Traductor: Javier Mariño Revisor: Sebastian Betti Gracias. Siempre quise ser maestra. Y cuando empiezo en el 99, bueno, esa es la sorpresa. Descubro a mis primeros alumnos, y lo menos que podemos decir es que les falta entusiasmo, para la escuela y para el inglés. Algunos incluso se preguntan por qué están allí. Es muy difícil vivir cuando uno es apasionado, pero no estoy desanimada, no está en mi naturaleza. Por el contrario. Busco constantemente respuestas a las preguntas que me hago: ¿Cómo ayudarles? ¿Cómo motivarles? Y me doy cuenta de que tengo una, una estudiante motivada, que es Justine. Justine que canta, y que canta en inglés, y entiendo que esta es una de las claves: hacer que quieran hacerlo. Entonces, ¿cómo lo hacemos? Bueno, supongo que los convertiré en actores. Escriben cuentos, intercambian con escritores británicos y estadounidenses, e incluso cooperan con un investigador británico y un autor francés, Cyane. Escriben haikus para estudiar a Shakespeare. Son creativos, y me doy cuenta muy rápidamente de que va muy bien, trabajan, progresan, pero me encuentro con un nuevo problema: mis proyectos consumen mucho tiempo. Sin embargo, es necesario asimilar lo básico: léxico, gramática, metodología, no caer del cielo. Por eso estoy empezando a compartir documentos en línea que consultan en casa. De estos documentos... pueden confiar en estos documentos tan pronto como llegan a clase para poder trabajar de forma más creativa, más ambiciosa, en clase. Sin saberlo, acabo de reinventar la clase inversa que ya existe en EE.UU. La clase inversa consiste en proponer temas, textos, videos, en casa, para que los estudiantes puedan consultarlos, y en clase, puedan ir más allá. Pero, ¿qué es lo que realmente cambia? Bueno, todo comienza con los estudiantes y sus necesidades. En aras de la claridad, explicaré mi viaje. Primer paso: mi preparación como profesor. En primer lugar, selecciono un tema. Luego, propongo un video que asocio con este tema. Por último, utilizo TED-Ed. No sé si conocen a TED-Ed. ¿Sí? ¿No? Hay que averiguarlo más tarde. Por eso les propongo que utilicen TED-Ed, el TED del profesor, que permite a los estudiantes interactuar con preguntas y debates basados en el vídeo elegido y descargado del sitio. Segundo paso: su trabajo en casa. Los estudiantes tienen una misión: deben trabajar en el vídeo, verlo, responder a las preguntas, pero, sobre todo, deben intercambiar entre sí en la página web de TED-Ed. Por ejemplo, pueden trabajar en casa en un video sobre el tema del héroe, y en clase, compartir fragmentos de "Gatsby el magnífico", y del video, tienen las herramientas para poder definir a este héroe tan especial, tan bien encarnado, señoras, por Leonardo DiCaprio. Probé la clase inversa con alumnos en situaciones muy difíciles, casi desertores, alumnos de otro nivel, alumnos de secciones internacionales, estudiantes de maestría, profesores, con maestros en formación, y en todos estos niveles, funcionó. La pedagogía de la clase inversa me ha ayudado incluso a estimular la creatividad de los estudiantes, a darles voz, en realidad, y así dar sentido a su aprendizaje. Gracias a la clase inversa, dos de mis clases --yo estaba en el norte-- dos de mis clases de segundo año, cuyos alumnos procedían en su mayoría de familias bastante... pobres, consiguieron obtener un premio nacional: el Premio Unesco de Cooperación. Y en ese momento... (Aplausos) ¡No soy yo, son ellos! (Aplausos) Ellos consiguieron ese premio, y algo sucedió. Corentin, uno de mis alumnos, gritó... algo y me gustaría que me dijeran lo que creen que exclamó cuando anuncié este premio. En su opinión, ¿qué dijo, Corentin? ¿Genial? ¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! ¿Gracias? ¡Sí! Ellos son los que han trabajado, yo los empujo, yo los empujo un poco, pero ellos son los que trabajan. Pero sí, en efecto, así es. ¿Y qué más piensan? ¿Qué dijo Corentin? ¿Níquel? Lo mismo aquí. Me habría encantado que Corentin me hubiera dicho: "¡Genial! ¡Níquel!" En realidad, lo que dijo fue: "Bueno, no somos malos, ¿y qué?" He estado luchando contra esa palabra desde que era niña. Nadie es malo. Para que ellos... (Aplausos) Gracias. Es normal. Para que renuncien a esta idea, mis alumnos, desde hace 18 años, siempre he hecho lo que he podido, y tengo a mi alcance para valorarlos, y aquí es donde la clase inversa me ayuda enormemente, porque la creatividad, precisamente, permite que los alumnos se sientan valorados. Me he dado cuenta de que mis alumnos están contentos, que trabajan con un entusiasmo increíble; en casa, que preparan las clases sin rehuir, mientras que eso es lo que nos asusta cuando somos profesores. Y así, les permite ir mucho más lejos en el aula. Para acompañar a nuestros hijos en el mundo de mañana, todos debemos simplemente evolucionar. Todos debemos pensar en el futuro de estos jóvenes. Nuestros cursos deben estar en línea con el pensamiento actual, el de las habilidades del siglo XXI. Las habilidades del siglo XXI son precisamente las que la clase inversa me ha permitido poner en práctica en mi clase: colaboración, creatividad, comunicación, ciudadanía, fluidez cultural y social, habilidades relacionadas con las nuevas tecnologías, desarrollo del pensamiento crítico, adaptación, autonomía, autoconfianza, esto es importante desarrollar en nuestros jóvenes para su éxito, pero sobre todo para otra cosa: para... su... ¡Felicidad! ¡Eso es correcto! (Risas) ¡Era B! Por su bienestar. Aprender a aprender y atreverse en este mundo siempre cambiante es lo que me importa cuando enseño. No olvidemos que, dentro de 20 años, la mayoría de los trabajos que realizamos habrá desaparecido y los que los sustituyeron, bueno, ni siquiera sabemos sus nombres. ¡Así que atrevámonos! ¡Atrevámonos todos! Atrevámonos a innovar con ellos y para ellos. (Aplausos) Gracias. (Aplausos)