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Salmo 17

Buenas noches hermanos, el Señor les bendiga, Dios les bendiga a todos ustedes, y lo mismo a los hermanos que nos van a ver en el video, a todas las personas que nos van a ver en el video esta noche, aquí en West Palm Beach, aquí en Estados Unidos, y les decimos a ellos también que los queremos, que los amamos, y que hay que seguir adelante, y por eso los vamos a saludar a ellos con un aplauso, a las personas que nos van a ver. Gracias le damos al Señor, gracias a nuestro Dios, la gloria para nuestro Dios; no nos cansamos de darle gracias al Señor, de sentirnos felices, de sentirnos orgullosos por haber conocido este camino. Nos sentimos muy orgullosos que Dios nos haya mirado con ojos de misericordia, que nos haya escogido, dice que es Dios quien nos escoge a nosotros, no nosotros a Él, no lo elegimos, Él nos eligió, por lo tanto, esto es un motivo de mucho orgullo. Y así, con esta alegría y con ese orgullo que nosotros sentimos, de conocer el camino de nuestro Dios, de saber que Dios existe y que Dios se manifiesta, que Dios nos lo ha mostrado una y muchas veces, y miles de veces nos ha demostrado su existencia, nos ha demostrado su poder, su misericordia, su amor, nos ha demostrado que Él nos oye, que Él nos responde, que Él nos tiende la mano. Todo esto lo hace Dios con nosotros, por eso Él merece la honra y la gloria, Él merece la alabanza, y merece que nosotros nos dispongamos para hacer su voluntad y agradarle en todo, Él se lo merece, así que la honra es para Él. Y nosotros estamos estudiando los Salmos, estamos estudiando Salmos, creo que hoy seguimos con el Salmo 17, sabiendo que los Salmos son oraciones, son profecías que el Señor Jesucristo habló por boca de David, y por boca de algunos cantores de Israel, y por boca de algunos profetas también. Y aquí en el Salmo 17, dice que, es una oración de David, del rey David, el rey David como profeta de Dios, como rey de Israel, rey de Judá, era inspirado por el Espíritu Santo y el Señor hablaba por él, y esa… esa profecía que él expresaba eran los cánticos también que él le daba a Dios, y en el pueblo de Israel en la antigüedad habían setenta cantores en el Templo, en el Templo que Salomón construyó, setenta cantores, dice que eran músicos, cada uno interpretaba un instrumento, y cantaban, y todos eran tomados por el Espíritu de Dios, y profetizaban esos cánticos, eran puras profecías, y también los cánticos de Moisés… de David, ellos los interpretaban. Y era… y estas profecías aquí que hay en los Salmos, es la vida, los hechos, y el pensamiento del Señor Jesucristo, sus planes y sus proyectos que el Señor tenía para el futuro, para su Iglesia. En los Salmos nosotros encontramos que Dios el Padre habla al Hijo, o que Dios el Padre le habla a su Iglesia; encontramos que el Señor Jesucristo habla también para sí mismo, le habla al Padre, y le habla también a su Iglesia, todo eso es lo que encontramos en los Salmos, por eso es importante que nosotros leamos los Salmos, para que veamos ahí como esas vivencias del Señor; y nos deleitamos cuando leemos los Salmos, el Espíritu Santo viene a nosotros cuando hacemos la lectura de corazón. Y hoy vamos a estar leyendo el Salmo 17, y dice así, dice: “Oye, oh Jehová, una causa justa; está atento a mi clamor. Escucha mi oración hecha de labios sin engaño” ¿quién dijo estas palabras al Padre? el Señor Jesucristo. El Señor Jesucristo cuando estuvo en la Tierra, Él constantemente estaba orando; nos cuenta la historia, que Él se iba para el desierto a orar, y estaba en constante oración. Y cuando ya venía al pueblo, a verse con… con la gente, era a predicar y a hacer los milagros. Y en esos… y en esos momentos en que Él estaba a solas orando al Señor, hablaba todas estas cosas, el Señor Jesús es el que expresa esto cuando dice: “Oye, oh Jehová, una causa justa; está atento a mi clamor” le dice el Señor Jesús al Padre: “está atento a mi clamor, porque el trabajo que Yo estoy realizando es muy fuerte, es muy duro, por causa de que tengo un enemigo, el diablo, y que está persiguiéndome, y que el diablo quiere quitarme la vida antes de tiempo, y el diablo quiere entregarme a toda esta gente que se convirtió en mis enemigos, que no creen en mi predicación, en mi Palabra”, pues todo eso, suponemos, que era la oración que el Señor Jesús le hacía al Padre, puesto que el Señor se estaba comportando como ser humano, Él no se estaba comportando como Dios, sino como un hombre común y corriente. Y por eso el diablo lo perseguía, y Él tenía que orar para que el Padre lo protegiera, lo auxiliara, lo ayudara. Por eso le dice: “Escucha mi oración hecha de labios sin engaño” el Señor decía… le decía al Padre: “Mi oración es dada por mi boca, por mis labios, y en mis labios no hay engaño”. Como vemos, el Señor Jesús decía: “Yo soy perfecto, en mí no hay engaño”, ¿quién de los humanos vamos a decir estas cosas? nosotros los humanos no podemos decirle esto al Señor, decirle: “Ay Señor, es que nosotros somos perfectos, y yo estoy orando a ti, pero es que yo soy perfecta, yo soy santa, o santo” nosotros no hacemos eso, porque reconocemos que en nosotros hay debilidades, han habido debilidades, han habido errores, han habido cosas en las cuales nosotros hemos ofendido al Señor, pero sí hubo el hombre perfecto, el Hombre Perfecto: El Señor Jesús. Y seguimos con el verso 2, ¿qué más nos dice? dice: “De tu presencia proceda mi vindicación; Vean tus ojos la rectitud”, Él le dice al Padre en su oración: “Tus ojos tienen que ver la rectitud mía, eres Tú el que tienes que definir si en mí hay rectitud o no”. El 3, o si me quieren ayudar, pueden también ayudarme aquí en la lectura, el verso 3: <<”Tú has probado mi corazón, me has visitado de noche; Me has puesto a prueba, y nada inicuo hallaste; He resuelto que mi boca no haga transgresión”>> Él está ahí dando una oración, como… como si se estuviera justificando, pero no es justificación porque realmente Él era un hombre perfecto que no le falló a Dios, y por eso Él dice que Dios lo probó, y que Dios siempre estaba con Él, en comunión con Él, y que Él fue probado como cualquier ser humano, y Él pasó todas esas pruebas difíciles. En el verso 4 dice: “En cuanto a las obras humanas, por la palabra de tus labios Yo me he guardado de las sendas de los violentos”, entonces le está diciendo que los seres humanos, y en ese tiempo que Él tuvo que luchar contra sus hermanos, los judíos, los israelitas, que lo menospreciaron, y echaban abajo su enseñanza, dice que Él tuvo que enfrentarlos, y Él tuvo que luchar y cuidarse de seguir sus sendas, las sendas de ellos, lo que ellos querían que el Señor hiciera; porque ellos le daban órdenes al Señor: “¿Por qué no haces esto? ¿por qué no haces aquello? si eres el Hijo de Dios, haz estas cosas” lo… como que querían gobernarlo y obligarlo a hacer cosas, porque ellos querían tener pruebas, o señales, si verdaderamente Él era el Mesías, el Hijo de Dios, el Rey, o ese Salvador que Dios había enviado. Y el Señor siempre se apartó de estas sendas, de estos malos caminos, de esta gente, de estos malos pensamientos e intenciones que tuvieron siempre con el Señor; nunca el Señor hizo lo que ellos le pidieron. A veces le decían: “Explícanos quién eres Tú, ¿eres Tú el Profeta? ¿eres Tú el Cristo? ¿por qué no haces aquello? ¿por qué no te bajas de la cruz si eres tan poderoso?”, y el Señor nunca se sometió a ellos, porque aquí dice que Él no quiso seguir las sendas de aquella gente, que fueron sus enemigos; el Señor hizo las cosas de acuerdo a como Él las veía, a su propio criterio, y sobre todo, que Él siempre quiso agradar a Dios el Padre, hacer la voluntad de Dios. Eso fue en lo que el Señor Jesús se destacó durante su carrera aquí en la Tierra, porque Él quería darnos ejemplo a nosotros, a su Iglesia, a sus creyentes, darles el ejemplo de que sí se puede hacer la voluntad de Dios, que sí se puede agradar a Dios, se puede hacer esos… cumplir esos mandamientos que Dios ha dado, entonces el Señor, como con ese ejemplo de su vida misma, para darle ejemplo a su Iglesia, a nosotros, gracias le damos al Señor. Y aquí en el verso… sigan ustedes con el verso 5: <<“Sustenta mis pasos en tus caminos, para que mis pies no resbalen”>> el Señor le estaba pidiendo al Padre que lo guardara y lo protegiera, que no fuera ir a resbalar, ¿qué significa resbalar? resbalar significa cometer un error, cometer una falta grave, entonces… un desliz pero espiritual, cometer algún pecado, eso era resbalar. Y Él le pedía: “Cuidame de que Yo no vaya a resbalar porque es tanta la opresión que tengo, de lo… me oprimen, me presionan, me acosan”. En el verso 6: “Yo te he invocado, por cuanto tú me oirás, oh Dios; Inclina a mí tu oído, escucha mi palabra”, sigan el verso 7: <<”Muestra tus maravillosas misericordias, tú que salvas a los que se refugian a tu diestra, de los que se levantan contra ellos”>>. Y en el 8 dice: “Guárdame como a la niña de tus ojos; Escóndeme bajo la sombra de tus