica de esta historia.

Un año después de la huida del coronel Aureliano Buendía, José Arcadio y Rebeca se habían ido a vivir a la casa que Arcadio había construido para su familia. Y un día, al regresar de trabajar la tierra y de cazar, José Arcadio es asesinado en su dormitorio. Rebeca dice que estaba en el baño y no escuchó nada, pero un hilo de sangre se filtra debajo de la puerta y recorre todo el pueblo hasta encontrar a Úrsula en la casa de los Buendía. Úrsula sigue al rastro hasta encontrar a su vez el cuerpo de José Arcadio. Aunque sobre él no se haya ninguna herida, desprende un intenso olor a pólvora, que permanece incluso después de ser enterrado.

Rebeca se atrinchera dentro de la casa y el pueblo se olvida de ella. Hay algo sospechoso en que ella no escuchara el disparo que mató a José Arcadio, pero nadie pudo resolver el misterio de su muerte. Lo más probable es que al evitar la ejecución de su hermano, se condenara ante los enemigos de éste tarde o temprano.

Su cuerpo manteniendo el olor a pólvora es similar a la forma en que Pilar Ternera, con quien también estaba vinculado, aulía un humo que no desaparecía. El pueblo de Macondo cree que las ya 5.000 tropas de Aureliano son una fuerza poderosa, pero el coronel opina lo contrario. Cree que la guerra está en un punto muerto. Por ello le pide a Pilar Ternera que lea su futuro.

Y ya le advierte que tenga cuidado con su boca, aunque no puede explicar por qué. Dos días después, un café envenenado llega hasta él y está a punto de matarlo. Pero Úrsula lo cuida hasta que se recupera. ¿Habría ocurrido esto si no hubiese consultado a Pilar Ternera?

¿Anteponer los posibles sucesos los fomentan de alguna manera? Lo hay en la respuesta clara. Pero cien años de soledad...

sugiere que podría ser así. Úrsula reconoce ante su hijo que no había quemado los poemas que le entregó en la cárcel, aquellos poemas inspirados en Remedios Moscote, y este parece que vuelve a encontrar el gusto a escribir como forma de diluir sentimientos apelmazados en la mente. El coronel pregunta a Gerineldo Márquez por qué está luchando.

Su amigo responde que lo hace por el Partido Liberal, pero Aureliano dice que acaba de darse cuenta de que está luchando solo por orgullo, como si los ideales no fuesen más que excusas que usan los hombres para agupar su ego. Aún así, A pesar de semejante realización, nombra a su amigo como líder civil y militar de Macondo y va a reunirse con los grupos rebeldes en el interior. El coronal Gerineldo Márquez establece así un ambiente de paz.

Ursula aconseja a Maranta que se case con este, con Gerineldo. De hecho, este se había enamorado de ella mucho antes de la guerra, cuando Maranta iba detrás de Pietro Crespi. Ella se niega, diciendo que lo matarán tarde o temprano. Es más, el gobierno amenaza con fusilarlo si las fuerzas rebeldes no entregan Riohacha. Amaranta rechaza la propuesta y lo acusa de amar tanto al coronel Aureliano Buendía, que eso le ha llevado a querer casarse con ella.

Él dice que seguirá insistiendo, pero ella ya desconfía de los hombres y de cómo pueden cambiar de una mujer a otra. En realidad, las excusas de Amaranta parecen ser una barrera autoimpuesta para evitar ser herida de nuevo, aunque mediante dicho muro, también hieran los demás. Llega una carta del coronel Aureliano aconsejando a Úrsula que cuide bien de su padre, porque va a morir.

Y Úrsula cree que es una premonición. Se necesitan siete hombres para mover al patriarca del árbol a una cama, pero a la mañana siguiente el mismo regresa a él, y entonces no les queda más remedio que atarlo. José Arcángel.

Arcadio Buendía se comunica con el fantasma del hombre que mató, Prudencio Aguilar, con quien ya hace planes para la muerte. Pasa gran parte del día soñando con habitaciones infinitas a las que regresa una y otra vez. Reflejan su creencia de que vive el mismo día constantemente, de la misma forma que las generaciones se repiten en Macondo, y con la imagen de aquel lugar como una ciudad de espejos. José Arcadio Buendía es encontrado muerto en la cama poco después, y del cielo comienzan a llover flores amarillas para dar un último adiós al fundador de Macondo.

Amaranta observa a Aureliano José afeitarse por primera vez, dándose cuenta de que ya es un hombre. Aureliano José se ha sentido atraído por Amaranta desde hacía tiempo. Cuando era niño, se metía en la cama por miedo, pero ahora sigue durmiendo a su lado en busca de algo más.

Algo que ella también busca a su vez. Duermen juntos desnudos, se tocan y casi son sorprendidos por Úrsula mientras se besan. Amaranta despierta así del trance y corta la relación de inmediato, por lo que Aureliano José va a la tienda de Catarino para desahogarse con mujeres, a las que imagina como si fuesen su tía. Las fuerzas rebeldes regresan secretamente a Macondo en vísperas de un armisticio, y Aureliano José se va con ellas. Después de que la oposición anuncia el fin de la guerra, el coronel Aureliano Buendía intenta varias revueltas más, y continúa con sus expediciones.

Visitación, la india guajira que servía en la casa de los Buendía, muere finalmente tras haber rechazado años atrás un trono en su tribu, por temor a la peste del insomnio. Quería que sus ahorros fuesen enviados al coronel Aureliano Buendía, pero Úrsula no lo hace, ya que un rumor asegura que el coronel ha sido asesinado. Seis meses después, sin embargo, llega la noticia de que está vivo e intenta unir las fuerzas federalistas de Centroamérica. Úrsula recibe una carta de él de Cuba, y se la muestra al que es el alcalde conservador desde que terminó la guerra, José Raquel Moncada, un hombre que se hizo amigo del coronel Aureliano Buendía a lo largo de los años. Un hombre que tenía curiosidad por saber si había una manera de combinar lo mejor de los dos partidos.

Bajo su gobierno, Macondo se convierte en un lugar pacífico y menos militante. Para muchos de sus habitantes, en contraste con aquel gobierno de Arcadio, el mejor líder que tuvieron nunca. El padre Nicanor, ya mayor y con el hígado enfermo, es reemplazado por el padre coronel, apodado El Cachorro, un veterano de guerra. Bruno Crespi, hermano del difunto Pietro, se ha casado con Amparo Moscote, la hermana de la también difunta Remedios. Don Melchor está a cargo de la recién construida escuela.

Aureliano II y José Arcadio II, los gemelos de Arcadio, son los primeros estudiantes. Su hermana mayor, Remedios, recibe el sobrenombre de Remedios, la Bella. Úrsula parece no envejecer, aumentando su negocio y reponiendo sus ahorros guardados, demostrando su prudencia y vista en el futuro.

Aureliano deserta de las tropas federalistas y regresa a casa en cuanto descubre que puede casarse con su tía si los curas pierden la guerra. Ya en casa le pregunta cuánto tiempo usará el vendaje negro de la mano, una pregunta velada a sí mismo que hace referencia a su virginidad. Ella no logra cerrar la puerta de su dormitorio, por lo que continúan durmiendo juntos. La puerta, al igual que ella, es un elemento que si no se cierra del todo es porque no se quiere.

Amaranta le dice a Aureliano José que necesita permiso del papa para casarse con su propia tía y que cualquiera de sus hijos nacería con una cola de cerdo, un miedo que recordamos por Úrsula y que viene desde el lejano pasado repitiéndose. Aureliano José va a la tienda de Catarino y hace el amor con una prostituta buscando de nuevo desahogo. Amaranta comienza a pensar en el coronel Gerineldo Márquez y logra así cerrar definitivamente su puerta para que Aureliano José ya no pueda visitarla en la noche.

Un día llega a la casa una mujer con un niño que dice ser hijo del coronel Aureliano Buendía. Nacido con los ojos abiertos y parecidos a los de su padre, a Úrsula no le cabe duda de que lo es. Lo bautizan a Aureliano con el apellido de su madre, y aunque Úrsula se ofrece a hacerse cargo de su crianza, la mujer se niega. Llegan nueve hijos más para ser bautizados, el mayor de más de diez años.

Aunque son diferentes, todos tienen la mirada de soledad del coronel Aureliano Buendía. En doce años, bautizan un total de diecisiete hijos del coronel. Úrsula le dice al general Moncada que desea que el coronel Aureliano Buendía regrese.

y se reúna con sus hijos en su casa. Él le dice que sucederá pronto, aunque sus palabras no procuran confortar a la mujer, sino que esconden la certeza de que el coronel Aureliano Buendía está de camino para liderar la rebelión más sangrienta que se ha visto hasta entonces. Aureliano José comienza a comportarse mal, tomando el dinero de Úrsula y deambulando por las calles. A diferencia de Arcadio, él sí se entera de que su madre es Pilar Ternera, quien se convierte en su cómplice en la soledad.

Ella presta sus habitaciones para las necesidades carnales de la gente, para compensar el vacío dejado por tantos que no la quisieron, y Aureliano José acude a veces allí a dormir. Ella predice su muerte en las cartas y le pide a que se quede esa noche con una chica que le desea, llamada Carmelita Montiel. Aunque prometa hacerlo, antes acude a ver una obra de teatro, donde los soldados parecen buscar a alguien entre el público. En una rápida sucesión de acontecimientos, Aureliano José huye del grupo armado que intenta cachearle y es asesinado.

anulando así la posible vida tranquila que habría tenido junto a Carmelita si se hubiese quedado con ella en la casa de Pilar Ternera. Es curioso que aquí la novela nos plantea una mala lectura de las cartas por parte de Pilar, reforzando así la teoría de que su discurso puede alterar lo que realmente debió ocurrir. Al intentar huir de los soldados, el capitán dispara a Aureliano José, diciendo que solo desearía que fuera el coronel Aureliano Buendía en su lugar.

El capitán es inmediatamente fusilado por unos disparos que aparecen de la nada. Y el Partido Liberal cree verse reforzado por semejante acto. Y es que hay movimiento que no se ve a simple vista.

La muerte de Aureliano José es la primera muerte de un hijo del coronel, que vendrá seguida de otras muchas, como ya adelantaba la propia novela. El general José Raquel Moncada asume el liderazgo civil y militar de Macondo, temiendo que los soldados sean demasiado impetuosos por su cuenta. El régimen no admite un estado de guerra. El coronel Aureliano Buendía se apodera de dos estados en la costa y regresa para atacar Macondo.

El general Moncada lamenta que los rebeldes estén luchando también. Aunque simpatiza con la causa de su viejo amigo en algunos términos. Cuando intenta escapar de Macondo, es capturado.

Y él y el coronel Aureliano Buendía almuerzan juntos en casa de Úrsula, como amigos ajenos al conflicto. El coronel Aureliano Buendía reemplaza todas las leyes conservadoras por otras nuevas, devuelve las tierras que su hermano había robado a sus dueños originales, y visita a Rebeca para contarle dicho plan. Ella parece vivir en su propio mundo rodeada de los fantasmas del pasado, donde ni siquiera la visita de su hermano le sorprende.

Ella vive con sus recuerdos, donde finalmente ha encontrado la paz que no obtuvo antes, convirtiéndose en un fantasma incluso antes de morir. El Consejo de Guerra exige la ejecución de todos los oficiales del ejército regular, incluido José Raquel Moncada. Úrsula suplica al coronel, a su hijo, que no lo haga, que no le ejecuten, diciendo que el pueblo había sido más pacífico bajo su gobierno.

De hecho, un grupo de mujeres fundadoras de Macondo acuden para mostrar su apoyo. Sin embargo... Aureliano Buendía se niega a conmutar su sentencia.

Visita a su viejo amigo en la celda para decirle que no es él quien lo ejecuta, sino la revolución. Esconde su propia culpa usando como excusa este movimiento, en lugar de aceptar su responsabilidad personal. El general Moncada le dice al coronel Aureliano Buendía que, debido a su odio por el ejército, se ha vuelto igual que ellos. El coronel acepta los efectos personales de su amigo, acordando entregárselos a su esposa cuando él muera. Sin embargo, lo que un día parecía iluminar los pasos de Aureliano hacia un ideal, Ahora parece llevarlo únicamente hacia el dolor, tanto el propio como el ajeno.

El coronel Gerineldo Márquez puede sentir el vacío de la guerra a través de sus conversaciones telegráficas con el coronel Aureliano Buendía. Con el paso del tiempo, ya no puede identificar el contenido de los mensajes de su viejo amigo y comienza a pensar en él como un extraño, como algo ajeno. Pasa tiempo observando a Maranta Coser, en silencio. Le lleva un libro de oraciones como regalo. y ella nota la ironía que supone dicho acto, ya que los liberales de algún modo han estado luchando contra la religión.

