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Sabiduría Estoica en la Vida Moderna

Antes de empezar con la entrevista de hoy, quería decirte que estoy viendo las estadísticas de mi canal de YouTube. Estoy viendo que un 77,6% de las personas que estaréis viendo esta entrevista no estáis suscritas a mi canal de YouTube. Así que, por favor, si te ayuda, si te aporta valor, si te da ideas, si te... inspira para vivir un poco mejor, pulsa el botón de suscribir, suscríbete al canal de YouTube porque me ayudas muchísimo. Espero que te guste la entrevista y muchas gracias por estar aquí. Ramiro Calle, bienvenido otra vez al podcast y gracias por querer volver a hablar conmigo. Pues encantado de que podamos ahora. volver un poco a escudriñar todo lo que es la sabiduría, no solo estoica, sino la sabiduría perenne, y que nos vayamos metiendo por los pliegues del alma de los grandes estoicos. Que grandes eran. Sí, desde luego. Todos los días leo un poquito de cada uno. El que más me gusta a mí es Seneca. También es verdad que es la figura más controvertida porque como era multimillonario, al final sabes que siempre... Estábamos hablando antes, cuando se mete el dinero por medio ya estamos... Pero Marco Aurelio es el siguiente que a mí me fascina. ¿Qué opinas del estoicismo en la sociedad actual? Bueno... Esa es una pregunta fácil. Hay un problema, tú sabes. En una ocasión, Krishnamurti dijo que si un psicoterapeuta o un psiquiatra adapta a un paciente a esta sociedad, lo que está haciendo es neurotizarle, porque, claro, lo está adaptando a un sistema totalmente neurótico. además de corrupto y de tantas cosas más. Esto se puede trasladar a todas las místicas de Oriente y de Occidente, a todos los grandes filósofos orientales y occidentales, que cuando se ha tratado de adaptar en Occidente sus enseñanzas, sus métodos, sus claves de autorrealización, para reintabilizarlas se han prostituido. Este es el gran problema. Esto pasó ya con los primeros maestros de yoga que llegaron en el siglo XIX a primeros del XX a Occidente, que venían de la India, y que fueron los primeros, hay que decirlo, que prostituyeron el yoga. ¿Para qué? Para difundirlo, rentabilizarlo, mercantilizarlo. Pero es que esto mismo pasa hoy en día. Con todos los sistemas filosóficos, religiosos y con todas las técnicas de autorrealización. Figúrate, Pepe, qué ha pasado con el yoga, qué ha pasado con el zen, pero y con el terabada, el budismo y el vipassana, y lo mismo con el estoicismo, y ya no digamos nada con el mindfulness. Que ya para empezar hemos prostituido y hemos cedido a un término inglés en España. Sin tener por qué que yo mismo, que siempre he criticado que no utilicemos los términos atención plena, tengo que soportar que mis editores, casi a traición, pongan en los títulos de mis libros mindfulness a la respiración, etc. Luego es que esto es el dudoso privilegio de los occidentales y de los orientales ahora, que es prostituirlo todo. Tú fíjate estos grandes coches que hay, que no vamos a citar nombres, pero todos me vienen a la cabeza, que prostituyen constantemente todas las enseñanzas, que tienen un equipo impresionante de gestores para adducir a la gente y llevarla donde ellos quieren, y que en lugar de liberarla de códigos de viejos patos, patrones de esquemas, lo que hacen es intercambiarlos por otros infinitamente más corruptos y peores. Para persuadirlos, ¿no? Esa palabra. Sí, exactamente. Claro, si tú te inspiras, vamos a decirlo así, en la filosofía y la psicología estoica, para simplemente obtener mejores negocios, hablar mejor en... público para convencer a los demás y todo lo enfocas hacia un sistema totalmente corrupto, pues es por eso que te ponía el ejemplo que decía Krishnamurti, como si coges a una persona y dices que para curarla la adaptas a esta sociedad y lo que estás haciéndola es una neurópata o una gran neurótica. Creo que decía Krishnamurti también. ¿Que no es un síntoma de salud estar sano en una sociedad enferma? ¿Es lo mismo? Es lo mismo, es que en realidad, ¿cómo medimos la salud? O como ya hablaremos luego de Pepe, de la felicidad. ¿Cómo medimos la felicidad? ¿Qué es la salud? La salud, o lo que llamamos tan gloriosamente, entre comillas, el estado del bienestar, ¿qué es? Estar alimentando millones de personas con ansiedad. con frustración, con miedo, con depresión, con angustia. Eso es la salud. Habría que revisar y examinar, pero muy a fondo, con mucho rigor y honestidad, todas las terapias occidentales. No solo ya los métodos tradicionales de autorrealización, sino todas las terapias occidentales, y ver... qué esconden detrás y ver para qué se están utilizando. Porque si se ponen al servicio de un sistema corrupto, totalmente capitalista, atrozmente capitalista, si se ponen al servicio de una competencia atroz, entonces no puede florecer nada hermoso. Podremos estar de nuevo en la tendencia del poder, del... tener, pero no estaremos nunca en la actitud del ser. Estoy completamente de acuerdo contigo. Y yo estoy reflexionando mucho, porque yo, por ejemplo, yo tengo formaciones en estuicismo que las imparto yo. Pero si no lo practico yo a diario, primero conmigo, con mi pareja, con mi hija, en mi entorno, esa autarquía que ahora hablaremos, no tengo que trabajar a diario. ¿Te sientes un fraude si no lo aplicas primero a ti mismo? Claro, es que lo que tenemos es que ir construyendo una actitud adecuada. Le podemos llamar una actitud yógica, una actitud estoica, pero es construir una actitud de equilibrio. ¿Por qué yo en mi novela, que ahora he conseguido 21 ediciones, El Fakir, ¿por qué elegí como...? prototipo o arquetipo, un equilibrista, un alambrista, porque el alambrista es el ejemplo claro de que hay que ir poco a poco corrigiendo cada vez que te desequilibras. En la vida diaria constantemente nos desequilibramos, pero hay que tratar de recuperar nuestro centro, hay que ser como el sagaz. o avezado al hambrista que cuando se echa demasiado hacia un lado corrige hacia el otro y viceversa. Los estoicos que para mí han sido los grandes yoguis occidentales, como dije en la anterior conversación contigo, lo que trataban es de ordenar la mente de manera tal que pudiera ser constructiva para ellos mismos y también para las otras personas. ¿Cómo piensas tú, Pepe, que deberíamos construir esa mente estoicamente? Yo te voy a dar mi opinión, pero también me gusta conocer la tuya. ¿Cómo construirías tú esa mente para que sea estoica o yógica o búdica o como queramos llamarle más allá de los conceptos? Empecé como construiría y te digo como intento construirla yo mismo. Yo lo que intento es... En la medida de lo posible, todos los días. Uno, vigilar mi diálogo interior, cómo me hablo sobre lo que está pasando. Dos, pasar tiempo a solas de reflexión, de estudio y de escritura. Tres, también medito, aunque no sabemos exactamente si los estoicos meditaban como decíamos que se hablaba a la hora de meditación. Cuarto, reflexionando por la noche sobre mis actitudes y mis acciones y mis pensamientos a lo largo del día. Sobre todo si son coherentes mis palabras con mis acciones y con lo que digo. Y cinco, todos estos he visto que son conmigo mismo, y luego cinco con los demás. Estoy actuando con virtud con mi mujer, con mi hija, con mi familia, con mi círculo cercano, porque al final no estamos solos en el mundo. Y yo digo, yo tengo que tratar de ser el mejor padre posible para mi hija y el mejor marido posible para mi mujer. Y eso implica muchas veces no ponerme a mi... bueno. casi siempre no ponerme por delante y poner al otro por delante, con justicia, como decía Margarito, con justicia, con amor, con bondad, con empatía. Como dices, es equilibrista entre yo mismo, conmigo mismo y yo con las personas de mi entorno. Así es como intento construir. Te voy a poner un ejemplo de lo que me pasó la otra noche. Cuando te he dicho que nuestra hija no duerme y muchas veces te levantas en mitad de la noche y ella está llorando e incluso nos pega, ¿no? Hace pa, pa, así con las manos. Y una noche que ella estaba como quejándose, hacía ah, ah, ah. Yo empecé a pensar que no se despierte, Inmediatamente vigilé ese