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Enseñanzas y Prácticas Budistas

Muy bien, pues buenas noches a todos, tanto los que están aquí presentes con nosotros como los que nos siguen virtualmente. Siempre es un gusto tener este espacio para compartir el tesoro del dharma. Vamos a iniciar, como lo hacemos siempre con nuestras plegarias de aspiración, siempre orientadas a generar o cultivar el más propicio estado mental para precisamente trabajar con el cultivo de las tres sabidurías: reflexionar, escuchar y meditar. Después vamos a comenzar con nuestra práctica de la yoga de las nueve respiraciones para equilibrar las esencias vitales y los eh las energías de vida. eh seguido de nuestra práctica de meditación, en este caso la práctica de las tres luces, la práctica de el guru yoga o la unión con el principio elemental del despertar que simbolizamos a través de la figura de Shakiamonipuda. Bien, comencemos entonces con la plegaria del refugio y la generación de la mentalidad excepcional, la bodichita. En el Bud Dharma, en la Asamblea Suprema, tomo refugio hasta alcanzar la iluminación. que el mérito de mi generosidad y otras acciones virtuosas me lleva al despertar para el beneficio de todos los seres. En el bud del Dharma, en la Asamblea Suprema, tomo refugio hasta alcanzar la iluminación. Que el mérito de mi generosidad y otras acciones virtuosas me lleve al despertar para el beneficio de todos los seres. Los cuatro pensamientos [Música] inconmensurables dünelanç dünel de midwarciang [Música] Que todos los seres obtengan la felicidad y sus causas. Que sean libres del sufrimiento y sus causas. Que nunca se vean separados del gozo sublime, libre de sufrimiento. Que moren en la gran imparcialidad, libres de apego y aversión hacia aquellos que les son cercanos y lejanos. Que todos los seres obtengan la felicidad y sus causas. Que sean libres del sufrimiento y de sus causas. Que nunca se vean separados del gozo sublime, libre de sufrimiento. Que moren en la gran imparcialidad, libres de apego y aversión hacia aquellos que le son cercanos y lejanos. La ofrenda del mándala o el universo. Recuerden, entre nuestras manos simbolizamos la presencia del Axismund y el Monte Meru, los cuatro continentes, el sol y la luna. Frente a nosotros, la comunidad de seres despiertos en su cuerpo beatífico. Transformamos esta ofrenda en luz y claridad. Imaginamos se funde en esa comunidad de seres despiertos quienes la reciben con apreciación y humildad. [Música] [Música] Perfumo la tierra con incienso, la decoro con flores, adornada con el monte Meru, los cuatro continentes, el sol y la luna. Concebida como una tierra búdica, la ofrezco para que todos los seres gocen de esta tierra pura. y solicitamos la instrucción liberadora. [Música] [Música] De acuerdo con la intención de los seres y según sus distintas capacidades, por favor giren la rueda del dharma de los vehículos mayor, menor y común. Muy bien. Procedamos con la yoga de las nueve respiraciones. Para la misma nos ponemos como siempre derechitos con nuestra espalda erguida y nuestra cabeza en equilibrio. Balance. Colocamos a nuestra atención o recolección en nuestra imagen mental física. Para ello, recorremos a nuestro cuerpo introspectivamente desde la coronilla de la cabeza hasta las plantas de los pies. Imaginemos como esta se transforma en una silueta luminosa y translúcida ausente de sustancialidad con la forme en la postura de los siete puntos comúnmente asociada al Buda Bairochan. Imaginamos como esta se transforma y en su medio surge el eje primario del sistema de energía sutil constituido por el canal central, el abaduti, así como por los dos canales adyacentes, el masculino rasana y el femenino lalana. Al primero le concebimos como una espiga luminosa de color azul profundo, no más gruesa que el de Domñique de la mano, como un tallo hueco de bambú. Recordamos, parte inicia su travesía en ese punto conocido como la apertura de Brama, comúnmente localizado, ocho dedos por detrás de la línea original del cabello, donde este se abre y extiende como un embudo, un cono la punta de un mosquetón. Baja ligeramente por enfrente y paralelamente a la columna vertebral, culminando en ese punto cuatro dedos por debajo del ombligo, donde el mismo se cierra y redondea como la punta de un bastón. Los dos canales adyacentes parten de las fosas nasales, se extienden y suben hasta la coronilla de la cabeza, donde se encorban como el cuello de un bastón, bajando paralelamente al canal central con el que se conectan en ese punto cuatro dedos por debajo del ombligo, el canal masculino de color blanco y el femenino de color rojo. primero a la derecha del canal central para los hombres y en la posición inversa correspondiente a la fisiología sutil de las mujeres. Y con ello en mente nos involucramos con la yoga de las nueve respiraciones. Le acompañamos de esa forma especial de respirar, la del jarrón ámforo o vasija. En esta, al inhalar, intentamos saturar la totalidad de nuestra capacidad pulmonar. Procedemos con la aplicación de la yoga de la retención de la respiración, volteando la tensión sobre de sí misma, intentando reconocer y descansar en el estado y condición mental emergente, más profundo, atento y concentrado. Subsecuentemente, exhalamos con fuerza como si liberásemos una flecha al través de un arco. Cantamos 30% del prana presente en la parte superior del cono pulmonar correspondiente a lo que conocemos como los vientos contaminados, aquellos de los que dependen las funciones dualistas y conceptuales de la mente o conciencia, tanto las positivas como las negativas y neutras. Fortalecemos simultáneamente al viento de sabiduría, el Shelum, que desde el momento de la concepción hasta la transición del morir reside en el medio del canal central y del cual dependen las altas funciones de la cognición. Hacemos esto tres veces para el canal masculino, trabajando con su particular energía, la blanca, tres para el femenino, la roja y culminamos con la aplicación de la yoga de la gran vasija, el bompachen, en la que inhalamos simultáneamente por ambas fosas nasales energía de color azul. Retenemos la respiración mientras giramos el estómago siete veces en el sentido de las manecidas del ojo y siete veces en el sentido contrario. Mezclamos a los vientos cármicos con el de la sabiduría en el canal central. Purgamos el sistema de energía sutil. Exhalamos con fuerza y repetimos el proceso tres veces. Presionamos con la yema del pulgar, la primera falange del dedo anular. Le abrazamos en el gesto conocido como el puño damantino con los dedos índices ligeramente extendidos, con los que bloquearemos las nadinas de las fosas nasales en el orden correspondiente al ejercicio y presionaremos ese punto de acupresión en el costado, en nuestro costado, cuatro dedos por debajo del ombligo. Procedamos de esta manera con la yoga de las nueve respiraciones. Transitemos a la práctica de estabilidad. la recolección del respirar. En esta, cualquier idea, sensación o estímulo que nosotros surja, la observamos y liberamos. Consciente y lúcidamente intentamos dejarla pasar sin elaborar sobre de la misma. Con suavidad y naturalidad volvemos la atención o recolección sobre el flujo natural de la respiración. Simultáneamente atendemos a la esfera de las sensaciones táctiles, en especial aquellas naturalmente asociadas a la respiración, comenzando por la relajación. Y para ello, introspectivamente recorremos a nuestro cuerpo desde la coronilla de la cabeza hasta las plantas de los pies. Ahí donde hallemos o identifiquemos cualquier elemento, rastro de ansiedad y tensión, relajémoslo. Si se nos facilita y como un medio hábil a inhalar, imaginemos en nosotros penetra luz y claridad. Concibamos como la misma se vierte sobre de esos puntos de tensión y ansiedad. Al hacerlo, los ilumina, los distiende y relaja. Y al exhalar imaginamos esa tensión nos abandona como vapor de agua que espontánea y naturalmente se diluye o desvanece en el vacío. Mantengamos a nuestra recolección o presencia mental firmemente ascida sobre el objeto de concentración el respirar, mientras cultivamos una actitud de atención introspectiva dirigida hacia la emergencia de los diferentes obstáculos que sabemos dificultan a la práctica sobre los que aplicamos sus respectivos antídotos. De experimentar excitación nos concentramos en