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Gestionar las emociones: un camino importante

un placer estar aquí con vosotros bienvenidos a crescenda estamos aquí iniciando este viaje apasionante de conocimiento y transformación personal me presento mi nombre es maría eugenia tejada me dedico a la psicología hace ya más de 18 años. Hay mucha formación ahí que no voy a comentar, algunos másteres y demás, sí, pero sobre todo soy una persona que siente y tiene vivencias como todos vosotros. Juntando el conocimiento con la vivencia es que puedo compartir todo esto hoy con todos vosotros y con todas vosotras.

Así que bienvenida e iniciamos, iniciamos este viaje apasionante. El curso se llama El poder de las emociones, ¿sí? Vamos a descubrir el poder que hay detrás de eso que sentimos, de esas emociones.

Tiene varios niveles el curso, como sabéis, es una sesión semanal, nos vamos a reunir durante seis semanas, todos los viernes a las... cinco horas españolas, cada uno que compruebe en el lugar en el que está su franja horaria durante una hora y media de duración. En cada módulo lo que vamos a abordar es como si fueran las capas de una cebolla, vamos a ir viendo las emociones en profundidad.

Vamos a empezar hoy por el nivel uno, el nivel más superficial, pero no deja de ser por ello profundo. y de suma importancia para poco a poco ir profundizando en el tema que nos ocupa, que son las emociones. Bueno, para iniciar tenemos que ver en dónde estamos, en qué punto estamos. Es como si utilizásemos el Google Maps, que estoy segura que todos y todas lo conocéis. Google Maps es una aplicación en la que vamos buscando el lugar analítico.

al que nos queremos dirigir, pero para eso tenemos que saber la ubicación en la que estamos situados ahora. Entonces vamos a iniciar por ahí, vamos a ver dónde estamos en relación a las emociones y a nuestro sentir. ¿Qué solemos hacer con las emociones? Si os pido, os pediría como requisito básico en este curso y fundamentalmente...

para autoconocernos, el tema de la honestidad. La honestidad fundamentalmente con nosotros mismos y la responsabilidad en nuestro bienestar y en la búsqueda de esa plenitud, paz interior o felicidad que tanto anhelamos. Entonces vamos a hacer una mirada honesta hacia nuestro interior para ver en qué lugar nos encontramos y qué actitudes o qué cosas debemos oír. empezando a cambiar, a hacer, para encontrar ese camino que tanto anhelamos. Lo primero sería preguntarnos qué hago yo cuando siento una emoción.

Y lo vamos a mirar desde esa perspectiva de honestidad de la que os hablo y de responsabilidad. Muchas de las cosas, a lo mejor, de las que vamos a hablar no nos pueden gustar. porque chocan, chocan directamente con nuestro sistema de creencias o lo que venimos haciendo. Pero precisamente la honestidad nos va a ayudar a conectar con la eficacia de lo que estoy haciendo, de lo que estoy llevando a cabo con este tema que nos ocupa, con el tema de las emociones y el sentir. Entonces, ¿qué hago cuando siento una emoción?

Porque sabemos que cuando sentimos alegría, entusiasmo, amor, plenitud, armonía, todas esas emociones mal llamadas positivas que ya lo iremos viendo, igual que mal llamadas negativas, las que no nos gusta sentir, cuando hablamos de una emoción que nos gusta sentir sería más adecuado utilizar este término. No tenemos ningún problema en sentirla, en experimentarla. ocurre cuando experimentamos una emoción que nos desagrada, que nos incomoda, que no nos gusta? ¿Qué es lo que solemos hacer habitualmente?

¿Qué solemos hacer? Vamos a hacer esa... ese mirar hacia adentro y decir bueno qué hago yo cuando siento una emoción que me desagrada o que me incomoda o que no me gusta que solemos hacer además todos hacemos lo mismo no igual que sentimos todas las mismas emociones a un nivel de intensidad pueden ser diferentes o en relación a la experiencia que vivimos pero todos sentimos las mismas emociones entonces qué hacemos Cuando sentimos una emoción de este tipo, que no nos gusta, os dejo unos segundos para reflexionar, lo que hacemos es escapar, escapar de ese sentir.

Intentamos de mil maneras diferentes evitar el sentir esa emoción, esa incomodidad. Esa energía que nace de dentro de mí. Lo que pasa es que como nace precisamente de dentro de mí, es muy difícil que pueda huir de ella, que pueda esquivarla o que pueda deshacerme de ella.

Es muy difícil porque nace de mi corazón, nace de lo más profundo de mi ser. Es como huir de mí misma. Entonces eso no nos va a dar buen resultado. De hecho, no hay más que mirar qué resultado hemos obtenido hasta ahora. haciendo o llevando a cabo la estrategia que llevamos a cabo actualmente y que es la que la sociedad nos marca, por nuestra cultura, por los valores que hay implícitos actualmente en nuestra sociedad.

Escapar del dolor, escapar del sufrimiento, escapar de la incomodidad y buscar a toda costa el placer. Entonces, ¿a dónde nos lleva escapar? ¿A dónde nos ha llevado?

Bueno, nos ha traído aquí hoy, ¿no? O sea que... Que tampoco es que nos haya ido muy mal, pero con honestidad vamos a ver que no nos ha llevado a ningún sitio, a ningún buen puerto. No nos hemos podido deshacer de esas emociones. Muy al contrario, lo que ocurre es que se van acumulando.

Se van acumulando a lo largo del tiempo hasta que llega un punto en el que tocamos fondo. Llegamos a un abismo tan brutal que empezamos a plantearnos. Otras formas, ¿sí? De hecho, por eso estamos aquí, por eso estamos aquí, buscando respuestas, porque todo lo que hemos hecho hasta ahora, con nuestro sentir, no nos ha llevado a ningún sitio.