mensaje y en vez de ponerlo en que no se despierte, que es algo que no puedo controlar, pensaba, estate sereno, estate calmo, estate tranquilo, haz unas respiraciones. Y cuando me levanté, porque al final se despertó, estaba mucho más sereno y mucho más gobernante de mí mismo que si hubiera estado diciendo que no se despierte, que no se despierte, que no se despierte, porque como al final se despertó me hubiera fastidiado más. Entonces siempre intento poner la energía en ese control interno, en ese diálogo interior. para luego poder actuar hacia el exterior de una forma más tranquila y más fácil para los demás también. Eso incluye muchos ejercicios, como te decía, meditaciones, lecturas, estudios, reflexiones, deporte también, el deporte para sacar mucho, pero así es como intento construirla a diario. Nos has dado una buena estrategia, es un buen programa, ya nos has puesto deberes, porque efectivamente... Los estoicos, como sabes, valoraban mucho lo que se ha entendido muy mal hoy en día, que es las cesis. A veces asociamos las cesis con penitencia, mortificación. Las cesis es autocontrol. Las cesis es la capacidad de regular tu cuerpo, que es nuestro vehículo carnal en este plano, y la capacidad de regular nuestra mente. nuestro comportamiento, nuestra forma de ser. Las ceses son muy importantes. Yo en mi vida he hecho periodos de ascesis, pero muy intensos y prolongados, donde trataba de trabajar mi mente, mi corazón, mi palabra y mis actos, la propia ascesis de la palabra. En esta sociedad, como sabes, que todo es calumnia, maledicencia, descalificación, en fin, un desastre lo que hacemos con la palabra. Como decía Buda, la utilizamos como un estilete envenenado para herir a los demás. Pues esa es una ascesis preciosa, ser consciente de tu palabra, saber cuándo hay que hablar, que es lo oportuno, pero también cuándo lo oportuno es callar y guardar el noble silencio. Las tesis que tú ya nos decías de la mente, cómo te hablas a ti mismo, el control de los pensamientos, tus reacciones, las tesis de las emociones, porque una cosa es ser sentimental y sensible y otra es ser un sensiblero, que al final te haces daño a ti mismo y a los demás. Y luego las tesis del cuerpo, pero bien entendida, no como hacen... por ejemplo determinados yogas modernos, gimnastizados, que es el apego al cuerpo, el culto al ego, no. La ascesis del cuerpo es cuidar el cuerpo, pero también disciplinarlo, también ponerlo bajo control, subyugarlo. Yo creo que la ascesis, este autopoder, esta eutarquía que decían los... Esto es muy importante, convertirnos en soberanos de nosotros mismos, no ser como una hoja a merced del viento que no tenemos ningún dominio sobre nosotros. Y los otros dos principios que también tenemos que valorar mucho es la atalasia y la apatheya. La apatheya no entendida como indolencia, apatía, sino entendida como una... bendita serenidad, lo que llamaban los místicos la bendita quietud, y la atarasia como ecuanimidad. La ecuanimidad es esencial, yo creo, en nuestro programa estoico o yógico de vida, porque la ecuanimidad es esa capacidad de estar en nosotros ante lo dulce y lo amargo, el amigo y el enemigo, el triunfo o la derrota. el amor o el desamor, el insulto o el halago, mantenernos en el centro de nosotros mismos. Cuando le pregunté una vez a un maestro que tenía una gran actitud estoica, maestro, ¿a dónde asirse? ¿A dónde agarrarse? Él dijo, a uno mismo, a ti mismo. Y luego fíjate qué bonita la historia que te voy a contar, que es también puramente estoica, de cuando le preguntaron a un maestro, ¿y tú qué esperas? Y él dijo, lo que ocurre. Qué valentía, qué intrepidez hay que tener, qué madurez emocional. ¿Y tú qué esperas? Lo que ocurre. Esa es una de las líneas de trabajo de los estoicos, que podemos leer en sus escritos, que en lugar de estar ansiando lo que no es, desarrollemos la capacidad de querer lo que sea. Y así se acaba la angustia. Y eso da paso, Pepe, a lo que llamaríamos la aceptación consciente de lo inevitable. Si algo puedes cambiarlo, para mejorarlo, cámbialo. Pero si no puedes cambiarlo, acéptalo, incorpóralo a tu vida, abrázalo y saca una enseñanza de ahí muy valiosa. Me estoy acordando de una chica que se llama Eugenia, que ella está en nuestro... Tenemos un club de lectura todas las semanas, nos reunimos a leer y a estudiar los estoicos. Y cuando hablamos de la morfática, que es esto que estamos diciendo ahora, ella siempre dice que cuando tiene... A ver si lo digo bien, cuando ella está viviendo una situación que le supera, se pregunta a sí misma, ¿cómo te relacionarías con esto si tú hubieras elegido que pasara? Claro, eso es. Y cambias la óptica desde donde la afrontas. Efectivamente. Por eso es tan importante saber cuándo nuestra energía y nuestro poder o voluntad puede modificar algo y hacerlo de una manera. consciente, pero cuando algo no se puede cambiar, no se puede modificar, lo que hay que hacer es aceptarlo e incorporarlo a nuestra vida para el aprendizaje, tú sabes. Y antes ya lo has dicho, que uno de los ejercicios básicos de los estoicos era la reflexión consciente, y por la noche incluso chequear, escuteñar, qué habías hecho a lo largo del día. Porque si tomas conciencia de ello podrás corregir, pero si todo lo hacemos negligente, mecánicamente, esa misma mecanicidad nos va a impedir que podamos cambiar. Hay una cosa muy importante que yo le pregunto a la gente, ¿por qué no cambiamos? ¿Por qué toda la vida haciéndonos propósitos que nunca llegan a buen puerto? ¿Qué pasa? para que no seamos capaces de cambiar. Y es porque todo se celebra en el escenario de la mente, pero no somos capaces de metabolizarlo para realmente dar el gran salto. Mientras no haya un cambio real en el ser humano, nunca va a haber un cambio en la sociedad. Por eso, en ese sentido, los estoicos sabían muy bien economizar. o dosificar su energía, que es que nunca pretendían que fuera posible lo que no es posible. Eso es una enseñanza valiosísima, la capacidad también de entregarnos un poco, entre comillas, cada uno que utiliza el término que quiera, al destino. Muchas veces hay que rendir el ego y hay que entregarse, que es lo que llamaríamos saber fluir si te caes. En la arrolladora corriente de un río, quizá la única manera que tienes de salvarte es no malgastar tus energías y saber fluir de una forma armónica. Me estás recordando a la segunda carta de Seneca a Lucilio. Es una carta en la que Seneca le recomienda no cambiar demasiado de lecturas, no cambiar demasiado de amigos, no cambiar demasiado de lugar. Le dice Seneca a Lucilio... Cuando has dicho la palabra digerir, dice él, la principal prueba de una mente equilibrada es que es capaz de quedarse consigo misma. Porque si siempre estás cambiando de lugar, de sitio, de parecer, de libro, no sé qué, nunca vas a... Es como si a una herida siempre le estás cambiando el emplasto, nunca acaba de cicatrizar. Y yo creo que a lo que se refiere, que me has recordado tú a esa enseñanza, es que cuando nos pasa algo... En vez de sentarnos con nosotros mismos, aceptarlo, digerirlo y trabajarlo, empezamos a mirar a otros sitios, empezamos a buscar aquí alguna solución, a mirar el móvil, a mirar una película, a mirar no sé qué, y no somos capaces de sentarnos con lo que nos ha pasado. Porque fíjate una cosa, Pepe, que es que todos... Nos dejamos arrastrar por nuestros mecanismos de autodefensa neurótica. No es real defensa, es una autodefensa neurótica. Y entonces, en lugar de tomar la vía del autoencuentro que tanto utilizaban los estoicos, en lugar de dirigirse a uno mismo y auscultarse y verse interiormente, escapamos. Tomamos la vía de la evasión. La vía del escapismo y toda esta sociedad está configurada para escapar. De ahí esa obsesión por el entretenimiento, la diversión, escapar, distraerse. Y en cambio, el hombre sabio, la persona sabia qué hace. Se sienta consigo misma, se adentra en sí misma, se vive, se siente y trata de resolver sus autoengaños, que esto es esencial, no podemos evolucionar, no podemos prosperar espiritualmente si no vamos más allá de nuestros autoengaños. Yo aconsejaría a muchas personas, o a todos nos aconsejaría, que