exhalación. La sensación gradual o progresiva de tranquilidad de relajación que le acompaña y de ser presas de laitud, la pérdida de claridad, el hundimiento mental, el sopor o el sueño. Nos concentramos en la inhalación, en la viveza y alerta en la claridad mental que está propicia. Así orientamos a nuestra mente y cuerpo hacia su estado natural, del todo relajado, libre de tensión, estable y quieto, dotado de claridad y de alerta de una actitud de vigilancia, mientras atendemos a la respiración sin aferramiento o constricción y simultáneamente sin distracción. Establezcamos una transición entre la agitación o el cansancio de la tarde noche y el estado mental de atención y concentración necesario para el cultivo de las tres sabidurías. La sabiduría del escuchar que nos conduce a la transformación conceptual, la del análisis y la investigación que nos permite fortalecer a la experiencia directa y la de la meditación que nos conduce y desemboca en la plenitud de la integración. Con esa instrucción presente en silencio y por unos minutos fortalezcamos esta primaria dimensión y aspecto de la práctica. Sí. Toda la atención sobre el respirar. [Música] Yeah. Fortalezcamos la estabilidad, ese estado y condición mental profundamente imbuido, empapado de la profunda presencia de la atención. Para ello, observemos la natural expansión y contracción del diafragma del abdomen, la cercana relación presente entre ese movimiento y el de la respiración. A inhalar, observemos si el ciclo es largo, si es corto, si es profundo, superficial, haciendo lo mismo con exhalación, mientras simultáneamente atendemos la mera sensación de contacto de nuestro cuerpo con su asiento. Y una vez más de experimentar excitación, nos concentramos en exhalación, de vernos expuestos a la lacitud, la inhalación. Finalmente, acentuemos a la viveza alerta y claridad de la atención. Para ello, observemos el ingreso y salida del aliento por la punta de las narices o el labio superior, la natural sensación de contraste en la temperatura del aliento al entrar y escapar por las fosas nasales. Y si se nos facilita como un medio hábil la presencia de una pequeña esfera luminosa o ticle en el medio del entrecejo, en la que suavemente focalizamos la atención y una vez más de experimentar excitación, nos concentramos en la exhalación y de vernos expuestos a la lacitud, la inhalación. Y ahora gradual y suavemente transitemos hacia la meditación discursiva. Reconozcamos en la misma un natural complemento a la práctica de la estabilidad y así evoquemos a los cuatro pensamientos que orientan y motivan a nuestra mente hacia el despertar. Comencemos por lo preciado de la vida humana. Reconozcamos su rareza, en realidad, lo complejo y difícil que es obtener y asegurarla. su necesaria condición de oso y oportunidad, siempre enraizada en las ocho libertades y las 10 riquezas, tanto las personales como las circunstanciales, lo fácil que es perderla, su fragilidad y transitoriidad y así la gran más breve oportunidad con la que hoy contamos para intentar imprimir y así dotar a nuestras vidas de una dimensión y sentido de genuino significado, la que naturalmente asociamos a la consecución del bienestar genuino a través del medio del estudio de la práctica del Budadarma. Atendamos a la muerte y la impermanencia. Señalemos como todo cambie y se transforme instante a instante, momento a momento y como en realidad nada y nadie duran para siempre. En especial, comprendamos nuestra propia condición mortal y como la única variable del todo certera y segura en la vida es la de nuestra propia transitoriedad, de la que en realidad desconocemos de qué manera en qué momento se presente o manifieste. Con base en ello, intentemos pensar o reflexionar en torno a lo que debiese ser genuinamente importante o prioritario significativo en nuestras vidas. Aquello que pueda brindar o aportarnos bienestar, paz y felicidad duradera. Contrastemos a la misma con su impostor el mero placeredónico, el sensorialmente condicionado, siempre y por definición temporal y relativo. Así por lo que concierne a nuestra meta ulterior, finalmente inconsecuente. Lo que nos pueda preparar para la muerte siempre cercana, inminente e inesperada, tan solo el adiestramiento mental y lo que podamos llevar con nosotros durante la compleja y difícil transición, la del morir. tan solo la eterna continuidad de la mente o conciencia y con ella sus diversas impresiones, hábitos y tendencias. Determinémonos a fortalecer aquellos positivos o virtuosos, así como simultáneamente identificar, debilitar y trascender a los negativos, los no virtuosos. Para ello, exploremos a las causas y sus consecuencias, entendiendo como nuestro presente es el natural resultado de nuestra actividad pasada, la de mente, palabra y cuerpo, así como nuestro futuro será el efecto de la suma de nuestra actividad pasada y presente, como todo lo que hacemos, pensamos, decimos, se torna así insignificativo, haciéndonos del todo responsables de nuestra propia vida y vidas y en especial de la experiencia que de estas derivamos. siempre personal, íntima, subjetiva. Ah. Finalmente, comprendamos las limitaciones que son propias y endémicas al samsar, a la existencia cíclica, la vida condicionada por la matriz de la ignorancia, el apego y la versión. Y como en este todos los seres sufren, experimentan y transitan por un sinnúmero de dificultades, conflictos y problemas, de la misma manera que nosotros, podemos empatizar con estos. conocemos la experiencia del sufrir y naturalmente desearíamos ser capaces de ayudarles, más reconocemos nuestras limitaciones presentes para hacer y lograr esto. Y es con ello en mente que volteamos nuestra atención en la dirección del refugio y así nos determinamos a establecer una orientación auténticamente positiva y segura en la vida, la que simbolizamos al través de la triple joya. Tomamos refugio en el Buda y lo hacemos no tan solo como un hombre o persona, sino como alguien que representa la naturaleza abierta y clara de la mente, así como sus diversos potenciales evolutivos. Tomamos refugio en el Dharma como un compromiso para integrar y poner en práctica las instrucciones de vida, desarrollo y cultivo que el Buda nos dio aportó. Tomamos refugio en la sangre, la comunidad compuesta primariamente por aquellos genuinamente avanzados en el sendero, los despiertos, los budas, los liberados, a los que llamamos arhats, los héroes o bodisatvas. simbólica indirectamente la comunidad de amigos y amigas que en el camino nos inspiran y ayudan y a manera central la figura del am el vínculo con el dharma y el punto donde esas cualidades coinciden y se hacen a nosotros presentes y así afirmamos gend Transitemos ahora el guru de Shakamon Buddha, la práctica de unificación con el principio general del despertar, el cual simbolizamos a través de la figura y presencia de Shakiamon y Buda. Iniciemos con la fase de creación o generación. Frente a nosotros, a la altura de nuestro entrecejo y a metro y medio, imaginamos, surgen ocho leones de nieve. Dispuestos en un cuadrángulo, recordamos, representa la valentía, el arrojo, la osadía, que en el sendero y camino espiritual son por naturaleza indispensable. Sobre sus lomos emerge un trono dorado y enlavo que, recordamos, representa a la realeza del estado luz y despierto de la mente su natural dignidad. Sobre del mismo aparece una flor de loto blanca y luminosa de ocho pétalos abierta, simbólica de nuestra naturaleza búdica. Sobre de esta se corporizan un disco lunar y solar en forma de cujines que recordamos representan la red de cualidades positivas como la de la sabiduría profunda. Y sobre de estos gradualmente se presenta y manifiesta la figura de Shaki Amonibu. Le imaginamos radiante, luminoso y translúcido, presente más ausente de sustancialidad. La síntesis entre la apariencia y vacuidad. se encuentra sentado en la postura damantina con sus piernas entrecruzadas, simbolizando así la maestría de la fuerza del samadi y con este la plena funcionalidad mental. Su mano derecha toca la tierra con el dedo medio, haciéndola testiga de su victoria sobre de la el triple veneno, la ignorancia, el apego y la versión. De izquierda descansa sobre de su regazo, la palma orientada hacia arriba. representándose el desarrollo de la atención unipuntual y sobre esta aparece el escudilla del renunciante que a su vez contiene