La ironía también es fundamental para entender aquello que decíamos sobre lo difuso de los bandos en un conflicto, de lo absurdo de las guerras y de cómo las ideas están muy lejos de justificar una matanza. Amaranta no lo ama, pero sabe que no puede vivir sin él. Cuando le rechaza definitivamente, al igual que hizo con Pietro Crespi, él informa al coronel Aureliano de que está lloviendo en Macondo, despertando la ira del mismo ante semejante mensaje inútil. Sin embargo, La lluvia se usa aquí para situar un punto de inflexión en la historia, de la misma manera que sucederá más adelante, de una manera mucho más relevante.

El coronel Aureliano Buendía regresa a casa, desinteresado de la guerra. Mantiene una distancia de tres metros con los que se reúnen con él. Duerme con sus amantes y deambula sin motivación. Convoca entonces una asamblea de los comandantes rebeldes y se sorprende por la variedad de individuos que componen el grupo.

El general Teófilo Vargas se destaca entre el resto. Es un indio con intenciones brutales. y los demás lo reconocen como una amenaza que debe ser eliminada antes de que sea tarde. El coronel Aureliano Buendía no dará tal orden, pero dos semanas después, el indio es emboscado por un grupo de hombres con machetes. El coronel Aureliano Buendía asume así el poder central, pero el odio y la soledad le consumen hasta el punto de ordenar la muerte del hombre que sugerió matar a este Teófilo Vargas.

Aureliano se irrita por la forma en que la guerra se ha normalizado. Una comisión del Partido Liberal llega para discutir este estancamiento y solicitan tres confesiones. la renuncia a los títulos de propiedad, la renuncia a la lucha contra los curas y la renuncia a la igualdad de derechos para los hijos ilegítimos.

El coronel Aureliano determina entonces que solo estarían luchando por el poder. A pesar de las protestas de su asesor político, el coronel Aureliano Buendía afirma, hastiado de la guerra y denotando el ciclo eterno de la misma, donde unos acaban luchando por lo que rechazaban en un comienzo. Gerineldo Márquez llama al acto una traición, ya que él sí que sigue creyendo en los ideales, y el coronel Aureliano le dice que entregue sus armas y se ponga en disposición del Tribunal Revolucionario. Gerineldo Márquez es sentenciado a muerte por alta traición. Úrsula le dice a Aureliano que si permite que Márquez sea fusilado, ella le matará.

Matará a su hijo con sus propias manos. Parece ser ella una vez más lo único capaz de detener las locuras de la familia. Despierto de alguna manera, Aureliano visita la celda de su amigo y lo libera para que puedan encontrar un acuerdo más satisfactorio para poner fin a la guerra. El cometido lleva más de dos años, haciendo más difícil acabar con la guerra que empezarla, como señala él, y cuando se acerca un armisticio, El coronel Aureliano Buendía regresa a casa. Ursula no cree que lo tendrán allí por mucho tiempo, suponiendo que si la guerra no se lo lleva, lo hará la muerte.

José Arcadio II y Aureliano II, los gemelos, se comportan como espejos el uno del otro. Una vez más, el concepto de espejo y repetición se nos muestra ante nosotros, pero en esta ocasión de una manera muy evidente, donde dos individuos con los mismos nombres que ya vimos anteriormente son indistinguibles. Remedios la Bella deambula por la casa desnuda, sin saber el efecto que esto puede provocar en los demás. El coronel Aureliano Buendía observa a su madre y todo lo que ha pasado en su vida, pero no siente compasión por ella, habiendo sido completamente insensibilizado por la guerra. Piensa en su difunta esposa Remedios, pero el recuerdo es tan vago que podría recordarla como su hija.

tan lejos en la distancia. Despoja la casa de sus pertenencias personales, pero Úrsula lo detiene cuando intenta quitar la foto de Remedios Moscote. Entonces quema toda su poesía en el horno de la panadería que administra Santa Sofía de la Piedad, Madre de los Gemelos y Remedios la Bella.

Pilar Ternero visita al coronel. Él se sorprende de lo vieja que está. Parece ser esta la única manera en la que siente que el tiempo pasa y no es una simple redundancia circular.

Ante la inminente rendición, deja el hogar familiar tras el odio por parte de sus semejantes y Úrsula cierra la puerta detrás de él, con la intención de esconderse por el resto de su vida para que no los vean llorar. Buscan la casa recuerdos de su hijo sin éxito. El coronel firma la rendición sin ceremonia, sin discursos y entrega 72 lingotes de oro de la rebelión.

El coronel va a su tienda, agarra una pistola y se dispara en el pecho, concretamente en el lugar en el que su médico le había señalado anteriormente donde se encontraba el corazón. Esto lo hace porque su vida ya carece de un sentido, y de alguna forma cree que la muerte lo redimirá. Al mismo tiempo, Úrsula destapa una olla de leche para ver si está hirviendo, y ve que está llena de gusanos, lo cual toma como una señal de que han matado a su hijo.

Sale al patio para contárselo al fantasma de su esposo, a quien ahora ve, y todavía está sollozando en su regazo cuando traen al coronel Aureliano Buendía a casa, envuelto en una manta, pero vivo. La bala le había pasado limpiamente por el pecho, sin dañar ningún órgano. para salir de la misma manera por la espalda.

El médico había señalado el punto donde una bala no le mataría, intuyendo las intenciones suicidas del coronel. Aureliano, tras recuperarse y con el prestigio honorable del que consideran un mártir, siente el ardor de la guerra una vez más, y amenaza con un nuevo conflicto tratando de obtener pensiones para los veteranos que el gobierno les ha denegado. Pero esto solo trae más guardias para evitar que salga de su casa. Asimismo, el resto de la cúpula liberal desaparece de una forma u otra, lo que levanta sospechas de asesinato. por parte del poder de ese momento.

Úrsula, decidida a acabar con la miseria de los últimos años, renueva la casa y pone término a los diferentes lutos. La pianola vuelve a sonar y la luz regresa a las habitaciones. Pone a los guardias que vigilan a Aureliano a trabajar ayudando en la casa y les trata bien.

Uno de ellos, que pasaría años trabajando para los Buendía, loco de amor y ansiedad por la falta de interés de Remedios la Bella, morirá postrado en su ventana. Años después, en su lecho de agonía, Aureliano II había de recordar la lluviosa tarde de junio en que entró en el dormitorio a conocer a su primer hijo. El paralelismo entre esta oración, que da entrada a este nuevo tramo de la novela, y la primera con la que habría la misma, es evidente. Esto no solo redunda en lo cíclico de esta historia, sino que nos da a entender que este personaje llevará más peso narrativo que el resto, como le hiciese el coronel Aureliano Buendía hasta ahora.

El tiempo ha saltado hacia adelante, pero no te preocupes, porque no tardaremos en volver atrás. La esposa de Aureliano II, Fernanda del Carpio, está de acuerdo con el nombre que han puesto a su hijo, José Arcadio. Úrsula cree que podría ser una mala idea, recordando que los aurelianos de la familia suelen ser retraídos, mientras que los José Arcadios son impulsivos y marcados por la tragedia.

Sin embargo, los gemelos se habían mezclado tanto que parecía tan bien que habían fusionado sus personalidades, tomando de ambos nombres algo sin orden o explicación. La historia vuelve a la infancia de estos, al momento que dejamos antes, donde intercambian sus ropas para engañar a su maestro. Hacen todo al mismo tiempo, incluso parecen sentir lo que el otro siente. Aureliano II crece siendo robusto como sus abuelos, y José Arcadio II es delgado como el coronel.

José Arcadio II pide presenciar una ejecución, pero Aureliano II no puede soportar la idea. Esto plantea desde ya que quizá en uno de sus juegos y cambios de identidad, sus nombres quedaron cambiados para siempre. Aureliano II se encierra en el laboratorio de Melquiades, leyendo un libro de las historias fantásticas que él contaba. Termina de leer el libro a pesar.

de que muchas historias no tienen finales debido a sus páginas inexistentes. Y Ursula confirma que todas son ciertas, pero que como el mundo está llegando a su fin, esas cosas ya han dejado de suceder. Comienza a tratar de entender los manuscritos que también había escrito el gitano, pero el texto es indescifrable. Una tarde, el fantasma de Melquiades, con la apariencia en un hombre de 40 años, aparece y visitará al joven cada tarde durante varios años.

Melquiades le dice a Aureliano II que los manuscritos no deben ser descifrados hasta que tengan un siglo. Úrsula no puede ver a Melquiades, quien se comporta como un espíritu, y le dice a Aureliano II que está siguiendo los pasos de su difunto esposo, hablando solo. José Arcadio II presencia en fusilamiento tal y como quería, y al ver que el hombre sigue sonriendo después de que lo disparen, teme de que lo enterrasen vivo.

Este miedo, y no el fuso, es un gran problema. Pues el lamento en sí le hace detestar todas las prácticas militares por el resto de su vida. Ese miedo rima a sí mismo con el que tenía su bisabuelo de mismo nombre por enterrar vivo a Melquiades. Comienza a acudir al padre Antonio Isabel, el siguiente en la línea de sacerdotes, levantando críticas de algunos por parecer conservador al verse con el cura. Úrsula lo ve bien, espera que él mismo se convierta en sacerdote algún día y que Dios pueda entrar en su casa de una vez por todas.

El padre Antonio Isabel prepara a José Arcadio II para hacer su primera comunión. Y se queda dormido durante la confesión del niño, que parece ser bastante larga. José Arcadio II está preocupado por la pregunta de si ha tenido relaciones sexuales con animales, y después de insistir, el sacristán se ofrece a llevarlo al lugar donde las personas tienen sexo con burros. La recién afición por estos animales mantiene a José Arcadio II alejado de la tienda de Catarino, al menos por un tiempo. De hecho, esto da inicio a un largo proceso en el libro donde los animales tienen bastante protagonismo.

Él comienza a meter gallos en peleas, lo cual es aspera a Úrsula y el recuerdo de su marido en Río Hacha. Ella nota cuán diferentes se han vuelto los gemelos a pesar de sus parecidos físicos. Aureliano II es abordado en la calle por una joven que cree que él es su hermano y tiene sexo con ella sin corregirle, un hábito que continúa durante dos meses. Al igual que el coronel Aureliano y su hermano se acostaron con Pilar Ternera, los gemelos lo hacen con esta mujer. Llegan a contraer una enfermedad venérea, lo que provoca que José Arcadio II termine el romance.

Pero Aureliano II decide revelar su verdadera identidad a la mujer, que se irá viendo hasta su muerte. El nombre de la mujer es Petra Cotes, una viuda mestiza. Úrsula se enfurece al ver cómo los gemelos parecen encarnar todos los aspectos negativos de la línea familiar y ninguno de los positivos.

Jura que ningún niño recibirá esos dos nombres de nuevo, pero cuando Aureliano II niega esta petición más adelante con su primogénito, ella exige criar al niño por sí misma. Para ese momento tendrá 100 años y estará casi ciega. Úrsula declarará que, con un poco de suerte, el niño se convertirá en el papa.

Aureliano II ha tenido una inmensa suerte criando animales fértiles y ganando así una fortuna, un curioso efecto secundario de la pasión que experimenta con Petracotes, dividiendo su tiempo entre su casa y la de ella, donde tienen a los animales. Aureliano II intenta aprender a crear los pececitos de oro del coronel Aureliano Buendía, pero se aburre rápidamente y vuelve a su ganado y a Petracotes. Hace tal fortuna con la multiplicación innatural del ganado, que empapela tanto el exterior como el interior de la casa Buendía con billetes. Úrsula los quita deseando volver a carecer de dinero. Pero en el proceso, se rompe una estatua llena de monedas de oro que habían dejado allí durante la guerra, sin que los inquilinos conociesen su contenido.

Ella entierra las monedas, esperando que los hombres que la dejaron vuelvan a por ellas algún día. Y si te preguntas dónde las ha escondido, hay una pista al principio de este libro, cuando ella guardaba las monedas de oro de su herencia familiar. Las casas de adobe de Macondo han sido reemplazadas por edificios con materiales que soportan mejor el calor.

El cambio sigue su curso. José Arcadio II vende los gallos e intenta abrir una línea de barcos a través del río. Una tarea casi imposible. Ursula tiene la sensación de que ya ha vivido todo esto, como si yo hubiera presenciado esta misma empresa con las dinámicas de su marido. A Aureliano II le da a su hermano el dinero que necesita para terminar el proyecto.

José Arcadio II desaparece por un tiempo, y la gente especula que la solicitud de un barco fue una estafa. Pero un día una embarcación se aproxima por el agua, cargando a José Arcadio II y numerosas matronas francesas en la cubierta. José Arcadio II vuelve a las peleas de gallos. Las matronas cierran la tienda de Catarino y promueven un carnaval.

Remedios la Bella es nombrada reina de este carnaval. Úrsula piensa que es una mala idea, ya que ha estado tratando de mantener a su bisnieta fuera de la vista de los hombres del pueblo, permitiéndole ir sola a la iglesia tapada por un velo. Un extranjero llega a Macondo y le ofrece una flor a Remedios la Bella en la misa. haber visto su rostro descubierto por un instante, toca música fuera de su ventana, tratando de cortejarla. Remedios la Bella permanece completamente ajena a sus esfuerzos.

