Hola, bienvenidos a Jaoca Cocina Mexicana. Mi nombre es Janet. Aquí donde vivimos no hemos podido encontrar unas buenas conchas, suavecitas y esponjadas.
Y traigo un antojo que pa' que les cuento. Por eso el día de hoy vamos a hacer conchas. Quédense conmigo y empezamos.
Necesitamos 4 tazas de harina de trigo que pesan en total medio kilogramo, porque recuerden que cada taza de harina pesa aproximadamente 125 gramos. Tres cuartos taza de azúcar, leche tibia y levadura en polvo. En México los sobrecitos pesan 11 gramos. Van a necesitar un sobre.
Para las personas que viven en Estados Unidos, cada sobrecito contiene 7 gramos, por lo que necesitan sobrecito y medio. También vamos a usar dos huevos y una yema a temperatura ambiente. 140 gramos de mantequilla sin sal a temperatura ambiente. Esto equivale a 10 cucharadas.
Si viven en México es aproximadamente una y media barritas de mantequilla de las de 90 gramos. Para resaltar los sabores dulces necesitamos 3 cuartos de cucharadita de sal y un poco de vainilla para que estén bien sabrosas las conchas. Empezamos por preparar la levadura o lo que llamamos la esponja. Les enseño. De la harina de la receta tomamos 3 cucharadas y la agregamos a la levadura.
Añadimos una cucharada de azúcar de la receta y lo mezclamos bien. Incorporamos la leche tibia y si tienen un termómetro esta tiene que estar a 110 grados Fahrenheit o 43 centígrados. Tengan cuidado de no usar leche muy caliente porque esto destruye la levadura.
Una vez que la levadura se disolvió, cubrimos con plástico para cocina y lo llevamos a un lugar soleado o calientito para que fermente. Los veo en un ratito. Han transcurrido 20 minutos y la esponja ya quedó lista.
Vaciamos la harina en una superficie de trabajo limpia y hacemos un hoyo en el centro. Acomodamos el azúcar en la parte de afuera y la sal detrás del azúcar. Vertemos la esponja en el centro ayudándonos con una espátula.
Agregamos los huevos, la vainilla y los incorporamos a la esponja. Cuando ya quedaron integrados los huevos, vamos tomando de la harina del volcán para que se incorpore también. y la mezclamos hasta que lleguemos a la parte del azúcar y la sal. Agregamos la mantequilla cortada en trozos poco a poco y la integramos a la masa.
Y ahora sí, viene lo mero bueno, a trabajar la masa. Yo sé que van a sentir la masa muy aguada y van a tener la tentación de agregar más harina. Yo les recomiendo que no lo hagan y así evitar que las conchas queden secas. Sigan trabajando y van a ver como poco a poco van a sentir que la masa va tomando cuerpo y deja de estar aguada.
Llevo un poquito más de media hora trabajando la masa y no he tenido que agregar nada de harina extra. hay que seguirla trabajando hasta que se despegue bien de la mesa y hagan movimientos como si estuvieran lavando ropa estiran la masa de un lado para otro y también le dan pequeños golpes hasta que la masa se desprenda fácilmente de la mesa y de sus manos también Y ahora sí, vamos a hacer la prueba de la ventana. Esto es estirar la masa hasta que quede delgada y no se rompa.
Y si no se rompe... Quiere decir que la masa ya está lista. Engrasamos con muy poquito aceite un tazón y acomodamos adentro la masa. La cubrimos con plástico para cocina y la llevamos a reposar a un lugar calientito y fuera de corrientes de aire.
Los veo en un ratito. Mientras la masa reposa y se fermenta, vamos a preparar la cobertura para las conchas. Necesitamos manteca vegetal, en México la conocen como Inca, en Estados Unidos yo uso esta.
Y vamos a usar 3 cuartos de taza que pesa aproximadamente 150 gramos. También 150 gramos de azúcar glass y 150 gramos de harina de trigo, de preferencia cernidas ambas. Incorporamos la manteca y con las manos limpias integramos todo hasta que quede como una plastilina.
La dividimos en dos partes iguales. Aún añadimos un poco de vainilla. y a la otra un poco de cocoa espolvoreamos con harina la mesa de trabajo amasamos las coberturas y las porcionamos las boleamos Y las reservamos.
La masa ya terminó de fermentarse y tardó una hora con 20 minutos. y más que duplicó su volumen. Hoy el día está muy calientito y por eso no tardó tanto. Hay veces que puede tardar hasta dos horas. Miren nada más qué bonita masa.
Estuvo en una mesa donde había un poco de sol entrando por la ventana. Enharinamos ligeramente la superficie de trabajo. Sacamos la masa. y la ponchamos para sacarle el aire.
Estiramos la masa de un lado hacia el otro y presionamos en medio. Hacemos lo mismo del otro lado. La estiramos también de los extremos y presionamos.
Una vez ponchada la masa, la dividimos en porciones de 65 gramos. A mí me gusta doblar las orillas hacia adentro y luego bolearlas, siempre dejando la costura hacia abajo. Las colocamos en una charola bien engrasada o con papel para hornear, asegurándonos de dejar suficiente espacio entre cada bollo, porque van a crecer de tamaño. Presionamos las orillas, dejando un volcán en medio.
Y finalmente, con tantita manteca vegetal, las untamos ligeramente, porque esto nos va a ayudar que pegue bien la cobertura. Tomamos una bolita de masa para hacer la cobertura y con la prensa de tortillas entre dos plásticos formamos un disco tantito más grande que el diámetro de la concha. Cubrimos las conchas y con el marcador de conchas previamente pasado por harina, marcamos las conchas. Y una vez marcadas todas las conchas, las llevamos a un lugar calientito para que fermenten y dupliquen su volumen. Los veo en un ratito.
Las conchas ya duplicaron su volumen y tardaron una hora. Ya tengo un horno precalentado a 325°F o su equivalente de 165°C. Vámonos al horno.
Ya tengo la rejilla del horno a la mitad y vamos a hornear las conchas hasta que estén ligeramente doradas tanto por arriba como por abajo. Aproximadamente de 16 a 18 minutos. Las conchas ya están listas y si pudieran olerlas, salen riquísimo. Las sacamos y las dejamos enfriar sobre una rejilla. Y no hay cosa más sabrosa que comerlas recién salidas del horno.
¿A poco no se antoja? Muchas gracias por haber estado con nosotros en esta receta, estoy segura que las van a disfrutar mucho porque están riquísimas. ¿Qué tal eh? Me estoy oyendo el horno, todavía no lo tienes prendido. Todavía tengo horneando ahí la última charola.
¿Y les voy a dar un consejo? Nunca dejen para mañana las conchas de Chanel que se pueden comer hoy. Buen provecho.