el néctar de la sabiduría y larga vida. se encuentra taviado con la vestimenta propia del bichu. Sus tres túnicas, la última de las mismas, el Chugu, elaborada en retas seria de tela, simbólica de su victoria sobre los ocho intereses mundanos. Sobre de la coronilla de su cabeza aparece una pequeña protuberancia, el usuisha, que a su vez representa la actualización de los potenciales cognitivos, energéticos y emocionales de un ser despierto. despliega las 32 marcas mayores como las 80 menores de un Buda, simbólica de la plena actualización de las actividades liberadoras y en el que síntesis de los potenciales que en el Sendero y Camino deseamos obtener, actualizar, tomamos refugio y le decimos, "Querido Lama, auxílianos a purificar y a transmutar nuestras limitaciones en oportunidades." Sai Buda no sonríe. se manifiesta contento y satisfecho por la determinación que tanto individual como colectivamente esta tarde noche a todos nos anima. Consecuentemente, a su alrededor surge el campo del mérito, la comunidad de seres despiertos, constituida por miriadas de budas y bodisatvas, seres liberados, dacas, taquinis y protectores, iram, sharabacas, pratiega, budas, yogis y yoginis. A nuestro alrededor surgen innumerables seres sensibles provenientes de los diferentes reinos que son propios del samsar, pero hoy todos dotados de la apreciada plataforma humana y así animados por el espíritu de la emergencia definitiva o la renuncia que nos comparten. Y ahora del corazón de Shakiam y Buda un intenso de luz blanca. Imaginamos extiende hacia todos los seres, mundos y dimensiones. Y al arribar al campo del mérito, en este propicia una onda y profunda transformación. Budas y bodisatas reaparecen, pero lo hacen ahora dotados de la auténtica presencia de Shakam y Buda, de sus habilidades y cualidades de Budas y bodisatas y radenas de luz y claridad a todas las direcciones, las que descienden sobre de nosotros como una lluvia de bendiciones y a su vez establecen un vínculo y puente de interacción entre nosotros y estos seres de sabiduría, grandes como montañas y pequeños como partículas de polvo y radi réplicas de sí mismas, las que ahora se funden en la figura central de Shakiamud, incrementando su luz y presencia por 1000. La imaginamos como una montaña de oro iluminada por 1000 soles. Y así recibimos los cuatro empoderamientos. De la frente y coronilla Shakiamun y Buda. Surge un halo de luminosidad de color blanco radiante, el cual simboliza representa la energía de la transformación física del cuerpo adamantino de todos los budas. gira velozmente en el sentido de las manecillas del reloj y en su centro aparece la sílaba y vibración primaria. [Música] Un poderoso de esta luz y claridad. Es oro irradiado de la frente del Buda hacia nuestra propia frente y coronilla. Penetra en nosotros como un espeso néctar, el cual recorre las paredes internas de nuestro cuerpo y del mismo arrastra sus impurezas y limitaciones, lo cual imaginamos, sentimos, acontece en tres etapas. En la primera concebimos nuestras limitaciones físicas presentes alen de nuestro cuerpo por las plantas de los pies, las palmas de las manos, los poros del cuerpo y el ano, como si se tratase de tinta negra y humo negro, que al abandonar nos vertice sobre la tierra se transforma en abón. Una segunda etapa, imaginamos, se purifican nuestras limitaciones físicas potenciales. Quizá como nuestras habilidades genéticas salen de nuestro cuerpo de la misma manera, pero ahora lo hacen como p sangre coagulada y enegrecida que al vertice sobre la tierra en la misma opera como un nutriente. Y finalmente sentimos nuestras limitaciones físicas resultantes de nuestra interacción con diferentes contaminantes ambientales. Se purifica los auditivos, gustativos, táctiles y olfativos. nuestra visión cármica de la vida la que nos ata la existencia cíclica, los eventos ambientales y estelares que no son detrimentales, las acciones físicas negativas que otros proyectan sobre de nosotros o nosotros sobre de estos. Todo ello se purifica saliendo de nuestro cuerpo por las plantas de los pies, las palmas de las manos, los poros del cuerpo y ano como miriadas de alimañas que al abandonarnos se diluyen o desvanecen en el vacío. Donde sea pertinente, aplicamos las fuerzas y poderes de oposición. Reconocemos en las mismas el corazón de la purificación, el arrepentimiento que no es culpa, la determinación de enmienda, la aspiración y deseo de poder reorientar a nuestras vidas en una dirección genuinamente positiva y segura como la que simbolizamos a través de la triple joya y la necesidad de corregir el daño que a través del cuerpo haya propiciado en otros o en nosotros mismos. Y mientras sentimos esto, experimentamos la fuerza vibratoria de esta sílaba dentro de nosotros tres veces. Um [Música] [Música] [Música] Om [Música] Por el poder de la luz blanca imaginamos, sentimos nuestras limitaciones físicas, las propias, las de los seres que nos rodean, se han visto purificadas. Y ahora como nuestros cuerpos irradian esta luz y claridad a todas las direcciones en cuya sensación descansamos por momento un estado y condición libre de la oración. Ah. Ahora imaginemos, sintamos como del área de la garganta del Buda surge un alo de luminosidad de color rojo radiante, el cual simboliza representa energía de la transformación verbal de la habla mantina de todos los budas. Gira velozmente en el sentido de las manecidas de reloj y en su centro aparece la sílaba y vibración primaria. [Música] O poderoso hace esta luz y claridad irradiado de la garganta del Budas en nuestra propia garganta y boca penetra en nosotros como un espeso néctar que recorre las paredes internas de nuestro cuerpo y de nueva vez nos inunda desde las plantas de los pies hasta la coronilla de la cabeza. En la superficie de este néctar emergenas oscuras que representan a nuestras limitaciones verbales y comunicativas. Toda tendencia es el uso de un lenguaje que divide y daña, que habitual y recurrentemente se muestra irreflexivo y que tiende a distorsionar o exagerar con fines autocentrados. lo que de otros decimos o de nosotros mismos. Una vez más y donde sea propicio, aplicamos las fuerzas y poderes de oposición. Mientras sentimos esto, experimentamos la fuerza vibratoria de la sílaba adentro de nosotros tres veces. O [Música] Oh. [Música] [Música] O por el poder de la luz roja imaginamos, sentimos nuestras limitaciones. verbales y comunicativas. Las propias, las de los seres que nos rodean, se han visto purificadas y ahora como nuestros cuerpos irradian esta luz y claridad a todas las direcciones en cuya sensación descansamos por momento en estado y condición libre de la oración. Ahora imaginamos Amos o sentimos como del área del pecho del Buda surge un alo de luminosidad de color azul radiante, el cual simboliza o representa energía de la transformación mental del habla damantina de todos los de la cognición adamantina de todos los budas. Gira velozmente en el sentido de las manecidas del reloj y en su centro aparece la sílaba y vibración primaria. [Música] Un poderoso, haz esta luz y claridad irradiado del pecho del budio pecho, el de los seres que nos rodean. penetra en nosotros, satura nuestros cuerpos y purifica nuestras limitaciones mentales o emocionales. Toda forma y expresión de ignorancia, apego y aversión, de celos y orgullo, pero en especial, en especial la cognición dualista y su natural consecuencia, la reificación. Una vez más, y donde sea propicio, intentamos aplicar las fuerzas y poderes de oposición. Mientras sentimos esto, experimentamos la fuerza vibratoria de la sílaba junto de nosotros tres veces. [Risas] [Música] Hum. [Risas] Hum. Por el poder de la luz azul imaginamos, sentimos nuestras limitaciones mentales y emocionales, las propias, las de los seres que nos rodean se han visto purificadas y ahora como nuestros cuerpos irradian esta luz y claridad a todas las direcciones en cuya sensación descansamos por momento un estado y condición libre de la oración. Oh. Y ahora imaginamos o sentimos como estas tres luces son simultáneamente irradiadas del Buda hacia nosotros. Blanca por la frente, roja por la garganta, azul por el pecho, a nuestros respectivos puntos. En nosotros se plantan las semillas para la eventual consecución de la red de cualidades búdicas, los callas, y nuestro cuerpo se transforma en una matriz