leamos de vez en cuando efectivamente los comentarios, las opiniones de los estoicos. como tenemos que hacer con las de Buda, Confucio, Lausée, Pitágoras, otro de los grandes que podemos inspirarnos también en él, para ir poco a poco, tú antes lo apuntabas de otra manera, ir poco a poco absorbiendo, metabolizando esas enseñanzas de tal manera que nos lleguen a impregnar tan en lo profundo. que se vuelvan como despertadores para superar nuestra necedad y nuestra mecanicidad. Es que antes los filósofos, en la antigua Grecia y en Roma también, la filosofía era una forma de vida, era una manera de vivir, una manera de regirse por el mundo. Es verdad que tenía una cosmología o una física que hoy en día a lo mejor no está tan arraigada, pero era una manera de conducirse por el mundo. y hoy en día parece que se utiliza para rendir mejor el trabajo para hacerte más rico para tener una empresa más exitosa y a mí me da mucha pena porque yo que estoy un poco metido en ese mundo lo veo y veo como gente te decía antes que hay influencers que mencionan a Marco Aurelio y luego dicen que sus meditaciones son de 1930 y es que en realidad no sabes ni quién es si no sabes ni quién es cómo puedes integrar sus principios de vida Es que esa es la llamada instrumentalización perversa de las enseñanzas espirituales. ¿Quién es el peor mercenario? ¿Quién es el peor mercader? El mercader espiritual, porque tú por lo menos en alguien que no se revista de este adorno de lo espiritual, sabes quién es y cómo es, pero ¿dónde está el problema en todos estos falsos gurús? estos falsos líderes espirituales, que no tienen el menor interés de evolucionar conscientemente, pero que utilizan las enseñanzas, además pervirtiéndolas y desdibujándolas, para al final solo enriquecerse en ego, en dinero y en todo, y en prestigio, en una sociedad que se busca. busca compulsivamente a veces la reputación, que volviendo a Krishnamurti, como él decía, la búsqueda de reputación es un signo de indudable mediocridad. Entonces, tenemos mucho que aprender de los verdaderos filósofos, que además es que nos han dado claves muy útiles para poder cultivar la actitud. En último lugar, lo importante es la actitud. El ejemplo que pongo a menudo de aquel general que perdió la guerra y dijo hasta ahora yo lo controlaba todo, ahora lo único que controlo es mi actitud ante lo que está pasando. La actitud es la manera en cómo nosotros tomamos las cosas y reaccionamos. La actitud hay que cultivarla como si fuera la más preciosa de las orquídeas. porque es lo que además nos permite estar centrados, estar en nuestro hogar interior, en nuestra fortaleza inexpugnable. ¿Cómo empezamos a cultivar esa actitud? Primero, sentirnos, no pensarnos. Porque la gente cree que la filosofía es pensar. No, la filosofía es que piensas, que desarrollas ese amor a la verdad, a la sabiduría, pero para luego ir a capas más profundas de tu ser. Si un filósofo se queda solo en la mente... Eso no sirve para nada, no te cambia. Lo importante es que eso vaya calando y calando en nuestros comportamientos anímicos y que empecemos a cambiar parámetros, patrones, esquemas de nuestra mente. Esos patrones que antes provocaban sufrimiento, malestar, división, hay que irlos modificando para crear actitudes constructivas. de compasión, de benevolencia, de cuanimidad, de serenidad. Y darnos cuenta de que no hay nada que pague un instante de paz. Es que el problema es que no tenemos claras nuestras prioridades vitales. Y los estoicos las tenían muy claras. Podían luego fallarse a sí mismos como todos los humanos. Y entraban también en grandes contradicciones, que por un lado estaban hablando de desapego, de despego, y por otro unos eran multimillonarios y otros tenían el mayor poder. Claro, es una contradicción en la que todos entramos, pero hay que ir poco a poco desmontándonos a nosotros mismos, conociéndonos. El gran maestro Edgard decía, irnos atravesando capas... tras capa hasta llegar a nuestro centro, a nuestra médula, a lo que los sufíes llaman el núcleo del núcleo. Ese es un trabajo muy importante, pero claro, si se nos dan enseñanzas ya falseadas y desdibujadas y métodos que en lugar de pretender el cambio y la transformación interior, lo que pretenden es que apuntales más tu ego, pues en lugar de estar avanzando, lo que estamos es... involucionando. Y es lo que se está haciendo hoy en día con la mayoría de las enseñanzas, tanto de oriente como de occidente, y no digamos ya de los místicos porque ya nadie les hace caso. Mejor para ellos, que no les manipulemos, les utilicemos y les falseemos. Pero que también es triste que las mentes más iluminadas, más brillantes de la humanidad las tengamos ahí totalmente arrinconadas en una especie de trastero que no visitamos nunca. ¿Cómo crees que llegaban a esta sabiduría? Yo me imagino Seneca, por ejemplo. Sí. El tipo, si le he subtratado de la ira, es capaz de desdibujar síntomas de la ira, de desdibujar con muchísima precisión. Sí. ¿Cómo lo sientes la ira? ¿En qué parte del cuerpo? ¿Cómo te mueves? ¿Cómo se te pone la cara? ¿Cómo solucionarlo? ¿Cómo crees que llegaban a esa sabiduría? Ahora, Pepe, vamos a hablar de algo que yo creo que es muy importante. Un tema, la reflexión consciente. Y el otro muy cercano, hermano gemelo, el discernimiento. El aprender a ver. Y cuando tú ves con claridad... Cuando ves en lo profundo, entonces actúas en consecuencia, procedes en consecuencia. Cuando tú ves ofuscadamente, la acción que sigue a esa visión ofuscada es un caos. Pero cuando penetras y ves con claridad, esa visión profunda, que es lucidez, te hace proceder en consecuencia. La mayoría de las cosas que nosotros queremos saber, No las sabemos, por eso no procedemos en consecuencia. Las conocemos intelectualmente, pero eso no basta. Eso se queda ahí, en la periferia, en la superficie. Tenemos que hacer que todo eso que vemos y creemos comprender realmente sea visceral, lo comprendamos. Y entonces va a haber un cambio en consecuencia. Hay que trabajar mucho el discernimiento. ¿Qué es el discernimiento? La propia palabra quiere decir revelar. Cuando algo lo discernes quiere decir que revelas otro modo. de ver que no lo grabas antes. Y el discernimiento es distinguir. Los estoicos se empeñaban en distinguir entre lo real y lo ilusorio. Y todos estamos totalmente abducidos, engañados, aturdidos, atolondrados por lo ilusorio, por la apariencia. Pero si desarrollamos un tipo de discernimiento muy profundo y fino, atravesaremos los velos de la mente y veremos lo que es tal cual es. ¿Cuáles son los velos de la mente? La ignorancia, el odio, la envidia, los celos, el apego y uno muy importante que tú has citado, la ira. Tenemos que poner todos los medios que estén a nuestro alcance. alcance para ir poco a poco debilitando la ira. El ego se alimenta de dos fuentes muy poderosas, el apego y la ira. Y para ir debilitando el ego tenemos que debilitar el apego y debilitar la ira. Y para eso tenemos que desarrollar un tipo especial de conocimiento, de conciencia más elevada que sea capaz de trasladarnos. De la mente egocéntrica a una mente clara, lúcida, compasiva y amorosa. Y ese es un trabajo estoico, llámale un trabajo yoico, como quieras. De toda la vida. De toda la vida. Es impresionante. Y luego, fíjate, algo que me encanta de los estoicos es su énfasis en el desprendimiento. Que llegaban a decir cosas. que desde nuestra mentalidad egocéntrica es muy difícil de comprender. Pero llegaban a decir que incluso hay que darle la bienvenida a la muerte, porque la muerte es la que nos libera de este entorno de autoengaño, de falsedad. Y es más, predicaban y preconizaban algo muy importante. Que cada vez que perdemos algo, no pensemos que es una pérdida, sino que pensemos que estamos devolviendo lo que nos dieron. Nos han dado la vida, hay que darla, devolverla. Hay que devolver tu riqueza si las pierdes, tu prestigio. Esa es una actitud muy sana, porque es vivir la vida con plenitud, con rectitud, con nobleza. pero sin aferramiento. En cuanto algo te aferras, el ego se potencia. Y si ellos eran capaces, o pensamos que eran capaces, de afrontar la muerte, es