alas” la oración del Señor, el Señor Jesús pidiendo que Dios lo guardara, que Dios lo escondiera, que… que lo escondiera de la maldad de los hombres, si el Señor pidió al Padre que lo guardara, que lo protegiera, con mayor razón nosotros, ¿cómo no le vamos a pedir al Señor que nos guarde de que no caigamos en pecado, que no ofendamos a Dios, que no pongamos a trabajar nuestros instintos carnales, pecaminosos, débiles de nuestra carne? ¿cómo no le vamos a pedir a Dios que nos ayude a cambiar, a transformar nuestra vida en una vida recta, justa y santa para Él? si necesitamos tanto de Dios, y también ¿cómo no le vamos a pedir a Dios que nos guarde también de nuestro enemigo, que pone tantas circunstancias negativas en la vida, en todas las cosas, en la gente, y en cualquier suceso o acontecimiento? y el diablo pone todo eso para venir en contra de nosotros, para hacernos mal de una forma u otra, ¿cómo no pedirle a nuestro Padre que nos guarde también, de esa persecución que nosotros tenemos todos los días de nuestra vida? porque todos los días de nuestra vida somos perseguidos por el enemigo, poniendo obstáculos, barreras, dificultades, contratiempos, tribulaciones, enfermedades y muchas cosas más, en la familia, en el hogar, en el trabajo, en el estudio, donde quiera que estemos, ahí está el enemigo maquinando cosas en contra de nosotros. Por tanto, se cumple lo que el Señor decía que teníamos que ser valientes y esforzados, porque el Reino de Dios, porque el ganar la vida eterna es para valientes, es para aquellos que se fortalecen y se enfrentan a todas estas adversidades, y siguen el camino del Señor, siguen su camino, siguen el sendero de la rectitud; no desmayar, no volverse atrás, sino ser firmes y seguir. Y por lo tanto, nosotros para lograr estas cosas, necesitamos orar a nuestro Dios, pedirle a nuestro Dios, porque no estamos enfrentados con los seres humanos, sino con enemigos ocultos, espirituales. Y cuando nosotros comprendamos estas cosas, entonces vamos a ser vencedores, así como el Señor Jesús venció y triunfó sobre la muerte y sobre el diablo; Él quiere que nosotros también seamos lo mismo, nos suceda lo mismo, y yo pienso que lo lograremos si confiamos en Dios, y no nos apartamos de su camino. Y Dios mirará nuestros corazones y nos premiará, nos ayudará, porque Él quiere corazones valientes, gente esforzada, que no se vaya a volver atrás con la menor tribulación, con el mínimo de problema que le suceda en su vida, de decir: “no vuelvo más a la Iglesia, no voy a leer más Biblia, no voy a orar, no voy a creer, estoy triste, desanimado, desalentado, ¿por qué me pasaron estas cosas?” eso no es de valientes, hay que seguir adelante en esa lucha, en los tiempos buenos o en los tiempos malos, es el ejemplo que recibimos del Señor Jesús; y Él aquí triunfó, porque cuando nosotros leamos todos los Salmos vamos a ver esos triunfos que el Padre le dio al Señor Jesús, porque Él se comportó como un ser humano y dijo: “Los seres humanos sí pueden, sí pueden cambiar, luchar, vencer y triunfar, y pueden alcanzar la vida eterna, y pueden alcanzar los galardones que Dios tiene para cada uno”, eso el Señor lo dijo porque Él dice: “Yo lo viví y sé que eso se va a dar en mi Iglesia, en aquellos que me siguen, y que me aman”; y aquí estamos nosotros, luchando delante del Señor, esforzándonos y deseando con todo nuestro corazón llegar a esa meta, para tener esos galardones y para que el Señor se sienta también orgulloso de nosotros. Y así también le decimos al Señor: “Guárdanos como a la niña de tus ojos, escóndenos en el momento difícil, (9) de la vista de los malos que me oprimen, de mis enemigos que buscan mi vida”, hoy nosotros también tenemos enemigos, así como el Señor Jesús tuvo sus enemigos, nosotros también tenemos enemigos y los enemigos los forja el diablo, los incita, él es el que se inventa, maquina, y fabrica todos los males contra nosotros. Y en el verso número 10 dice: “Envueltos están con su grosura…” hablando de los enemigos, la grosura es el orgullo y la arrogancia, y la importancia que tenía aquella gente en aquel tiempo, esos fariseos, que eran los enemigos del Señor, y que lo persiguieron, y la grosura es como la abundancia, como… como ese orgullo y esa importancia del rango que estaba ocupando aquella gente en ese tiempo, ocupaban un puesto muy importante, gobernaban al pueblo, le ordenaban a la gente, la esclavizaban, y le ordenaban no seguir al Señor, no escuchar a Cristo, y por eso habla aquí: “Envueltos están con su grosura…” los enemigos del Señor, y dice que esos enemigos buscaban la vida del Señor, así fue, que buscaron la vida del Señor para quitársela. Dice: “Con su boca hablan arrogantemente. (11) Han cercado ahora nuestros pasos; Tienen puestos sus ojos para echarnos por tierra” esto el Señor hablaba de su vida personal, de lo que Él sufrió allí cuando estuvo en la Tierra, como hombre, predicando el Evangelio del Señor. Y en el verso número 11… en el verso 12 dice: “Son como león…” está hablando de sus enemigos, “Son como león que desea hacer presa, y como leoncillo que está en su escondite” esos grandes enemigos tuvo el Señor, esos grandes enemigos nosotros también, nuestro enemigo grande también lo tenemos, pero aquí el Señor siguió adelante y luchó, aquí el Señor triunfó; nosotros también vamos a triunfar, también tendremos el triunfo, por difíciles que sean los acontecimientos que nos sucedan en nuestro diario vivir, para Dios no hay nada difícil, porque Él hace milagros, Él es el dador de la vida, por lo tanto Él da la vida y Él quita la vida. Que los accidentes, que aquella persona ya está en cuidados intensivos, que se va a morir, que ya el médico dice que no hay nada que hacer, pero para Dios sí hay mucho que hacer porque Él es el que lo puede todo, Él puede hacer un milagro. Se escapa de la mano… de las manos de los humanos, o de la ciencia, el hacer muchas cosas a la humanidad, y dicen: “No hay nada que hacer, hay que esperar ya que muera”, entonces la gente, la familia, todos nos angustiamos, lloramos y sufrimos, y se nos olvida que existe un Creador, un Todopoderoso, que es el que todo lo da y lo hace, que de la nada hizo la creación, el universo, lo hizo de la nada, ¿cómo nosotros vamos a desconfiar, en esos momentos de tribulación que vivamos en nuestra vida, que Dios no vaya a hacer algo? Él hará algo, si esa es su voluntad, si eso es lo que nos conviene, porque si el Señor ve que no nos convienen ciertas cosas, pues Él no actúa, y lloramos, y sufrimos, y le pedimos: “yo quiero que Tú me hagas este milagro, haz éste milagro, yo quiero que no se vaya a morir mi familiar, yo quiero que viva”, entonces el Señor dirá: “no conviene que viva esta persona”, pero el Señor no nos va a dar explicaciones, y Él, o hace el milagro, o simplemente se lleva a la persona; y nosotros debemos respetar: “gracias Señor, oré, luché, y te pedí, y te clamé, Tú no me escuchaste, no se hizo el milagro, de todas maneras Tú eres nuestro Padre, eres mi Dios, te alabo, te doy gracias Señor”; eso es lo que nosotros en nuestra vida tenemos que hacer, porque eso es lo que vemos aquí del Señor Jesucristo, ese es el ejemplo que Él nos dejó, y nosotros tenemos que estar leyendo constantemente para tener esta doctrina en nuestra memoria, en nuestro corazón, y en los… en nuestro momentos difíciles no vayamos a desmayar, ni a afligirnos, sino que nos vamos es a fortalecer. Bien decía… el apóstol Pablo decía que había muchas debilidades que lo perseguían a él, que él tuvo muchas debilidades, dice que quisieron… lo secuestraban, que estuvo en los naufragios, que casi se muere… que se muere de hambre, que fue mordido por fieras, atacado por las fieras, por las víboras, que lo persiguieron, que estuvo en la cárcel, que fue azotado, dice que todo eso a él le sobrevino, pero él decía: “me gustan esas debilidades” ¿saben qué significa debilidad? debilidad es que somos impotentes y no podemos hacer nada en contra de eso que viene contra nosotros, si me van a azotar, como hicieron con el apóstol Pablo en aquella época, él no pudo evitarlo, porque esa fue… era la Ley: “azótenlo y le dan cuarenta azotes” y a él lo azotaron y él tuvo que dejarse, y quedarse callado, porque él no tenía voz ni voto para decir: “no le permito que hagas esto conmigo”, a él lo enviaron a la cárcel, él tuvo que ir a la cárcel porque él no tenía ninguna autoridad, no tenía voz, no tenía voto, no tenía gente que lo ayudara, no tenía a quién acudir y tuvo que ir a la cárcel. Esa se llama la debilidad, la debilidad es cuando nosotros no podemos hacer nada para salvarnos, para protegernos, guardarnos, o evitar algún mal contra nosotros, no podemos, y nos toca dejar que la circunstancia venga en contra de nosotros, eso se llama la debilidad. La debilidad no es… cuando el apóstol Pablo estaba hablando (me salí un poquito del tema), cuando el apóstol Pablo estaba hablando de las debilidades, la gente dice que eran los pecados, no, no son pecados, debilidades es la impotencia mía: “no pude