de luz y claridad multicolor. Mientras sentimos esto, experimentamos la fuerza vibratoria de estas tres sílabas dentro de nosotros tres veces. om [Música] [Música] Hum. Om [Música] [Música] [Música] Om por el poder de estas tres luces, imaginamos, sentimos nuestras limitaciones físicas, mentales y comunicativas. Las propias, las de los seres que nos rodean se han visto purificadas. Y ahora como nuestros cuerpos irradian esta luz y claridad a todas las direcciones en cuya sensación descansamos por momento en estado y condición libre de la oración. Contemplando al Buda, le decimos, "Querido Lama, auxílianos a purificar y a transmutar nuestras limitaciones en oportunidades. Amun y Buda no sonríe y afirma, queridos hijos e hijas de la buena familia del Maha, a través de esta práctica, en efecto, sus limitaciones se ven purificadas. Y ahora transitamos a la fase de integración. Rqui muribuda se desplaza y coloca sobre la coronilla de nuestras cabezas cuatro dedos por encima de estas y ocho por detrás de la línea original del cabello, viendo nuestra misma dirección. Los ocho leones de nieve se disuelven en el trono dorado y en este en la flor de loto, en el disco lunar y solar y en Shakiam y Buda. Budas y bodisatas se disuelven en luz y claridad, penetan por la coronilla de la cabeza y shakam munibuda incrementan su luz y presencia por 1000. Rquiam y Buda se disuelven luz y claridad penetra por la coronilla de nuestras cabezas y se funde en nosotros como el agua se diluye en el agua. Imaginamos que no queda resto alguno de nuestra identidad ordinaria y convencional animada por nuestra historia individual y reemergemos dotados de la auténtica presencia de Shakiam y Buda y con ella de sus habilidades y cualidades. El universo reaparece como se presenta la cognición adamantina de un Buda, como un Budaverso, como un entorno exaltado en el de en el que todos los seres son budas, los sonidos mantras, donde todo es perfecto, radiante y luminoso. Mientras sentimos esto, experimentamos la fuerza vibratoria del mantra de Shakiam Budas 21 [Música] veces. Ma [Música] mha so mi maha M Sol. [Música] Y ahora transitamos a la fase de perfeccionamiento en la que emulamos la transición del dormir y el morir. Aquellas donde naturalmente surge la luz clara de la mente esencial con la que aquí practicamos. reconocer y estabilizarle. Una vez más, imaginamos en nuestro medio el canal central, esa espiga luminosa de color de color azul profundo. Shakiam y Buda se disuelven luz y claridad. Penetra por la coronilla de nuestras cabezas en el canal central y reaparece en el medio del mismo a la altura del corazón con sus ojos bien cerrados. Vientos sutiles, esencias vitales emprenden su travesía hacia la gota indestructible, como acontece en la transición del morir y el dormir. Las esencias vitales o gotas neurales masculinas de color blanco descienden por la parte superior del canal central y se apostan justo por encima de la gota indestructible a la que presionan. Las esencias vitales femeninas de color rojo ascienden por la parte inferior del canal central y se apostan en la parte baja de la gota indestructible a la que también presionan. Subsecuentemente, ambas ascienden y descienden [Música] simultáneamente y en el instante en que escuchemos el palmear de las manos penetra en el en la gota indestructible. Esta se fisura y libera la luz clara de la mente y la conciencia primigéa, la cual aquí nos entrenamos a tisvar, reconocer y estabilizar. Canal central shakiamuni en el medio del del mismo. Ojos bien cerrados, vientos sutiles, gotas neurales al corazón. Y así terminamos por dedicar el mérito. Deseamos cualquier potencial positivo que a través de este medio ya se hemos desarrollado, cultivado, sirve y sea de beneficio a todos los seres. Que podamos todos actualizar nuestros potenciales, así como trascender nuestras limitaciones. Que una mentalidad altruista pueda nacer donde no ha nacido y se incremente donde ya existe. que todos los seres puedan ser felices y dejar de sufrir y que pronto todos podamos actualizar la conciencia omnisciente y compasiva de un Buda, no solo en nuestro propio beneficio, sino en especial en el de aquel de los que nos rodean. Así es, así es, así es. [Música] Y así incorporamos y traemos este espacio y lugar de nueva vez nuestra atención. Muy bien, les comento rápidamente, les comparto algunas de las actividades que tenemos prontamente en puerta en el Mandala de Casa Tibet para empezar el próximo viernes 23 al domingo. Domingo 25 de mayo estaré visitando nuestro centro de Monterrey. Voy a dar el día 23 un seminario vinculado a el trabajo con las energías que llamamos contaminadas, las positivas, negativas, y su transformación en energías de sabiduría. Y el sábado y domingo voy a estar eh dirigiendo un breve retiro en torno a el tópico de la muerte, el estado intermedio, el renacimiento. También no olviden que tenemos en puerta nuestro segundo gran retiro del año del viernes 30 de mayo al domingo primero de junio. los senderos del Mahamudra y el Mahasandi, del Chakchen Chen y el Zchen, el sendero del gran sello y de la gran perfección, en el que estaremos examinando pues la totalidad del camino que el Buda presentó desde su fase primaria inicial hasta el pináculo de la gran perfección. Esto, recuerden en nuestro centro de retiros en Abándaro Valle de Bravo también. Eh, recuerden que va a estar con nosotros Gerardo Abud, este maestro budista argentino, va a estar visitando varias de las comunidades de Casa Tibete, impartiendo distintos seminarios en las mismas. Les comparto estará visitando eh Casa Tibet Querétaro de el martes 3 y miércoles 4 estará impartiendo el seminario Las mejores cualidades de dharma. El martes 10 y miércoles 11 de junio, Casa Tibet Monterrey, los caminos a la Budeidad, un seminario basado en la presentación de los cuatro de las cuatro dharmas de Gampopa. Eh, del viernes 13 al eh domingo 15 de junio estará dirigiendo un retiro en Casa Tibet León, la aspiración del Mahamudra es un texto muy profundo del tercer carmapa Ranjun Torche. va a estar en Guadalajara martes martes 17 y miércoles 18 de junio impartiendo el seminario Las mejores cualidades dármicas o de dharma de nueva vez. Entonces, esto es algo de lo que tenemos en puerta para el mes de mayo, principios de junio. Y también es probable que esté con nosotros por ahí de el 20 de junio el venerable Lama Tutin Zangpo, quien es uno de los kempos o maestros principales de la academia monástica de Cañ Rublin en el valle de Catmandú, uno de los centros de estudios superiores de budismo tibetano más importantes del mundo. Y bueno, la Matsultim tiene muchos años de venir a enseñar a nuestra comunidad en Casa Tibet y espero lo haga también este año. Esto es algo entonces, recuerden, de lo que tenemos lo que tenemos presente en nuestro programa. Muy bien. ¿Dónde nos quedamos la semana pasada? ¿Me recuerdan? Vamos a empezar la tercera la tercera de las nobles verdades. Perfecto. Muy bien. Bien, entonces hemos estado hablando precisamente acerca de la estructura que es elemental y esencial en el sendero del Buda Darma, la cual nosotros fincamos dentro de lo que conocemos como la instrucción de las cuatro nobles verdades y que corresponde a lo que comúnmente también denominamos como la primera puesta en movimiento de la rueda del dharma. Tradicionalmente esto se simboliza precisamente como una rueda que tiene ocho rayos que representan al sendero budista, el de el noble octuple sendero. Y simultáneamente en la parte central, en el eje primario de esa rueda, hay tres figuras como las que ustedes ven en el tradicional símbolo chino del yin y el yang, pero en lugar de dos siendo tres, que representan muchas cosas. Por un lado, la síntesis. del sendero, que es precisamente el triple entrenamiento superior, el de la disciplina ética o moralidad, el del samadi y el cultivo de la sabiduría. simultáneamente representan las ventanas al despertar, que son el entendimiento de la impermanencia, la interdependencia de todos los fenómenos y su ausencia de identidad intrínseca. Y también representa el dinamismo de la realidad, como todos los fenómenos y apariencias existen en movimiento, ¿verdad? caracterizados por una constante mutación y transformación en general. Alrededor de la rueda del dharma comúnmente se representa una especie de fuego que representa la sabiduría