Ella es una criatura simple que hace que la familia se pregunte si tiene algún tipo de retraso, aunque otros pensarán todo lo contrario. El coronel Aureliano Buendía solo se interesa en sus pececitos de oro, no por ganar dinero, sino por estirar un tiempo que parece que se acaba. Cree que el secreto para una buena vejez es saber estar solo.

exagera la alegría del carnaval, sabiendo que puede encontrar la felicidad en la intimidad que le otorga la soledad. En el carnaval llega otra reina que parece poseer verdadera autoridad, vestida con una corona de brillantes y una capa de armiño. Aureliano II sienta a las dos reinas una al lado de la otra, pero un grito a favor del partido liberal se mezcla con el clamor de los fuegos artificiales y los disparos de los rifles ensordecen la celebración.

Tras el caos, muchos muertos y heridos yacen en la plaza y aquellos que acompañaban a la segunda reina desaparecen. Dejando a esta sola, Aureliano II la lleva a su casa. Su nombre es Fernanda del Carpio, elegida como la más bella entre 5.000 mujeres.

Se le había prometido que en Macondo sería nombrada reina de Madagascar, algo absurdo que denota un aislamiento anterior por parte de ella que pronto se revelará. Su llegada, proveniente de una familia conservadora y la amenaza que representa para la felicidad liberal, puede interpretarse como la causa de los disparos. Esto no es claro.

Seis meses después, tras la masacre, Aureliano II irá a buscarle a su pueblo para hacerle a su esposa, aunque no dejará de lado a Petracotes. La boda tendrá una celebración de 20 días. El matrimonio de Fernanda del Carpio y Aureliano II casi se rompe cuando éste hizo que Petracotes se vistiese como la reina de Madagascar y le tomara una fotografía.

Al casarse con Fernanda del Carpio, Petracotes no se había sentido amenazada y, de hecho, Aureliano II volvió y inmediatamente después de terminar su luna de miel. Cuando la nombró reina de Madagascar, ella lo entendió como un acto de reconciliación, porque él temía perderla. Asimismo, entiende que él estaba decidido a mantener la farsa de su matrimonio. Ella guarda como recuerdo de él las botas de charol que él quiere tener puestas en su entierro, asegurándose de que él necesitará regresar en algún momento, aunque solo sea por las botas.

Esto quiere decir, de una manera algo retorcida, que estarán juntos hasta la muerte. Fernanda está totalmente descolocada en Macondo. Había sido creada en total aislamiento. Su madre enferma hablaba solo del próspero pasado, diciéndole a su hija que eran ricos y poderosos y que un día ella sería reina, a pesar de lo evidente.

A los 12 años, fue enviado a un convento para estudiar, pero no se mezclaba con las otras chicas, haciendo entender ambas partes que estaba por encima. Ocho años después, regresó del convento a un hogar vacío, empeñado casi al completo, solo para tejer coronas fúnebres, un negocio que rimaba con la decadencia y caída de su patrimonio familiar. Su viaje a Macondo le sirvió como primer contacto con la realidad. Algo que le abrió los ojos a todo lo que sus padres le habían ocultado a lo largo de su vida, aunque aquel pasado ya había conformado la manera de ser de quien sería la futura señora de la casa de los Buendía. Cuando Aureliano la encontró dentro de su casa, en la entrada había un letrero sencillo que anunciaba las coronas fúnebres.

Este era el hogar donde ella había crecido. Con ella trae su ajoar, un candelabro, objetos de plata y un orinal de oro, algo inútil y ostentoso que demuestra lo poco que sabe de lo que le espera. Lleva un calendario que señala los días que puede tener sexo bajo su estricta vida religiosa. 42 días al año.

Fernanda insiste en dos semanas de abstinencia con su nuevo esposo tras casarse. Y cuando finalmente le permite entrar a su dormitorio, él la encuentra con una modesta bata de dormir con un agujero para permitir la penetración. Aureliano II exclama que la prenda es la cosa más obscena que ha visto en su vida, creyendo haberse casado con una monja.

Poco antes de que nazca su primer hijo, Fernanda se da cuenta de que su esposo todavía visita en secreto a Petra Cotes. Aureliano II afirma que debe visitarla para que los animales sigan siendo fértiles, y con el tiempo ella se convence de esta razón, incluso se aportan pruebas que lo demuestran. Por muy inocente que de alguna manera Fernanda sea, esta finge no saber nada, y acepta más por cumplir con sus votos, y rechaza ante el divorcio que por otro motivo. Le cuesta integrarse en la familia, amaranta al insulte se burla de su manera de hablar, hasta que dejan de tener ningún tipo de trato. Fernanda insiste en hacer comidas formales, donde se rece antes de comer.

e insiste en que se detenga el negocio de dulces que hasta ahora administraba Santa Sofía de la Piedad, su suegra. Cuando nace la primera hija de Fernanda y Aureliano II, ella pide a que se llame Renata, como su madre, pero Úrsula ya ha decidido llamarla Remedios. Debido a ello, la acaban llamando Renata Remedios. Aunque salvo su madre, todos la llamarán Meme.

Fernanda habla constante y reverentemente sobre su padre, como si fuese un santo. Cada Navidad, él les va enviando las últimas posesiones de la familia hasta que la décima Navidad Abren la caja para descubrir un cofre de plomo sellado. Dentro está el cuerpo de don Fernando, el padre de Fernanda, preparado como el último legado familiar. El gobierno celebra un jubileo para el coronel Aureliano Buendía y el aniversario de su rendición, pero ninguno de la familia asiste.

De hecho, el coronel detesta semejante situación. 17 hombres se presentan en su casa para la celebración. Se trata de sus hijos, todos varones, que había tenido con 17 mujeres diferentes durante la guerra.

Aureliano II les organiza una fiesta. El coronel se muestra escéptico con estos hombres que dicen ser sus hijos, pero acaba por disfrutar de su compañía y les da a todos un pez de oro antes de que se vayan. Aureliano II ofrece la oportunidad de que todos se queden y trabajen para él, pero solo Aureliano triste acepta la oferta.

En el miércoles de ceniza, asisten a la iglesia con amaranta y reciben la señal de la cruz en la frente, una marca que no serán capaces de borrar y siempre deberán llevar impresa en la piel, como un símbolo que les señalará de por vida como hijos del coronel. Aureliano Triste establece una fábrica de hielo en el extremo del pueblo, aquel sueño que su abuela había tenido para que Macondo fuese una ciudad de espejos. Busca una casa para él y se interesa por la que tenían Rebeca y José Arcadio. Cuando derriba la puerta para entrar, encuentra a Rebeca aún viva dentro, apuntándole con una pistola. Ella lo confunde con el fantasma de su esposo muerto y le dice que se vaya.

Cuando él cuenta al resto de la familia lo que ha ocurrido, Úrsula no puede creer que Rebeca, a quien había olvidado, todavía esté viva. Amarante es la única que pensaba aún en ella. Aureliano II intenta que Rebeca vuelva a la casa de los Buendía, pero ella insiste en quedarse en la suya, habiendo ganado tras mucho tiempo y sufrimiento, el derecho a disfrutar de la soledad.

Cuando los otros 16 hijos del coronel Aureliano regresan un tiempo más tarde, Aureliano III se los recluta para ayudar a reparar el exterior de la casa de Rebeca, aunque esta no les permite pasar dentro, está tan desconectada del tiempo que intenta pagarles con monedas que ya no están en circulación. En otra visita de los hijos de la Cruz de Ceniza, Aureliano Centeno se queda para ayudar a Aureliano Triste en la producción de hielo, que aumenta considerablemente. Aureliano Triste declara que necesitan traer el ferrocarril a Macondo para poder aumentar el negocio.

Úrsula piensa que la idea del ferrocarril es tan fantasiosa como la visión de su esposo sobre la guerra solar, y nuevamente considera que el tiempo gira como una rueda. Aureliano II dona el dinero necesario para traer el ferrocarril. Aureliano Triste se va para llevar a cabo su plan. Y Aureliano Centeno descubre por casualidad cómo hacer helados.

Pasa todo un verano sin noticias de Aureliano Triste, hasta que el sonido de un silbato se agude el pueblo, que a veces le cuesta tanto distinguir lo fantástico de lo real. Aureliano Triste saluda desde la recién llegada locomotora amarilla, un color que ya vimos en las flores que cayeron del cielo tras la muerte del patriarca José Arcadio Buendía. El progreso tecnológico llega de golpe a Macondo.

Aureliano Triste trae la energía eléctrica en su segunda visita en tren. Bruno Crespi abre un cine que despierta sentimientos encontrados en la gente, hasta que el alcalde explica que solo son ilusiones. Las matronas francesas introducen fonógrafos que harán decaer a los músicos en vivo.

Incluso el teléfono parece disgustar. Fíjate en el proceso que hemos vivido, desde las historias de Francisco Lombre hasta una llamada telefónica, pasando por una mula de correos y los telegramas. Cuando Melquiades dijo que las distancias desaparecerían para el hombre, acertó de lleno, mostrando un don para deducir el porvenir, que luego será del todo relevante.

Un hombre llamado Mr. Herbert llega al pueblo con su globo aerostático. Pero los habitantes de Macondo no se impresionan, ya que años antes habían montado en la alfombra voladora de los gitanos. Por pura casualidad acaba por probar una banana y la examina de cerca.

Le ha encantado su sabor. Debido a ello, un grupo de técnicos llega poco después para inspeccionar la zona. Aparece el señor Jack Brown, dueño de una corporación, acompañado de un equipo de abogados, y seguido poco después de una horda de estadounidenses que se establecen al otro lado de las vías del tren, en una ciudad alambrada y electrificada. La demografía de los comerciantes de Macondo cambia a ser mayormente extranjeros, y se establecen salas de juego y galerías de tiro. Ocho meses después de la llegada de Mr. Herbert, el pueblo es casi irreconocible, y la producción de bananas es el motor económico del mismo.

Extraños de todo tipo visitan la casa de los Buendía, confundiendo la hospitalidad con el servicio. Y dicha causa se extiende tanto que incluso dos hijos más del coronel Aureliano Buendía regresan atraídos por la fama del lugar. Remedios Abella permanece inalterada y serena. Seco es una sencilla túnica rudimentaria para sentirse lo más desnuda y cómoda posible, mientras técnicamente está cubierta, algo que levanta la locura de aquellos que la observan. Se afeita la cabeza, pareciendo aún más hermosa por todos los rechazos de la belleza convencional.

Úrsula teme que los hijos del coronel Aureliano Buendía se sientan atraídos por ella y produzcan un hijo con cola de cerdo, así que los vigila de cerca para asegurarse de que esto no suceda. Remedios la Bella no tiene ni idea del caos que causan los hombres que la ven. Úrsula insiste en que coma en la cocina con amaranta, manteniéndola fuera de la vista de los visitantes.

Un día, mientras se baña, donde pasa horas esperando a que llegue el sueño o el hambre, un extraño quita una teja del techo y la espía desde arriba. Ella le advierte que caerá, pero no le importa que la observe. Él sigue mirando, quitando dos tejas más para poder meterse al baño, pero acaba por caer desde lo alto y muere por el impacto en la cabeza.

Los hombres que retiran su cuerpo notan que no es sangre lo que sale de su cráneo, sino un aceite ambarino que huele al perfume que asocian con la joven. Remedios la Bella y sus amigas van a ver las nuevas plantaciones. los hombres que trabajan en los campos sienten ganas de llorar al oler su presencia.

Al verla, persiguen al grupo de jóvenes hasta que se refugian en una casa cercana. Un hombre ha llegado a tocar el vientre de Remedios, pero cuando esa noche se jacta por ello, la coca de un caballo lo mata. De esa manera, la belleza y la maldición de la chica mantienen alejados a los hombres. Úrsula intenta enseñarle las tareas del hogar para que en un futuro, algún posible pretendiente pueda ver algo de utilidad en una mujer ajena a toda norma. Pero es inútil, Remedios es tan pura.

que no encaja absolutamente en ningún molde. Una tarde de marzo, doblando sábanas en el patio con Fernanda, Remedios la Bella palidece, sin embargo, asegura que nunca se ha sentido mejor, y de pronto se eleva al cielo con las sábanas ondeando a su alrededor y desaparece en las alturas. El ascenso de Remedios la Bella al cielo es un acto sublime que encapsula su pureza y su inalcanzable belleza, elevándola más allá de las limitaciones terrenales. Este momento, que es uno de los que mejor representan el realismo mágico de Macondo, desafía las normas sociales y refleja su rechazo a las restricciones mundanas.

Hay varias cosas curiosas aquí, como que Fernanda del Carpio, quien se considera una santa, se tenga que quedar abajo, o que la madre de Remedios la Bella sea Santa Sofía de la Piedad, una virgen que la concibió. Todos estos elementos que hacen que Remedios la Bella tome un aura de importancia divina mucho más intensa. Lo único que eclipsa semejante acto divino es la posterior exterminación de los aurelianos, de los hijos del coronel. Aureliano había previsto la tragedia de algún modo.