Puede que momentáneamente, a corto plazo, nos haya supuesto un alivio, pero a largo plazo no es una respuesta eficaz. Entonces, podemos poner ejemplos, ¿no? Cuando yo me siento triste, puedo buscar...

Con suelo en una serie de Netflix o en mirar las redes sociales o puedo salir a correr o puedo buscar otras distracciones que sean un poquito más tóxicas o perjudiciales para mí, como puede ser beber o fumar o comer en exceso. Es decir, hay multitud de situaciones que llevamos a cabo en nuestro día a día para evitar hacer contacto con lo que sentimos. Entonces te planteo que reflexiones sobre ello.

¿Cuántas estrategias, cuántos actos llevo a cabo en mi día a día para no conectar con esas emociones que llevan ahí un montón de tiempo? Ahora explicaremos un poquito más en detalle porque, claro, la primera vez que yo sentí una emoción y no la quise sentir se ha ido acumulando a lo largo del tiempo. precisamente por ese motivo, porque no me di el permiso de ver cuál era el mensaje que había detrás de ella, cuál era el mensaje implícito que había detrás. Entonces, una vez hecha esta reflexión y ver en el punto en el que me encuentro, de que todas las estrategias o la gran mayoría que utilizo no me sirven, no me sirven, igual que es la relajación, el que yo me ponga...

a relajarme o me ponga música para evitar sentir, porque fijaos, todo es el propósito, la intención con la que yo utilizo algo. No estamos diciendo que esté mal escuchar música o relajarme. Estamos diciendo que el propósito con el que yo lo uso, como en este caso es evitar sentir, es perjudicial para mí.

¿Sí? Llegado a este punto, ya que sabemos dónde nos encontramos... Podemos empezar a ver...

Un camino, un camino diferente, un camino que nos lleve a la libertad emocional, un camino que nos lleve a sentir plenitud, un camino que nos lleve a vivir la vida, mis emociones, las relaciones que tengo conmigo mismo, la relación que tengo conmigo mismo y también la relación que tengo con los demás. Entonces, ya sabemos en el punto que nos encontramos, que es que evitamos sentir. Muy bien, ahora vamos a ver hacia dónde nos dirigimos. Lo primero sería preguntarnos... ¿Qué son las emociones?

¿Qué son las emociones? ¿Qué es eso que siento? Bueno, las emociones son un campo de energía, un campo de energía.

Y las emociones tienen una función adaptativa, están ahí para algo, con un propósito bien definido. A lo largo del curso iremos profundizando en todas las emociones, sobre todo en las emociones... al inicio básicas, las cinco emociones básicas que todos conocemos, como es la alegría, la tristeza, la rabia, el asco y el miedo, y luego profundizaremos también en las emociones secundarias, como puede ser la vergüenza, como puede ser el rechazo, como puede ser el abandono, que se derivan de esas primarias.

Pero hoy nos ocupa el conocer de una forma más superficial, Superficial no significa que no profundicemos en la esencia de las emociones, sino superficial, imaginaos el mar, vamos a empezar a ver lo que hay más cerca de la superficie. Y conforme avancemos en el curso iremos a las profundidades del mar, a conocer en profundidad las emociones. Pero yo no puedo llegar a las profundidades del mar si no empiezo a sumergirme desde lo que está más próximo a la superficie. Y eso es lo que nos ocupa hoy, ahí es donde estamos. Entonces, como decía, las emociones son un campo de energía, un campo vibratorio.

Unas emociones vibran a una energía más densa y otras vibran a una energía más elevada o con una frecuencia más elevada. Entonces, las emociones, sabiendo que son un campo de energía que me invade en un momento determinado, vamos a ver qué propósito tienen. que aparezcan en una situación determinada o no.

Están muy relacionadas con la sobrevivencia. Si yo no tuviese emociones, no hubiese sobrevivido a lo largo de los años, a lo largo del tiempo, no estaríamos hoy aquí. Las emociones, su propósito fundamental es movernos.

Si no tuviésemos emociones, seríamos como una hoja al viento, como un muñeco de trapo que no tiene impulso. No tiene fuerza para iniciar su camino hacia un lugar o hacia otro. Entonces están muy relacionadas y tienen un propósito de supervivencia, de sobrevivencia. Si pensamos en los animalitos, ellos lo tienen muy claro, muy claro cómo actuar y en ellos se puede ver muy claro también el tema del sentir. ¿Qué pasa con nosotros, con los seres humanos?

Que tenemos una mente, una mente racional. ¿Qué interviene? Interviene ahí y nos hace razonar, justificar todas esas emociones que sentimos, que a veces, en la mayoría de los casos, no nos ayuda, no nos ayuda, pero iremos profundizando en ello, vamos a ir viéndolo. Las emociones me informan del entorno. Imaginaos una gacela que está en la selva y aparece un tigre, un tigre hambriento.

que quiere alimentarse, alimentarse de esa gacela. La gacela, por instinto de supervivencia, va a sentir miedo. Y ese miedo la va a impulsar, o sea, es una energía que dentro de ella nace para impulsarla a huir o a luchar.

Como veis, el propósito de supervivencia está muy claro en este caso. Nosotros, como animales racionales, Como seres humanos, lo que nos diferencia de los animales es nuestra conciencia, el ser consciente de que tengo una conciencia, ¿sí? Como seres humanos podemos darnos cuenta de que siento una emoción. Ahora, imaginaos esa gacela que en vez de ser una gacela, un animal, tuviese una mente racional, como nosotros, ¿sí?

Lo que podría ocurrir sería que su mente, de hecho es lo que hacemos, y si no os sentís reflejados... me vais a decir, pero todos nos sentimos reflejados, es como si en esa situación en la que el tigre quiere comerme, la gacela siente miedo, empezase a luchar contra el miedo, a decir yo no quiero sentir miedo, porque siento miedo, no debería de sentir miedo, a luchar con esa emoción, a decir no quiero sentirla, no quiero sentirla, y a enredarse en un montón de pensamientos y justificaciones. que lo que hacen es bloquearla aún más. Bueno, la gacela sería devorada por el tigre, ¿sí?