que es capaz de eliminar o calcinar a la ignorancia. Y a los lados de la rueda del dharma comúnmente, especialmente por ejemplo en las instituciones monásticas se representan dos venaditos. una hembra, ¿verdad? Una sierva y un eh siervo, un venado masculino que simbolizan a los primeros discípulos del Buda, tanto los discípulos masculinos como los femeninos. Y también representan el lugar o espacio en donde el Buda dio su primer sermón, que recordarán es conocido como el parque de los venados, Sarnat, que se encuentra las afueras de venares. Entonces, tradicionalmente y con el objetivo precisamente de intentar simbolizar y representar la estructura del sendero de las cuatro nobles verdades en el mundo budista y particularmente sus instituciones espirituales, al mismo se le representa a través precisamente de esta figura, la de la rueda del dharma, ¿verdad? Y los dos venados. Sí. Ahora nosotros eh muy felizmente el sábado pasado tuvimos la oportunidad de finalmente colocar esta escultura en eh nuestra gompa, en eh nuestro templo en Valle de Bravo en Abándaro. Era el último elemento que faltaba dentro del contexto de la arquitectura espiritual de nuestro centro. y bueno, una artista plástica maravillosa, eh, miembra de la comunidad de Casa Tib en Guadalajara, elaboró estas esculturas tanto para nuestro centro de Guadalajara eh que recién recordarán inauguramos, como para eh nuestro centro de retiro en Abándaro. Y bueno, eh las instalamos el sábado y la verdad quedaron preciosas. Ojalá tengan la oportunidad de visitar el centro o acompañarnos cuando estamos llevando a cabo uno de nuestros retiros sabatinos cada dos meses o quizá nos puedan acompañar en este segundo retiro del año en torno a eh los senderos del Mahamudre y el Mahasandi. Y ahí podrán ver estos venitos. También acabamos de restaurar, como lo hacemos año con año, nuestra estupa. Año con año, pues eh tenemos que tenerla siempre impecable, ¿no? Finalmente es esa maquinaria espiritual que abre esta puerta o portal dimensional entre el dharmadatu, el espacio absoluto de los fenómenos y el mundo humano, a través del cual pues nos llegan en buena medida las enseñanzas y las bendiciones y energía de los budas, ¿no? Y bueno, año con año la restauramos, la pintamos, la eh reparamos, pero cada 4 años tenemos que reparar los anillos, volverles a aplicar eh hoja de oro y el Buda. Sí, desgraciadamente nos tocó este año hacer esa reparación porque es muy muy costosa y la hacemos con el apoyo de especialistas de el Instituto Nacional de Bellas Artes, algunos de los restauradores que de hecho se ocupan en restaurar eh los altares barrocos de las eh pues de las eh iglesias eh reinales mexicanas y también palacios virreinales. Estos especialistas que han trabajado con nosotros por varios años, se pasan un par de semanas en residencia en nuestros centros reparando nuestra estupa. Así que este año hemos hecho muchas cosas. Terminamos el camino que conduce el andador que conduce a la estupa. Reparamos la totalidad de la estupa que ahora está como nueva, preciosa. Reparamos también la periferie de la estupa, que tiene una serie de baldosas que funcionan como drenaje. Y bueno, tenían ya 20 años que no las sustituíamos por nuevas y ahora las cambiamos también. Eh, pusimos los venaditos y la rueda del dharma. Estamos reparando también internamente toda nuestra gompa porque tenía algunos problemas de grietas en las paredes que se nos habían abierto y ahora que son de tabla roca, pero que ahora ya estamos reparando todas, ¿verdad? Así que para el retiro, espero, van a ver todo el centro reluciente. Sí, lo cual me llena de me llena de alegría. Bueno, entonces hablábamos precisamente acerca de la estructura de las cuatro nobles verdades. La verdad de el sufrimiento, la verdad de la causa que le propicia, la verdad de su eh posible cesación y el camino que conduce a su cesación. Comentábamos la semana pasada que en ese contexto las cuatro nobles verdades se dividen en dos. Las primeras dos, esto es la verdad del sufrimiento y su causa, representan una especie de de diagnóstico de los problemas y dificultades por los que transitamos, naturalmente, el sufrimiento y sus causas. Y las últimas dos, la cesación y el camino, representan el tratamiento. Sí, los medios que podemos utilizar para superar ese estado y condición. Bien, ahora la tercera de las cuatro nobles verdades es la de la cesación. Se le llama en la lengua sánscrita Niroda. Representa una afirmación y señalamiento muy importante en el contexto del sendero del Budadarma. Precisamente la afirmación en torno al hecho de que el sufrimiento y la aflictividad por la que los seres sensibles en la vida transitamos es uno que puede cesar, terminar y que no solamente es uno que nosotros podemos en intensidad o recurrencia disminuir, que ya en sí representa un objetivo y logro significativo, importante y trascendente, especialmente si consideramos la recurrente, incontrolable presencia del sufrimiento y sus causas en nuestras vidas, sino la posibilidad de lograr, en efecto, la estructural y definitiva cesación de las causas que propician el sufrimiento. En ocasiones, diría yo, en consecuencia de una de una aproximación equívoca, desinformada, ignorante, se afirma que la tradición budista es una tradición pesimista y se le concibe de esa manera porque precisamente su más elemental primaria instrucción, enseñanza tiene que ver con la primera de las cuatro nobles verdades, la verdad del sufrimiento. ¿Sí? ¿Por qué se le denomina de esa manera? Porque autoevidentemente trátase de un elemental hecho de la existencia. Es un hecho que nosotros todos nos vemos, ¿verdad?, expuestos y nos confrontamos habitual y recurrentemente con la aflictividad. No trase de una afirmación pesimista, puesto que es autoevidente. ¿Quién entre nosotros puede decir que en el contexto y el devenir de su vida no se ha tenido que enfrentar a dificultades y problemas? ¿Y quién entre nosotros puede en efecto afirmar que no se ve expuesto recurrente incontrolablemente al dolor y el sufrimiento de diferentes tipos y en diferentes dimensiones? Por ejemplo, el que el Buda señala en las tres distintas dimensiones que comprenden la verdad del dolor, ¿verdad? duca, esto es el dolor común, el dolor del cambio y el dolor denominado todo permeante endémico y propio al samsar, a la existencia cíclica, a la vida condicionada, ¿no? Ahora, a estos críticos se les olvida un elemento importante y ese elemento es que si bien la primera de las cuatro nobles verdades lo que pretende señalar el problema y conflictividad por la que los seres sensibles transitamos, la tercera de las cuatro nobles verdades que plantea la posibilidad de lograr su plena cesación y superación. Desde esa perspectiva es imposible condenar al Budadarma o afirmar del mismo, ¿verdad?, una tradición pesimista, porque inclusive y en contraste de otras tradiciones espirituales es la única que afirma que dentro del contexto de este mundo puede accederse a una dimensión genuina de bienestar y felicidad duradero, que es finalmente una de las metas centrales del Budadarma y una cualidad que acompaña la plenitud del despertar y la iluminación, ¿no es cierto? Sí. Bien, ahora esta tercera verdad noble o este tercer hecho de la existencia, la posibilidad de la cesación, ¿sí? ¿En qué se basa? Bueno, se basa como punto de partida en el reconocimiento de que las dificultades y problemas por las que habitualmente transitamos tienen causas y que esas causas de las que estos dependen son unas que nosotros podemos en efecto identificar y porque las podemos conocer son unas que podemos superar. ¿Cuáles son las causas que propician primaria elementalmente nuestra recurrente aflictividad? La ignorancia y lo que naturalmente sigue de la misma, que es el aferramiento y la aversión. Siempre que hay ignorancia hay aferramiento y aversión. De la misma manera, siempre que hay aversión hay apego e ignorancia. Y siempre que hay apego hay ignorancia y aversión. ¿Se entendió eso? Y de estos tres elementos o aflicciones raíz sabemos se derivan el resto de nuestras 84,000 distintas dificultades, que es una forma simbólica de señalar la gran variedad de problemas por los que en la vida transitamos como seres sensibles en general. Bien, ahora la tradición budista también plantea que el sufrimiento y la aflictividad tratanse de condiciones vitales