Cuando vi a Mr. Brown llegar al pueblo con el primer automóvil intuyó que la naturaleza de los hombres había cambiado. Cuando aparece la compañía bananera, los dignatarios locales son reemplazados por gobernantes extranjeros y los policías son reemplazados por mercenarios con bachetes. El coronel Aureliano Buendía piensa nuevamente en la situación de los policías. que fue un error terminar la guerra y no haberla llevado hasta sus últimas consecuencias. El hermano de su amigo y camarada, Magnífico Bisbal, y su nieto se topan con un policía en la calle y el niño choca por accidente con él.

El policía le despedaza con el machete y el abuelo es decapitado cuando intenta salvarle. El coronel Aureliano Buendía amenaza con armar a sus hijos para exterminar a los gringos ante tal muestra de crueldad. Sin embargo, durante la semana siguiente, sus hijos son cazados, identificados por la marca de ceniza en sus frentes, uno a uno.

Amaranta registra todas sus muertes hasta que solo el mayor, Aureliano Amador, permanece vivo, habiendo sido capaz de escapar de los disparos y de haberse refugiado con los indios. La muerte de sus hijos no causa tristeza en el coronel, sino una inmensa y profunda cólera, al igual que ocurrió cuando murió su jovencísima mujer, Remedios Moscote. Detiene la producción de sus pescaditos y deambula por la casa masticando sus propias palabras.

Encuentra a Úrsula en el patio, arrodillada a los pies del fantasma de José Arcadio Buendía, aunque él no le puede ver, y pregunta entonces qué tiene que decir éste. Úrsula le dice al coronel Aureliano Buendía que su padre está muy triste porque cree que su hijo va a morir. El coronel Aureliano responde que una persona no muere cuando debe, sino cuando puede. Entonces pregunta a Úrsula dónde está escondido el oro de la estatua rota. Pero ella le dice que sólo el hombre a quien pertenece podrá encontrarlo.

Aureliano ve a Gerineldo Márquez para pedirle ayuda para iniciar una nueva guerra. Su camarada y amigo es el único que se ha mantenido en contacto con los oficiales rebeldes, muchos de los cuales están muriendo de hambre, aún esperando las pensiones que les prometieron. El coronel Gerineldo Márquez siente lástima por su viejo amigo Aureliano por pensar que aún puede cambiar las cosas, observando que el coronel está incluso más viejo de lo que parece al pensar que los tiempos siguen estancados tan atrás. El joven José Arcadio se prepara para ir al seminario e intentar convertirse en papa, mientras que Meme se prepara para ir al convento y convertirse en monja.

Úrsula se ha quedado que se completamente ciega, pero ha logrado mantenerlo en secreto para todos. Se dedica a memorizar distancias, voces, olores, y se vuelve tan hábil que a veces ella misma olvida que está ciega. Cuando Fernanda pierde su anillo de bodas, es Úrsula quien lo encuentra gracias a observar un cambio en los patrones del día a día. Ella se ha dado cuenta de que todos los miembros de su familia siguen básicamente las mismas rutinas, realizando las mismas acciones y diciendo las mismas cosas. Sólo cuando se desvían de estos hábitos tienden a perder algo.

Esta circularidad es asimismo extrapolable al resto de la novela, como ya hemos visto tantas veces, Y seguiremos observando. Úrsula revalúa su vida y llega a nuevas conclusiones. Entre ellas, llega la creencia de que su hijo Aureliano nunca amó a nadie, o mejor dicho, que es incapaz de amar, y que su lucha fue movida únicamente por el orgullo.

Reconoce que la dureza de amar antes es en realidad una manifestación de ternura y siente compasión por ella. Recuerda a Rebeca y lamenta su distanciamiento, reconociendo que era la mejor representante del valor que esperaba que su línea genética pudiera producir. Bembula por la casa, estorbando donde procura ayudar.

y la familia asume que está sufriendo de demencia, pero Fernanda cree que las palabras de Úrsula pueden tener una cualidad profética. Pilar Ternera, que también tiene casi 100 años, está de acuerdo en que la vejez puede proporcionar una visión más clara del futuro, desafiando la influencia de las cartas que a veces reescribía en el pasado en momentos de olvido. Amaranta comienza a coser su propio sudario, y José Arcadio II vuelve a dejar sus gallos de pelea para desempeñar un trabajo en la compañía varanera.

Aureliano II, con sus hijos estudiando y ante lo estricto de su esposa. se desplaza paulatinamente hacia la casa de Petracotes. Fernanda también envía su ropa en un intento por amedrentarle públicamente, pero al contrario de lo que espera, la gente de Macondo lo ve como un proceso natural y Aureliano II lo celebra. Él y Petracotes experimentan un renacimiento de su pasión inicial y las fiestas y el despilfarro alcanzan cotas extraordinarias.

Aureliano II engorde gasta su dinero sin miramientos. Competidores del comer llegan para desafiar esta habilidad glotona, pero él triunfa sobre todos hasta que aparece una mujer llamada Camila Sagastume, conocida Como la elefanta, aunque tiene la reputación de ser una rompehuesos, es una verdadera dama con modales apropiados, de rostro y manos delicados, que trabaja como director en una escuela de canto. Ella cree que una persona que tiene su conciencia limpia debería poder comer todo el día hasta que esté vencida por el cansancio.

Sin embargo, pronto teme que Aureliano tenga éxito por otra razón, porque le da igual todo. La elefanta sugiere un empate, pero Aureliano II sigue comiendo más allá de su capacidad y acaba por desmayarse. Aunque ha estado cerca de no contarlo, se recupera y continúa viviendo con Petracotes. Pero el episodio anterior le hace pasar más tiempo con Fernanda y su hija Meme cada vez que regresa a casa desde el seminario. Con esto procura crear la ilusión de una vida familiar intacta.

En su tercera visita a casa, Meme trae consigo a cuatro monjas y 68 compañeras de clase. Fernanda se disgusta al ver cómo su hija imita el barbarismo de su padre. Cuando las chicas se van, la casa queda hecha un desastre. Fernanda guarda el exceso de orinales que había comprado a las niñas en la antigua habitación de Melquiades, llamada ahora el cuarto de las vacinillas.

Fernando está feliz de que se hayan ido y se da cuenta de que valora el tiempo que Aureliano II también está fuera, dejándola sola mientras él festeja lejos de su hogar. Su arreglo matrimonial no tradicional, entonces, es mutuo. beneficioso, a pesar de desafiar las normas sociales y sus propias convicciones. José Arcadio II comienza a visitar la casa regularmente, hablando con el coronel en su taller. Úrsula sigue convencida de que él y su hermano intercambiaron identidades en algún momento.

Se revela que no tiene hogar, quedándose a veces con Pilar Ternera y a menudo con las matronas francesas. Úrsula ve a José Arcadio II y Aureliano como los únicos dos miembros de la familia que tienen una verdadera afinidad del uno por el otro. Aunque Úrsula había esperado una familia donde todos amaran hasta el límite de sus capacidades, reconoce que la conexión más verdadera ha sido entre estos dos. El coronel Aureliano Buendía cuenta sus peces de oro, un total de 17, como sus 17 hijos asesinados. Como ya no los vende, ha comenzado el hábito de hacer 25 y luego fundirlos para rehacerlos nuevamente.

Empieza a llover, es octubre, ambos símbolos de cambio en esta novela. Acuérdate por ejemplo en aquel mensaje que Gerinaldo Márquez le había enviado cuando le dijo al coronel que había empezado a llover. Después del almuerzo toma una siesta y sueña que está caminando por una casa con paredes blancas, siendo el primer ser humano en entrar en ella.

En el sueño recuerda que ha tenido el sueño muchas veces antes, pero sabe que no lo recordará cuando despierte. El paralelismo con los sueños de su padre se evidencia en esta sensación de repetición y estancamiento. La familia deja al coronel en total soledad en su taller, olvidando por completo su existencia de manera similar a como olvidaron a Rebecca en su hogar. Sueña con una casa donde revisita las mismas habitaciones y características propias una y otra vez.

El sueño refleja una vez más al del padre, pero también la amnesia que caracteriza el insomnio al principio de la novela y la imagen de Macondo como una ciudad de espejos. Cuando el coronel Aureliano Buendía se despierta, sale el sol y escucha la aproximación del desfile del circo. Se siente invadido por la nostalgia y observa el desfile pasar, pensando en los gitanos que lo visitaban cuando era niño, cuando su padre lo llevó a conocer el cielo. Se mezcla entre las gentes que caminan para que cuando éstas desaparecen, vuelva a quedarse solo una vez más. Luego...

Se dirige al patio para orinar en el castaño, tratando de recordar el circo, pero el recuerdo desaparece. Se apoya en el árbol con la frente y pierde la vida, pero no es hasta el día siguiente que la familia encuentra su cuerpo. La muerte de Aureliano Buendía encapsula la esencia cíclica y fatalista de Macondo y su familia.

Su vida, llena de guerras y soledad, culmina en un final aislado y olvidado, reflejando la inevitable repetición del destino que marca los Buendía. La incapacidad de recordar su pasado en sus últimos momentos sobraya la fragilidad de la memoria, mientras que su visión nostálgica del desfile evoca la mágica realidad que impregna la obra. En su muerte, Aureliano personifica la lucha inútil contra el olvido y el determinismo, y revela la profunda soledad que define a su linaje, y la historia misma, de Macondo. Las vacaciones de meme en casa se dan mientras aún se está de luto por el coronel Aureliano Buendía, promovido por Fernanda.

a quien conmovieron los honores que se le dieron por parte de sus antiguos enemigos en la guerra. Ella y Aureliano II han tenido una nueva hija que llamaron Amaranta Úrsula. Memé recibe un diploma como clavicordista, y su habilidad dedicada en este campo es un sorprendente contraste con su naturaleza algo desordenada. Su interpretación sin pasión se centra en melodías anticuadas que adormecen al público, y aunque su madre invita a todos los recién llegados del pueblo a escucharla tocar con la esperanza de encontrarle un pretendiente, no encuentra ningún candidato adecuado.

Solo cuando muera su tía abuela Amaranta, Tendrá Meme la posibilidad de dejar de tocar el clavicordio, un hecho futuro que vuelva a recordarnos que los destinos están sellados antes de que nos encontremos con ellos. La verdadera alegría de Meme radica en ser social, y después de sus segundos vacaciones en casa, se da cuenta de que la permanencia de su padre bajo el mismo techo solo era un teatro que montaban por ella. Meme regresa a casa una noche, borracha y lista para reprocharle a su madre y a Maranta su desencanto por la vida rígida que llevan.

Pero en lugar de hacer eso, miente, diciéndoles cuánto las quiere, una mentira que Maranta descubre. pero que Fernanda interpreta como algo tremendamente emotivo, otra muestra más de lo poco que sabe de la vida más allá de la que tuvo. Cuando Meme se despierta más tarde, con resaca, Fernanda llama al médico y hace que Meme permanezca en la cama durante casi una semana. Úrsula es consciente de la verdadera dolencia de Meme, Aureliano II también puede identificar el sufrimiento de su hija y se compromete a pasar más tiempo con ella. Meme, al igual que Amaranta, no ha sido bendecido con la belleza de otras mujeres en la familia, pero es amigable y divertida, en contraste con su madre.

Aureliano II le consiente, redecorando su habitación casi como el de su amante, o el de las matronas francesas, como pensaba Fernanda, y dándole todo el dinero que quiere, aunque ya toma aún más por sí misma. Fernanda se ocupa de cuidar al nuevo bebé, y entabla una extraña correspondencia con lo que se denomina como médicos invisibles, un grupo de doctores, en principio, que la tratan telemáticamente, jugando en la línea que separa lo real de lo fantasioso. Solo le preocupa que Aureliano II no lleve a Meme a casa de Petracotes, pero Petracotes sin embargo no quiere nada con la chica.

temerosa de que el afecto de Aureliano II hacia su hija puede quitárselo a su vez a ella. Entre las amigas de Memes se encuentran tres chicas norteamericanas del otro sector, una de las cuales es hija del señor Brown. Memes ha invitado a los bailes de los sábados, los únicos en los que los nativos estadounidenses se mezclan.

Fernanda se horroriza de que su hija vaya a estos bailes, pero Úrsula no ve problema mientras conserve su identidad. me me simpico invitada para tocar el clavicordio, y después también es invitada a las fiestas en la piscina de los domingos y al almuerzo una vez a la semana. Se adapta a los intereses de los forasteros, incluso aprendiendo el inglés. Aureliano II, orgulloso, compra para meme una enciclopedia en inglés de seis volúmenes. Ella pasa el tiempo que antes dedicaba a chismorrear, estudiando la enciclopedia, viendo sus antiguos hábitos como juveniles y relatando a Aureliano II la historia de su noche de borrachera.