Pero, por suerte o por desgracia, no lo sabemos, ¿sí? No tienen mente racional. Entonces, lo que su cuerpo, lo que su emoción le invita es a utilizar esa energía que sube, esa energía de miedo que me da fuerza para huir o para luchar y de esa manera ponerme a salvo.

Muy bien, entonces, con la honestidad que nos caracterizaba y con la que hemos iniciado antes, decidme, ¿en cuántas situaciones, cuántas situaciones, sabiendo ya que las emociones nos informan del entorno en el que estamos, para que sobrevivamos, nos ponemos a justificar, a buscar causas, a razonar? eso que siento y a luchar contra esa emoción en vez de ponerme a escuchar y a decir bueno qué significa para qué estás aquí emoción para que estás aquí porque tiene un propósito bien definido si escuchásemos esa emoción y nos diésemos cuenta que si el miedo está en mí muy probablemente es porque percibo un peligro pero en vez de hacer este acto de mirar hacia afuera y plantearme, bueno, ¿qué está pasando? ¿Qué peligro estoy percibiendo? Porque muchas veces es un peligro real, pero otras veces es un peligro imaginario.

Como hemos dicho, la mente juega un papel fundamental en las emociones. Muchas veces un pensamiento desencadena una emoción. Y realmente no hay ningún peligro ahí, ningún peligro real, tangible, pero mi mente me lo está. está planteando y como me lo plantea yo le estoy dando credibilidad, me lo estoy creyendo, lo estoy comprando y si lo compro porque le he dado veracidad voy a sentir la emoción correspondiente. Entonces si estás atravesando por una situación en la que sientes miedo, pregúntate, en vez de huir de esa emoción y bloquearte.

que es cuando llegan esas crisis profundas de ansiedad, por ejemplo, pregúntate, ¿para qué está el miedo aquí? ¿Qué mensaje quiere darme? ¿Qué pretende comunicarme?

¿Qué me está diciendo? ¿Es un miedo real? ¿Hay algún peligro aquí del cual deba ponerme a salvo? ¿O es un miedo imaginario?

¿Es un miedo al futuro, a lo que pueda suceder? Porque en mi pasado ya pasó algo así y los estímulos despiertan en mí. Esas emociones, porque la función de la mente es que sobrevivamos. Entonces, ante un estímulo asociado a una situación en el pasado que fue peligrosa, actualmente mi mente me va a avisar de que estoy en un peligro, aunque ahora no sea real. Entonces, pregúntate, ¿qué emoción estoy sintiendo y cuál es su propósito aquí y ahora?

Luego veremos... el propósito a un nivel mucho más profundo. Pero ahora preguntémonos y démonos cuenta de que la estrategia que estoy utilizando, como es con el ejemplo de la gacela, de huir de la emoción, en vez de mirar hacia afuera o mirar en mis pensamientos, dónde está el peligro, me está llevando a un bloqueo y también me está poniendo en una situación de riesgo. de riesgo en cuanto a mi supervivencia.

Entonces, fijaos lo absurdo de huir de las emociones. Sé que es lo que la sociedad marca, sé que es lo que la cultura nos ha inculcado, lo que nuestros padres o cómo nuestros padres nos han educado y a su vez sus padres a ellos, ¿no? Y así sucesivamente en una cadena que no tiene fin.

Pero bueno, precisamente... Por eso estamos aquí, ¿no? , nosotros, para romper con esa cadena y salir del sufrimiento, porque el sufrimiento aparece cuando no quiero sentir algo que estoy sintiendo, cuando me enfoco en bloquear una emoción y en luchar con ella, que eso produce un desgaste energético brutal, en lugar de escucharla y ver el propósito que tiene, porque es como un mensajero que viene a darme un mensaje importante.

Y que probablemente no es de ahora, sino que viene de mucho tiempo atrás. Atrás me refiero a la infancia, por ejemplo, o incluso más atrás. Pero no vamos a llegar ahí, incluso al vientre materno. Pero como en ese momento ni nuestros padres tuvieron recursos para acompañarnos en ese proceso, ni nosotros los teníamos, como un mecanismo de supervivencia lo que hicimos es bloquear. esa emoción.

Lo que hemos conseguido o lo que ha sucedido es que se va acumulando una y otra vez, una y otra vez y la vida en su inmensa sabiduría nos va poniendo situaciones una y otra vez, una y otra vez para que yo sea capaz de darme cuenta de que esa emoción está ahí y poder liberarla, poder sanarla. Es como si yo acumulo un montón de rabia dentro de mí Pues porque estoy enfadada y de alguna manera esa rabia se va proyectando ahí fuera en la vida. Os pongo un ejemplo. Yo por la noche he discutido con mi pareja. Discuto con mi pareja y me acuesto enfadada y por la mañana me levanto, no funciona la cafetera y me enfado.

Pero como tengo que ir a trabajar, llego tarde al trabajo. Sigo enfadada y sigo enfadada y mi enfado va creciendo cada vez más y de camino al trabajo me encuentro en un atasco y mi enfado sigue creciendo cada vez más o me pongo a gritar o insulto al coche de delante o me quejo de la vida y un poco más adelante llego a la oficina y no sé, el trabajo... o la reunión que tenía se cancela y me sigo enfadando.