que el individuo puede del todo superar por una razón, porque esa condición no es una intrínseca a la naturaleza esencial de la mente o la conciencia de los seres sensibles. Esta no es una hipótesis que la tradición budista pretende nosotros abracemos. por fe o que le eh hagamos propia como un dogma, ¿verdad? Una especie de señalamiento o afirmación o doctrina que tenemos que aceptar irracionalmente, no simplemente por ser consecuente de una autoridad superior. Recuerden, la tradición budista, el budadma no opera de esa manera. Es una tradición no teísta, no concibe la presencia o existencia de un ser de esa naturaleza, un ser superior, creador y administrador del mundo que comunica a través de una figura profética, una doctrina en nuestro favor. El Buda no era un profeta, era un ser despierto, ¿se acuerdan? y no pretende que todo lo que descubre sea algo que nosotros eh abracemos por fe, sino lo que busca es que lo exploremos y a través de la investigación, la investigación contemplativa también en sus diferentes dimensiones, podamos en ello generar confianza y certidumbre, ¿no? Bien, entonces la hipótesis primaria de trabajo de la tradición budista gira en torno al hecho de que esas aflicciones, que indudablemente son unas por las que en la vida transitamos, no son intrínsecas a la naturaleza de la mente. Lo cual es lo mismo que afirmar que nosotros no podemos ser vistos, no existimos como seres pecaminosos o caídos. ¿Sí? Ahora, ¿por qué es que la tradición budista afirma que esas aflicciones no son intrínsecas a la naturaleza de la mente? Si en efecto insiste que esto es algo que nosotros no tenemos que creer o abrazar como un principio dogmático, sobre qué evidencia se basa para afirmar que nuestra naturaleza es pura, es positiva y que por lo tanto tenemos el potencial de reclamar no solo el bienestar genuino, sino la plenitud del despertar y la iluminación. Bueno, lo hace primero y como punto de partida en una observación eh inferencial, ¿sí?, en una inferencia lógica que gira más o menos en torno al siguiente argumento. Si en efecto como menudo concebimos y muchos afirman, nuestras aflicciones fuesen una cualidad o estructura, una condición intrínseca a la naturaleza de la mente, su estructura y continuidad, esas aflicciones tendrían que hacerse presentes en la misma. de forma y se utilizan dos términos que aquí tienen un hondo y importante significado, se dirían que estas en nosotros tendrían que ser coergentes a las funciones de la mente y cognición y al mismo tiempo se dicen eh se dice que tendrían que ser cosustanciales a la misma. ¿Sí? Ahora vamos por partes. ¿Qué quiere decirse por este señalamiento? el que si nuestras aflicciones mentales y emocionales, las propias, las de los seres que nos rodean, fueran intrínsecas a la naturaleza de la propia mente y cognición, tendrían que ser a estas cosustanciales. Quiere decir que al ser intrínsecas a la misma, esas aflicciones tendrían que estar presentes, mezcladas en buena medida con la totalidad de la mente, conciencia o cognición. Eso quiere decir ser a las mismas cosustanciales, unas con su sustancia. ¿Se entiende eso? Y al mismo tiempo, si estas aflicciones mentales y emocionales fueran intrínsecas a la naturaleza de la mente, tendrían que en esta o de esta seremergentes. Esto quiere decir que cada vez que se hace presente o manifiesta o opera la mente o cognición, simultáneamente la misma tendría que manifestarse en cercanía y en unión, en identidad con esas aflicciones, puesto que las mismas son consustanciales a la naturaleza misma de la mente. Sí, es un poco como, no sé, imaginen, ¿no?, que eh examinamos una sustancia como el chapopote. El color negro es cosstancial al chapopote y el color negro es coemergente al mismo. Eso quiere decir que no importa qué le hagas al chapopote, puesto que su naturaleza es negra, siempre se manifiesta así como negro. Lo puedes dividir, ¿verdad? Lo puedes compartimentalizar, lo puedes mezclar, etcétera, pero siempre conserva esa cualidad, su color, el negro, ¿verdad? Y no importa dónde lo coloques y cómo lo utilices, siempre el chapopote es negro. Esa cualidad emerge siempre en relación a la presencia de ese elemento. ¿Se entiende eso? El agua. Sí. Digamos que la cualidad húmeda del agua es cosustancial a la misma. Siempre que hay agua hay humedad. Siempre que hay humedad hay agua. Y es coemergente al agua. Siempre que hay agua emerge de los elementos que comprenden y constituyen a la misma la humedad. ¿Se entiende eso? Bien. Ahora, si exploramos este tópico desde una perspectiva decía inferencial, tendríamos que ser capaces de identificar y hallar evidencias precisamente de la condición cosustancial y coemergente de la aflictividad en la mente y su naturaleza. ¿Sí? O si en efecto esas aflicciones mentales y emocionales que hoy nos flagelan fueran intrínsecas a la naturaleza de la mente, también tendríamos que poder hallar evidencia de ello, ¿no? Entonces, tomemos una aflicción cualquiera que les gusta, el enojo, la ira, la aversión, la hostilidad, ¿verdad? Llevemos este argumento a sus últimas consecuencias. Si la ira, el enojo y la aversión fueran intrínsecas a la naturaleza, estructura y condición de la mente, tendríamos tendrían que ser, decíamos hace un momento, en ella cosstanciales. Ahora, de ser así, eso quiere decir que la conciencia siempre estaría mezclada, sería inseparable. de una condición como es la ira, el enojo y la aversión, estaríamos siempre enojados. Simultáneamente, si la ira fuera intrínseca a la naturaleza de la mente, también tendría que ser de esta coergente. Eso quiere decir que cada vez que la mente operase, se pusiese en movimiento, funcionara, lo cual es lo mismo que afirmar cada instante de conciencia y por tanto la condición elemental de él, que es la mera claridad y el darse cuenta. cada momento de mera claridad y darse cuenta tendría que manifestarse o hacerse presente en el individuo en vinculación inseparable de la ira, el enojo y la aversión. No solo siempre estaríamos enojados, sino el enojo sería la respuesta con la que interactuásemos con todo tipo de estímulo, apariencia o experiencia. Y el enojo tendría que estar simultáneamente en un perceptor presente en independencia de condiciones y circunstancias. tendría que operar autónomamente de esa manera. Bien, ahora, ¿qué evidencia existe para sostener ese punto de vista? ¿Hay alguna evidencia con la que podamos lograr, verdad? Sostener esa concepción. Por ejemplo, uno, conocen a alguien que esté siempre enojado. ¿Conocen a alguien o en su propia experiencia cuando se ven expuestos a la ira, el enojo y la aversión? Estos se manifiestan en su vida siempre dotados de la misma coherencia, equilibrio y continuidad. Esto es, cuando están enojados, su enojo no experimenta variación en intensidad o replicación. Y finalmente conocen a alguien o en el contexto de su propia experiencia en donde la ira no reaccione ni pueda eh verse alterada por ningún tipo de influencia o estímulo externo o interno. No, esto que acabo de decir simple y sencillamente es algo que nadie entre nosotros puede abrazar ni defender. Es cierto que transitamos temporal y relativamente por la experiencia o el registro mental y emocional de la ira, el enojo y la aversión. Eso es cierto, pero no podemos decir de forma alguna que estamos siempre sujetos a la misma. Claramente no estamos siempre enojados. Simultáneamente es cierto que cuando estamos enojados la intensidad de ese registro mental y emocional en nosotros se presenta, se manifiesta en variación, a veces con mayor intensidad y a veces con menor intensidad. Y esto es primariamente consecuencia de qué, de la exposición y relación que el perceptor tiene con su entorno. Esto es esta influencia simultáneamente a ese estado mental y emocional, lo cual en esencia evidencia que no es una condición intrínseca la naturaleza de la mente, porque si lo fuese, ninguna influencia podría alterar o afectarle. Bien, si la ira, el enojo y la aversión no son intrínsecos a la naturaleza de la mente, ¿cómo se manifiestan en esta? Porque es claro que lo hacen. Primera verdad noble, sufrimiento, ¿no? Entonces hemos determinado que esas aflicciones no son intrínsecas a la condición de la mente o conciencia, pero no por esto estamos diciendo que no se hagan en esta presentes. Y si en efecto, como es también evidente, se hacen en esta