hacer nada, no puedo hacer nada, tuve que callarme, tuve que dejar que hicieran conmigo lo que quisieran, ¿cómo iba a poder yo luchar con no sé cuántos?” esa es la debilidad, entonces el apóstol tenía muchas debilidades, que fue perseguido, que sufrió muchas hambres, pero él decía: “me gustan esas debilidades porque cuando soy débil, fuerte soy”, él decía: “cuando soy débil, fuerte soy; cuando me viene la tribulación, entonces yo soy fuerte porque tengo fé y confío en Dios, confío que hay un Dios Vivo que me va a sacar de este lugar” y entonces él se sentía fuerte porque la fé y la confianza que tenía en Dios en ese momento, lo salvó a él, lo sacó de la cárcel, lo guardó y lo protegió para que aquellos azotes que le dieron no le fueran hacer efecto en su cuerpo, en su carne; cuando estaba a punto de naufragar, de ahogarse, pues no se ahogó, porque oró y confió en Dios, y Dios lo sacó a flote; entonces él se sintió fuerte en su vida espiritual, porque creyó y confió en Dios. Entonces ahora sí entendemos cuando el apóstol dice: “pues me gusta porque cuando soy débil, fuerte soy” que cuando nos vengan tribulaciones y días malos, y cosas malas que nos hacen llorar y sufrir, no nos angustiemos porque nuestra fe va a aumentar y nuestra confianza en Dios, entonces nos volvemos en… seres poderosos, fuertes y valientes, porque estamos creyendo en Dios, confiando en Él. Eso fue lo que vivió el Señor Jesús, eso lo vivió el Señor Jesús y dio el ejemplo a sus apóstoles, le dio el ejemplo a sus discípulos, sus apóstoles también lo enseñaron, lo vivieron, y ahora hoy nosotros también estamos viviendo estas cosas; y estamos aprendiendo que entre más debilidades vengan a nuestra vida, y que nos sintamos débil por una tribulación, por una enfermedad, por un accidente, por lo que sea, somos más fuertes, porque nuestra fe empieza a crecer y a confiar en el Señor, ¡Gloria sea al Nombre del Señor! Y aquí entonces el Señor Jesús sigue hablando, en el verso… estamos en el verso 13, que dice: “Levántate, oh Jehová; Sal a su encuentro y postra…” ¿a quién? a sus enemigos, “...póstrales; Libra mi alma de los malos con tu espada” con tu espada que es la Palabra del Señor. “(15) De los hombres con tu mano, oh Jehová, de los hombres mundanos, cuya porción la tienen en esta vida, cuyo vientre está lleno de tu tesoro. Sacian a sus hijos, y aun sobra para sus pequeñuelos”, es decir, gozan y disfrutan en la vida del mundo, de las riquezas, de la abundancia, pero un día, cuando ya ellos tienen que partir, cuando ya ellos mueren y tienen que ir a la presencia de Dios, es cuando ya Dios los va a desechar y los va a enviar a un lugar por allá de tormento; el Señor Jesús lo sabía y dice: “mis enemigos Señor, los que no creyeron en ti, los que calumniaron, me injuriaron, Tú sabrás qué vas a hacer con ellos, los castigarás, porque ellos se gozan, y disfrutan, y dicen que tienen toda la abundancia, pero no saben que un día van a estar sufriendo el tormento eterno”, el Señor Jesús orando al Padre, y nosotros aquí aprendiéndole al Señor, aprendiendo de Él, de la forma cómo es que Él oraba, y de la forma como Él se comportaba, y nosotros aprendiendo también del Señor, ¡Gloria a Él! Y seguimos con el verso 15, pueden leerlo: “En cuanto a mí, veré tu rostro en justicia; Estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza” entonces el Señor Jesús aquí estaba comportándose como un ser humano, como ser humano oró al Padre y por eso le dice: “En cuanto a mí…” porque ya le dijo lo que le iba a suceder a sus enemigos, dice que ellos estarían llenos ya de su porción y su… su heredad la habían conseguido en el mundo, y que no tenían ya arte, ni parte, con Dios el Padre. Y les dice: “Y en cuanto a mí, que Yo he sido recto y justo, y estoy haciendo tu voluntad, hice tu voluntad”, dice: “En cuanto a mí, veré tu rostro en justicia; Estaré satisfecho cuando Yo despierte a tu semejanza nuevamente”, ¿y cuándo fue que el Señor despertó a la semejanza nuevamente? cuando Él murió, dice que murió en la cruz del calvario, resucitó al tercer día, el Señor estuvo como cuarenta días, estuvo… y dice que más de quinientas personas vieron al Señor, y luego Él subió al Cielo, y cuando ya Él subió al Cielo, otra vez estuvo en su semejanza de Hijo de Dios, Él volvió a retomar su… la semejanza con Dios, porque Él era el Hijo de Dios, pero Él nunca trabajó como Hijo de Dios, sino como un ser humano. Y Él dice: “Te veré otra vez cuando Yo esté allí y despierte a tu semejanza” o vuelva a ser ese Hijo de Dios. Y así sucedió, así sucede, y Él es el que vive hoy con nosotros, Él reina con nosotros porque Él dice: “enviaré mi Espíritu que estará con ustedes, para siempre estará mi Espíritu” por eso nosotros no estamos solos, no nos sintamos solos, el Señor está ahí cerca de nosotros, el Espíritu Santo está ahí. Yo pienso que el Señor se alegrará, el Señor debe estar alegre de lo que estamos haciendo hoy, meditando en su Palabra, hablando de Él, y Él está ahí tan cerca de nosotros; y Él está ahí, abriendo corazones, mentalidades, capacitando a muchos, para que muchos entiendan, comprendan, reciban esa bendición, disfruten de esa presencia de Dios, disfruten de la presencia del Espíritu Santo. Y que cuando ya estemos leyendo Salmos, ya ustedes van a tener un concepto diferente del Salmo, ya saben quien es el que está hablando aquí; a veces habla la Iglesia al Señor, a veces dice: “nosotros somos llevados como ovejas al matadero” dice en un Salmo, y “nosotros” ¿quiénes son? pues la Iglesia del Señor, los creyentes que iniciaron con los apóstoles de Cristo Jesús. Eso es la hermosura de la Palabra de Dios, esa es la hermosura del Señor, que el Señor los liberte, los limpie, los transforme, que el Señor rompa cadenas y ataduras, rompa todo aquello que el diablo ha puesto en algunos, que el Señor destruya ese mal, y les dé mucha bendición; y que el Espíritu Santo siempre esté con ustedes, y que Dios los ilumine y les dé gozo, alegría, fortaleza, les dé poder para seguir adelante y luchar para alcanzar la vida eterna. Que el Señor los bendiga, Dios los bendiga. Vamos con las preguntas ahora sí, vamos con las preguntas. Hermana muy buenas noches, que el Señor la continúe bendiciendo. Mi pregunta está en 2 de Corintios 12, del 6 al 8. En 2 de Corintios… ¿12? 12 Sí Sí señora. Puede leer hermana. “(6) Sin embargo, si quisiera gloriarme, no sería insensato, porque diría la verdad; pero lo dejo, para que nadie piense de mí más de lo que en mí ve, u oye de mí. (7) Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera” Hermana, en un Estudio Bíblico usted nos enseñaba sobre el aguijón en la carne, esto lo vivió el apóstol Pablo; usted decía Hermana, que es muy poco lo que nosotros hemos vivido, a comparación de todas las cosas que Él tuvo que vivir. Por eso Hermana, es… para mí es muy importante que me aclare Hermana, sobre todo lo que es el aguijón en la carne, porque muchas veces tenemos algunos… inquietudes, debilidades, momentos difíciles y nos sentimos derrotados Hermana, nos sentimos… Un aguijón… discúlpeme hermana, un aguijón en la carne es un obstáculo que viene a nosotros, es un obstáculo que se forja, o se forma dentro de nosotros, y nos impide hacer algo que queremos hacer. Cuando el apóstol Pablo hablaba así de las muchas debilidades, hablaba de que a él lo iban a… que lo azotaban, dice que recibió azotes, hambre, desnudez, cárceles, que estuvo en peligro del río, en peligro en el mar, peligro de las fieras, y él decía que todo era esas debilidades; y cuando él habla aquí de esta debilidad, pues yo que a la hermana no la dejé terminar de hacer la pregunta, que dice que… que el apóstol Pablo, él tuvo unas revelaciones que Dios le dio, y que él fue arrebatado al paraíso, oyó palabras que él no las puede expresar, y dice que él se gloriaba de esa grandeza, de revelación, que Dios le dio a él, pero que para que él no se sintiera después orgulloso, que no se fuera a enaltecer, por causa de esas revelaciones y de esa manifestación que Dios le dio a él, que para que a él no se… no se le subiera el orgullo, la vanidad, qué extraño ¿no? que… que el apóstol Pablo hubiera pensado de esa manera, que al ver esa manera como Dios lo estaba usando a él, y revelándole, él sintiera que se iba a poner… a poner vanidoso, orgulloso, y que eso fuera un problema para él, un problema espiritual; entonces él dice que Dios le puso una debilidad, es un obstáculo en que él… algo en él que no podía realizar, para él ponerle como un alto, como cuando uno dice: “Hay que poner un alto ahí, parar”, y dice que Dios le permitió eso, él no quiso revelar qué fue esa debilidad, qué fue eso lo que Dios le puso a él, para que él no fuera a ser orgulloso, ni vanidoso, ni vanaglorioso. Yo no puedo comprender, no puedo decir que eso le pueda suceder a toda la gente; yo pienso que entre más Dios nos dé, más humildes y más sencillos debemos ser ante el Señor, porque yo he entendido una cosa, he entendido que si uno tiene una chispita, un poquito de orgullo, o vanidad, o