Le dice que le gustaba un joven americano pelirrojo que estaba de vacaciones. y que ya había regresado a su casa con su familia. El padre, creyendo que es tan cercano a su hija que ella le contaría cualquier cosa, como su primer amor, muestra que está equivocado.

Él no puede controlar lo que hace su hija, porque su hija ya sigue sus propias normas. En la casa, Amaranta continúa cosiendo su mortaja y Úrsula ve cada vez menos, siendo el espectro de su difunto marido lo que más claro se presenta ante sus ojos. Los médicos invisibles diagnostican a Fernanda un tumor benigno en el intestino grueso y programan una operación telepática.

La inesperada muerte de Amaranta causa nuevos trastornos. Nadie en la familia tiene idea de la verdadera personalidad de la mujer. Se había privado de romance y felicidad, reprimiendo sus deseos hasta desatarlos con su sobrino.

La forma en que el coronel Aureliano Buendía pensaba sobre su guerra hasta la muerte es la forma en que Amaranta piensa en su hermana adoptiva Rebeca. Reza para no morir antes que ésta, y una tarde, la propia muerte, encarnada con el aspecto de una mujer vestida de azul, le ordena que debe comenzar a coser su mortaja el 6 de abril para morir el día que se complete. Varios años después, tras un laborioso trabajo, entendió el trabajo minucioso de su hermano y los pescaditos de oro, y por ello, el significado de la soledad. Cuando completa la última puntada, anuncia que morirá al atardecer.

Ofrece llevar cartas a los muertos para todos en el pueblo, mensajes dirigidos al otro lado que levantan las sospechas de muchos que piensan que se está burlando de ellos. Llama a un carpintero para que tome sus medidas para un ataúd y pide que las cartas sean enterradas con ella. El padre Antonio Isabel llega para administrar los últimos sacramentos de Amaranta. que aún parece estar perfectamente bien.

Le pide a esta que se confiese, pero ella dice que su conciencia está limpia. Fernanda se escandaliza y pregunta qué pecado podría ser tan grave que se niega a admitirlo incluso ahora, pero Amaranta solo hace que Úrsula dé testimonio público de su virginidad, como si eso fuese lo más relevante e hiriente oídos de Fernanda. Amaranta se acuesta entonces, y muere en el silencio de su alcoba, envuelta después con la primorosa mortaja y la venda negra todavía atada en su mano.

Después de las nueve noches de luto por Amaranta, La tan anciana Úrsula no vuelve a levantarse. Santa Sofía de la Piedad, siempre buena y servicial, presente cuando se la necesita y olvidada el resto del tiempo, se encarga de ella. Desde la cama, Úrsula enseña a la pequeña maranta Úrsula a leer. La niña es idéntica a ella. Con todo su tiempo para observar y meditar en silencio, Úrsula siente que Meme está angustiada y le pregunta qué pasa, pero Meme se ríe por ello.

Úrsula confirma así sus sospechas de que ésta tiene una relación con alguien. Una noche, Meme dice que va al cine con Aureliano II. Pero Fernanda escucha a este tocando el acordeón. Su inocencia no le hace sospechar nada, hasta que un día va al teatro y encuentra a Meme besando a un hombre.

Fernanda la lleva a casa y al día siguiente, un joven mecánico de la compañía bananera aparece por allí, seguido de una nube de mariposas amarillas. Pregunta por su hija. Su nombre es Mauricio Babilonia. En un salto al pasado, descubrimos que Meme conocía al joven desde antes, en las plantaciones. Es un mecánico pobre que trabaja para los forasteros.

Meme siente odio por él, pero un odio destinado al amor, como tantos. Le molesta de tal grado que acaba por aparecer en sus sueños, y estos la llevan finalmente a interesarse por él. Busca una excusa para ir a visitarlo en su trabajo, y él puede notar que ella está interesada. Aquel chico pelirrojo del que habló su padre parece una ridiculez al lado de Mauricio, de la misma manera que Rebeca comparó a Pietro Crespi con José Arcadio en su momento.

Enseguida reconoce que las mariposas amarillas siempre preceden a su aparición, como un símbolo que sigue a las flores de la muerte de José Arcadio Buendía, el tren que lleva a Macondo, o el líquido ambarino de Remedios La Bella. Cuando Mauricio Babilonia visita la casa para entregar un supuesto paquete del amigo de Meme, Fernanda solo nota por su rostro que él va a morir. Cuando Meme abre el paquete, encuentra una nota de Mauricio Babilonia escondida, diciendo que se encontrarán en el cine el sábado.

Esa noche, y allí, él se sienta a su lado. Ella se obsesiona y haría cualquier cosa para pasar tiempo con él. Visita a Pilar Ternera para que le lea la fortuna, sin saber que la mujer es su bisabuela. Pilar le ofrece a Meme el uso de su cama para que pueda estar con Mauricio, así como maneras de evitar el embarazo. La muerte de Amaranta pospone esta posibilidad.

con agitación y anhelos interiores. En la primera noche que lo permite, organiza un encuentro con Mauricio Babilonia, en casa de Pilar Ternera. La pareja se ama dos veces por semana durante tres meses, protegidos por la complicidad del padre, quien se alegra de verla libre de la rigidez de la madre, aunque desconoce los detalles, por supuesto. En la noche en que Fernanda atrapa a la joven pareja besándose en el cine, Aureliano II le pregunta a Meme qué está pasando, pero ella se niega a decirlo. Él cree entonces así, que su vínculo ha sido cortado, que es una ilusión del pasado.

En estado por Petracotes, deja el asunto a un lado. Durante dos meses, Meme está confinada en su habitación, aparentemente sin que le afecte lo más mínimo. Sin embargo, Úrsula nota que Meme ahora se baña por la noche en lugar de durante el día.

Por la noche, las mariposas amarillas llegan a la casa. Fernanda intenta matarlas, alegando que las mariposas por la noche atraen la mala suerte. Fernanda descubre los emplastos de mostaza que Meme ha estado usando como anticonceptivo y solicita que se coloque un guardia fuera de la ventana de su hija al día siguiente. Cuando Mauricio Babilonia aparece mientras intenta arrastrarse a través del techo del baño para reunirse con la chica. Los guardas le disparan pensando que va a robar gallinas.

El tiro le deja paralítico y postrado para el resto de su vida. Morirá de viejo, solo, muchos años después, atormentado por los recuerdos y las mariposas que revolotean siempre alrededor de él. De pronto nos encontramos con que Macondo se encuentra en un estado de agitación, coincidiendo con la llegada del hijo ilegítimo de Meme a la casa de los Buendía.

Fernanda de alguna manera se las apaña para mantener al niño en secreto para todos. Ella le encierra en el viejo taller del coronel Aureliano Buendía y le dice a Santa Sofía de la Piedad y a Maranta Úrsula que lo encontró flotando en una canasta. Incluso la propia Úrsula nunca llega a conocer el verdadero origen del niño.

Aureliano II no sabe nada de su nieto durante tres años, hasta que éste escapa de su habitación por un descuido y aparece en el porche. Pero ¿cómo se ha llegado a semejante situación? El hecho de situar esta información antes de la que te voy a contar ahora, responde una vez más a la intención de plantear el determinismo de la obra, y al solapamiento de momentos temporales del que Úrsula está dándose cuenta con total claridad.

Pues bien, vayamos de nuevo hacia atrás. Resulta que después de que Mauricio Babilonia fuese disparado, Meme nunca vuelve a hablar. Fernanda la lleva a un convento en el sombrío pueblo donde ella había sido criada, tras un penoso viaje donde parecía cargar con un muerto viviente. Meme piensa en Mauricio Babilonia por el resto de su vida. y eventualmente morirá de vieja sin haber vuelto a encontrar la felicidad.

Fernanda regresa a Macondo para descubrir que José Arcadio II está liderando a los trabajadores de la plantación en una huelga. Los trabajadores de esta exigen no trabajar los domingos, una concesión que se les otorga, ya que era de sentido común y tan razonable que no podían negarse. Fernanda escribe a su hijo José Arcadio para decirle que su hermana ha muerto, procurándose cubrir la vergüenza con otra mentira más. Fernanda pospone la operación telepática para tratar su tumor, Y aparece una monja con una canasta que carga con el hijo de Meme, bautizado con el nombre de Aureliano, ya que el nombre de su abuelo era lo único que conocían las monjas.

Y su madre, como ya hemos dicho, no hablaba. Fernanda planea ahogar al niño en la alberca del baño para mantener su coartada, pero al final no puede reunir la voluntad para hacerlo. Esto muestra el extraño equilibrio entre su propia moralidad y las reglas de su fe.

Pasa un año hasta que las tensiones de la plantación alcanzan su punto máximo. José Arcadio II reaparece para organizar manifestaciones. Los líderes son arrestados y encarcelados durante tres meses, y eventualmente liberados porque ni el gobierno ni la empresa pueden decidir quién debe ser responsable de alimentar a los prisioneros. Los trabajadores protestan contra las condiciones insalubres de sus viviendas, la falta de servicios médicos, las malas condiciones laborales y el pago solo en vales de la empresa, lo que les obliga a comprar los productos que fueron importados para garantizar la rentabilidad de la fruta exportada.

Es decir, solo pueden comprar cosas que les dan en la propia plantación para que el dinero de la plantación vuelva a la plantación. Un círculo vicioso donde los únicos que ganan dinero son los dueños de la empresa. Los trabajadores no están pidiendo nada extraordinario, pero se utilizan acrobacias legales para evitar toda culpabilidad, incluyendo identidades falsas y muertes fingidas para los más altos cargos de la empresa.

Los abogados afirman que la compañía bananera solo contrató trabajadores temporales, eximiendo la de la necesidad de acomodar adecuadamente las necesidades de estos. Entonces la huelga estalla, la fruta se pudre en los árboles y los trabajadores llenan el pueblo. Las acciones reflejan las que fueron tomadas por la rebelión liberal años atrás.

ya que los trabajadores ahora luchan por lo que creen. De esta manera, el estatus de José Arcadio II como líder de la huelga refleja el del coronel Aureliano Buendía, sugiriendo de nuevo que podría tener el nombre equivocado. Los soldados reciben la orden de restablecer el orden en el pueblo, cortan los bananos y los cargan en el tren. Los trabajadores toman sus machetes para talar árboles, destruir las vías y cortar las líneas de comunicación.

Las autoridades reúnen a los trabajadores en una plaza para abordar el conflicto. José Arcadio II observa las ametralladoras instaladas alrededor de la multitud. Un teniente lee un decreto a través de un megáforo, por el que se autoriza al ejército a disparar y matar a todos los trabajadores. Un capitán le dice a la multitud que tienen cinco minutos para retirarse, pero la multitud no se mueve, y los oficiales les dicen que tienen un minuto más. José Arcadio II les grita un insulto en un renovado acto de valentía, y las ametralladoras abren fuego.

Él logra, al menos momentáneamente, salvar a un solo niño sacándolo a una calle lateral, antes de desmayarse. Cuando despierta... está dentro de un tren en marcha, acostado sobre un montón de muertos.

Camina por el oscuro vagón de carga mirando todos los cadáveres y se da cuenta de que los soldados tienen la intención de arrojarlos al mar como el banano de rechazo, el descartado. Comienza a llover y José Arcadio II salta del tren y corre en la dirección opuesta. Finalmente llega a una casa en las afueras del pueblo y la mujer que vive allí lo deja entrar, vendándole las heridas y dándole café. Él dice que las 3.000 personas que fueron asesinadas estaban en el tren, pero ella niega que alguien haya muerto.

Ante otras tres casas más, todos dicen lo mismo, y en la plaza no puede encontrar ningún rastro de la masacre. La falta de evidencia lleva a la gente de Macondo a no creer en la historia de José Arcadio II, sugiriendo la forma en la que la historia puede ser escrita por los vencedores, en lugar de proporcionar la verdad macabra de lo que sucedió. José Arcadio representa a la minoría que a menudo es silenciada en su versión de los eventos, y demuestra de una manera evidente lo que desde el comienzo de la novela se iba sugiriendo.

Quien controla el relato, controla el porvenir. José Arcadio II regresa a casa. y Santa Sofía de la Piedad lo esconde de Fernanda en el cuarto de los Orinales.

Aureliano II también se encuentra allí, atrapado por una lluvia que no cesa. La lluvia ha vuelto para desatar un cambio otra vez. Aureliano II también desconfía de la versión de los eventos que relata su gemelo. Un comunicado oficial había afirmado que los trabajadores regresaron a casa pacíficamente tras enterarse de que se les había otorgado mejores servicios médicos y letrinas para los alojamientos.

Pero el señor Jack Brown dice que el acuerdo no se firmará oficialmente hasta que la lluvia se detenga, algo que no sucederá en mucho tiempo. La lluvia continúa, claro, y todos, salvo José Arcadio II, aceptan que no hubo masacre. La búsqueda de los líderes rebeldes de la huelga prosigue, pero los soldados insisten en que nadie ha sido ejecutado.