presente, ¿cómo existen en ella? Y la tradición budista afirma que nuestras aflicciones mentales y emocionales son se manifiestan a manera accidental en la conciencia o en la mente. Ahora, cuando se dice accidental, esta es una expresión propia de la filosofía, particularmente la filosofía eh aristotélico tomista, y se refiere al hecho de que se presentan de vez en vez, no siempre están ahí presentes y se presentan en dependencia. de causas, condiciones y circunstancias y no en autonomacia o en independencia de las mismas. ¿Sí? Ahora, si nuestras aflicciones mentales y emocionales, como el ejemplo que tomábamos la ira, no son intrínsecas a la naturaleza de la mente, ¿cómo se manifiestan en ella? Temporal y relativamente, y se manifiestan en la naturaleza de la mente de forma temporal y relativa, ¿qué sigue de ese señalamiento? Bueno, primero muy importante el que esas aflicciones mentales y emocionales, evidentemente en nosotros hoy presentes más temporal y relativamente pueden disminuir en intensidad y eso simultáneamente corresponde a la experiencia que de las mismas tenemos, ¿no? Dos, no solo esas aflicciones mentales y emocionales pueden disminuir en intensidad en la mente y su naturaleza o condición, sino que también es posible temporalmente inhibir su presencia y continuidad. No solo puedes tú disminuir la intensidad de tu enojo, sino también puedes lograr temporalmente se inhiva o suspenda, ¿se entiende eso? Y quizá la última más importante afirmación de la filosofía budista y su teoría del conocimiento es que esas aflicciones mentales y emocionales, como lo es la ira, que hoy nos afligen y flagelan, pueden del todo desaparecer. ¿Y por qué pueden del todo desaparecer de la mente y su naturaleza? Porque nunca existieron en estas de forma intrínseca y siempre se hicieron en esta presenta y relativa. Y porque son condiciones que afectan temporal y relativamente a la mente y su continuidad, pueden, en efecto, ¿verdad?, disminuir en intensidad, verse temporalmente inhibidas o suspendidas y lo más importante aún, pueden del todo radicarse de la mente y de la cognición. Así que la tradición budista no depende de la fe y no presenta a la tercera de las cuatro nobles verdades, la de la sensación como un principio dogmático, sino arriba al mismo a través de la inferencia empírica y de la inferencia lógica. En realidad, la tradición budista comúnmente opera a través de tres vías de investigación. La primera es la inferencia lógica, que es precisamente la que hemos empleado ahora. La segunda es lo que llamamos la inferencia empírica, que también hemos ilustrado a través de nuestra propia experiencia. Experimentalmente sabemos que la ira no es una condición intrínseca, no solo a la naturaleza de nuestra mente, sino de ningún otro ser sensible, porque no hay entre todos estos uno solo que esté siempre enojado o que esté siempre dominado por una constante, inamovible intensidad de esa ira y enojo. Y que la misma en este o esta se manifieste en total independencia de condiciones y circunstancias. también temporales y relativas. Así que inferencial y lógicamente sabemos o podemos arribar a la conclusión de que esas aflicciones, en efecto, no son intrínsecas a la naturaleza y condición de nuestra mente, pero tampoco lo son de los seres sensibles con los que convivimos. ¿Se entendió eso? Y también la tradición budista utiliza un último método. Primero, la inferencia lógica. Segundo, la inferencia por la inferencia empírica. Y la tercera es lo que llamamos la inferencia por autoridad. ¿Sí? Y eso, en esencia es conjuntamente con la inferencia lógica y la inferencia empírica, hay un ingrediente adicional que nos aporta certeza. Y ese ingrediente es la narrativa de aquellos que han podido liberarse de la presencia constante y recurrente de la aflictividad en sus vidas y experiencia. ¿Cómo llamamos a estos? seres liberados, ¿no? Arhats. Y la dimensión superior en términos de refinamiento y actualización evolutivo de esa condición son los budas. Y los budas, sabemos, están libres de las aflicciones mentales, emocionales, ya no les afectan, sí, como lo hacen en nosotros de forma habitual, inercial y compulsiva. Y por eso se dice que han arribado una estado y condición de supremo gozo, de supremo bienestar, libre de aflictividad. ¿Por qué? porque han han eliminado las causas de las que depende y que nosotros detonan y propician esas dificultades y problemas. ¿Y cuáles son esas causas? ¿Recuerdan? La ignorancia, el aferramiento, el apego y la aversión. Y una vez que la ignorancia, que es en esencia la cognición dualista y la reificación se elimina, naturalmente el apego y la aversión cesan, ya no pueden operar. Y en consecuencia, el individuo se ve expuesto a una condición de supremo bienestar, un bienestar que, por cierto, no depende de ningún tipo de estímulo externo o condición externa, como lo hace nuestro bienestar sensorial actual, el edónico, ¿sí? sino es un tipo de gozo y bienestar que en esencia se manifiesta en consecuencia del total equilibrio interior en el individuo, específicamente el equilibrio de eh la abolición, ¿verdad? Y el deseo, el equilibrio de la atención, el equilibrio cognitivo y perceptual y finalmente el equilibrio emocional, ¿verdad? Cuando todos estos se encuentran en una condición de homeostasis, de equilibrio, la natural consecuencia de ese estado y condición es dechen, es el gozo supremo. ¿Sí? Bien. Entonces, utilizamos estos tres elementos, estas tres vías de exploración y validación. La inferencia lógica, la inferencia empírica y la inferencia por autoridad. Y las tres coinciden en señalar que nuestras aflicciones, si vienen nosotros genuinamente hoy presentes, lo hacen de forma temporal y relativa y no son intrínsecas a la naturaleza y estructura de la mente o cognición y por ende erradicarse. Sí, esa es la tercera de las cuatro nobles verdades, la verdad de la cesación, la posibilidad de lograr un estado y condición de vida libre, evidentemente, y como punto de partida de las causas que propician y detonan la aflictividad y en consecuencia de su efecto, que es la misma. Sí. Una vez que el individuo sustituye la ignorancia por sabiduría, el apego por desapego, que no es indiferencia, y la aversión por tolerancia, que no es pasatez. Sí. Una vez que esto acontece en la cognición y conciencia del individuo, ¿qué es cesa? Naturalmente el sufrimiento. ¿Por qué? Porque el sufrimiento es consecuente de la ignorancia, el apego y la aversión primariamente. Ahora, también es importante tener en cuenta que naturalmente la tradición budista no afirma que el sufrimiento y el dolor por el cual todos transitamos no esté tamban bieni influenciado por una miriada de condiciones adicionales a las que llamamos causas cooperativas. Sí. Como por ejemplo en el contexto de nuestra sesión de la tarde, el merolico de la esquina pues unas es una causa cooperativa de aflictividad porque nos distrae, porque nos impide oír correctamente lo que fuere, pero tendríamos que preguntarnos que si bien es cierto que el merolico es una causa cooperativa de nuestro malestar, si es la causa sustancial del mismo. Porque si fuese la causa sustancial del mismo, siempre que te hubieras expuesto al merolico, naturalmente serías presa de una consecuencia inamovible que sería la africtividad. Y esto tendría que afectar absolutamente a todos por igual, inclusive al propio merolóico. ¿Sí? Ahora, esto lo hace difícil porque si en efecto esto sucediese el merolico al al llevar a cabo su tarea la de meroliquear, ¿sí? Si el merolico, el vendedor eh callejero, ¿verdad?, por esa actividad generar aflictividad, ¿cómo sustentaría esa actividad? no podría porque precisamente la misma le produciría eh problemas y dificultades. Y para nosotros es un problema y dificultad solo si lo abordamos de una forma equivocada. Sí, pero no es la causa sustancial de nuestros problemas, de nuestros conflictos. La causa sustancial es en esencia y si queremos señalar algo muy primario es la ignorancia, es la confusión que nos lleva a ignorar la naturaleza impermanente de las cosas y a proyectar una demanda y expectativa de permanencia que nos lleva a proyectar o a concebir a las apariencias como si existieran a manera unitaria, en oposición a la forma en que realmente existen como surgimientos dependientes, apariencia entidades que se manifiestan en dependencia de partes, condiciones