Fijaos cómo la vida nos va poniendo de nuevo situaciones para que seamos conscientes de que esa emoción está ahí y nos da la oportunidad de hacerle frente, de mirarla a la cara, de escuchar su mensaje y de ser capaz de liberarla. Es como un cubo de basura que está muy lleno. y que tenemos que ir sacando poquito a poco en función de las situaciones que se nos van presentando y que van despertando emociones en nosotros, ir sacando y liberando para que ese vacío, ese cubo de basura, perdón, se vacíe y pueda entrar lo nuevo, pueda entrar lo bueno, pueda entrar esa felicidad que tanto anhelamos o esa paz interior o ese bienestar emocional. Pero si está lleno, nunca voy a poder llenar. Si algo está lleno, yo no lo puedo llenar de más cosas.

Tengo que vaciar para llenar con lo nuevo. Entonces, fijaos, ¿qué hacemos nosotros en esas situaciones? Lo primero es quejarnos de la vida, decir qué injusto, ¿por qué me pasa esto?

Estoy harto de este sentir. Y empezamos a proyectar. Proyectar, que es la otra estrategia que utilizamos, una es escapar, escapar de lo que siento y la otra es proyectar, proyectar mi malestar y mi sufrimiento ahí fuera, a los demás.

Es que por tu culpa yo siento esto, es que porque la vida me pone esta dificultad aquí que yo siento lo otro. No estamos diciendo que sea fácil ni que las situaciones... sean agradables o sean cómodas. Para nada, eso no es así.

Simplemente estamos viendo que las estrategias, las formas de relacionarnos con los demás y con nosotros y con esas emociones no funcionan si queremos sentirnos bien. Lo único que hacen es perpetuar ese sufrimiento y ese malestar. Entonces la queja a la vida nos lleva a seguir perpetuando ese malestar. Pero ya está.

Mi sufrimiento en el otro es que por tu culpa yo siento esto, lo que hace es perpetuar ese malestar. Ahora si empiezo a ver una oportunidad en cada situación que se presenta y que toca un botón en mí. que estaba ahí dormido y que de alguna manera se enciende con esa situación y me dice, ¡eh! Aquí hay una emoción que necesitas atender.

Si hiciésemos esa mirada hacia adentro y con total transparencia pudiésemos mirar ahí, esa emoción se transformaría. Veremos cómo se hace, ¿sí? Veremos cómo se hace. Vamos a ver muchas estrategias de liberación emocional, pero primero tenemos que ser conscientes de lo que hacemos y del camino al cual nos lleva y nos ha llevado, de hecho, hasta llegar aquí.

Muy bien, entonces culpar al otro de lo que siento no me lleva a ningún buen puerto, culpar a la vida tampoco. Entonces, escapar y proyectar, que son las dos estrategias fundamentales que utilizamos como gestión emocional, no hacen más que perder. perpetuar nuestro sufrimiento.

Muy bien, ¿podemos darnos cuenta también de que lo que siento en relación a una situación con otra persona o en una situación en el trabajo o en una situación en mi vida cotidiana es mío? ¿Puedo ser consciente de eso? Porque cada persona lo vive de una forma diferente.

¿No es lo mismo ver, pues no sé, imaginaos un coche, una marca cualquiera, no sé, Mercedes, que creo que es una marca de coches que podemos conocer todos. Ese coche, imaginaos que nos lo regalan. Me van viniendo ejemplos, voy a intentar poner orden.

Imaginaos que nos lo regalan, nos regalan un coche de marca Mercedes. ¿Qué va a pensar? ¿O qué va a sentir una persona que no tiene recursos económicos de ese coche? Pues va a pensar probablemente que es una bendición.

¿Qué va a pensar de ese coche una persona que tiene recursos económicos o que ya tiene coche? ¿Qué va a pensar? Bueno, pues que qué bien, qué bien. Pero no va a despertar un entusiasmo o una ilusión excesiva en esa persona.

¿Qué va a pensar de ese coche alguien que tenga otro coche de una gama superior? Por ejemplo, un Rolls Royce. ¿Qué va a pensar de ese coche?

¿Qué va a sentir cuando vea ese coche? Probablemente indiferencia, incluso asco me viene, ¿no? O sea, fijaos que no es la situación en sí, que no es el objeto en sí, que no es el acontecimiento en sí, sino que es mi visión.

de ese acontecimiento lo que despierta una emoción o en otra. Entonces es como si ese acontecimiento tocara un botón en mí que me dice aquí hay una emoción que tienes que resolver, una emoción que tienes que atender, una emoción de la cual debes de dejar de huir o de luchar, que no sirve de nada más que para desgastarme energéticamente, porque acabamos agotados. Cuando intentamos bloquear una emoción o intentamos luchar con ella para cambiarla, para no sentirla, terminamos agotados.

Entonces, os pongo otra situación. Si vemos un animalito abandonado por ahí por la calle, cualquier animalito, o un gato atropellado en la calzada, ¿qué os hace sentir? Porque a una persona le puede...

dar indiferencia, a otra persona le puede producir cierto malestar, pero tampoco es limitante, y otra persona puede sentir el mayor malestar del mundo, un sentimiento de abandono brutal o de injusticia tremendo. Entonces, volvemos a ver que no es el acontecimiento en sí, sino que es cómo yo me relaciono con ese acontecimiento. Y si...

Lo que a mí me hace sentir, por ejemplo, es abandono, es que yo tengo abandono dentro de mí y es una emoción que debo de atender porque probablemente en la infancia o en algún momento de mi vida me he sentido abandonado y no lo he querido ver. ¿Por qué? Pues porque no tenía las herramientas necesarias para hacerle frente a esa herida, porque nadie me enseñó a hacerle frente a esa herida o a qué podía hacer con ese malestar. estar entonces otro punto clave sería ese sería darnos cuenta de que lo que siento Habla de mí, perdona, habla de mí, es mío y mirad, os invito a mirar un segundo qué aparece dentro de vosotros, qué emociones se despiertan al hablar de esto.