porque sabían que todo lo que nos es dado hay que devolverlo. Y porque sabían que 80, 90, 60 años de vida, en realidad no es nada cuando hay otra dimensión de consciencia. infinitamente más elevada, porque claro, a veces se ha dicho que los estoicos eran politeístas, no, eran monoteístas, no concebían a Dios de la manera ordinaria y común, pero lo concebían como ese gran todo, esa alma cósmica, esa mente universal de la que hemos surgido y nos hemos desgajado, pero que poco a poco... Si sabemos trabajarnos, ya iremos sintiendo en vida y recuperaremos tras la muerte. ¿Cómo empezamos con esa reflexión consciente? Para la gente que no la haya hecho nunca o no sé por dónde empezar, ¿qué se diferencia escribir en un diario de una reflexión consciente? ¿Cómo empezamos para trabajar ese discernimiento también? Si el diario no te cambia... Es autocomplacencia, es ameno, es divertido, te desahogas, te puede confortar, pero aquí lo que tenemos que buscar es lo que realmente nos va a cambiar en nuestras raíces. Si eres ciego, lo que tienes que hacer es tratar de ver, y todas las filosofías reales nos llevan de la orilla de la oscuridad a la orilla de la luz. Las filosofías, las místicas, las psicologías antiguas son como una barca, una balsa, que nos va a trasladar de la orilla de la servidumbre a la orilla de la libertad. Yo creo que todos deberíamos hacer dos tiempos de reflexión y meditación en el día. El primero, al despertar. El despertar es muy importante. La gente, date cuenta... Bueno, tú te despiertas ahora tantas veces por la noche... ¿Qué pasa? Por la mañana. El despertar es muy importante. Porque a mí me gusta decir que es como si por la noche, al irte a dormir, coges el alma y se la entregas al divino. Y por la mañana... Si despiertas es que te la ha devuelto y si no, que se la ha quedado. Entonces, el despertar no puede ser solo para ya pensar en la tostada que te vas a hacer, con mantequilla, mantequilla, la rosa... También en las redes sociales. Exacto. El despertar no puede ser para rápidamente lanzarte de la cama y empezar a cascandilear, a hacer cosas, no. El despertar es un acto muy serio. Es que... Has muerto a lo ilusorio y de repente vuelves a lo ilusorio, toma conciencia. Yo siempre recomiendo que al despertar lo primero es sentir el cuerpo. Ya he vuelto, ya he impregnado mi cuerpo de energía. Voy a sentirlo unos minutos de respeto al cuerpo, de sentirlo y que empiece otra vez a reciclar. Luego hacer unas cuantas... Cuántas respiraciones. Y luego ya sin ansiedad, levantarte. Y que todo sea meditativo. Vestirnos puede ser meditativo. Ir al aseo puede ser meditativo. Prepararnos el desayuno. Y ya con un pensamiento positivo, sereno, tranquilidad, paz interior. E incluso hacernos un propósito. Que aquí ya me traslado a Teresa de Jesús, que nada me turbe, ser paciente, que nada me turbe, tratar de que a lo largo del día ni siquiera tu hija te turbe ya, que nada te turbe, ni el trabajo, ni el ocio, y conectar con lo que es trabajar, que también lo hacían mucho, no solo los estoicos, otros grandes místicos, la atención, el atención. aquí ahora la consciencia. Esa sería la primera reflexión por la mañana. Y también ahí, fíjate, ejercitar algo que nos recomendaba mucho Buda, que es el firme propósito. Hay que hacerse un propósito. Voy a ser más sereno, voy a humanizarme, voy a ser más compasivo, no voy a desquiciarme ni a dejarme confundir por todo el firme propósito. El firme propósito hay que respetarlo como si fuera tu dios, es la meta. Cada día trabajar el firme propósito. Y luego, cuando ya llega el anochecer, dedicarle un segundo tiempo a la autorreflexión, que tú antes ya lo has apuntado. Del reto propósito, ¿qué he podido llevar a cabo y en qué he fracasado? ¿En qué me he comportado negativamente con los demás? ¿He sido egoísta, osco, adusto, desagradable? ¿Y en qué he sido amable y compasivo? Y hacer una revisión que nada tiene que ver, por favor, con lo que se llamaba antes el remordimiento o todo eso. No, es ver, ser consciente, porque si te das cuenta de tus errores, los puedes ir superando. Y como decía Vivekananda, a lo que otros llaman pecado, yo le llamo error, y hay que cambiar, no con un sentimiento pecaminoso, ni religioso, no, simplemente soy un ser humano en evolución, y voy a poner los medios para modificarme, para mejorar, para beneficio propio, y para beneficio de los demás. Y a lo largo del día, el auto... autorreconocido que utilizaba muchos los estoicos y que esta sociedad como todo es maquinal mecánico compulsivo como no sabemos parar no hay autorreconocido fíjate que en antiguos monasterios de búsqueda interior cada hora se tocaba la campana para recordarnos estoy en el camino tengo que perfeccionar me tengo que evolucionar Entonces, a lo largo del día, cuando podamos un poco, el autorrecordatorio y también la autoservación, para ir descubriendo en nosotros las tendencias y reacciones egocéntricas de ira, de odio, de susceptibilidad, de suspicacia, de celos. Es un trabajo que no cesa, no es un trabajo para una hora, es un trabajo para las 24 horas. Entonces, la propia meditación sentado... Es un rato en el día, pero ahí no debemos dejar el trabajo interior ya, luego hay que proseguir con él a lo largo de todo el día, de la jornada. Y aquí yo te diría que es aquella admonición que reza a esfuerzos más totales, resultados más totales, a esfuerzos más parciales, resultados más parciales. Muchas veces... Nos quejamos de que no avanzamos psicológicamente, pero es que no ponemos el empeño necesario. Eso es otra cosa que estaba pensando, porque vivimos en una sociedad que es tan cómoda y que lo tenemos todo tan fácil que no tenemos la paciencia de ver los frutos del trabajo, porque a mí me gusta mucho hacer deporte. En el cuerpo sí que se nota el cambio, cuando cambias la dieta, cuando cambias el ejercicio, tú en el cuerpo lo ves, pero en la mente es más difícil verlo. Mucho más. Entonces no somos pacientes. Claro. Yo he hecho esto cuatro o cinco días y a mí no me sirve de nada. Eso, ahí viene el problema. La gente medita, se concentra, sigue enseñanzas unos días y como no hay inmediatez, pues ya piensan que no sirve de nada. Todo este trabajo interior es para los pacientes y para los disciplinados. Pero fíjate lo que decía Erich Fromm, el gran psicoterapeuta, decía, que es que tenemos que recuperar el sentido del esfuerzo y de la disciplina, porque efectivamente, si no hay cierto esfuerzo y si nos dejamos arrastrar por la negligencia, no podemos prosperar en ningún sentido, pero da igual si es en el deporte, en el arte. en la vida espiritual, tenemos que desarrollar ese sentido de esfuerzo y de disciplina y no tomarlos como provocativos. Hoy en día es que la gente, en cuanto le hablas de esfuerzo y disciplina, lo toma como provocativamente, como si le estuvieran yendo ya al revés. Son amigos. Esa ascesis de la que hablábamos, ese sadhana que decimos en el yoga, ese ejercitamiento, adiestramiento, es un ejercicio que se hace en el cuerpo. Es nuestro gran aliado, porque es el que nos va a ayudar para liberarnos de lo que no somos y tratar de ver realmente lo que somos. Estoy completamente de acuerdo. Y es un trabajo muy incómodo a la vez, porque parece que también ves cosas de ti que no te gustan. Bueno, claro, hay que superar los autoengaños, hay que tener la valentía, la intrepidez. De ver nuestro lado mezquino, incluso ruin, y violento. Porque si tú no ves la enfermedad, ¿cómo la vas a sanar? Yo no voy al médico para que me dé unas palmaditas en la espalda, está usted perfecto, ojalá, pero voy para ver si me está sucediendo algo y me puede dar los medicamentos para ingerirlos. Y los medicamentos... Cuánto son ese caudal maravilloso, esa herencia que tenemos de actitudes filosóficas, de actitudes espirituales, de actitudes místicas, psicológicas, que vienen desde la más remota antigüedad. Me gusta decir que todo está dicho, pero nada está hecho. Lleno el planeta de aparentes maestros. de predicadores, pero bueno, todo está dicho, pero ¿eso en qué se traduce? Si seguimos creando guerras, malestar, odio, ira desatada, un largo etcétera, luego es que el ser humano