Al final... José Arcadio II resulta ser el único superviviente. Los soldados llegan a la casa Buendía en su busca.

Un oficial, tras pedir llevarse un pedo dorado del taller del coronel Aureliano Buendía como reliquia, solicita inspeccionar el cuarto de Melquiades. Enciende la luz para ver la cantidad de orinales en el llamado cuarto de las bacinillas. El oficial, a pesar de mirar directamente a José Arcadio II, no lo ve.

El soldado cierra la puerta y afirma que nadie ha estado en la habitación en 100 años. Aunque no se da una explicación clara. El oficial podría fingir no ver nada por el respeto que sienta hacia la figura del coronel Aureliano, incluso en este curioso sentido de reliquia, lo cual se evidencia con la adquisición de un pescadito un poco antes.

En cualquier caso, la naturaleza mágica de la obra bien puede ser suficiente razón para explicar hechos como este. José Arcadio II permanece oculto en el taller, pidiendo que la puerta permanezca cerrada con cerrojo, y solo Santa Sofía de la Piedad recuerda su presencia. Al igual que José Arcadio Buendía, atado a su árbol, él se sumerge en los manuscritos de Melquía descrimando también.

con ese mismo fervor que tenía Aureliano. Su compromiso de mantener viva la memoria de los 3.000 muertos es tan profundo como la obsesión del coronel por la guerra. Seis meses después, mientras la lluvia persiste, Aureliano II abre la puerta en busca de alguien con quien hablar.

El hedor de los orinales lo abruma y ve a su hermano aún inmerso en los manuscritos, repitiendo que las 3.000 personas en la plaza de la estación habían sido asesinadas. El diluvio durará cuatro años, once meses y dos días, y servirá, como sirvió la peste del insomnio, para poner a los habitantes de Macondo al borde del olvido. Aureliano II, debido a ello, permanece en casa todo el tiempo y va perdiendo paulatinamente el sobrepeso que había ganado. La casa tiene un nivel de humedad extremo, que incluso sus habitantes sufren, lo que se evidencia cuando encuentran la espalda de Úrsula cubierta de sanguijuelas.

Aureliano II, encerrado en la casa con el joven Aureliano Babilonia, sabe lo que Fernanda ha mantenido en secreto para todos los demás. Que este es un verdadero Buendía, y que no le abandonaron en una cesta como Moisés, como le hubiese gustado a ella. De hecho, es su nieto.

Aureliano II muestra a este y a Maranta Úrsula las viejas enciclopedias, inventando historias sobre la marcha porque no sabe inglés, algo parecido a lo que hiciera José Arcadio Buendía cuando educaba a sus dos hijos. Fernanda teme que Aureliano II quiera tener relaciones sexuales con ella mientras esté atrapado en casa, y se escuda en el dolor que experimenta en el vientre para evitarlo. Escribe a los doctores invisibles, esperando una respuesta. lo cual sugiere que pueda tratarse de una manera de plantear una posible hipocondría. Fernanda se alegra de que la lluvia impida que la gente salga, ya que siente que las puertas se han inventado para mantenerse cerradas.

El coronel Gerineldo Márquez muere y su cortejo fúnebre pasa enfrente de la casa. La familia Buendía observa el triste espectáculo que se da bajo el aguacero. Incluso Úrsula está presente, bendiciando al hombre a quien trató como un hijo y diciéndole que lo verá de nuevo cuando la lluvia pare, prediciendo así su propia muerte. Aureliano II va a la casa de Petracotes para comprobar cómo están los animales, pero todos han muerto en las inundaciones.

Petracotes no lo ha visto desde que comenzó la lluvia, pero ahora se queda tres meses con ella, tomando fuerzas para salir de nuevo al exterior. Aunque lo que de verdad quiere es la compañía de su amante. Intenta seducir a esta una vez más, pero ella lo rechaza. Regresa a casa con sus baúles, convencido de que todos en Macondo están esperando a que la lluvia pare para poder morir.

Ante la falta de sustento, los Buendía se quedan sin comida. Las protestas de Fernanda sobre la indiferencia de Aureliano II hacia sus necesidades se emiten como el zumbido de una mosca, y desata un largo monólogo de quejas sobre la vida que se ha visto obligada a vivir al casarse con él. Este la escucha todo el día, sin decir una palabra, hasta que ella cuenta una mentira, y él la confronta.

A la mañana siguiente, Aureliano II pide un huevo, sin darse cuenta de que estos se acabaron hace tiempo, y Fernanda comienza otro monólogo sobre el egoísmo de los hombres, cuando no hay nada que llevarse a la boca. El, cargado de paciencia, va a mostrar a los niños la enciclopedia, incluso afirmando que el coronel Aureliano Buendía parece allí retratado como un guerrero tártaro. Cuando sale el porche a sentarse con Fernanda poco después, ella continúa con su perorata hasta que él no puede soportarlo más. Enfurecido y al límite, rompe todo lo que puede encontrar en la casa, sale y regresa después con algo de comida para la familia, con lo que asumimos que ha visitado a Petracotes una vez más. Amaranta, Úrsula y Aureliano, diez sobrino de edades similares, disfrutan de la época de lluvia.

chapoteando en los charcos y jugando con la senil Úrsula. Alrededor del tercer año de diluvio, la mente de Úrsula comienza a confundir el presente con el pasado, y los niños juegan junto a ella, inventando visitas imaginarias de parientes que vivieron en diferentes épocas, pero que han estado muertos por mucho tiempo. Ella se regocija increíblemente al reunirse con todos ellos, y la vejez se plantea como una segunda infancia, cerrando también así un círculo más.

Aureliano II recuerda que hay una gran fortuna enterrada en algún lugar de la propiedad. Esperando a que su verdadero dueño aparezca para reclamarla. Consulta a Pilar Ternera sobre dónde está enterrado el oro, pero ella sólo puede decirle que está cerca de Úrsula, quien lo enterró y quien se niega a decir dónde. Entonces organiza una excavación exhaustiva en el patio, hasta tal punto que debilita los cimientos de la casa, pero no tiene éxito. Finalmente, un viernes por la tarde, la lluvia cesa para no regresar en diez años.

Parece que las cifras son exageradas por alguna razón, presumiblemente para que se haga más evidente la rápida decadencia de un macondo que ya está en ruinas. que se intuye al destino que lo espera. La plantación bananera y la ciudad han sido abandonadas. Cuando Aureliano II finalmente regresa con Petra Cotes, está tan delgado que ya cree que su hermano José Arcadio II, como cuando eran jóvenes, y se acostaba con ambos. En el dormitorio, encuentra una mula flaca la que Petra Cotes ha estado alimentando, con las telas de la casa cuando no quedaba comida, como si se tratara de los sentimientos que ambos comparten, y han estado a punto de perecer.

Úrsula necesita de grandes esfuerzos cuando la lluvia cesa. Se siente avergonzada al descubrir... que los niños la trataron como un juguete durante años.

Se levanta de la cama por su cuenta para reintegrarse a la vida familiar y se pone a trabajar, restaurando la calidad de la casa, como si nada estuviera mal con su cuerpo. Cuando encuentra a José Arcadio II aún encerrado con los pergaminos de Melquiades, se da cuenta de que el tiempo se mueve en círculos. Su difunto marido creía antes de morir que todos los días se repetían, y ella ya ve ahora con total claridad que eso era cierto. José Arcadio escribe a Fernanda que planea regresar a Macondo antes de tomar sus votos sacerdotales. Feliz por ello, ella se compromete a revivir el jardín para impresionar a su hijo a su regreso, e intenta acelerar su correspondencia con los médicos.

Úrsula ordena que la casa vuelva a abrirse a los visitantes, pero Fernanda insiste en que la casa permanezca cerrada. Aureliano II recorre el pueblo vendiendo boletos de rifa para Petracotes, sin darse cuenta de que la gente los compra a menudo por lástima hacia él, quien está muy desmejorado y enfermo. El sorteo de los boletos de rifa, sin embargo, se convierte en una feria semanal.

La relación entre Aureliano II y Petracotes cambia hasta hallarse en un paraíso de soledad compartida. partida, donde la pasión y la diversión han sido reemplazadas por un gratificante sentimiento de comprensión y confianza. Amaranta Úrsula es enviada a una pequeña escuela y a Aureliano se le prohíbe asistir a otra, continuando su reclusión en la casa.

Una tarde, Úrsula le pregunta quién es y cuando él le dice su nombre, ella lo confunde con su hijo el coronel y le dice que es hora de aprender orfebrería. La senilidad de Úrsula regresa y la familia no puede distinguir entre lo que ella cuenta como actual y lo que está recordando. Ahora ella representa muy bien esta superposición de momentos temporales, viviendo todos en uno, pasado, presente y futuro al mismo tiempo. Su cuerpo se encoge, haciéndole aparecer tanto una niña como una anciana. Los niños siguen jugando con ella, hasta que la declaran finalmente muerta.

Ursula intenta protestar, pero se da cuenta, para su sorpresa, de que tiene razón. Poco después, en Jueves Santo, amanece muerta. La mujer ha vivido más de 11 décadas y ha marchado sin dejar clara la línea que separa la vida y la muerte, pequeñita como un bebé que cabe en un...

un canasto. Los pájaros chocan con las paredes y rompen las mallas para morir en los dormitorios. Los habitantes del pueblo asumen que es una plaga, pero el padre Antonio Isabel, de 100 años, afirma que los pájaros están muriendo por la influencia de una criatura herética, mitad macho cabrío, mitad mujer, al que se refieren como el judío errante.

La gente del pueblo asume que está diciendo locuras propias de la vejez, hasta que una mujer ve algunas huellas de pezuñas, y la gente del pueblo pone trampas para atrapar a la criatura. Por sorpresa de todos, Estas trampas atrapan a esa criatura, y entonces la cuelgan en la plaza para que todos la vean, hasta que ésta se descompone y es quemada. Este momento, que quizá algunos atribuyan elementos más psicológicos o sociales, y otros relacionen directamente con épocas en los que los animales servían de más compañía de la necesaria, es posible que sea un simple retorno de Macondo a su estado primitivo, al tiempo que la naturaleza y los sucesos que parecían fantásticos eran lo corriente.

Dicho de otro modo, Macondo está empezando a cerrar el círculo y se dirige a su desaparición, al olvido. Rebeca muere al final del año. Aureliano II intenta arreglar su casa para venderla, pero resulta irreparable.

Con la muerte de Úrsula, la casa de los Buendía también está en mal estado. Los médicos invisibles examinan a Fernanda durante horas mientras duerme, pero no encuentran nada malo en ella que coincida con sus síntomas. El problema, tal y como se deja caer, puede ser que Fernanda sigue usando las palabras incorrectas para describir las cosas, evitando decirlas por su nombre y haciendo imposible encontrar lo que no se conoce, o simplemente, como decíamos antes, que ésta sufra de hipocondría.

Aureliano II promete enviar a Maranta Úrsula a estudiar a Bruselas, y Aureliano no muestra interés en nada fuera de la puerta de casa. José Arcadio II le enseña entonces a leer y escribir, y le muestra lo que ha descubierto en los pergaminos de Melquiades, probablemente con el objetivo de que alguien continúe su labor una vez que él ya no esté. Aureliano II siente como si tuviese las pinzas de un cangrejo en la garganta.

Visita a Pilar Ternera, ahora de 100 años y dueña de un burdel, en busca de remedio. Ella le sus cartas y le dice que es un tumor que se ha formado en la garganta porque porque Fernanda ha realizado mal las artes negras, tratando de que él regresara a casa. Ella le explica un ritual para contrarrestar los efectos del hechizo sobre él, y hace que se siente inmediatamente mejor. Sin embargo, seis meses después, se despierta tosiendo y se da cuenta de la verdad. Está muriendo.

No le dice nada a nadie, con un orgullo propio de su estirpe, y trabaja tan duro como puede para ganar el dinero necesario para enviar a Maranta Úrsula a la escuela extranjera como había prometido. Organiza una rifa de las tierras devastadas por la lluvia con tanto éxito. que la celebración en la noche de la rifa rivaliza con las fiestas más grandes de antes, y en ella toca el acordeón, aunque ya no pueda cantar las canciones de Francisco Lombre, que también se...

pierden así en el tiempo. Es apropiado que Aureliano II quiera despedirse de semejante manera, con una gran celebración, acorde a su vida. Dos meses después, Amaranta Úrsula se va a Bruselas a quedarse en una pensión dirigida por una monja recomendada por el padre Ángel.

Fernanda ha empacado su equipaje, tratando de que se lleve el orinal de oro, pero Amaranta Úrsula lo rechaza porque se van a reír de ella. Este es un detalle que señala que la hija es mucho más consciente del mundo que la rodea que su madre a su edad. Amaranta Úrsula, saludando desde el vagón del tren. será la forma en que Aureliano II la recordará después, en su lecho de muerte.