Hemos iniciado hablando que probablemente íbamos a tener información porque no nos iba a gustar. o que nos iba a chocar, ¿no? ¿Qué os hace sentir el ver que somos absolutamente responsables de todo lo que sentimos? Y que siempre me estoy relacionando con mi sentir y conmigo mismo, conmigo misma, conmigo misma, siempre. Con todas esas heridas que llevo acumulando a lo largo del tiempo y que he ido tapando.

para no sentir porque eran demasiado dolorosas. Y que he seguido escapando y escapando de ellas una y otra vez, una y otra vez, hasta que se enquistan, se infectan y duelen, duelen muchísimo. Pero de mí depende dejar de mirar hacia otro lado y empezar a hacerme cargo de esas heridas.

Porque solo depende de mí, solo pueden ser curadas por mí. Si llega otra persona a intentar curarla, lo que va a hacer es tapar ese malestar que yo siento. Pero en el momento que esa persona se vaya, voy a volver a sentir el dolor. Entonces, podemos responsabilizarnos de nuestro sentir, podemos responsabilizarnos y comprometernos con nuestro bienestar.

Ha llegado el momento de ocuparnos de esa niña, ese niño herido que vive dentro de cada uno de nosotros. ¿Podemos hacerlo? ¿Podemos dejar de escapar de él? ¿Veis la crueldad que hay detrás de escapar de una emoción?

Imaginaos a un niño que llora. y nosotros huimos de él y lo dejamos ahí desconsolado, llorando, eso hacemos con nosotros mismos. Sé que duele escuchar esto, pero eso hacemos con nosotros mismos.

Entonces podemos dejar de utilizar esas estrategias que lo único que hacen es perpetuar aún más todas esas heridas. Y si tengo el cuerpo lleno de heridas, si tengo... el cubo de basura lleno de porquería, va a ser muy difícil que pueda entrar algo nuevo.

Va a ser muy difícil que pueda entrar el bienestar, la alegría, la armonía, la paz, la felicidad. ¿Podemos comprometernos con nosotros mismos? Os invito a hacer un compromiso aquí y ahora con nuestro bienestar.

con nuestra salud emocional, un compromiso de sanar, sanar todas esas heridas, que bueno, hasta ahora no hemos sabido cómo hacernos cargo, pero que ahora vamos a empezar a aprender, más todo lo que llevamos recorrido, cómo hacerlo, cómo hacernos cargo de ellas para poder sanarlas y poder liberarlas. Entonces, una vez asumido que solo me relaciono conmigo mismo y con la información, ¿Qué hay en mí? Si siento abandono, sé que hay una emoción de abandono en mí, que vete tú a saber de cuándo estás. Si siento tristeza, hay una información de tristeza en mí, que vete tú a saber de dónde viene. Si siento miedo o ansiedad, hay una emoción en mí que está esperando ser reconocida y ser amada, ser vista, ser aceptada, ser liberada, ser sanada.

Voy a dejar de mirar hacia otro lado y voy a centrarme en curar. Sabemos que curar es fuerte, curar duele, pero es tan necesario y tan liberador. Y aquí estoy yo para acompañaros en este tránsito, yo y otras personas maravillosas que hay aquí en Crescenda.

Entonces tenemos el compromiso, nos responsabilizamos de nuestro bienestar. Genial. Pues seguimos avanzando.

He iniciado un poquito, anticipado un poquito el tema de los pensamientos. y la importancia de observar que si compro un pensamiento, si le doy veracidad, voy a sentir la emoción correspondiente. Al final de la sesión de hoy vamos a hacer una práctica en relación a esto, pero los pensamientos van a generar emociones, las emociones van a generar actuaciones.

Y si las actuaciones se convierten en algo permanente, van a generar hábitos. Y de los hábitos nos vamos a ir a rasgos de personalidad. Por eso es tan importante que empecemos a escudriñar todo ese mecanismo, ese eslabón, esa cadena que inicia y tiene el final y lo que hace es perpetuar. Un sistema de creencias, de hábitos, de rasgos de personalidad con el cual nos identificamos. Creemos que nosotros somos eso, creemos que nosotros somos nuestra personalidad, creemos que nosotros somos nuestros pensamientos, creemos que nosotros somos nuestras emociones, nuestros hábitos.

Nosotros no somos eso, somos mucho más. Lo vamos a ir viendo. Perdón.

A ver, más cosas que tengo yo por aquí para vosotros. ¿Os habéis parado a pensar que cada vez que rechazo una emoción estoy menospreciando la vida y estoy rechazándome a mí? Si me rechazo a mí, lo que voy a encontrar fuera son... personas y situaciones que me muestren ese rechazo que yo hago conmigo misma. Pero si sigo culpando al exterior y no me doy cuenta que ese mecanismo que el exterior me muestra es algo que yo estoy haciendo inconscientemente, a veces sí es consciente, pero muchas veces es muy inconsciente, un mecanismo que estoy llevando a cabo conmigo misma.

Entonces cada vez que no me permito sentir... Me estoy rechazando. Y más aún, estoy rechazando la vida. Porque fijaos cuánta vida hay en una emoción intensa.

La vida es intensidad. Pero nosotros ¿qué buscamos? Buscamos tranquilidad en la mayor parte del tiempo, en la mayoría de los casos.

¿Buscamos tranquilidad o no? Seamos honestos, seguimos con la honestidad. Buscamos tranquilidad.

Y la tranquilidad es lo más alejado a la vida. La vida es intensidad. La tranquilidad es lo más cercano a la muerte, diría yo. El estar tranquilo sin sentir es lo más cercano a estar muerto. ¿Podemos hacernos cargo de esto?

Sé que nuestra mente nos dice que la comodidad y la tranquilidad... Que luchemos por ello. Claro, su función es la sobrevivencia. Estar encerrado en una cueva, en una burbuja donde nada ni nadie nos pueda alterar o tocar, donde podamos estar a salvo. Pero claro, eso implicaría no relacionarme, no vivir, no estar en contacto con la vida.