es un fracaso, el ser humano tal como es, como no cambie, como no mejore, es un fracaso hoy en día. Ya hay neurocientíficos muy serios que nos dicen que es que el cerebro humano está discapacitado. Nosotros estamos todos a medio camino, la propia palabra mediocre es a medio camino, y solo nos hemos desarrollado en parte, pero afortunadamente, y tendríamos que estar muy agradecidos por ello, tenemos enseñanzas para seguir evolucionando, para salir. de nuestra dormidera psíquica y despertar. Pero sí, hay que eliminar los pretextos falaces, las justificaciones, los autoengaños. Yo tengo construido, desde hace muchos años lo hemos ido construyendo, en las clases del centro de yoga, un código de conducta interior que en muchas cosas es paralelo a las enseñanzas y también que tú trabajas y expandes a los estoicos. Este código de conducta no es un código de conducta autocoercitivo. Es simplemente un código de conducta orientativo. Y, por ejemplo, uno de los puntos, el primero, superar la autoimportancia, el ego, el narcisismo, el jactarme, el mirar a los demás menospreciativamente. Si es un punto muy importante en una sociedad tan morbosa y neuróticamente narcisista, es muy difícil. Superar la autoimportancia porque tenemos que acechar lo que es la imagen y la autoimagen para irlas disipando. El segundo punto es nada de pretextos ni justificaciones. Es también esencial. El tercer punto es cambiar. Me hacen por me hago. ¿Qué opinas de este punto? Siempre estamos me hacen, me hacen. ¡No! Es que tú te haces, porque si tú me estás haciendo y yo me pongo a tu alcance, ya no me haces tú, ya me dejo yo hacer y me hago. Otro punto muy importante, nada de lamentaciones, siempre nos estamos lamentando, gastamos energía, utiliza esa energía como un guerrero espiritual para el verdadero cambio interior. Otro punto, nada de vacilaciones. Siempre estamos vacilando, eso es el pensamiento. Uno de mis maestros decía que no haya pensamiento sin acción. El pensamiento es para canalizarlo. Otro punto importante, cuando haya que pensar, piensa, pero cuando no, vive. Hemos dejado que las ideas y los pensamientos usurpen el lugar. de la realidad y se vive más en el pensamiento, que no es vida, que en la vida misma, que es la experiencia que nos puede transformar. Otro punto, fluir en armonía en el aquí y en el ahora, no estar tan colgados como estamos en el pasado, en el futuro. Y un punto muy importante, a ver, te voy a examinar qué piensas de cambiar. El no puedo por no quiero. Siempre estamos no puedo, no puedo. En realidad, como tú dices, te observas, es que no quieres. Estoy pensando en alguien que tenga unos problemas de ansiedad o depresión severa. Sí. Entonces esa persona, si no puede ayudarse a sí misma, tiene que pedir ayuda a un profesional. serio y honesto, que aquí estamos en lo mismo. Yo siempre les digo a mis alumnos, mirad, si podéis ayudaros a vosotros mismos, ayudaros, sois vuestro propio maestro, vuestro propio discípulo, vuestro terapeuta y vuestro paciente. Pero cuando uno no puede ayudarse, tiene que ser honesto y buscar la ayuda de un gran profesional. Estoy pensando... En todo lo que has dicho, me viene a la mente constantemente, mucha gente me escribe y me dice, Pepe, ya me he leído este, este, este libro de los estoicos, ¿cuál me leo ahora? Y yo le digo, pero ya sabes practicar todo lo que has leído en los libros anteriores. Es que eso es. Y es que siempre estamos buscando la solución en lo siguiente, en el siguiente libro, en la siguiente enseñanza. Pero todo lo que has visto ya, no lo sabes practicar ya perfectamente. Pero eso es la mente sin mí. Me lo digo a mí también. Claro, y yo a mí. En el yoga. le llamamos la mente simio. La mente simio es que tienes que estar siempre saltando de una a otra rama. Nunca está satisfecha, nunca se detiene. Por eso se ha dicho que la meditación es el arte de parar y ser. La mente simio siempre está en hacer y tener. La mente reeducada está en ser y estar. La diferencia es que la mente simio Nunca puede ser dichosa, nunca puede disfrutar de lo que yo llamo, llamamos en el yoga, vilasa vivarta, que es la dicha del ser. No, la mente simio cómo va a disfrutar de la dicha de ser si vive de espaldas a sí misma. Pero cuando somos capaces de encontrar paciencia. Calma, sosiego, se abre en nosotros una puerta que nos reporta la preciosa energía del ser, que no se puede poner en palabras, porque una cosa es la distracción, que está muy bien, no hay que demonizar la diversión, el entretenimiento, pero eso no te da dicha, eso te da un contento muy superficial, te da distracción. Sí, que a veces es necesario también. También, por supuesto, pero hay otro tipo de dicha, de felicidad muy honda, muy profunda, que todos alguna vez, por fortuna, hemos experimentado al contemplar un amanecer, al abrazar a un amigo que no veíamos hace mucho tiempo, en el éxtasis sexual, encontramos botones de muestra de lo que es esa dicha muy profunda. Cuando uno alcanza. Esa dicha muy profunda no quiere decir que no trates de mejorar y prosperar exteriormente, pero ya has encontrado un tesoro inestimable, que es que la dicha está dentro de ti. Y fíjate hasta qué punto he conocido personas así, que he conocido personas que sin tener absolutamente nada, como mi buen amigo Babas y Bananda de Benarés, siempre estaban contentos. y eran dichosos. O personas que se han sentado en meditación y están diez horas en inmovilidad. Claro, te preguntas, ¿pero qué hace diez horas? Pues es como la abeja que se queda extasiada libando en la flor, el néctar de la flor, y es la máxima felicidad. Si uno realmente estuviera bien, equilibrado. Es que sería una dicha, pero ¿por qué la gente huye constantemente? Yo tenía un alumno que se metía a las 10 de la mañana en un cinematógrafo y salía a las 10 de la noche, huía. Pero es que todos estamos huyendo. Es lo que se llaman modos falsos de resolver la ansiedad. Que nuestros agujeros psíquicos, en lugar de taparlos y taponarlos bien, los agrandamos. ¿Cómo huyendo? Adicciones, ludopatía, adicción sexual, elevar al máximo nuestro coeficiente de trabajo, huir, huir, huir. Pero claro, esta persona que yo veía hace unos años, donde Buda se iluminó, un joven, 10 horas sin moverse, parecía una estatua. ¿Pero por qué? Porque estaba conectado con su dicha interior. Cuando te sientes mal, Pepe, ¿qué tratas de hacer? ¿Huir como el que huye del fuego? Te sientes mal, tienes que huir. No puedes ni estar por la noche en tu casa tú solo, porque no lo soportas, tienes que huir. Y la gente encuentra infinidad de maneras de huir. El mismo amor. Se ha convertido en un canal de evasión, no de encuentro, de evasión, y así sucesivamente. Antes para huir a lo mejor te tenías que ir a una sala de juegos, puedes huir sacando una cosa de aquí y la tienes aquí 24 horas para huir cuando quieras. Exactamente, entonces hay que recuperarnos a nosotros mismos y hay que darle la bienvenida a todas las enseñanzas y claves. que nos ayuden en esta autorecuperación. Tenemos que recuperarnos a nosotros mismos. Se dice que en España hay 5 millones de personas, o 6 con ansiedad, varios millones con depresión, varios millones de personas que no pueden ir al trabajo por desórdenes psíquicos, y luego el tema que se nos oculta el más a todo, los suicidios o intentos de suicidio. Todo ello... expresa alarmantemente que el ser humano no es feliz, no está bien consigo mismo. Pero luego se hace una encuesta y ahora viene lo más sorprendente. Se hace una encuesta y todo el mundo dice que es feliz, fíjate, y cada día se toman, como tú sabes, más atlásicos, más calmantes, más todo. Pero es el autoengaño. Creo que lo hemos tenido más fácil que nunca antes en la historia. ¿Y somos menos felices o menos que nunca en la historia? Tú eres muy joven y no sé si has llegado a leer a Castaneda. No lo he leído. Bueno, Castaneda fue un gran best-seller, ¿no? Él dice que recibía las enseñanzas de un indio yaqui de Latinoamérica, que siempre se ha puesto en duda si este indio, este maestro indio, existió o no, pero las enseñanzas eran muy interesantes. Entonces, este indio yaqui, don Juan, Decía, en esta sociedad la mayoría de las