Y mientras eso ocurra, al mismo tiempo, su gemelo José Arcadio II le estará diciendo a Aureliano Babilonia que siempre recuerde que 3.000 personas murieron en la masacre de la plantación y fueron arrojadas al mar. Entonces, inmediatamente después, José Arcadio II muere con los ojos abiertos y Aureliano II muere en su cama. Petracotes visita la casa de los Buendía para entregar los zapatos con los que Aureliano II quería ser enterrado. Ella pregunta a Fernanda si puede ver el cuerpo, pero esta no se lo permite y se niega a aceptar los zapatos, mostrando un nivel de resentimiento tan grande que incluso se lleva por delante la voluntad de su esposo.

Santa Sofía de la Piedad corta la garganta de su hijo José Arcadio II para asegurarse de que no lo están enterrando vivo, como él había pedido, ya que era su mayor miedo desde que era un niño, cuando vio aquel fusilamiento. Los gemelos son nuevamente tan idénticos como el día en que nacieron, y aquellos que llevan sus ataúdes, bastante afectados por el alcohol. Los entierran accidentalmente en las tumbas equivocadas. Así, ambos hermanos, que quizá cambiaron sus nombres para siempre, volverían a tener su identidad real, más consecuente a la vida y a la personalidad que cada uno demostró tener.

Aureliano Babilonia no abandona el laboratorio de Melquiades durante mucho tiempo. Santa Sofía de la Piedad, su bisabuela, se encarga de su cuidado y alimentación. Melquiades se le aparece y le pregunta si ha descubierto el idioma de los pergaminos.

A Aureliano ha determinado que están escritos en sánscrito. Melquiades le dice entonces que puede ir de una vez en paz hacia la muerte, porque sabe que Aureliano tiene el tiempo necesario para aprender la lengua antes de que los pergaminos cumplan 100 años, momento en el cual podrán ser descifrados. Le indica que vaya a la librería de un sabio catalán donde puede encontrar un manual en sánscrito. Esta revelación funciona en paralelo a la de José Arcadio Buendía, quien resultaba no estar delirando, sino que hablaba en latín.

No todo lo que no se entiende tiene que ser una locura. Petracote se envía comida para los Buendía cada semana, incluso privándose a ella misma de alimento para que Fernanda pueda comer, en un acto de venganza que consiste en humillarla. Continuará haciéndolo hasta que vea pasar el cortejo fúnebre de Fernanda una vez que ésta muera.

Y sí, nos acabamos de adelantar otra vez en el tiempo. Pero antes de ello, Santa Sofía de la Piedad debería obtener el descanso tan necesario ahora que la casa está casi vacía. A lo largo de los años ha trabajado sin quejarse, vista más como una sirvienta que como la matriarca que era, con un nombre más apropiado que el que podemos imaginar en un...

un principio. Después de la muerte de Úrsula, la casa cae en un estado de senilidad, invadida primero por el musgo y luego por las hormigas rojas. Frustrada por la falta de ayuda que recibe en la lucha contra estas fuerzas naturales, Santa Sofía de la Piedad hace las maletas y se va rendida a casa de una familiar de la que se duda su existencia.

A Aureliano le da los 14 peces de oro restantes para que pueda subsistir y nunca más se vuelve a saber de ella. Fernanda y Aureliano continúan viviendo en la casa, completamente separados el uno del otro. Fernanda percibe la presencia de duendes porque parece que los objetos se mueven por sí solos.

Aunque como percibía Úrsula en su momento, las cosas extravían cuando se rompen las rutinas. Los hijos escriben para decir que sus estudios están tomando más tiempo del esperado porque les va muy bien. Aureliano ha trabajado durante tres años traduciendo el sánscrito de la profecía de Melquiades. Fernanda continúa vistiéndose de vez en cuando con el vestido apolillado de la reina de Madagascar, otro vestido que, como el de Amaranta antes de la boda con Pietro Crespi, nunca llegó a usarse con su propósito original.

Su mayor vicio es su necesidad de sentirse triste. Como ya no está santo Sofía de la Piedad, Aureliano le deja comida junto a su cuarto cada día, pero un día la comida queda intacta y cuando va a verla, la encuentra muerta en su cama, con la piel tan terse y pulida, como si llevase puesta una máscara de marfil. Cuatro meses después, cuando José Arcadio finalmente regresa, Fernanda permanece intacta porque Aureliano ha hervido mercurio para preservar su cuerpo, como hiciera José Arcadio buen día con el cadáver de Melquiades. José Arcadio besa el cadáver y saca una llave de su bolsillo. desbloquea una caja y lee una larga carta que Fernanda había escrito, descubriendo que Aureliano es hijo de su hermana Meme.

José Arcadio llama a Aureliano bastante y le dice que se vaya a su habitación, lo cual hace este sin rechistar, sin siquiera salir para el funeral de su abuela después. Es feliz con los libros en su habitación, no necesita nada más. Cuando Fernanda murió, él había ido a recoger los que necesitaba de la tienda del catalán, quien se los había dado gratis.

José Arcadio restaura gran parte de la casa, preocupándose solo por los santos en el altar familiar. que quema una tarde para que entendamos que su vida no ha sido tan devota como creíamos. Mientras estaba afuera, no estaba en el seminario, sino malviviendo con amigos.

Por la noche, ve los fantasmas de la familia vagando por la casa. Y un año después del regreso al hogar que le vieron, nacer, habiendo vendido los candelabros de plata y el orinal de oro para comprar comida, y que este último por cierto, solo tenía algunas incrustaciones de oro en el escudo. Su única alegría es recibir a los niños del vecindario en la casa para jugar. Parece que como él se le había negado una infancia enviándole a prepararse para ser papa desde pequeño, ahora lo compensa con este tipo de frivolidad. Una tarde, mientras Aureliano está en la cocina, los niños, quienes se divierten a su costa, están a punto de destrozar los manuscritos en el taller, pero una especie de fuerza los suspende en el aire.

separándolos de los pergaminos hasta que Aureliano regresa y se los arrebata. Esta fuerza sobrenatural parece proteger el determinismo de la obra, dejando claro que el contenido deberá ser descifrado en su momento de manera irremediable. Algunos de los niños llegan más temprano que otros cada día para cuidar y mimar a José Arcadio, quien mantiene con ellos una extraña relación donde pasan tiempo desnudos y quizás utilicen mutuamente por diversos intereses.

Una noche, José Arcadio descubre los sacos de oro que Úrsula había escondido debajo de su cama. dilatados por un brillo dorado en el suelo. Fíjate que al final, el lugar donde había estado escondido el oro durante tanto tiempo, estaba al lado de donde ella había escondido el oro de su herencia familiar tantísimos años antes.

Pues bien, José Arcadio los usa para convertir la casa en un paraíso de decadencia. Una noche, él y los cuatro niños más mayores tienen una fiesta salvaje. Consciente finalmente de su vergüenza, José Arcadio echa a los niños a golpes y sufre un ataque de asma, rogando a Aureliano Babilonia que vaya a la farmacia a buscarle una medicina.

Aureliano sale de casa por segunda vez en su vida. indiferente al mundo exterior. José Arcadio pone fin así a la reclusión de este y se da cuenta de que su sobrino puede hablar con conocimiento de cosas que no podría saber. Su respuesta a las preguntas de José Arcadio sobre cómo es posible que sepa tanto es simplemente todo se sabe y de alguna manera todo se sabe dado que ya está escrito pero es algo que el propio Aureliano no deducirá hasta más adelante. Una mañana un hombre con una cruz de ceniza en la frente llega hecho jirones mantenido vivo solo por el miedo es Aureliano Amador el único hijo vivo del coronel Aureliano Buendía.

José Arcadio y Aureliano no entienden quién es y le niegan la entrada a la casa. De repente, dos policías aparecen de la nada y disparan a la cruz de ceniza a Aureliano Amador, matándolo en el acto. Aunque nadie recuerda al coronel, parece que los que mantienen el poder sí, y con mucho cuidado. El olvido acerca del pasado de la propia familia se hace patente aquí, y refleja con crueldad hasta qué punto los ciclos de violencia se repiten, mientras los individuos son ajenos a los mismos.

Una mañana de septiembre... los niños a los que José Arcadio había echado invaden la casa y lo ahogan en la piscina, robando el resto del oro que solo ellos sabían dónde estaba escondido. Aureliano lo encuentra más tarde, ya que desde su habitación no había escuchado nada, y finalmente se da cuenta de cuánto había llegado a quererle, algo parecido a lo que ocurrió con Rebeca y José Arcadio.

Son sentimientos cubiertos de arrepentimiento que recuerdan al amor tardío de Aureliano II por Petra Cotes, de Úrsula por Rebeca o de Amaranta por Gerineldo Márquez. Amaranta Úrsula regresa a casa desde Bruselas, llevando a su esposo Gastón con una correa de seda, dominando así sobre su esposo, y esa fuerza parece haberle permitido romper el patrón familiar, convirtiéndose en la primera hija de los Buendía en casarse exitosamente fuera de la familia. Llega con montones de equipaje, incluyendo una jaula con 50 canarios y el velocípedo de su esposo, un símbolo que recuerda al José Arcadio Buendía en los comienzos de Macondo, y otro que señala la modernidad.

No tarda nada en arreglar la casa de nuevo, deshaciéndose de muchos de los antiguos recuerdos familiares. con la excepción del daguerrotipo de remedios en la pared. Ella es vibrante, hermosa y sociable, en comparación con el joven solitario que vive en la casa, Aureliano.

Se vuelve claro que ella tiene la intención de quedarse en Macondo por mucho tiempo, a pesar de que sea una ciudad muerta y de haber escapado exitosamente hacía años. No puede evitar sentirse atraída de nuevo por el mágico lugar donde creció, por una nostalgia que como un agujero absorbe a toda la familia y les une las oscuras aguas de un ciclo eterno. Incluso un año después de su regreso, sin haber hecho amigos ni organizado celebración alguna, Amaranta Úrsula sigue convencida de que puede revivir Macondo. Gastón se da cuenta de que su esposa está perdida en un recuerdo melancólico del pueblo.

Más que en su estado realista, presente, retrasa el ensamblaje de su bicicleta, del velocípedo. Seguro de que Amaranta Úrsula despertará de su nostalgia en cualquier momento. Pero cuando no lo hace, monta la bici y comienza a recorrer las calles en busca de entretenimiento.

La nostalgia es otra forma en que el tiempo puede confundirse, atrapando a una persona en un pasado idealizado, en lugar de en la realidad del presente. La pareja hace el amor donde y cuando les apetece. En una constante muestra de pasión que mantiene la llama viva a pesar de la diferencia de edad, Gastón disfruta con la aviación.

De hecho, se conocieron cuando él voló su biplano sobre el convento donde Amaranta Úrsula estudiaba. Ella recuerda el momento en que hicieron un aterrizaje de emergencia solo para amarse en un campo de flores. Mientras Gastón se adapta a la comida y a la cultura local, Amaranta Úrsula solo come pescado congelado, mariscos importados y carnes enlatadas. Y continúa vistiéndose al estilo europeo.

Han decidido esperar cinco años para tener hijos por decisión de él. Gastón visita a Aureliano y tiene la impresión de que usa los libros que compra en la tienda del catalán para verificar el conocimiento que ya sabe de manera innata, en lugar de aprender algo nuevo. Aureliano es hermético y no está en la tienda, dispuesto a participar en la vida familiar con la pareja, por lo que Gastón busca algo que hacer, y viendo que no van a moverse de Macondo en un tiempo, idea un plan de negocio para un servicio de correo aéreo.

Lo había concebido antes de llegar a Macondo, pero lo había imaginado para usarlo en el Congo belga, donde su familia tenía inversiones en el aceite de palma. Vuelve a contactar con sus socios y prepara una pista de aterrizaje, levantando los miedos de algunos vecinos que recuerdan los momentos anteriores a la plantación del banano. Sus socios acuerdan enviar el primer avión y un mecánico, pero un año después, el avión sigue sin llegar.

El progreso que llegaba a través de un trovador ambulante, de una mula, de un barco y de un tren, parece no poder pasar de ahí, haciéndonos ver que se acerca el estancamiento final de Macondo. Aureliano deambula por las calles, tratando de reconstruir un recuerdo de cómo pudo haber sido el pueblo en su apogeo. Habla con los residentes restantes y nadie es capaz de recordar a la familia Buendía, excepto un viejo negro.

La nieta de este, Nigromanta, les hace sopa con las cabezas de gallos que Aureliano mendiga y continúan su amistad, incluso después de la muerte del anciano. Esto se detiene cuando Nigromanta advierte a Aureliano que está ahuyentando a sus clientes. Aureliano, aún virgen, siente una atracción por Amaranta Úrsula. Abatido por la agonía de escuchar a esta y a Gastón hacer el amor, le pide a ella que le dé algo de dinero y lo utiliza para pagar a Nigromanta por acostarse con ella, en una especie de venganza donde su tía costea el servicio.