y circunstancias y que en términos de la manera en que las percibimos y experimentamos también dependen de nuestra propia percepción o designación conceptual. Pero la realidad es que la causa primaria de nuestra aflictividad es esa confusión que nos impide ver las cosas como son. Y porque no vemos las cosas como son y no entendemos que estas no poseen una identidad intrínseca. Tienen identidad, pero de qué naturaleza temporal y relativa. Esa existe. ¿Cuál es la identidad que no existe? La permanente, autónoma, independiente. Esa no existe. Es una fabricación mental. Sí. No la podemos validar empíricamente a través de ningún aspecto de nuestra experiencia. Sí. Entonces, la causa primaria de nuestra aflictividad, dolor, sufrimiento y satisfacción es ignorancia. Y de la ignorancia advienen muchos problemas y dificultades como el apego y la aversión y de ahí las 84,000 distintas aflicciones mentales y emocionales. Pero también es cierto que la ignorancia tampoco es intrínseca a la naturaleza de la mente. En esta se hace presente, sí, pero de forma como lo hacen otras aflicciones, temporal y relativa. Y porque la ignorancia tampoco es intrínseca a la naturaleza de la mente puede disminuir, puede temporalmente inhiberse y lo más importante es que puede del todo erradicarse. ¿Y con qué se erradica la ignorancia? Con el cultivo de su opuesto, que es la es la sabiduría, que en el contexto del Budaadarma se cifra en dos elementos fundamentales. ¿Cuáles son estos? comprender la vacuidad de todas las cosas, fenómenos, personas, condiciones, circunstancias externas, internas. Y la otra, el otro lado de la de la moneda, comprender que si bien todos los fenómenos están vacíos, claro, se preguntarán, ¿vaíos de qué? No son vacíos, sino están vacíos. ¿De qué están vacíos? Mi maestro decía muy simpáticamente, Turkugi decía que los fenómenos todos estános de las pendejadas que les proyectamos. Esas cosas que proyectamos sobre el mundo y sus fenómenos no existen en él. Son meras proyecciones. Sí están todos los fenómenos vacíos de ¿qué? de una identidad intrínseca. Ahora, el hecho de que carezcan de esa intrínseca identidad no invalida que tienen o poseen cierta identidad. ¿Cuál es la identidad que toda apariencia y fenómeno en efecto posee? Temporal y relativa. Esa existe. Yo soy temporal y relativamente un maestro budista. De la misma manera que puedo señalar, soy temporalmente relativamente mexicano, de la misma manera que podría decir soy temporal relativamente padre de familia y inclusive algo más extremo, soy temporal y relativamente humano, porque la mente no es intrínsecamente humana, es temporalmente humana. ¿Bajo qué condición es humana? bajo la expresión de este cuerpo. Pero cuando la mente se separa de este, por ejemplo, en el sueño y cuando de este se separa en la transición del morir, deja de ser humana, porque su humanidad depende de la plataforma a través de la cual se expresa. Y cuando la mente deja de expresarse a través de la plataforma humana, deja de ser humana. La condición humana es temporal. Tampoco es intrínseca la naturaleza de la mente. Nada le es intrínseco. Y si la mente está ausente de identidad intrínseca, ¿qué no puede sostener? Y esto es super importante. Dentro de la mecánica de la aflictividad, no puede sostener cualidades sustanciales. ¿Qué son cualidades sustanciales? Por ejemplo, cualidades intrínsecas positivas o negativas. Porque esas cualidades positivas o negativas que vislumbramos de fenómenos y apariencias externos o internos también emergencia de condiciones y circunstancias. Ahora, de concebir las apariencias poseen esas cualidades, ¿cómo nos relacionamos con estas? Por ejemplo, si ustedes conciben que una cualidad intrínseca de este líquido es lo sabroso, es lo sabroso, es una cualidad sustancial de la Coca-Cola, ¿cómo te relacionarías con la Coca-Cola? con apego o si concibes que eh una cualidad intrínseca o sustancial del estiercol es lo repulsivo, ¿cómo te relacionarías con el estiércol? Con total aversión, ¿no? ¿Qué es lo que hacemos? nos vinculamos con el mundo de la experiencia a través de estas aflictivas estructuras del apego y la aversión que se basan o dependen de qué nacen de la ignorancia. Pero cuando la ignorancia es sustituida por sabiduría, que en esencia en este contexto implica reconocer que los fenómenos de apariencias no poseen intrínseca identidad y cualidades sustanciales, entonces podemos interactuar con esas apariencias en ausencia de apego y aversión. Y como el apego y la versión son la causa primaria de la aflictividad, cuando el apego y la versión ya no están presentes, tampoco hay, ¿verdad? Aflictividad. Por ende, el Buda afirma la tercera de las cuatro verdades nobles o de los cuatro hechos de la existencia. La cesación del sufrimiento es posible, que es una forma negativa de hablar, ¿no? La positiva, la opuesta eh sería no solamente es posible la cesación del sufrimiento, sino porque el sufrimiento puede cesar que puede experimentarse. Una condición genuina y duradera de bienestar y felicidad. Así existimos. Sí, este es un señalamiento primario de nuestra naturaleza. Bien, ahora habiendo dicho esto, el hecho de que la aflictividad no es intrínseca, la naturaleza de la mente, que el sufrimiento puede cesar, la tradición budista plantea que se requiere de un esfuerzo para lograr esa meta, para deconstruir los hábitos y tendencias que desde el tiempo sin principio hemos fortalecido y que desembocan en la aflictividad y en la compuls vital. Y es en ese contexto que el Buda plantea la cuarta de las nobles verdades, el camino, que en este contexto es el noble octuple sendero o el triple entrenamiento superior, el entrenamiento en Chila, la autodisciplina ética y moralidad, el entrenamiento en el Samad y la cercana aplicación de la atención en sus dos vertientes, concentración y discriminación. Y el tercero de estos senderos, que es el cultivo de la sabiduría discriminativa, que tiene por meta dilucidar la vacuidad de todos los fenómenos y su cara opuesta, el surgimiento dependiente de todos estos. ¿Se entendió eso? Bien, queda entonces para hablar en este contexto de la cuarta y última, que es la verdad. del sendero, ¿okay? Hablando del noble octuple sendero en particular. Y de esto continuaremos hablando la semana próxima. Hasta aquí vamos. Ahora, muy importante es que nosotros no abracemos este sistema tan solo desde una óptica y perspectiva meramente conceptual o intelectual, porque eso no necesariamente propicia o detona un cambio transformador en la persona, sino lo que es esencial es que investiguemos a las cuatro nobles verdades y las investiguemos a través de nuestra experiencia. Sí. Esto es que evidenciemos la realidad del sufrimiento en nuestras vidas. El que comprendamos que el mismo no puede surgir de nada y tiene causas. Y estas son unas que podemos conocer, identificar, el triple veneno, la ignorancia y el apego y la aversión. El arribar a esta conclusión puede cesar y que existe un camino que nos puede a todos y por igual conducir al reclamo de ese logro y ese camino es el noble octoprecendero. ¿Vamos? ¿Se entiende esto? Muy bien, pues dejémoslo aquí esta noche y como siempre, bueno, concluyamos con la dedicatoria del mérito. tam pani to que por este mérito, luego de alcanzar la omnisciencia y derrotar al enemigo las negatividades, podamos liberar a todos los seres del océano de la existencia, agitado por las olas tormentosas del nacimiento, la vejez, la enfermedad y la muerte. [Música] Que la preciada bodichita surja allí donde no lo ha hecho y donde ya haya surgido, que no se deteriore, sino que crezca cada vez más. Pues muchísimas gracias. Eh, les comento, eh, la semana próxima eh, estoy fuera de México en Alemania dando un ciclo de seminarios. Entonces, va a estar con ustedes eh Leandro Chernikov el martes próximo, ¿okay? Y él estará tocando este tópico, precisamente el de El noble octople sendero, ¿okay? Y nos veremos la siguiente semana, ¿okay? No la que viene, sino la próxima, porque estoy fuera nada más unos días. Okay, pues muchísimas gracias tanto a los que nos acompañan presencial como los que lo hacen virtualmente, en especial los que prenden su cámara y a los otros gracias por venir, pero tache simultáneamente tienen que prender su cámara. Bueno, que estén muy bien y nos veremos, espero, en una semana. Gracias, Gracias, presidente.