Y también me perdería todas las cosas que me han hecho. cosas maravillosas que hay ahí para mí. Si no quiero sentir dolor, no voy a sentir tampoco la otra polaridad, no voy a sentir el placer, no voy a sentir la alegría si no me permito sentir la tristeza. Y el mismo rango en el que yo siento tristeza, si me permito sentir tristeza este rango, lo mismo voy a sentir de alegría este rango.

Ahora, si me permito sentir la tristeza... me voy a poder permitir sentir la alegría y la voy a sentir de una manera mucho más intensa, mucho más plena. Es como un cubo que se expande. Si yo me permito sentir, voy a poder sentir gozo en su máximo esplendor.

Pero para eso me tengo que permitir también sentir el sufrimiento, el dolor y todas esas emociones que tienen su propósito, como hemos visto, aunque las... tachemos y aquí entra la mente y el lenguaje como incómoda. Si yo tacho una emoción de incómoda indudablemente que ya voy a empezar. Es como un chispazo a rechazarla, a rechazarla, a bloquearla, a huir de ella. Es inconsciente, no me voy a dar cuenta hasta ahora que lo estamos haciendo conscientes.

Pero si yo la tacho de incómoda, voy a empezar a luchar, a huir de ella, a escapar, a escapar. Y ya sabemos dónde nos lleva el escapar. Ahora, si yo, antes de tacharla como incómoda, me permito sentir... que hay una energía en mí que se manifiesta, da igual el nombre que tenga, una energía en mí que se manifiesta con un impulso determinado que me invita a moverme hacia un lugar.

Si yo pudiera sentir eso sin poner una palabra, me movería en una dirección o en otra en la vida. Vamos a poner otro ejemplo, como el de la gacela, ¿no? Imaginaos que estoy en un trabajo.

que no me gusta o con una pareja con la que llevo muchos años y ya siento que no me llena, pero bueno, por comodidad pues continúo ahí, por miedo al cambio, ¿no? Todos esos miedos que todos arrastramos. No me permito escuchar esa emoción, ¿sí?

Lo que vamos a conseguir... bloqueando esa emoción, es que esa emoción permanezca en el tiempo, porque aún no he escuchado el mensaje. Y la vida me va a invitar a que llegue un punto de tal sufrimiento que tenga que saltar, saltar de ahí, moverme, moverme. ¿Sí?

En el ejemplo que he dicho del jefe, ¿no? Estoy en un trabajo que no me llena, que no me permite desarrollar mis talentos, mi creatividad, lo que me apasiona. Y siento tristeza, siento malestar en mi interior cada vez que voy a ese trabajo.

En vez de huir de ese malestar y, bueno, salgo del trabajo y me voy al bar, o me voy de fiesta, o me voy a hacer deporte, o me voy a lo que sea, que ya hemos dicho que nada está mal, sino con la intención en lo que yo le ponga, eso que hago, nunca me voy a poder permitir. sentir en su máximo esplendor eso que siento para que eso me impulse a tomar una decisión. Si yo me permito sentir esa desesperanza y esa tristeza que siento en el trabajo, que no me apasiona, si me permito sentirla en su máximo esplendor, si la miro, la acepto, la reconozco y con total transparencia me entrego a ella, esa emoción me va a invitar a salir de ahí.

Entonces, en cuantas situaciones en nuestra vida permanecemos por miedos y por escapar, escapar de todas esas emociones que en el fondo nos están diciendo algo que es súper importante para nosotros, que puede ser atrévete, atrévete a salir de tu zona de confort, atrévete a ofrecer tus talentos y tus dones al mundo. atrévete a hacer eso que te apasiona. ¿Qué pasa?

Que cuando estoy sintiendo eso aparece la mente y entonces me dice y me convence de a dónde vas a ir, que este es un trabajo en el cual llevas muchos años o la pareja, no vas a encontrar nada mejor o tú no sirves para nada más. Todo es saber borrea que hay en nuestra mente que en muchos casos es inconsciente y aparece en un... plis plas, la ciencia nos dice que tenemos más de 70.000 pensamientos al día, o sea, que imaginaros, ¿sí? Cuando yo tengo esos pensamientos y los compro, les doy veracidad, los hago míos, creo que soy yo, y al creer que soy yo, voy a actuar en consecuencia, voy a decir, sí, es verdad, no merezco otra pareja mejor, sí, es verdad, yo soy incapaz, ¿no? llevar mis talentos al mundo, yo soy incapaz de emprender el negocio que tanto anhelo emprender, ese trabajo de mis sueños, si es verdad es mejor quedarme donde estoy, la mente me va a convencer y esa emoción va a seguir ahí, entonces se va a perpetuar en el tiempo.

Muy bien, estamos viendo todo esto para reflexionar, volvemos a la vida y a la intensidad, rechazo a mí misma cuando no me permito sentir y estamos aquí para vivir la vida, para vivir la vida en su máximo esplendor. ¡Estamos vivos! Estamos vivos y eso siempre es una bendición, una maravilla.

Sería un motivo para estar agradecidos con la vida, con el universo. Es como si solo quisiéramos sentir o saborear el dulce o el salado. Hay muchos sabores en la vida, está el amargo, está el ácido, está el picante.

Sí, pero a mí solo me gusta el dulce, entonces a mí me dejáis, solo quiero comer cosas dulces, ¿no? Me estaría perdiendo, me estaría perdiendo tantas cosas de lo que es vivir, sí, viviría en una parte muy limitadita, muy limitadita de la experiencia humana. Lo mismo sucede con las emociones, imaginaos que solo existiera una... una especie de animales.

Sería todo muy aburrido. Cada especie tiene su propósito. Hay especies que nos gustan más, otras especies de animales que nos gustan menos.

Pero en la variedad está el gusto. Lo mismo pasa con las emociones. Cada una tiene su propósito y todas están ahí para ser sentidas, para ser vividas, porque todas forman parte de la vida.

