La guerra de la guerra La guerra de la guerra La guerra de la guerra La guerra de la guerra Le arrancan de su madre, le arrancan de su familia, pero luego además a eso se le une el accidente del hermano, del disparo a su hermano. Graciado tiro que sale inopinadamente cuando él estaba manejando un arma. Le da un arma. Un arma de fuego.
Mata a su hermano creyendo que la pistola está descargada y la pistola tiene en la recámara un proyectil. Le da aquí. Juan le toma del brazo y dice Júrame que no lo has hecho adrede. Eso lo marca.
Doña Juan y Doña María quedan rotos. Doña María empieza ya a perder la cabeza, empieza con su alcoholismo, todo este problema tan grave. La madre cae en depresión, Doña Juan ya no quiere saber nada, tira la pistola al mar. La muerte de Alfonsito pesó mucho en esa casa.
Eso fue la destrucción de esa casa. Es una familia muy marcada por la tragedia. Es un ambiente triste, ¿no? En esa tristeza, la tristeza que viven los cuarteles, en las academias, en no sé qué, se une la tristeza familiar.
Él se siente culpable de todo esto. Y eso lo disfraza con gamberrismo, también, por otra parte. Y con mucho amorío. Hay un momento que me parece relevante, ¿no? Que es a las pocas semanas de ser reyes.
La reina Sofía descubre que el rey le está siendo infiel. La primera gran infidelidad pública. Aquel día, don Juan Carlos... Un gran cazador decidió ir a cazar en una finca al lado de Madrid. Y en mala hora, doña Sofía, después de comer, le dice a sus hijos, vamos a ir a ver a papá.
Va con sus tres hijos a darle una sorpresa a su marido, a Juan Carlos, en los montes de Toledo. Cuando llega doña Sofía con sus hijos, en la finca no hay nadie. Sale el dueño de la finca, descompuesto, y la reina pregunta por el rey. Ve que le están poniendo ciertas dificultades para encontrarse con él. El dueño dice, no, estará cazando para ir por el monte de Taibá.
Le aparta y entra en la casa. Hay un pasillo, como en las habitaciones, va abriendo una puerta y otra, y en una de las habitaciones se encuentra al rey. Y van a dar una sorpresa. La sorpresa es que Juan Carlos estaba con una dama. Follando con una señora.
Pegó el portazo. Hace las maletas y se va a visitar a su madre. A la India. A la reina Federica. Y se montó la mundial aquí.
Se dio la noticia de que se había ido con sus hijos. No actúa como una reina, actúa como una mujer herida. La reina no se puede marchar de España llevándose al príncipe heredero.
No quedaba claro por qué. Para no volver. Pero allí estaba Federica para explicarle lo que es ser una reina. La reina Federica le dice que tiene que volver. Le dice, mira, a una princesa o a una reina, su marido nunca la engaña.
Y si la engaña, no se entera. La institución es la familia y sin familia no existe esa institución. Así que coges las maletas, coges a tus hijos y te vuelves a Madrid, que es tu sitio.
Una pulsión que los borbones siempre han manejado muy mal. Este enganche con el sexo que tienen. Y por lo tanto una promiscuidad sexual muy acentuada. Todo el mundo habla de las amantes del rey como si fuera una cosa normal.
Toda la profesión conocíamos lo que ahora se está desvelando como si fuera la gran novedad. Que te hablen de Bárbara Rey ahora es que parece que es historia antigua, ya lo conocíamos todos hace décadas. Bárbara Rey grabó en vídeo la relación con él, chantajeó al rey.
El propio director general del CNI... Alberto Perote confesó que efectivamente se le cerró la boca a Bárbara Rey con mucho dinero. Le dio 500 millones de pesetas por su silencio y demás, ¿no? El Rey no se recató de exhibir unas relaciones paralelas. Nos vendían la especie de una familia ejemplar, de una familia bonita, de una familia que representaba a todos, de una familia que hacía gestos, pero luego cuando tú escarrabas te encontrabas con la verdad, y la verdad no era esa.
El 23F da una bula, una bula enorme a don Juan Carlos. Le hizo levitar al propio rey. A partir de entonces empezó a digerir muy mal ese éxito.
Y ahí es donde creo que él piensa que puede hacer lo que quiera, cuando quiera y como quiera. Y lo que era inviolabilidad constitucional y por lo tanto inmunidad, se convirtió en impunidad. No hay reglas, el rey puede hacer lo que quiera, no hay corte. Efectivamente no hubo corte, hubo algo peor. El género ha hecho un acorte en los negocios.
Juan Carlos fue muy hábil y se ganó a un acorte que necesitaba para construir esa armadura, construir ese blindaje y además hacer negocios. Hubo un círculo de interés permanente en torno a él, establecía beneficios recíprocos. Ahí empiezan las amistades peligrosas del rey.
Muchos de ellos los conocía desde niño, medio amigos, medio cómplices de los negocios, medio colaboradores. Ahí había rasgos del carácter de Juan Carlos I, se identificaba con ciertos personajes. Y finalmente terminaron en la cárcel. De la Rosa, María Condenados y Manolo Prado.
Condenadosnados. También Rubén Mateos. Intentó lo suyo.
Los Alberto Alberto Cortina y Alberto Alcocer. Manolo Prado es verdad que era una lealtad absoluta hacia el rey. Su principal asesor durante años.
Pero que a él también le permitía obtener su parte. Un hombre también dedicado a buscar dinero para el rey en todas partes. Acaba condenado por sus relaciones precisamente con inversores petroleros e inversores saudíes. Él era el que iba con el maletín para llenarlo y llevarle el dinero al rey. Era manco y...
A pesar de todo, tenía una mano al tiempo. Siempre hay un motivo por el que acercarse al rey Juan Carlos. Y luego pasa lo que pasa. Entonces estas eran las amistades del rey.
El rey se divirtía con esta gente. Yo no sé si fueron ellos los que eligieron al rey o el rey el que los eligió a ellos como amigos, pero es evidente que esas compañías son muy poco ejemplares.