enaltecimiento por lo que Dios haga con nosotros, hasta ahí es la carrera espiritual, hasta ahí llegaría la carrera espiritual; yo pienso eso. Yo siempre he entendido que entre más el Señor haga milagros, nos use para hacer milagros, para hacer bienes a los demás, más sencillos debemos ser, más humildes; porque por naturaleza las cosas deben ser de esa forma, y si nosotros queremos servirle a Dios, y seguir en el trabajo del Señor, pues no puede haber orgullo en nuestro ser, porque el orgullo, todo, sale es del corazón, la vanidad, sale del corazón, el enaltecimiento, sale de aquí del corazón; pero cuando ya aquí en el corazón no hay nada de estas cosas, ¿qué puede relucir? ¿qué puede salir a flote? eso es como difícil, si aquí ya está es Dios, es Dios el que está ahí reinando, y el amor hacia Dios es lo único que está ahí llenando el ser. Entonces en Pablo pues no sabemos, quizá Dios le permitió eso a él porque pues estaban los otros apóstoles que en ese tiempo estaban predicando, no sabemos cómo sería en ese tiempo ellos, cómo se distribuirían el trabajo, o quién manda a quién, o quién le ordena a quién, o quién le enseña a quién; bueno, a veces nos hacemos muchas preguntas de cómo fue el inicio de la Iglesia del Señor. Y él… y Pablo dice que él alguna ocasión tuvo que hacerle un llamado de atención a Pedro, y nosotros vemos que a Pedro Dios le dio las llaves del Reino, y fue el primero que predicó, predicó, dio el primer mensaje del Evangelio del Señor; entonces vemos todo esto, esto que pasó Dios lo quiso así. Pero en cuanto a esa debilidad, eso nadie sabe qué fue lo que le pasó al apóstol Pablo; en cuanto a las demás debilidades fueron los ataques que él tuvo, las persecuciones que él tuvo, porque él fue perseguido, y lo buscaron pues para quitarle la vida, para destruirlo, hacerle muchos males, y él dice que todo soportó porque confió en Dios en el momento preciso y siguió adelante. Entonces la hermana dice que hoy nosotros tenemos debilidades, usted está hablando de debilidades de hoy de nosotros ¿no? ¿usted expresa eso? la hermana que hizo la pregunta. Nosotros no vamos a confundir que las debilidades hoy son los pecados, no son los pecados, no, eso ya… es un pecado, el pecado es un pecado: “y cometí una desobediencia, cometí un pecado, una falta delante de Dios”, pero no decir: “no, es que es una debilidad que tiene”. Bueno, quizás a las debilidades, hoy la gente, a los vicios también le llama debilidades ¿no? “Ah es que tan débil y entonces consume mucha droga porque es débil, porque no es capaz de no consumir droga”, la persona reconoce que está haciendo mal, pero no es capaz porque tiene la debilidad; entonces uno dice la debilidad, pero no es tanto la debilidad, sino más bien el vicio ¿no? sería el vicio. Entonces lo de las debilidades son otras cosas diferentes, la debilidad es una impotencia mía, o una incapacidad mía de poder enfrentar o hacer algo que no debo, que no quiero, y que cuando me viene ese asunto a mí, me es más fuerte y más poderoso que yo, eso es lo que es la debilidad. Entonces yo soy débil ante esa circunstancia. Es eso lo del asunto de las debilidades, que es un poquito más complejo, cuando por aquí hay algunos versos de la Biblia que habla tanto de las debilidades, entonces para después poder como dilucidar bien ese tema del asunto de las debilidades, con las… con las ilustraciones que hay. Pero no… la gente también dice: “estoy débil en mi pierna, estoy débil de la cabeza, estoy débil de la cintura, débil del cuerpo, no me puedo…” entonces le llama debilidad también a la enfermedad, o a la decadencia física; eso, ¿por qué? “Ah, porque es que la pierna… es que tengo una debilidad en mi pierna, Ah sí ¿qué pasa?, no puedo caminar bien, porque la pierna no puede responder, porque el dolor, que es la debilidad, la domina, y entonces la pierna es dominada por esa debilidad y no puede ejercer su función”, entonces ¿si ve que las debilidades son cosas externas que vienen, que nosotros somos incapaces de enfrentar, y que nos toca soportarlas, entonces eso es lo que se llaman las debilidades. Eso es diferente a los pecados, o a los vicios. Bien, seguimos adelante, seguimos adelante, sí hermano. Hermana María Luisa, Hermana María Luisa bienvenida a esta su casa, la queremos mucho, la queremos un millón de millones. Hermana tengo una pregunta que me nació desde el principio que comencé a leer la Biblia, los evangelios, y después cuando la escuchaba a usted que hablaba de que los evangelios era como… fue un trabajo como periodístico. Está Lucas 22: 39. Bueno, Lucas… Lucas 22, sí hermano. 39 Hermana María Luisa, hasta el 45. Sí, sí. “(39) Y saliendo, se fue, como solía, al monte de los Olivos; y sus discípulos también le siguieron. (40) Cuando llegó a aquel lugar, les dijo: Orad que no entréis en tentación. (41) Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, (42) diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”, Hermana María Luisa: “(43) Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle. (44) Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra. (45) Cuando se levantó de la oración, y vino a sus discípulos, los halló durmiendo a causa de la tristeza” Hermana María Luisa, mi pregunta es: si fue digamos como aquí, que fue San Lucas el que escribió este… este evangelio, ¿cómo él se dio cuenta de cuando el Señor Jesucristo hizo esa oración? Ah bueno, ahí como usted estaba diciendo que el trabajo periodístico ¿no? Lucas hizo eso, un trabajo periodístico, porque él lo que hizo fue recopilar información, recopilar la información a toda la gente que él cree que estuvo presente, y que fueron testigos de sucesos y acontecimientos, de la vida y obras, o hechos del Señor Jesucristo. Entonces ellos tuvieron que hablar con la gente, y la gente empezó a hablar, y a contar cada uno su anécdota, su experiencia, su vivencia, y de ahí ellos indagaban mucho, al uno, al otro, indagando, y también supongo que con los discípulos y con los apóstoles también indagando, para escribir. Y lo bonito es que tenemos a Mateo, Marcos, Lucas, Juan, y ellos, los cuatro coinciden en la misma historia, en las mismas versiones, no se ven contradicciones; entonces vemos como Dios sí dirigió a esta gente, y los dirigió, y a lo mejor Dios también les dio revelaciones, y les ayudó a través de revelación para que ellos escribieran bien la historia de todos los hechos y de todas las cosas que acontecieron. Lo bonito, por ejemplo Juan, cuando el Señor, él cuenta que el Señor Jesús dijo: “Yo les voy a enviar el Espíritu Santo para que esté con vosotros para siempre. No se vayan de Jerusalén hasta que Yo les envíe el Espíritu Santo”, y así sucedió. Entonces vemos cómo Dios sí estuvo también atento con estos escritores, con estas personas que estuvieron escribiendo esto, Dios estuvo atento para que todo se escribiera en orden, fuera la verdad, y además se ha cumplido. Además, aquí dice que… que el Señor Jesús dijo que la gente hablaría en lenguas, nosotros hoy disfrutamos y vivimos estas experiencias; así que estos escritos de esta gente que investigó, lo hizo muy bien con la ayuda de Dios, con la ayuda del Señor, y hoy vemos todo esto en nuestra vida, que se está cumpliendo, entonces vemos que es cierto. No, pues el mundo dice: “Ah no, es que los hombres y la gente escribieron eso” sí, los hombres escribieron eso, pero ayudados o guiados por el Espíritu de Dios; y lo que escribieron se cumple en nosotros. Si esto hubiera sido sólo humano, nosotros no estaríamos viviendo nada de lo que dice aquí, porque lo humano, pues no tiene ningún poder para hacer nada con los otros humanos; Dios sí, entonces por eso creemos en este libro maravilloso, que todo lo que está ahí escrito, aunque lo escribieron unos hombres, fueron guiados por el Espíritu Santo, inspirados por Dios. Seguimos. Hermana María Luisa buenas noches, reciba un cordial saludo. Tengo una pregunta Hermana María Luisa, que es por promesa del Señor, y quiero que usted me la responda porque sé que el Señor me va a ilustrar. Quiero hacer una lectura en el libro de Habacuc, capítulo 3. En Habacuc ¿qué? Capítulo 3 Sí ¿Puedo leer Hermana? Sí hermano, sí. ¿Va a leer el verso 1? Sí, sí Hermana. Sí. Dice en el verso 1: “Oración del profeta Habacuc, sobre Sigionot” y la palabra “Selah” está en los versos 3, 9 y 13. Después de buscar el significado, encontré que la palabra: Sigionot, tiene una connotación musical, y la segunda: Selah, la cual se encuentra setenta y cuatro veces en los Salmos, y tres en Habacuc, es una señal para levantar las manos, o señal de adoración, ¿o quizá una exclamación, como podría ser el “Amén”, o el “Aleluya”, para fortalecernos en el pasaje bíblico, o lo que estemos en ese momento invocándole al Señor en los Salmos? Y también, al final del capítulo dice: “Al jefe de los cantores, sobre mis instrumentos de cuerdas”, también como una referencia musical, entonces ¿podríamos decir que este capítulo 3 es como un cántico de alabanza de Habacuc al Señor? Hermana, mi pregunta es: Sabiendo que de este capítulo también fueron tomados dos versículos para los coros de la Iglesia de Dios Ministerial, los cuales cito, que son como algo que quebranta el alma cuando uno está inspirado en los Salmos y dice: “(3) Su gloria cubrió los cielos, y la tierra se llenó de su alabanza. (4) Y el resplandor fue como la luz; Rayos brillantes salían de su mano”, Hermana, ¿por favor me puede aclarar si esta afirmación es correcta o no, para fortalecernos cuando estemos alabando al Señor? Gracias, muy amable, el Señor la bendiga. Capítulo 3 de Habacuc, dice que es una oración que hizo Habacuc, inspirado, él era un profeta, inspirado por Dios, él hizo esta oración, que es una profecía; esta oración es una profecía que él da, pero a la vez también es un cántico. Por eso en Israel, cuando el rey Salomón construyó el Templo, dice que el rey David nombró setenta cantores que llevaban instrumentos de música y cantaban, y ellos eran profetas, todos eran sacerdotes y profetas, los setenta cantores. Y ellos cuando comenzaban a cantarle a Dios, eran tomados por el Espíritu del Señor, y por eso era que sus cánticos eran profecías, porque eran dadas por el Espíritu de Dios. Así le pasó aquí a Habacuc, que fue tomado en el Espíritu, y él comienza a profetizar, a orar, él comienza a orar al Señor, y sigue es profetizando, pero como en cántico, con melodía, con melodía él está cantando, y lo que él habla aquí, son cosas para el futuro, para la Iglesia del Señor. Porque aquí en el capítulo 3, cuando dice… dice: “(2) Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos”, ¿Y cuál es la obra del Señor? pues la obra es aquella obra redentora que nuestro Dios estaba planeando al futuro, que era con la venida del Señor Jesucristo. Entonces dice: “...aviva tu obra en medio de los tiempos, en medio de los tiempos hazla conocer; En la ira acuérdate de la misericordia” entonces le dice que cuando Dios estuviera airado, que se acordara de ser misericordioso. Y aquí cuando dice: “(3) Dios vendrá de Temán…” que es algo simbólico, un sitio específico, simbólico también; “Y el Santo desde el monte de Parán” refiriéndose a Cristo Jesús. Dice: “Su gloria…” la de Dios, “cubrió los cielos, la Tierra se llenó de la alabanza…” porque Cristo Jesús vino a predicar el Evangelio, a formar su Iglesia, y entonces las alabanzas, que su Iglesia da a Cristo Jesús, entonces por eso dice que “la Tierra se llenó de su alabanza”; “(4) Y el resplandor fue como la luz…” todo esto lo estaba cantando, inspirado por el Espíritu de Dios, estaba cantando Habacuc, profeta… profeta. Y dice: “Rayos brillantes salían de su mano…” porque él como que veía también en la visión al Señor; “...allí estaba escondido el poder…” “su poder” dice, el poder de Dios. Entonces él estaba era ahí, hablando del Señor Jesucristo, hablando de un futuro, y este realmente está es hablando es de la Iglesia, de lo que Dios planeaba hacer para el futuro. Los Salmos también son cánticos, son profecías cantadas con… con música, y era el Señor Jesús hablando al Padre, y todo fue por boca de David, por boca de los cantores de Israel, de esos profetas que cantaban inspirados. Eso es lo que son los Salmos. Moisés también cantó algunos cánticos, Salmos es cantarle a Dios, eso es lo que significa salmear, dice, cantarle a Dios, cantar. Eso… son las oraciones, por eso es que nosotros, si queremos alabar al Señor, pues nosotros leemos todas estas oraciones, y todos estos Salmos, y de ahí nosotros también sacamos para darle a nuestro Dios el día de hoy. Porque es que ya no existen más palabras para elogiar a Dios, ya todas las palabras están aquí escritas en la Biblia, ya no hay palabras nuevas, entonces tenemos es que volver a repetir de lo que está escrito; pero eso sí, alabar a Dios con el corazón. Seguimos, seguimos, otra pregunta. Buenas noches Hermana, que el Señor la continúe bendiciendo, nos alegramos muchísimo de tenerla acá, ejemplo a seguir. Muchas veces nosotros tratamos de que nuestros hogares, especialmente estoy hablando por el mío, que tengo… yo soy mamá, papá y tengo mis dos hijos, y el anhelo mío sería ganarme esas dos almas para el Señor. Y el Señor sabe que en lo más profundo de mi alma, son las oraciones que le pido, y cuanto quisiera. Yo ya llevo casi once años en la Iglesia, y sé que el enemigo está siempre tratando de ponerme una piedra, aunque he visto como el Señor ha sido mi fortaleza, mi escudo, mi sabiduría y mi prudencia para poder llevar una relación con ellos de la manera que está en este momento. Mi hijo, el Señor lo ha ayudado muchísimo, y gente que vio un proceso que él tuvo muy duro en su vida, a él le preguntan: “¿cómo usted salió adelante?” y él dice: “Dios y mi familia”. Entonces Hermana, en eso que usted es un ejemplo a seguir, porque tiene miles de coronas, miles de estrellas en su corona, me gustaría que la Hermana nos enseñara, no solamente a mí, sino a muchos que podemos pasar por lo mismo, de que esas almas que son la familia, lo más allegado a nosotros, podamos llegar nosotros a traerlas y a ganarlas para el Señor. Bueno, nos toca es orar, orar por la familia, orar por los de la casa, porque se cumple lo que el Señor… el Señor Jesús decía: “Y el profeta, no es profeta en su tierra”, infortunadamente eso es cierto. A la familia… la familia no nos escucha; nos escuchan los particulares, la familia no. ¿Qué hay que hacer? orar al Señor, y pedirle a Dios por nuestra familia, porque les hablamos, y les decimos, y los invitamos, y les hacemos llamados de atención, y no nos creen, no nos obedecen, así que eso produce tristeza. Orar y pedirle a Dios, y entregar en las manos del Señor todo. Eso es lo que hay que hacer. Seguimos, sí. Seguimos sí, sí hermana. Buenas noches Hermana María Luisa, que el Señor la bendiga; buenas noches hermanos. Quiero hacerle también esta pregunta para los jóvenes, mi hija está en la edad de veinte años, y mi hija me dice que a veces quiere venir a la Iglesia, pero le da temor porque ¿cómo es servir a Dios? y muchos de los que están aquí en la Iglesia sienten eso, temor, porque piensan que nosotros como padres demandamos mucho de ellos, ¿nos puede aconsejar por favor, Hermana María Luisa? Hermana, eso es una… un curso muy extenso el de padres e hijos, un curso tan extenso de padres e hijos, el trato de los padres con los hijos, con los pequeñitos, con los chiquiticos, con los bebés, luego con los adolescentes, es muy difícil; pero hay… hay hay caminos más fáciles, porque si vamos a tomar un curso, pues muy extenso, pero lo fácil es… lo más fácil que hay es, que los padres, en sus hogares, si los dos vienen a la Iglesia, el ejemplo ¿no? el buen testimonio y el ejemplo entre los dos, y que inculquen a los niños y a los jóvenes que hay que buscar a Dios, que hay que darle gracias a Dios, porque Dios es el que nos da todo, por Él vivimos, comemos, nos vestimos, trabajamos, hacemos muchas cosas, es Dios el que nos da. Se les enseña esto a ellos. Pero a veces con los adolescentes pues es difícil; paciencia, y orar, y pedirle a Dios, porque también la educación comienza en el hogar, si los padres no… no son educados, pues no vayan a esperar que van a tener hijos educados; si los padres no son temerosos de Dios, no vayan a esperar que sus hijos van a ser temerosos de Dios; así que los padres tienen que empezar a educarse, a tener temor, a transformarse, a cambiar, a confiar en el Señor, a orar, a buscar a Dios, a esforzarse, para que sus hijos comiencen a ver ese buen ejemplo; y ya Dios también hará la obra, Dios también va a tener misericordia y va a ayudarles, y estará ayudando a esos padres, para que sus hijos sean… bueno, hijos modelos, como decimos. Aunque hay… yo conozco muchos hogares, conozco muchas familias, donde los padres llegaron a la Iglesia con sus hijos pequeñitos, otros nacieron dentro de… en la Iglesia, y cuando ya llegaron a ser adolescentes cambiaron, se fueron para el mundo, y sus padres tristes porque sus hijos se fueron por allá a explorar, y se olvidaron de Dios, se olvidaron de Dios, ya no quisieron lo de Dios, eso es muy triste; los padres dicen: “Pero ¿por qué? si nosotros les dimos buen ejemplo, si siempre vieron que estábamos en la Iglesia, que buscábamos a Dios, y ¿qué fue lo que pasó?” sucede de todo, de todo puede suceder, pero lo que sí, nosotros es, que no nos desprendamos de la mano del Señor, sino que sigamos, y que confiemos, y que no dudemos, y que sigamos insistiendo siempre; y que nunca nos cansemos de buscar, de insistir, de pedirle a Dios, de confiar en Él, nunca nos cansemos de hacer acciones buenas, dar buen ejemplo a ellos, a los hijos, siempre hablarles, siempre amonestarles, siempre decirles, que algo… algo les quedará, y con el ejemplo, algo les va a ayudar a ellos; esto es una lucha, es una lucha, pero también todo depende de los adultos, del padre, de la madre, de la persona que está a cargo de esos niños, o de esos jóvenes, o esa juventud. Y ellos pues tienen que vivir esa vida que Dios quiere que vivamos para que podamos ser escuchados