personas han vivido como el que vive la tarde de un domingo. Sudaron, se fastidiaron, se aburrieron, no pudieron decir que la vida fuera ni buena ni mala. Y de repente cayó el telón y se acabó. Hoy en día existe lo que se llama la fatiga. crónica psíquica, no la física, la psíquica. Que la gente se levanta por la mañana y ya querría acostarse porque está cansada a lo largo de todo el día. ¿Qué es lo que falta? Falta la vitalidad y lo que llamamos en el yoga santosa, el contento interior. El otro día en clase, en el centro de yoga, una alumna me decía, Ramiro, es que de repente me he dado cuenta que hace 20 años que no siento contento. Se ha perdido la energía de la alegría, del contento. ¿Por qué? Porque siempre buscamos además el contento en lo artificial, en lo aparente, en lo accesorio, en lo banal, en lugar de confiar en nuestros caudales más profundos de alegría, de contento y de dicha interior. Al final para todo esto estoy pensando en contento, a la galaxia, a la autarquía. Apatía, bien entendida, la apatía. La apatía. Sí. Serenidad. Pasando tiempo a solas. ¿Cómo? A solas o con los demás. Porque es que muchas veces creemos de que la serenidad, el silencio interior, solo se puede conseguir cuando hay silencio exterior. Es cierto que el silencio exterior ayuda mucho, pero hay un paso más allá y muy importante. Encontrar el silencio en el ruido. En el ruido hay silencio también. Cuando uno está muy formado, aun en una calle de Nueva York, aquí en la Gran Vía, en el lugar más tumultuoso, tú puedes convertirte en tu propio centro. Puedes conectar contigo mismo con lo más profundo. Para eso es esencial el control de la mente. ¿Dónde está el mayor ruido? Es que el mayor ruido no está afuera. El mayor ruido está en nuestra mente. Qué ruidosos son los pensamientos. Estamos tanto en el pensamiento que no estamos en el testigo del pensamiento. Hay que aprender a trasladarnos de la película, del espectáculo, al espectador. En el espectáculo siempre hay luces y sombras. En el espectador... Todo es más tranquilo, más equilibrado. Un gran sabio de la India, Ramana Maharshi, decía aunque en la pantalla, en una película, veamos que hay un fuego, por eso la pantalla no se quema. Aunque veamos una inundación, por eso la pantalla no se moja. Si uno logra estar en su ser, estás más allá de infinidad de... Cosas que nos zarandean y nos crean angustia y desolación. Pero hay que dar ese paso, hay que conectar con ese centro propio de identidad. Los estecos lo llamaban hegemonicón, que es ese centro de mandos, por así decirlo. Exacto. Y sí, nosotros le llamamos el soberano interior. Nosotros al principio somos una fuerza disgregada. No hay ningún control. No sé si conoces, que es muy bonita, la parábola que no se sabe de dónde viene, pero que permea en todas las tradiciones místicas, la parábola del barco. He aquí un barco con un gran número de marineros. Resulta que el capitán se duerme, profundamente, y el que lleva el timón... se emborracha. Y unos por otros, los marineros quieren llevar cada uno el barco por un lado y el barco por el otro. No, Fernando. Simbólicamente, el capitán es el yo más profundo. El que conduce el timón es la mente y la voluntad. Y los marineros son los impulsos, los hábitos, las inclinaciones. Como no hay un soberano, un capitán, que dirija todo eso, todos vamos a la deriva. Hoy piensas una cosa, al rato siguiente otra, así sucesivamente, eres desleal no sólo con los demás, sino contigo mismo, cambias constantemente y gratuitamente de opinión. Estamos fragmentados, disgregados, no hay ninguna capacidad de autosoberanía. Y lo que trataban de construir efectivamente los estoicos es ese soberano, ese director... interior, ese capital interno que pueda dirigir el propio barco, la propia nave. Eso es. Episteto decía que nos teníamos que poner como si fuéramos los centinelas de una fortaleza y si alguien de fuera viene y quiere entrar, le pedimos los papeles para ver si es quien dice ser. Y como no es quien diga ser, no le dejamos pensar. Claro. Y tenemos que aprender a pensar y a dejar de pensar. Tan importante es pensar como dejar de pensar. Y el pensamiento no tóxico, sino el pensamiento constructivo, y tenemos que aprender no sólo a manejarnos con la mente, sino sobre todo con la emoción, con el corazón. Hay mucho que aprender, es que es todo aprendizaje, que es la filosofía realmente, es aprendizaje para luego tener una correcta e idónea actitud de vida. Y en ese aprendizaje estamos, este aprendizaje puede durar toda la vida, según los orientales, que la reencarnación pone muchas vidas. Pero a mí me gusta decir aquello de, vamos a ir, aunque no lleguemos, pero por lo menos vamos a ir poco a poco aproximándonos, y que esa sea una de las grandes motivaciones de la vida, porque date cuenta que perdemos constantemente el tiempo en falacias, en tonterías. y que no lo aplicamos a lo más importante, que es darle un sentido a la vida, un sentido de desarrollo, de crecimiento, de desplegar generosidad, amor, sobre los demás. Y luego, insisto, es que el sabor, el aroma de la paz interior, es que eso es insuperable. Y desde aquí te invito, te sugiero, que no dejes de entrevistar para ti. tu canal a una persona extraordinaria ya en internet verás su gran currículo que él se llama antonio ballesteros y tiene un libro maravilloso y tiene un libro maravilloso que se llama historia de la serenidad donde le dedica mucho espacio a los estoicos y a todo lo que es la historia de la serenidad pero no desde la filosofía o psicología oriental, sino desde la occidental. Él es catedrático de filología inglesa de la UNED, y ha investigado a fondo, tiene otro libro que se llama La mente amiga. Entonces, creo que ya que estamos hablando de este tema, él puede dar una pincelada magnífica de lo que es la filosofía. occidental. Me preguntaban, y esto la voy a tener que leer porque no la recuerdo bien, me preguntaban cuáles son los obstáculos internos principales para vivir en el momento presente y cómo sortearlos. Bueno, el primer obstáculo, tú lo sabes, es el pensamiento. ¿Cómo será que desde antiguo se ha dicho que el pensamiento, que la mente ordinaria, es la fábrica que crea mayor sufrimiento? Y también otro obstáculo, pero vamos, enorme, inmenso, es el ego. Nuestro egocentrismo, nuestro narcisismo, ya conoces el mito de Narciso, se enamora de sí mismo y al final eso hace que se muere. Luego, un obstáculo muy, muy poderoso es los estados emocionales nocivos y tóxicos por los que todos atravesamos. Desde el odio, los celos, la envidia, la amargura, la angustia y tantísimos otros, que constantemente todos estamos fluctuando, porque si nos observáramos, nos daríamos cuenta de que a lo largo del día, atravesamos infinidad de estados emocionales ambivalentes y contradictorios. Un obstáculo grave es la inercia. o la pereza, porque hay personas que sí quieren cambiar, pero es que luego o no encuentran la fuerza o la motivación suficientes para celebrar ese cambio interior. Yo diría que un obstáculo grave es la falta de confianza en los propios potenciales. Yo en las clases hablo de que todos tenemos dos alientos. El aliento evidente. Pero luego, en los momentos más complejos de nuestra vida, nos asiste el segundo aliento, lo que se llama sacar fuerzas de flaqueza. Todos podemos recurrir a ese gran aliado, que es el segundo aliento, en los momentos difíciles de nuestra vida. Luego yo invitaría a la gente a que confíe más en sus potenciales internos. Otro obstáculo es la desmotivación. Claro, si no tienes ninguna motivación, pues no te pones en marcha absolutamente nada. Aquí me gusta poner como ejemplo a los caballeros andantes o a los trovadores. Solo por querer ver a su amada un minuto, recorrían enormes distancias poniendo su vida Constantemente en riesgo. Pero ¿qué les guiaba? La motivación de tener un instante de visión de su amada. La motivación es esencial. Hay tantos obstáculos. Y uno que hemos hablado ya de él, que hay que tenerlo muy en cuenta, el autoengaño. Claro, si te estás autoengañando, si tú crees que eres bondadoso, Pero eres perverso, si crees que eres generoso, pero eres un tacaño de tomo y