Todas forman parte de la vida. Y todas tienen un regalo valioso para nosotras, todas, pero para eso tenemos que abrirnos a vivir y abrirnos a sentir también. Muy bien, vamos a ver una estrategia, una metáfora que ejemplifica muy bien el proceso de sentir. que es muy simple y muy complejo a la vez. Muy simple y muy complejo a la vez.

Cuando estamos en el mar y hay remolinos, hay olas, ¿qué nos aconsejan hacer? ¿Qué nos aconsejan hacer? Nos aconsejan que luchemos con la corriente y que nademos en dirección contraria, porque eso es lo que hacemos con nuestras emociones.

Intentamos escapar de esa fuerza interior que nos arrastra. ¿Nos aconsejan hacer eso? O si hacemos eso, lo que vamos a hacer es morir ahogados y agotados.

Agotados y ahogados, las dos cosas. Es lo más parecido a sentir. Cuando en un remolino yo me dejo llevar, o en una ola me dejo llevar. por ese remolino.

El remolino lo que va a hacer es llevarme a la profundidad y me va a sacar por otro sitio. Igual que una ola, si yo floto en la ola, en vez de luchar con ella, floto en la ola, la ola lo que va a hacer es que me va a subir, va a llegar a un punto máximo y después la ola va a decrecer y me va a dejar en otro lugar, sin ningún esfuerzo. sin ningún tipo de prejuicio o perjuicio para mí, mejor dicho.

Ahora, si me dispongo a luchar con la ola, si quiero salir por el otro lado, si pretendo escapar del remolino, la consecuencia que deriva no es nada positiva. Entonces, acordaros de la ola del mar y del remolino cada vez que estéis sintiendo una emoción. y flotar, flotar en ella.

Vamos a hacer ahora un ejercicio e iremos profundizando en esto a lo largo del curso. Siguiendo con el mar, cuando el mar saca la basura hacia afuera, lo hace precisamente para limpiar el mar, para que esa basura sea recogida. Imaginaos que nos quejásemos porque el mar saca la basura, que lo hacemos, ¿no? Que el mar saca la basura hacia afuera para que la basura pueda ser vista y recogida, ¿no? Y de esta manera el mar esté cada vez más limpio.

Lo mismo ocurre con las emociones y con la vida. La vida nos las va presentando a través de situaciones, de experiencias con los demás. Para que veamos la porquería que hay dentro de nosotros y empecemos a sacarla. Pero para eso hay que verla primero. Hay que verla, hay que responsabilizarse de ella y hay que comprometerse con la limpieza.

Entonces, a partir de ahora vamos a ver todas esas oportunidades que nos da la vida para sacar la rabia, para sacar la tristeza, para sacar la sensación de abandono, de rechazo, de escasez. Todas esas sensaciones que viven dormidas en nosotros, dormidas porque las hemos anestesiado. pero que siguen estando ahí todas esas heridas, vamos a comprometernos con mirarlas primero para poder sacarlas y poder limpiarlas. Entonces nos comprometemos y nos responsabilizamos con nuestro bienestar y con nosotros mismos, en pro de ir cada vez sanando todas esas heridas, limpiando todo ese malestar, toda esa porquería interior que hemos ido.

acumulando a lo largo del tiempo y poder llegar a ese propósito que tanto anhelamos de sentir plenitud en nuestro interior, que no tiene nada que ver con el exterior, sino que es algo que vive dentro de nosotros. Pero primero tenemos que limpiar todo nuestro interior para poder llegar a conectar con esa plenitud. Entonces, sin más, si os parece, vamos a hacer una práctica, ¿sí? Si tenéis preguntas, si tenéis comentarios, estaré encantada de poder ir atendiéndolos también. Como no os puedo ver, no sé cómo estáis.

Entonces vamos a empezar con la práctica y luego seguimos con unos minutitos de preguntas. ¿Qué os parece? Venga, pues os voy a invitar a cerrar los ojos. Cerramos los ojos para mirar hacia adentro. Si no te sientes cómoda cerrando los ojos, puedes seguir con ellos abiertos sin ningún problema.

La cuestión está en que cuando tengo los ojos abiertos miro hacia afuera y cuando cierro los ojos puedo mirar hacia ese paisaje interior. ese mundo interior que vive dentro de mí y ahí es donde están todas esas emociones que se traducen en sensaciones corporales, vamos a intentar conectar con sea lo que sea que hay ahora, aquí, ahora, en el presente, en mí, que sabemos que aunque esté en momento presente es algo que viene de muy atrás. A ver si os parece, cerramos los ojos. Vamos a cerrar los ojos, vamos a ponernos en una posición cómoda y vamos a respirar.

Vamos a respirar hondo. Respirar hondo implica llenar tus pulmones de aire, llenar a tope tu capacidad pulmonar. Vas a retener un poquito el aire y vas a exhalar. por la boca lentamente y vas a volver a inhalar, inhala profundo, puedes inhalar contando 6 interiormente, inhala hasta 6 o hasta 5 donde tú te sientas cómodo o cómoda, reten un poquito el aire y exhala lentamente.

Y vas a volver a inhalar profundamente, vas a retener el aire y vas a exhalar lentamente. Y ahora vas a retomar el ritmo natural de tu respiración y vamos a observar cómo es esa respiración, cómo es... ese ritmo natural y puedo sentir cómo entra aire por las fosas nasales, cómo llega hasta la garganta, cómo los pulmones se expanden, la barriga va un poquito hacia afuera y cómo al exhalar ocurre el fenómeno contrario, la barriga se hunde, el pecho baja y al exhalar puedo sentir. incluso el aire a una temperatura diferente de cómo estaba en la inhalación y vuelve a inhalar para comprobar todos estos efectos que produce la respiración en tu interior.