por el Señor, porque nosotros leemos aquí en la Biblia y dice: “Es que Dios escucha a los justos… es que Dios mira a los rectos de corazón… Dios bendice a los rectos, a los justos, a los que hacen la voluntad de Dios, a los que agradan a Dios” siempre estamos leyendo eso en los Salmos, que dice que Dios pone su mirada en aquellos que están haciendo el bien, que viven en justicia. Por lo tanto, aprendamos, aprendamos que si nosotros no somos rectos, no somos honestos, ni organizados, ni responsables, honrados, sinceros, no esperemos que Dios nos va a premiar; pero si nosotros hacemos todas estas cosas, pues Dios nos premiará, Dios premiará y bendecirá a quien Él quiera bendecir. Y eso es también todo la voluntad del Señor, porque dice que Él dará la bendición a quien Él quiere, pero nosotros sigamos insistiendo, nunca nos cansemos de insistir, hasta que un día Dios nos dará las respuestas de lo que queremos. Hay que seguir y no desmayar. Seguimos, sí hermano. Hermana muy buenas noches, Dios me la bendiga. Hermana quiero hacerle una pregunta en Salmos 82. Sabemos que Dios es Dios de dioses, Señor de señores. Voy… ¿puedo empezar Hermana? Sí hermano, Salmo 82. Voy a leer el 1, el versículo 1, versículo 2, versículo 5 y el versículo 6. ¿Puedo empezar Hermana? Sí hermano. Gracias Hermana. “(1) Dios está en la reunión de los dioses; En medio de los dioses juzga. (2) ¿Hasta cuándo juzgaréis injustamente, y aceptaréis las personas de los impíos?... (5) No saben, no entienden, andan en tinieblas; Tiemblan todos los cimientos de la tierra. (6) Yo dije: Vosotros sois dioses, y todos vosotros hijos del Altísimo” Hermana María Luisa, mi pregunta es: sabemos que los ídolos son llamados dioses, pero sabemos que Dios también nos llama dioses, a todos aquellos que le sirven en espíritu y de verdad; Hermana, aquellos que han ganado ese galardón, pero ¿cuál es la diferencia de los ídolos llamados dioses, a nosotros dioses del Altísimo? ¿cómo poder descifrar todo esto? para mi entendimiento Hermana, muchas gracias. ¿Que… de los ídolos me dice? ¿ídolos? ¿no? Mayormente le llaman dioses, pero Dios también nos dioses a nosotros. Entonces, ¿cuál es la diferencia si los dioses… a los ídolos los llaman dioses, entonces nosotros, por qué Dios nos llama dioses a nosotros? Bueno, pero es que nosotros somos dioses, pero superiores a los dioses, los ídolos; somos superiores porque nosotros nos movemos, hablamos ¿no? oímos, caminamos, hacemos muchas cosas, entonces somos dioses superiores a los dioses estatuas, o pinturas, porque ellos dicen que tienen boca y no hablan, que tienen nariz, y no pueden oler, tienen ojos, no ven, manos y no las pueden mover, entonces son inferiores, esos dioses son inferiores, y nosotros somos superiores. Entonces el hermano dice que cuál es la diferencia, esa es la diferencia, somos superiores porque nosotros sí caminamos, hablamos, andamos, y los otros en cambio, sí se pueden es hasta quebrar ¿no?, si se les llega a caer, o llega un temblor, un terremoto, entonces se vuelven pedacitos pequeños, bien. Y Dios dice que los dioses, pues dice que somos nosotros, la Iglesia, porque el Señor dice… somos dioses, aquí en el verso 6 del Salmo 82 dice que Dios dijo: “...Vosotros sois dioses, y todos vosotros hijos del Altísimo; (7) Pero como hombres moriréis, y como cualquiera de los príncipes caeréis” está diciendo el Señor que somos dioses, pero que moriremos porque somos seres humanos, hombres, mientras que nuestro Dios Poderoso, pues Él es el que vive por siempre, que no tuvo principio ni fin; pero que nosotros, al tener ese subtítulo de Él, es a su Iglesia, porque Él nos va a hacer importantes, Él va a hacer muy importante a su Iglesia, porque su Iglesia va a ser desposada, va a haber unas bodas con Cristo Jesús; entonces por eso dice que somos dioses, así como el rey con sus príncipes, entonces el rey si tiene hijos, sus hijos son los príncipes, y el superior pues es el rey, y luego siguen sus príncipes. Pues así mismo son los títulos que Dios nos ha dado a nosotros también, ojalá que nosotros podamos llevar ese título y no venga un día el Señor y nos lo quite ¿no? el título de… ¿de qué? de dioses, somos un dios para el Señor, nos dice dioses el Señor, pero Él dice: “Pero como hombres moriréis ¿no?” dice el Señor, bueno, pero nos da ese título el Señor porque Él lo hace por su misericordia, por su amor con nosotros. Mientras que dice el Señor: “Y la gente y el mundo comienzan a adorar a esos dioses que tienen boca, no hablan, oídos y no oyen, manos y no las mueven” esos son los dioses del… del mundo, a los que adoran y confían en ellos. Seguimos, seguimos, sí hermano. Bienvenida Hermana. yo tengo una pregunta pero primero yo quiero testificar en mi lengua, muy rápido. El hermano saluda a la Hermana María Luisa en su idioma nativo, que es el polaco, y traduce al inglés diciendo que primeramente le quiere agradecer a la Hermana María Luisa por haber abierto la Iglesia en su país Polonia. El pueblo polaco necesita mucha guianza, y él está muy feliz de saber que su pueblo puede contar con la misma guianza que nosotros contamos. El hermano también comparte que el Señor, a través del Espíritu Santo, le hizo la promesa que él iba a estar predicando en su idioma nativo, y él espera que eso se cumpla. El hermano tiene una pregunta en el libro de Mateo, capítulo 5, del 38 al 39. Sí. Dice el versículo 38: “Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. (39) Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra” el hermano hace una concordancia en el libro de Éxodo, capítulo 21. El hermano lee nuevamente en Éxodo 21, capítulo 21, verso 24: “ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie”, y él dice y hace la pregunta que ¿cómo el Señor Jesucristo vino a cumplir la Ley y esto hace parte de la Ley? El Señor Jesucristo vino a cumplir la Ley y Él cumplió la Ley, Él no vino a derogarla, a quitarla, sino a enseñar que la gente no estaba haciendo las cosas como Dios mandó a Moisés. Y como ninguno cumplió la Ley, el Señor Jesús cumplió todo para derogar la Ley, anularla; ese fue el Pacto que Él hizo con el Padre, que tan pronto Él cumpliera con toda la Ley de Moisés, sería anulada en la cruz del calvario, así que al anular, quedó anulado este mandamiento cuando decía: “ojo por ojo, diente por diente, piel por piel” ¿no? porque eso fue lo que Dios le dijo a Moisés, que la gente, cuando alguien cometía un homicidio, por ejemplo le quitaba la vida a una persona, a esa persona, al que le quitó la vida al otro, dice que a él también le quitaban la vida; esa era la venganza que Dios permitió en la Ley de Moisés, que existiera la venganza. Y que si una persona le robaba a alguien, alguna cosa, a aquel… a aquel su vecino, podría ser, dice que a él también venía otro y lo robaba. Eso era lo que significaba ahí que decía que ojo por ojo, piel por piel, mano por mano. Y cuando el Señor Jesús, cuando el Padre vio que el pueblo no cumplió con toda la Ley, nadie, dice que cuando Él miró, dice que vio a la humanidad, vio al pueblo, que no hacía ni uno la voluntad de Dios, eso está en un Salmo, que dice que Dios miró a los… a la humanidad, a los hombres y dice que no había ni uno que hiciera lo bueno, y todos estaban destituidos de la gloria de Dios; es cuando el Señor Jesús hace ese Pacto con Él, y le dice que Él va a cumplir la Ley, pero que hay que cambiar esos reglamentos, que había que cambiar esos reglamentos, y que Él iba a enseñarle a la gente que esos reglamentos sí se pueden seguir, pero de una forma diferente; y hubo el Pacto en la cruz del calvario. Cuando el Señor Jesús murió y resucitó, hasta allí fue la Ley. El Señor Jesús entonces comenzó a enseñar que la Ley y los profetas habían sido hasta Juan el Bautista, y que de ahí en adelante, ya comenzaría el Evangelio de Cristo Jesús, su Palabra de Él, y que Él entonces estaría transformando a la gente, los estaría transformando, cambiándoles su mentalidad y su manera de ser. Entonces el Señor Jesús, les recuerda cuando Él está enseñándole al pueblo, y enseñándole a los discípulos, y a la gente que lo escuchaba, les dice: “ustedes escucharon que fue dicho por Moisés: ojo por ojo y diente por diente, ustedes escucharon que Moisés dijo esto, que hubiese la venganza, que si el que mataba a espada, a él también lo… moría con espada, y entonces le dice: “Ahora yo hoy les voy a decir, que eso ya no va a volver a suceder”, porque el Señor Jesús iba a cambiar y transformar el corazón de la persona, de tal manera que ya la persona no fuera vengativa, que no se fuera a vengar del otro, por algún mal que recibiera. Porque Dios se iba a encargar de cobrar esa venganza, esa venganza de todas maneras siempre la va a haber, ojo por ojo todavía existe hoy, pero ya no es el ser humano con el otro ser humano, sino Dios le cobra a una persona que le hace mal al otro, Dios le cobra duramente a quien quiera que sea que le haga un mal a un hijo de Dios. Y le hace ese mal al hijo de Dios, entonces Dios le cobra a esa persona