lomo, etc. Entonces, es que no vas a hacer nada para cambiar. Yo creo que es mucho mejor el que a veces, aunque sea demoledor, darnos cuenta mis agujeros, mis deficiencias, mis complejidades, para afrontarlas y superarlas. Aceptar quiénes somos para intentar mejorarlo. Eso es. Es que si no, si tú no te das cuenta de tus propios huecos, de tus propias carencias, ¿qué vas a hacer? Te vuelves el típico narciso que se cree en todo perfecto y claro, ¿qué va a cambiar? Es aquello, es un chiste psicoanalítico de un hombre que se encuentra con un amigo y le pregunta... ¿Qué tal te va? Y el amigo dice, maravillosamente bien, porque antes me creía el mejor, ahora lo he superado y soy perfecto. Eso es típico, ahora lo he superado y soy perfecto. Claro, no. O ese otro chiste psicoanalítico de que un amigo se encuentra con otro, es un escritor. Y empieza constantemente, durante horas, a hablarle de sí mismo. Y después de horas dice, bueno, basta ya, ya he hablado bastante de mí, ahora hablemos de ti, ¿has leído mi último libro? Pues es que claro, el autoengaño es perverso, con autoengaño no podemos. Hay que ser valiente, si no es como la persona que teme tener algo, teme temer. Teme que tiene alguna enfermedad y no va nunca al médico. Por miedo a que le digan que la tiene y al final, ¿qué pasa? Mejor saber que la tiene y tratar de... Por duro que sea. Y es muy duro, sí. Yo he sufrido mucho para levantar mi vieja psicología, pero muchísimo, como digo, en mis memorias lo declaro abiertamente. He sido un niño muy difícil, un joven con miles de problemas psicológicos, mentales, etc. He sufrido mucho, pero gracias a Dios lo vi eso, para empezar a combatirlo. Si no lo ves... Si no ves tus perplejidades, entonces ¿qué haces? Y claro, por eso no creo nada, Pepe. En ese lado oscuro de la nueva era, esa falsa autoestima, tú eres el mejor, tú ya estás liberado, tú eres fabuloso, mírate incluso al espejo, qué guapo eres, qué magnífico. Tú eres especial. Tú eres especial, pero ¿qué? ¿Eso es qué? falsa autoestima y no hay que equivocar la autoestima con la egoestima y no hay que equivocar la autorrealización con la egorrealización. Hay que ser muy cuidadosos con todos esos conceptos de la autoayuda, de la falsa autoayuda. La falsa autoayuda, porque yo, hablamos del mindfulness, del estoicismo y tal, digo, esto es otro término que también se ha pervertido mucho porque... Al final todo esto que estamos hablando es para ayudarnos a nosotros mismos y la autoayuda etimológicamente significa eso, pero parece que la autoayuda se ha vendido como está todo bien, es especial, tú te mereces todo lo mejor. Todo asunto, es que lo han tergiversado y lo han pervertido una vez más, claro, pero ¿qué quiere el holgaza? Que le digan eso. No tienes que hacer nada. No tienes que hacer nada. Prosperan hoy en día como nunca lo que se llaman los maestros de Neobedanta, que nada tiene que ver con la verdadera tradición vedantina de la India. ¿Por qué prosperan? Porque te dicen, tú no tienes que hacer nada, yo lo hago todo por ti, tú ya estás liberado, tú ya eres Dios. Claro, eso para los holgazanes es fantástico, les meten en esa especie de ensoñación perversa. Y luego no salen de ahí, porque cuando luego han pasado 10 años, se siguen dando cuenta que si van al dentista, les duele que les saquen el diente. Luego no eran tan diosos. Seneca decía, todos nacemos con potencial de la virtud, pero sin ella. Eso todos tendríamos que tenerlo, como decía Poirot, en la masa gris del cerebro, lo que acabas de decir. Y Aristóteles quiere un hábito electivo, tenemos que elegir. de forma habitual, actuar con virtud, porque al final en tus pensamientos, en tus acciones, en tus hábitos y demás, es donde se va forjando eso, si no lo haces... Claro, por eso te hablaba yo antes de lo que llamaba Buda el recto propósito. El recto propósito es un esfuerzo por mejorar, por realmente ser el que aspiro a ser, igual que de alguna manera el gusano se convierte en crisálida... mariposa, después de un proceso de transformación, una alquimia interior, que quien diga que es fácil, nos está mintiendo es muy difícil pero es muy prometedora y le da el verdadero sentido a nuestra vida estoy totalmente de acuerdo al final el crecimiento y la mejora personal es incómoda porque estás siempre afrontando cosas de ti que no te gustan para mejorarlas claro, eso es bueno, aquí todo es Sonrisas y qué bonito sentir. Y ya está, eso es. Ese es el lado más falso de la autoayuda y de la nueva era, o de la llamada era acuario. No es fácil transformarse. Y si no hay transformación, no merece ninguna filosofía, ni psicología, ni nada. O sea, el fin de todo es transformarte, mejorarte. Pero si tú estás haciendo algo toda la vida, Y sigues siendo celoso, irascible, ambicioso desmesuradamente. Entonces, ¿en realidad qué estás haciendo? Es como una persona que esté meditando y nunca cambia nada. Como decía un maestro con sentido del humor, que no había conocido ninguna gallina que se iluminara aunque estuviera sentada toda la vida. Claro, no es solo sentarte, se hace un trabajo y luego llevar ese trabajo... a la vida cotidiana y darte cuenta de tu infinidad de defectos para ir poco a poco superándolos. Ahora es más fácil no ver, me acuerdo, fíjate que hace muchos años me llaman a un programa de radio muy famoso para hablar del despertar y llego a la emisora y hay un cartel enorme que pone por favor no me despierte y digo ¿qué hago yo aquí? ¿A quién le marchó? O sea, es que claro, despertar es doloroso, porque la lucidez es hiriente. El que sabe, al principio sufre, pero luego de ahí va sacando una enseñanza de orden más elevado para llegar a esa apatella. A esa ataracia genuina, que nada tiene que ver, como la gente cree, con la indiferencia, con la impasibilidad, con el conformismo. No, en absoluto, al revés. Nadie hay menos conformista que un buscador espiritual, porque pone toda la carne en el asador para crecer y crecer y crecer y desarrollarse. Luego de conformismo, nada. Ni de indolencia, ni de pasividad. Que el estuicismo se confunde mucho con eso, como con no hacer nada. Claro, pero porque lo entienden mal. Es que es el malentendimiento, como los hippies. El movimiento hippie cogió el budismo zen, el zen, y lo deformó totalmente. Y quisieron ver en el zen indolencia, dejadez. Todo tipo de descuido, incluso físico y mental, ¿no? Si el zen es una disciplina enorme, que exige, vamos, un sadhana, un ejercicio enorme, pero la mente humana tiene esa capacidad de todo modificarlo, de pervertirlo. A lo que le conviene. Siempre a lo que le conviene al propio ego, claro. Vamos a ver algunos principios estoicos. He cogido algunas frases, no podemos verlas todas, porque si no estaríamos, bueno, muchísimo tiempo, porque el estricismo es súper profundo, pero yo creo algunas que recogen bien la esencia. Marco Aurelio, la mejor defensa es no parecerte a ellos. Fabuloso. ¿Qué más vamos a decir? Que son además frases tan contundentes que incluso todo comentario sobra. Porque yo cuando pongo esto en redes o digo mi interpretación y mi... Como yo lo entiendo, la gente me dice, entonces, ¿qué pasa? Que si alguien me pega, tengo que poner la otra mejilla y no tengo que hacer nada. O si alguien me insulta y no tengo que hacer nada, digo, no, no es eso. No es eso, exacto. Es que no te parezcas a esa persona. Claro, es que tomes incluso el mal ejemplo para transformarlo en lo que debe ser para ti un buen ejemplo. Claro, es que la gente lo entiende muy mal todo lo que es la enseñanza. La enseñanza de cada día y no nos damos cuenta. Que la gran maestra es la vida, claro, y que la vida muchas veces comporta o implica muchos obstáculos, personas difíciles, personas malintencionadas. Cuando surgen esas personas malintencionadas, lo mejor para velar por nosotros mismos es tomarlas como referencia de lo que nunca debemos ser, claro. Claro, alguien viene. sin conocerte de nada, te insulta, y tu reacción es devolverle el insulto. Es decir, si no te ha gustado que te insulte, ¿por qué te comportas igual? Claro, efectivamente. Fíjate que Buda siempre decía, los demás me insultan, pero yo no recibo el insulto. O decía, si