No solo no le cobra después, sino que esto fomenta que la chica y Aureliano se conviertan en amantes, y ella llega a soñar con casarse con él, hasta que éste le dice que está enamorado de Amaranta Úrsula. Después de esto, Nigromanta exige que Aureliano pague por sus servicios, como cualquier otro cliente. Una tarde en la tienda del catalán, Aureliano se une a la conversación de cuatro jóvenes que discuten acerca de las cucarachas y su capacidad de supervivencia. A partir de entonces, se reúne con ellos cada tarde para encontrar una motivación y alegría desconocidos.

Al reunirse los jóvenes van a un burdel, que continúan frecuentando juntos. Cuando Aureliano Babilonia habla del coronel Aureliano Buendía, solo su amigo Gabriel Márquez le cree, porque sabe que el hombre era un amigo cercano de su propio tatarabuelo, el coronel Gerineldo Márquez. El parecido del nombre de dicho amigo con el autor de este libro no es casual. y aportó un elemento metaficcional a la obra, donde el autor podría ser un testigo parcial de los acontecimientos descritos o simplemente quería verse alternativamente en el mundo que había imaginado. Volviendo a la historia, cuando Aureliano menciona la masacre que vivió José Arcadio II, la gente niega que siquiera haya existido la compañía bananera, volviendo a señalar el inminente olvido que les depara y la capacidad para alterar la historia.

De hecho, gracias a Cien Años de Soledad, episodios reales relacionados y parecidos a la masacre de los bulguistas son ahora mezclados con los sucesos de la novela para muchas personas. Volviendo a nuestra historia, un día Amaranta Úrsula aparece en la habitación de Aureliano vistiendo solamente un vestido y un collar de vértebras de pescado que ha hecho. Aureliano le cuenta sobre las profecías y pone su mano sobre la de ella. Permanecen así hasta que Amaranta Úrsula recuerda que es el día de poner cal en los hormigueros y se va a encargarse de la tarea, más como una reacción nerviosa que como una razón de peso. Continúa visitando a Aureliano ocasionalmente y este comienza a cenar con la pareja.

Los socios belgas de Gastón afirman que el avión fue enviado, pero que se desvió. Gastón menciona la posibilidad de ir a Bruselas para aclarar la confusión. y acelerar la llegada del transporte.

Una tarde, Amaranta Úrsula se corta con una lata y Aureliano besa la herida y revela su amor por ella. Esto lo insulta y le dice que se va a ir a Bélgica de inmediato, pero solo finge rechazar lo que ya ha despertado en su interior. Uno de los amigos de Aureliano les cuenta sobre un extraño burdel con animales que van a visitar y que recuerda el lugar donde los hombres practicaban sexo con burros hacía tanto tiempo. Fuera de la entrada, una anciana exclama el nombre de Aureliano pensando que ha visto al coronel, Aureliano Buendía. Se trata de Pilar Ternera.

De 145 años, Aureliano comienza a visitarla regularmente para escuchar la historia de Macondo y se siente en paz con una compañía cómplice y necesaria como la que tuvo su tatarabuelo. En la tarde en que Amaranta Úrsula lo rechaza, Aureliano corre hacia los consuelos de Pilar Ternera. Cuando le cuenta a ella sobre quién está llorando, la anciana se ríe, como hacía de joven ante la predecible repetición de los sucesos de la familia Buendía.

Ella le asegura que Amaranta Úrsula lo está esperando, que no se preocupe, y de regreso a casa... Aureliano sigue a Maranta Úrsula fuera del baño y se le echa encima. Al principio, a Maranta Úrsula se resiste, pero tras una lucha perdida de antemano, cede hasta las últimas consecuencias, sin ningún tipo de remordimiento.

Pilar Ternera muere en su mecedora y es enterrada en esa misma posición. Fíjate lo importante que ha sido ella durante esta historia. No solo ha vivido prácticamente para contarla de manera íntegra, sino que de ella han partido todas las líneas de descendencia de la estirpe de los Buendía.

Por otro lado, el catalán subasta su librería y regresa a su hogar en España, a orillas del Mediterráneo. Después van llegando una gran cantidad de cartas y fotos de él, mostrando una creciente nostalgia por la vida en Macondo, mientras que antes se había sentido así por su antiguo hogar en Barcelona. Escribe pidiendo al grupo de jóvenes que olviden todo lo que les enseñó y que dejen Macondo.

Todos estos, con excepción de Aureliano, siguen su consejo. El último en quedarse es Gabriel, quien participa en un concurso para ir a París y gana. Aureliano queda en completa soledad, pero en lugar de seguir las instrucciones del catalán, Se queda para conservar la compañía de Amaranta Úrsula y continuar aprendiendo sánscrito con el objetivo de poder traducir la profecía de Melquiades.

En el pueblo, ahora tan escasamente poblado, invadido por los invasores, Ruidosas hormigas rojas y asfixiado por el polvo y el calor, solo Aureliano y Amaranta Úrsula son felices, tanto que creen que no hay nadie en el mundo que lo sea tanto como ellos. Gastón, consciente o no del adulterio, viaja a Bruselas para traer el avión. Aureliano y Amaranta Úrsula entran en un delirio pasional desenfrenado, caminando desnudos y destruyendo la casa con su amor desatado.

Aureliano abandona los manuscritos, sugiriendo de alguna manera que la erudición es una práctica para los solitarios. Disfrutan de sus periodos de descanso, adorando los cuerpos del otro. casi más que durante los momentos de sexo.

De repente llega una carta con la noticia del inminente regreso de Gastón. Amaranta a Úrsula le escribe otra de vuelta, diciendo que lo ama mucho, pero que no puede vivir sin Aureliano. Gastón les envía una respuesta tranquila, advirtiéndoles sobre los peligros de la pasión, pero deseándoles lo mejor. No solo no está enfadado, sino que parece haberse quitado un peso de encima.

Cuando le dijo a Amaranta que no quería tener un hijo hasta los próximos cinco años, él no quería comprometerse en exceso, por lo que pudiera pasar después. Seis meses más tarde llega otra carta de Gastón diciendo que ha encontrado su avión y pidiéndoles que le envíen la bicicleta, el único objeto por el que siente cariño. La respuesta de Gastón al romper con Amaranta Úrsula es razonable. Su mundo no estaba consumido por su pasión y por lo tanto, podía imaginar construir su vida alrededor de sus otros intereses, tal vez con otra persona, mientras que la pasión entre los dos Buendías es tan fuerte que no tienen otra alternativa que estar juntos. Amaranta Úrsula y Aureliano ahora experimentan una soledad de amor.

Mientras están juntos, el amor permanece inalterable, ausente de otras emociones, personas. o dinámicas. Eventualmente ella queda embarazada e intenta hacer negocio vendiendo sus collares de vértebras de pescado, pero solo hay un comprador que se interesa por pura caridad.

Aureliano se da cuenta de que no tienen habilidades que les permitan ganar dinero. Se sientan con la incertidumbre de cómo van a vivir y recuerdan su feliz infancia juntos, cuando se divertían a costa de Úrsula. Reexaminan las historias de su juventud y cuestionan la verdad de que Aureliano llegó en una cesta, pero no tienen forma de conocer sus verdaderos orígenes. Aureliano se preocupa de que pueda ser incluso el hermano de Amaranta Úrsula.

pero no encuentra ningún registro que lo indique. El sacerdote le dice que probablemente se le llamó así en honor a una calle del pueblo, acentuando el olvido, tanto suyo como el de los Buendía y el de todo un pueblo. Cuando Aureliano confronta al sacerdote sobre su escepticismo respecto al origen de su nombre, el sacerdote responde que no puede estar seguro ni de que ellos existan en ese momento, poniendo en duda al propio personaje en medio de la ficción. Llega una carta de Barcelona, escrita con una letra distinta a la del catalán, y Aureliano se niega a abrirla, renegando las noticias que pueda contener. Después dejan de llegar cartas, lo que confirma su funesta suposición.

Por las noches, la pareja se abraza, escuchando las hormigas, las polillas, las malas hierbas creciendo, y los fantasmas recorriendo la casa. Un domingo, Amaranta Úrsula se pone de parto. Cuando nace su hijo, ella quiere llamarlo Rodrigo. Pero Aureliano dice que lo llamarán Aureliano, como él mismo, y como el coronel. El intento de Amaranta Úrsula de darle al niño un nombre que no provenga de la familia sigue el patrón de las mujeres que intentan romper con el destino prefijado.

Cuando la comadrona limpia al recién nacido, encuentran la cola de un cerdo en su espalda. Aureliano y Amaranta Úrsula no están al tanto del precedente en la familia y no recuerdan los temores de Úrsula. No se dan cuenta de que es una indicación de que el niño es producto del incesto.

La comadrona les asegura que podrá estirparse más adelante, pero lamentablemente no tienen tiempo para preocuparse por ello porque Amaranta Úrsula no deja de sangrar. Ella le asegura a Aureliano que las personas como ella no están destinadas a morir contra su voluntad, pero la luz en ella se apaga lentamente a pesar de sus esfuerzos por tranquilizar a su sobrino, y muere al día siguiente. Aureliano le cubre la cara, pone al niño en una cesta y sale de la casa para vagar por el pueblo, buscando un camino de regreso al pasado.

Se consuela hablando y bebiendo con un camarero en el último salón abierto del barrio rojo. Negromanta lo encuentra y lo acoge para que pueda dormir la borrachera. Cuando despierta, poco después...

Recuerda al niño y se va en busca de él, pero no puede encontrar la cesta en casa. Se pregunta si quizás Amaranta Úrsula podría no estar muerta y podría haber encontrado al hijo para cuidarlo, pero lo que encuentra es el cuerpo muerto de ella y abandona toda esperanza. No solo esto, también encuentra al niño en el jardín, un pellejo hinchado que es cargado por las hormigas. En su mente se le revelan los pergaminos de Melquíades y un epígrafe demoledor. El primero de las tirpes está amarrado a un árbol.

Y al último se lo están comiendo las hormigas. Comienza así el proceso final de lucidez que le lleva a correr hacia el manuscrito. Puede leerlo claramente, es la historia de la familia Buendía escrita cien años antes. Melquiades lo había escrito todo como si hubiera sucedido en un solo instante, en lugar de en el orden del tiempo convencional, solapado, como si estuviese enredado alrededor de un mismo eje, a un mismo tronco de árbol, como cuando Úrsula no sabía distinguir entre el pasado y el presente y el futuro. Aureliano se adelanta, impaciente por conocer su propio destino.

Los vientos se levantan. Él está tan absorto en la historia que no se da cuenta de que las puertas y las ventanas están siendo arrancadas de sus bisagras. Descubre que Amaranta Úrsula es su tía y el techo vuela. Ve la entrega del pergamino del momento presente como un espejo, como algo que está sucediendo en directo. Entiende que la ciudad de estos espejos, o mejor dicho, como señala el autor, de espejismos, está siendo arrasada por el viento y que nunca será recordada.

Todo lo que ha sucedido es irrepetible, porque las estirpes condenadas a cien años de soledad no tienen una segunda oportunidad en la Tierra. El manuscrito secreto, que permaneció elegible a lo largo de los años, se revela finalmente como uno que cuenta la misma historia que acabamos de leer. En sus páginas, se despliega la historia de la familia Buendía a lo largo de su largo aislamiento en Bacondo, con cada personaje viviendo su propia versión de la soledad. Cuando Aureliano descubre que Amaranta Úrsula es su tía, y que el incesto profetizado hace generaciones ha sucedido finalmente, la casa y el pueblo se desmuronan.

En ese instante, comprende que los espejos profetizados por su tatara tatarabuelo eran metáforas de cómo las generaciones se reflejaban y repetían las vidas de los demás. De esta forma, el último y primero de la estirpe quedan unidos por un mismo hilo tras una sucesión de siete generaciones que han ido girando alrededor de un mismo motivo. Viajamos hacia atrás en el tiempo, solo para comprobar que hemos vivido una repetición de los mismos sucesos una y otra vez bajo diferentes pieles.

los anillos de árbol se van cerrando hasta regresar al núcleo de toda esta historia, a la soledad que finalmente acabó por devorar el tronco de todo un estirpe. Ya que has llegado hasta aquí, quiero revelarte algo. Este canal va a enfocarse en la literatura de ahora en adelante.

Vamos a hablar de novelas, de autores y de todo lo que tenga que ver con el arte de escribir. Por ello, he creado un perfil en Goodreads para compartir los libros de los que voy a hacer vídeos en este canal, y donde aprovecharé para escribir reseñas y comentarios de los mismos. Me encantaría crear comunidad dentro de esa plataforma. así que te dejo el enlace en la descripción y el comentario fijado por si quieres que nos leamos por allí.

Asimismo, en Instagram iré dejando más contenido sobre la realización de los vídeos, además de poner algunas otras cosas más personales que aquí no caben. Déjame tus sugerencias en los comentarios, apunto siempre todas las que me decís. Y eso es todo, nos despedimos al fin, aunque no definitivamente, de esta cautivadora novela, con el vacío y la soledad que quedan tras el final de las buenas historias.