duramente. Sigue vigente esa Ley de Moisés, de decir ojo por ojo y diente por diente, pero ya no es entre los seres, entre las… los creyentes, entre los hermanos en Cristo, sino que ya es Dios el que se va a encargar de cobrar esta venganza, entonces ya el Señor comenzó en el Antiguo Testamento, por boca de los profetas y en los Salmos, el Señor decía que para el futuro, para los postreros días, dice que Él sería el Dios de las venganzas, decía: “no vayan a vengarse, porque Yo seré vuestra venganza, Yo vengaré todo el mal que les hagan, estaré vengándolo”; entonces así vemos como esto, este mandamiento cuando el Señor les dice: “Yo os digo, ustedes entre humanos, entre hermanos, no resista al que es malo, sino que si te hiere en la mejilla, pues vuélvele la otra mejilla; y que si éste quiere ponerte a pleito y quitarte una túnica, pues déjele también el resto de la vestidura”, dice: “dele también la capa”; le dice: “tú no hagas nada por ti mismo, no te cobres los males que a ti te hagan, no te cobres tú mismo, deja en manos de Dios, porque Dios es el que cobra, el que castiga, Dios es el vengador”, como vemos, mire que esta Ley ya no es para que la gente la haga, porque la gente nunca lo supieron hacer bien y cometieron muchos errores en la antigüedad con la Ley de Moisés, la malinterpretaron, tergiversaron todo y el Señor Jesús vino a enseñar la Ley de Moisés y aclarar que estaban haciendo mal. Por ejemplo el Señor Jesús les criticó a los judíos, a los fariseos, les criticó, les dijo: “ustedes diezman, son tan exagerados en su manera de diezmar, que ustedes se ponen a diezmar hasta una hoja de… hasta un comino…” les dice: “hasta el comino y la planta más pequeñita la diezman”, les decía que ellos eran así, que diezman todo, daban el diezmo de todo, dice: “pero sus corazones, ustedes son rencorosos, ambiciosos, avaros, no le tienden la mano al pobre, al mísero, a la gente la ven muriendo de hambre y no le tienden la mano, no le ayudan, no están haciendo esas obras, en cambio sí están diezmando. ¿De qué sirve que ustedes se pongan a diezmar lo más mínimo, si no están haciendo las otras obras que deberían de hacer?” el Señor Jesús les criticó que ellos no estaban haciendo, ni cumpliendo con la Ley como debía ser, entonces el Señor dijo: “no están haciendo la ley, la han tergiversado, han malinterpretado todo” y por eso el Señor les enseñaba, Él les estaba enseñando, Él les enseñó sobre el divorcio, enseñó sobre el ayuno, enseñó a no juzgar, muchas cosas de la Ley, el Señor le enseñó al pueblo y les dijo que ellos estaban malinterpretando esa palabra y todo lo hacían mal y por eso es que El Señor cambió, cambió ese Pacto, cambió esos reglamentos; y hoy en día nosotros tenemos la misma Ley de Dios, porque hoy en día el Espíritu Santo nos enseña que no podemos robar, ni adulterar, ni fornicar, ni hacerle mal a nadie, ni ser envidiosos, ni ambiciosos, ni codiciosos; si vamos a ver, nosotros también tenemos que cumplir todos estos reglamentos con la ayuda de Dios, con la ayuda del Espíritu Santo, porque Él nos ayuda a cambiar, entonces Él nos enseña cómo es que debemos hacer las cosas perfectamente. Entonces ya el señor dice: “ya entre ustedes no se vayan a vengar, que si el uno le dio una bofetada al otro, entonces usted también le va a devolver la bofetada, ya no hay que hacer eso, porque ya está es el Espíritu Santo en la congregación y Dios lo que va a sembrar en sus corazones es cariño, amor, paciencia, misericordia, educación, de todo va a sembrar el Espíritu Santo en ustedes, ya no hay necesidad de que ustedes vayan a golpearse, o a vengarse los unos contra los otros”. Pero si alguien, cualquier persona, viene a hacerle un mal a usted y le hace un mal, pues Dios es el que encarga de cobrar y de vengar ese mal que usted recibió, eso… eso es lo que el Señor Jesús vino a traernos, la perfección, a enseñarnos verdaderamente la Palabra y aquí en nada está contradiciendo, ni en nada el Señor vino a quitar ni a cambiar, sino por el contrario, a transformarnos, a vivir todos en paz en armonía; entonces no tenemos necesidad de ser agresivos los unos con los otros, porque Dios es el que se encarga de hacer justicia, porque lo que Él hace sí es perfecto, porque la gente nunca pudo hacer estas cosas en perfección, todo lo hicieron mal. Entonces esa es la diferencia que existe y que hay entre lo de la Ley de Moisés y nosotros hoy el Evangelio. Y está muy bien, muy interesante la pregunta del hermano, siga estudiando, siga estudiando la Biblia, y siga preguntando, porque eso es muy importante para aprender, porque pues hay veces que nosotros nunca pensamos, ni caemos en la cuenta de ¿y por qué esto? ¿por qué el Señor allá dijo? y ¿por qué aquí dice? ¿Se acuerdan que el Señor Jesús hablaba del divorcio? dice: “Moisés les permitió el divorcio porque eran duros de corazón, porque eran rebeldes, pero Yo les digo que eso no es así”, entonces el Señor Jesús vino a ratificar, a enseñar, y a perfeccionar, y a aclarar la Ley, cumplirla, y después anularla. Seguimos adelante, otra pregunta. Buenas noches Hermana María Luisa. Y mi pregunta que tengo para usted está en 2 de Corintios 13:11. 2 de Corintios 13:11. Hermana María Luisa, yo llevo catorce años en la Iglesia y lo que más me agradó de sus atrios fue… de los atrios del Señor, la Palabra, la predica, la enseñanza, y las cosas tan agradables que aprendí, que me ha enseñado a vivir una vida mejor, una vida mejor que como la vivía antes, que era de tristeza, de estrés, y lo que más me agradó en la Iglesia, lo primero, cuando entré, fue el saludo de los hermanos, el saludo que me dieron como si me conocieran muchos años; y yo me sentía tan agradable, y yo invitaba a las amigas y a todo mundo, le decía: “vamos a esa Iglesia” porque yo no sabía decirles que aquí hablaba el Señor, que aquí el Señor se manifestaba, no sabía hablarles porque estaba recién llegada a estos atrios tan… del Señor. Le digo Hermana que lo que dice aquí es: “(11) Por lo demás, hermanos, tened gozo, perfeccionaos, consolaos, sed de un mismo sentir, y vivid en paz; y el Dios de paz y de amor estará con vosotros. (12) Saludaos unos a otros con ósculo santo”. Con ósculo… con ósculo santo, que era beso, era con un beso. Sí, pero entonces ahora yo veo que los hermanos no nos saludamos… Pues hoy difícil… difícil saludarse con beso hoy. …No nos miramos… No, no con beso no. Pero antes yo veía que ese saludo Hermana… Imagínese una congregación de dos mil, de tres mil para saludarse con beso, duran todo el día y toda la noche, y no terminan de saludar. No. Sí, eso está… esto es bien, la cultura, las costumbres en la antigüedad, la gente hasta el día de hoy, por allá en esos países, la gente se saluda con beso, eso es ya costumbres, cultura. Aquí, pues el apóstol hablaba de acuerdo a su cultura que vivía, nosotros aquí estamos viviendo una cultura muy diferente, primero; lo otro, estamos viviendo que la Iglesia pues ya es grande. En ese tiempo de los apóstoles, las Iglesias eran pequeñas, eran congregaciones de poquita gente; y hoy en día pues ya la congregación es mucha gente, que ya no se puede uno ni saludar, pues con los que uno se atraviese por el camino ¿no?, o de pronto decirle así: hasta luego y ya. Y bueno, eso de lo de los besos, pues también se presta para… para que el diablo trabaje, el diablo trabaja mucho, el diablo trabaja mucho en estos aspectos, y pues no… yo pienso que… no… no es… no me parece bien, porque el diablo está ahí listo para… entre hombres y mujeres… en esa época cuando el apóstol enseñó esto, era en un salón, o en un lugar los hombres aparte, en otro lugar, las mujeres aparte. La cultura de esa época, que hoy hay muchos países todavía, que las mujeres están apartadas, los hombres están apartados, si van a hacer una fiesta, un baile, una fiesta de matrimonio, las mujeres bailan con mujeres, los hombres bailan con hombres, y van separados; solamente se juntan son las familias, los padres con sus hijas, o sus hermanos, o la madre con sus hijos, en la familia es que ellos pueden tener como ese contacto, de lo contrario es todo separadito, apartado. La iglesia cristiana y ya al pasar los años, al pasar las generaciones, y ya todos estos países, ya que la gente no es musulmana, ni son judíos, que son los que ellos tienen esa costumbre, esa cultura; entonces la gente, ya en la Iglesia del Señor Jesucristo, como ya las mujeres también se convertían, y las mujeres también eran aceptadas en la congregación, y el Espíritu Santo que comenzó a manifestarse con los dones espirituales, con la gente, con hombres, con mujeres, se salió de las manos ya esta cultura de que hombres aparte y mujeres aparte. Entonces ya hoy, el Espíritu Santo, a través de los años, y a través de las generaciones, el Espíritu Santo se ha encargado de enseñar, y enseñarnos a nosotros nuestro comportamiento en congregaciones y en nuestro diario vivir, Él nos enseña cómo tenemos que vivir, para que vivamos sánamente, recatadamente, sin ofender a Dios. Entonces el Señor sabe