alguien te insulta y no recibes ese insulto, es como si alguien quiere regalarte algo, pero no lo coges. Es la actitud, volvemos una vez más a la actitud. Pero si hay réplica, quiere decir que reaccionas. Y la reacción es fea, la reacción es siempre neurótica. Una cosa es la acción consciente y lúcida, pero otra es esta reactividad. Este me ha insultado, me habrá querido humillar, me ha querido hacer daño, me ha desprestigiado. Hay que, como dirían los estoicos, Ser como un muerto a los halagos y a los insultos. Ser como un muerto a los halagos y a los insultos. Recibe sin orgullo, despréndete sin apego. Es que, ¿qué más se puede decir, verdad? Fíjate que los estoicos, es verdad, que constantemente propiciaban el desprenderse hasta un grado tal. que nos decían que aún de la vida hay que desprenderse con serenidad, incluso con satisfacción, con contento, porque vuelves al lugar del que partiste, que seguramente es mucho más prometedor que esto, desprenderse. Pero te das cuenta, Pepe, de que no logramos desprendernos ni de una figurita que nos haya relajado. No te digo nada, desprenderse del cuerpo cuando llegue el momento, eso se las... y también decía Buda ante la muerte, todos tienen terror. Pero los estoicos parece ser que no, y Sócrates parece ser que no. Seneca decía, en el Tratado de la Brevedad de la Vida, que es maravilloso, decía Oirás decir a muchos, cuando tenga 50 años me retiraré para descansar. ¿Y quién te garantiza una vida tan larga? Efectivamente. Lo dejamos todo para después, ¿no? Pero es la enfermedad del mañana. Todos tenemos la enfermedad del mañana. Mañana cambiaré. Mañana pedí perdón. El lunes empieza. Todo. Año nuevo. Sí. Tú fíjate que me hicieron una entrevista, por ejemplo, cuando era Navidad, esta Navidad pasada, con respecto a los propósitos del año entrante. Bueno, rápidamente hubo 100.000 personas que siguieron ese vídeo. ¿Por qué? Porque se identificaron con Voy a cambiar. Voy a hacer propósitos este año, pero luego los propósitos del nuevo año nunca persisten, ni los propósitos de cuando cumplo años, ni nada, ni cuando salgo de una enfermedad. Cuando uno sale de una enfermedad grave te llenas de propósitos, ves la vida de otra manera, pero luego la inercia del cerebro te lleva de nuevo a cometer los mismos errores. ¿Y por qué crees que pasa eso? Porque todos... Tenemos una visión parcial de la realidad. No vemos en profundidad, no vemos de tal manera que algo nos conmueva y nos cambie. Nos quedamos siempre en lo superficial, eso por un lado, y luego está uno de los hábitos que hay que combatir más, los hábitos psíquicos. A veces decimos combatir hábitos externos, ¿qué mismo da? tomarte todos los días un té a las 5 de la tarde o tomarte un sándwich a las 7 de la tarde. Esos hábitos no son malos, o llamar a alguien a la misma hora. Los verdaderos hábitos que nos encadenan, nos empobrecen, nos roban la fuerza vital, son los hábitos psíquicos. ¿Qué es? ¿Te acuerdas de los discos de vinilo cuando entraban en un surco repetitivo o les dabas un golpecito y así seguían? Atemporalmente, bueno, pues todos estamos en surcos repetitivos de consciencia. Es muy difícil dar el salto a otro surco más libre, más claro, muy difícil. Repasa los días que has vivido y verás que pocos son los que te reservaste para ti mismo. Porque como estamos todos externalizados. externalizados. Entonces, muy pocas veces nos sentamos con nosotros y utilizamos las técnicas reales de introspección. Tenemos que aprender a introspectarnos, a no solo sentir hacia afuera, sentir hacia adentro. Esta sociedad es siempre mirar hacia los afueras, pero nunca mirar hacia los adentros. Hay un poco que dosificar la energía. Energía para mejorar la vida externa, la calidad de vida externa, que es muy lícito, pero energía para conocernos y cultivar nuestra vida interior. Pero cuando todo es hacia afuera y nada es hacia adentro, uno se va vaciando y se vuelve un gran desconocido de sí mismo. Y todos somos como máquinas caminando, nos desconocemos, nos falta conciencia. Somos negligentes. Cuando tú le dices a una persona, eres como una máquina, no es un insulto, por favor, es un piropo, porque gracias a eso te va a ayudar a que tomes conciencia y digas, sí, soy mecánico, amo mecánicamente, lloro mecánicamente, sufro mecánicamente, todo mecánicamente. Date cuenta que estás profundamente dormido y que todo lo que te ayude a despertar, por doloroso que sea, hay que darle la bienvenida. Pero claro, muchas veces preferimos seguir en nuestro lindo sueño, que nadie me despierte. Aquello que yo vi en la radio, la pancarta, por favor no me despierte, claro. Entonces muchas personas es que no tienen oídos para... todo esto, no quieren, al revés, son retractarios. ¿Has oído hablar del gusano estercolero? Creo que lo dijiste en la entrevista. Lo dije, ¿no? Pero si lo puedes repetir, me encantaría. Sí. Tú coges a un gusano estercolero y le pones sobre una rosa y despavorido sale corriendo hacia el estiércol. Es refractario a la rosa. Bueno, hay muchas personas que por increíble que nos pueda parecer son refractarias a las enseñanzas, a los mensajes de los místicos, a encontrar un lado más espiritual y amoroso de la vida. Son enseñanzas altas. el cambio interior, son enseñanzas a ver y sentir de una manera más plena y más elevada. Esas personas lo mejor es dejarlas, que ellas sigan en su grado de consciencia, tampoco hay que violentarlas en absoluto, porque no tenemos que hacer proselitismo jamás. Uno pone sobre el tapete enseñanzas, quien quiere las toma y quien no, no. Porque también está el ego, yo soy más espiritual que tú. Es que eso nunca, ese es el peor narcisismo. Yo te enseño porque sé y tú aprendes porque lo sabes. Cuando siempre hay que tener en cuenta que el mentor es tan importante como el discípulo y el discípulo como el mentor, porque igual que una madre hace al hijo y el hijo hace a la madre... El maestro hacia el discípulo y el discípulo hace al maestro. Y el peor orgullo, ya que sacas este tema, es el orgullo espiritual. Ese es el peor de todos. El peor narcisismo, de la misma manera que los peores mercenarios, los peores mercaderes, son los mercaderes del espíritu, que como actores van recorriendo el mundo. Y lo único que van haciendo es llenando sus arcas y afirmando sus egos. Muchos de estos coachs modernos que montan espectáculos con miles de personas, con todo, que bajan al escenario desde el autogiro, que tienen un marketing espeluznante, efectivamente es ego y oro. Lo que quieren es alimentar el ego y tener más y más y más oro. Vamos a terminar con Epicteto, justo con lo que dices. La riqueza no consiste en tener muchas posesiones, sino pocos deseos. Bueno, es que eso ya lo decían los chinos miles de años antes, que no es tener más, es necesitar menos. Pero claro... Esta sociedad nos hace creer todo lo contrario. Y además es que en esta sociedad, si no tienes medios, encima te han hecho creer que no eres nada. O te lo han demostrado, que es peor. Entonces, claro, todos estamos en la carrera del tener, en la carrera del poseer. Todos tenemos esa idea. Tanto tienes, tanto vales. que en América se dice de la gente, por lo visto, este vale un millón de dólares, este diez millones de dólares, pero nadie se preocupa de la esencia, de la generosidad, de la bondad, del amor que pueda haber en esa persona. Yo, mira, me identifico totalmente con Germán Gés, cuando dijo, no creo en ninguno de los valores. de esta sociedad. Yo no creo en ninguno de los valores de esta sociedad. Esta es una sociedad babélica, una sociedad perversa, enferma, y además hay algo que espanta. Y es, por un momento, pensar que desde un despacho, unas cuantas personas ciegas y avaras nos están a todos dirigiendo y nos están manipulando. Luego creo que es un momento muy importante para inspirarnos en los estoicos y que cada uno construya su propio gobernador y su propio soberano interior. Gracias por todo. Gracias a ti siempre y muchas gracias a los dos. A quien nos ha grabado con tanta paciencia y a ti querido Pepe que... Ya nos hemos conocido en persona. Gracias, ya era hora. Gracias por todo. Hasta luego. Seguimos hablando. Gracias. Adiós.