que ya nosotros no estamos de acuerdo con eso de los besos, no estamos de acuerdo con eso de los besos; bueno, cuando usted tiene una persona muy cercana, muy familiar, una amistad muy cercana, de cariño, pues usted la saluda de abrazo, de beso, pero ya uno… ponernos a saludar a toda la gente de abrazo y beso, ya se sale, eso ya se sale, eso ¿para qué? en cambio si se presta para que el diablo ponga ahí tentaciones y trampas: “Ay voy a ir a apretar allí, a abrazar a la hermanita tal, o al hermanito tal, que me gusta, voy a aprovechar el saludo. Aprovecho el saludo para apretarlo, apretarla, y abrazarlo bien fuerte” sí. Y eso no edifica la vida espiritual, para nada, antes la destruye, destruye las vidas espirituales. En familias se hace, entre padres, entre familiares se hace y en amistades ¿no?, al amigo íntimo, la amiga íntima, así de cariño, se hace. Pero ya de lo demás, eso no edifica la vida espiritual, así que no nos preocupemos. Como les digo, hoy en día todavía allá en esos países, se ve estos fenómenos, los hombres andan aparte, las mujeres andan aparte, la mujer es muy discriminada en muchos países; aceptan a los turistas y a las turistas, y eso las ven con malos ojos; pero… y ellos allá se saludan, allá con beso, y eso ví. Pues todo eso, con razón tanto pecado y tanta maldad que hay en el mundo, y con razón que el Señor hablaba aquí tanto de Sodoma y Gomorra, es que ¿cómo no iba a hablar el Señor ahí? no sucedió lo de Sodoma y Gomorra, si es que… si así hoy en día que hay tanta modernidad y tecnología, y sin embargo hay muchas costumbres que no han cambiado, y que siguen, y… y allá los hombres solos, allá en sus bailes, en sus fiestas, en todo ellos solos; las mujeres solas también, pues todo eso se presta para que el diablo entre a hacer fiesta con la gente, y a hacer pecar a la gente, y a vivir en pecado, en maldad, ofendiendo a Dios siempre. Entonces en el Evangelio de Cristo, el Señor nos está enseñando a ser limpios, a ser recatados, a ser sanos, sano en nuestra alma, en nuestro ser, sano nuestra mentalidad, y a cambiar de esos pensamientos, esas morbosidades, todo eso el Señor nos limpia, nos enseña, Él nos guía; el Espíritu Santo es el que está trabajando en la Iglesia. Y yo pienso que si el Señor se va a demorar algunos miles de años todavía para venir, yo pienso que quién sabe qué más cosas tan modernas van a suceder en el futuro, pero el Espíritu Santo estará ahí, enseñándole a la gente que sepa vivir de acuerdo a la época, a la modernidad, a la tecnología. Porque llegará el día en que ya la gente tomará un avión y se van para Marte, para el planeta Marte, porque seguramente va a suceder eso, que ya van a hacer por allá viajes a Marte, y entonces la gente tiene que viajar; entonces quién sabe qué vamos a conocer, o la gente, dentro de muchos años, irá a conocer. Pero el Espíritu Santo, como es el mismo Dios, él mismo ayer, hoy y siempre, Él estará guiando y enseñando a la gente, que viva de acuerdo a lo normal, a lo que se vive, a las costumbres, sin que la gente exagere, ni vayan a exagerar, ni allá, ni acá; sino verdaderamente con mente sana, un corazón limpio delante de Dios, haciendo la voluntad de Dios y agradando a Dios en todo. Porque eso sí yo creo, que los pecados que el Señor escribió, las leyes… la Ley de Moisés que Dios escribió en las tablas, yo creo que eso sí seguirá por siempre, de generación en generación; eso nunca cambiará, esos reglamentos, esas leyes, de la fornicación, del adulterio, de las inmundicias, del odio, del rencor, eso yo creo que eso sí nunca va a cambiar, el Señor siempre a las generaciones futuras les estará enseñando, que se tienen que abstener de esos pecados; y no hacerle mal a la gente, ni tener las ambiciones, ni la codicia, ni la avaricia, eso seguirá por siempre. Porque el Señor quiere que nosotros seamos santos, eso Él dice, es que sin santidad ¿quién va a estar con Dios? ¿quién va a tener comunión con Dios, si no hay santidad? pero esa santidad Él nos la va a dar, porque nosotros nos disponemos para amarle y para querer que Él nos dé esa santidad. Así que Dios es el que nos va a ayudar a… nos bendecirá, y lograremos triunfar en nuestra vida espiritual, con su ayuda de Él. Entonces vamos a estar orando al Señor, y vamos a darle gracias a nuestro Dios, y a pedirle también a nuestro Dios que nos siga enseñando, que Dios nos enseñe, que Dios nos ayude a entender, nos ayude a comprender su Palabra y a comprender también, que nosotros podamos tener una buena vida, que vivamos bien delante de Dios, agradándole siempre; que tengamos esa buena manera de vivir, que el Señor nos ayude y nos liberte. Vamos a orar también por las enfermedades, y por… por todas esas enfermedades incurables, las enfermedades de moda que están, y todos los problemas, o dificultades que usted tenga; o su petición, su necesidad, usted delante de Dios ahora va a poner su necesidad, su petición, su anhelo; háblele al Señor y confíe en Dios, que Dios hará el milagro; y confíe, y crea que Dios lo está escuchando, porque si usted ora, y pide, y duda que Dios no lo está escuchando, pues no va a recibir nada, confiemos en el Señor. Vamos a orar. Bendito Dios, Todopoderoso, Creador de los Cielos y la Tierra, nuestro Padre Celestial; delante de tu presencia Señor estamos en este momento para darte gracias, gracias Señor porque hemos estado meditando, meditando en tu Palabra, hemos estado Señor haciéndonos ilusiones también, que Tú vas a estar bendiciéndonos en nuestra vida espiritual, cambiándonos, transformándonos, que Tú nos vas a ayudar a perfeccionarnos, porque tenemos que ser perfectos y rectos delante de ti; y esa es una ilusión que siempre tenemos Señor, una esperanza, y sabemos, y creemos que Tú estás aquí en medio de nosotros, que Tú eres Espíritu, y que tu poder es grande y maravilloso; y que Tú, mi Señor, tienes misericordia de todo aquel que te clama, que te pide, con fe, con sinceridad, con alegría de corazón también; que Tú estás Señor, atento a nuestras oraciones, a nuestras peticiones mi Señor; mira Señor las peticiones de cada hermano y cada hermana, las peticiones de cada persona, sus anhelos, sus necesidades, que Tú Señor extiendas tu mano y seas supliendo toda necesidad; mirando las peticiones, y concediendo a cada uno su petición y su anhelo. Si al hermano y a la hermana le conviene recibir esta bendición, Tú se la darás Señor; y si Tú ves que no les conviene, entonces Tú tardarás en contestar las peticiones, pero de todas maneras Señor, todo Señor lo ponemos delante de tu presencia. También Padre Santo, en el Nombre de tu Hijo Jesucristo, te pedimos Señor que extiendas tu mano, que pongas tu mano sobre las personas que están enfermas, hombres o mujeres enfermos, aquellas enfermedades terminales, aquellas enfermedades que no tienen cura, que ya la ciencia médica ya no responde, ya no puede hacer nada por ninguno, que Tú extiendas tu mano y seas sanando mi Señor, que tengas misericordia Señor. No dejes padecer, no dejes sufrir a ninguno con los dolores de la enfermedad, con el sufrimiento, quita Señor toda dolencia. Quita Señor toda tristeza y toda amargura de corazón también, todo sufrimiento Señor, toda escasez, toda tristeza, toda desavenencia, toda incomprensión, quítala Señor; y da gozo, alegría y felicidad a cada uno, dale el triunfo a cada uno, y bendice, y prospera a cada uno mi Señor, y liberta. También Señor, por aquellos que sufren de persecución, de espíritus malos que los atormentan, espíritus malos que vienen y poseen el cuerpo, y que no permiten que la persona tenga cordura, ni lucidez; te pido mi Señor que Tú quites todas estas enfermedades de Alzheimer, todas estas enfermedades que los demonios vienen a posesionarse en los cuerpos para impedir el desarrollo normal, su movimiento normal. Señor ten misericordia Padre, ayúdanos Señor a creer y a confiar, danos esa fe y esa seguridad, esa convicción en tí. Y liberta mi Señor, y limpia Señor, y rompe cadenas, y rompe esas ataduras, cadenas, y ligaduras, y ataduras, y cada uno sea libre en el Nombre de Jesucristo de Nazaret, haya libertad y limpieza, en el Nombre de Cristo Jesús. Glorioso Señor, Bendito el Señor, y Bendito Tú que vives y reinas para siempre. Gracias Señor, las alabanzas son para ti, la honra y la gloria para ti, desde ahora y para siempre. Bendito Dios, Bendito el Señor que vive para siempre, te alabamos y te bendecimos, te ensalzamos mi Señor; Alabaremos tu Nombre y te glorificaremos porque Tú eres Digno. Gracias mi Padre, en el Nombre Glorioso de Jesucristo, tu Hijo Amado. Gracias Señor, aviva tu obra Señor y liberta a cada uno. Grande eres Señor, Bendito tu Nombre para siempre. Gracias te damos, gracias te damos Señor, gracias, aleluya. <<Música>> Bendito el Señor, gracias Padre Santo, gracias te damos Señor, en el Nombre Glorioso de Cristo Jesús, tu Hijo Amado, amén. ¡Gloria a nuestro Dios! ¡La honra y la gloria para nuestro Dios! Muchas gracias y el Señor les bendiga, el Señor les bendiga y será que hasta la próxima. Gracias.