Siente el movimiento de la respiración en tu pecho y obsérvalo, observa el fenómeno de la respiración en ti, observa cómo inhalas y las sensaciones que produce la inhalación. Y observa cómo exhalas y las sensaciones que produce la exhalación. Y ahora vamos a observar y hacer consciente ese paisaje interior que tenemos abandonado en muchos de nosotros.

Vamos a observar mientras inhalamos y exhalamos, mientras sentimos el vaivén de nuestra respiración, vamos a observar los dedos de nuestros pies. Vas a observar el pie derecho, vas a observar el pie izquierdo y las sensaciones que hay ahí. Observa tu pie firmemente apoyado en el suelo y observa las sensaciones que produce el tenerlo apoyado. Observa tu empeine y sigue respirando. Respira, inhala y exhala.

Y sigue observando las sensaciones que hay en tus tobillos. En tus gemelos, observa tus rodillas y sigue inhalando y exhalando, inhalando y exhalando, y observando paralelamente tu respiración, ese vaivén de la respiración. Es como estar en la orilla del mar y ir observando las olas.

las olas de tu respiración, cómo entra una ola con la inhalación y cómo desaparece en la orilla con la exhalación. Y observa qué más hay en esa playa, observa las sensaciones que hay en tu cuerpo, sigue observando las sensaciones que hay en tus rodillas. y sigue respirando, inhala y exhala.

Observa las sensaciones que hay en tus muslos, siente la sensación de tu glúteo apoyado en la silla. ¿Cómo es esa sensación? Observala y sigue respirando, inhala y exhala. Observa tu pelvis y las sensaciones que hay ahí.

Todo está bien, no hay sensaciones ni buenas ni malas, solo son sensaciones. Son las sensaciones de tu paisaje interior. Sigue respirando, inhalando y exhalando. Y observa tu abdomen, tus caderas.

Observa las sensaciones que hay ahí. Date cuenta cómo las sensaciones son cambiantes. Puedo sentir un picor, un dolor, puedo sentir el estómago vacío.

Todo está bien, son solo sensaciones. Siga observando. Y observa cómo tu mente puede intentar poner una palabra, puede poner la palabra incómodo o desagradable.

agradable, o esto es un rollo, sea lo que sea, obsérvalo. Es como si sentado en la arena de la playa observases tu respiración con las olas, tus sensaciones con todo lo que hay alrededor en la playa y tus pensamientos con las nubes en el cielo. Observa tu respiración con las olas del mar, cómo al inhalar y al exhalar entran y salen olas, cómo las sensaciones es todo aquello que puedo observar en la playa y cómo arriba están las nubes del cielo que son mis pensamientos. A veces hay nubes negras, a veces blancas.

A veces son densas y a veces son ligeras. A veces el cielo está despejado y a veces hay tormenta. Todo está bien. Observa que cada una de esas situaciones tiene su belleza particular. Ninguna es negativa o positiva.

Y también observa que todas son pasajeras. Observa que todas son temporales. Pero hay algo que no es temporal, hay algo que permanece siempre inmutable.

Y ese es el observador, el observador que está sentado en la orilla observando. Respira, respira y conecta con ese observador. Y sigue observando con total detenimiento tu pecho, cómo sube y cómo baja con cada inhalación y exhalación.

Observa tus brazos, qué sensaciones hay ahí. Observa el cielo, si aparece algún pensamiento y déjalo ir. Observa las sensaciones de tener tu espalda apoyada en el respaldo de la silla. ¿Qué sensaciones son esas?

Y sigue observando. Estamos poniendo conciencia en nuestro interior. Observa y permite cualquier sensación que aparezca en ti y sé consciente de que tú no eres ninguna de esas sensaciones.

Ni siquiera eres ninguno de esos pensamientos. Tú eres quien los observa. Puede gustarte más o menos el color del mar, ahora, la temperatura, las nubes del cielo, pero date cuenta de su temporalidad, de su neutralidad y sigue observando, sigue observando mientras respiras, inhala y exhala suavemente.

Seguimos poniendo conciencia en nuestro cuerpo y ahora vas a observar las manos, tu mano derecha, tu mano izquierda, los dedos, la palma de tu mano. Observa qué sensaciones hay ahí y sigue respirando, inhala y exhala. Inhala y exhala, suavemente déjate mercer por la respiración y sigue observando desde esa posición que atestigua, atestigua con neutralidad, con imparcialidad todo lo que acontece, todo lo que sucede. Respira, respira profundamente.

Y observa las sensaciones que hay en tu cuello, en tu mandíbula. Si hay alguna tensión, aprovecha la exhalación para soltar. Observa en tus mejillas la temperatura, la temperatura de la habitación en la que estás.

Y siente las sensaciones que produce. Respira y observa tus párpados, tus cejas. tus sienes, tus orejas y sigue respirando y permite que acontezca en ese paisaje interior lo que tenga que acontecer.

Si aparece cualquier emoción, está bien. Puede que tu mente la nombre como ansiedad, como rabia, como tristeza, como enojo, como confusión. como aburrimiento, como alegría, lo que sea.

Date cuenta como es solo una sensación corporal. Son sensaciones. Las emociones se traducen en sensaciones corporales. Y ábrete a observarla, observarla, testíguala. Porque cada vez que la testiguas estás poniendo amor ahí.

Estás mirando, mirando el mensaje, mirando el mensajero. Esa emoción tiene un propósito bien definido por el cual está en ese paisaje. Si está en tu consciencia, es para algo.

Obsérvala y permítela. Abre tu corazón para experimentarla, darte permiso para sentir. Y observa en las nubes si aparece algún pensamiento, algún juicio sobre esas sensaciones que aparecen. Y déjalo pasar, no eres tú, permítelo y sigue respirando, sigue respirando y sigue observando. No compres ninguna nube, simplemente obsérvala dándote cuenta que no eres tú, hay una distancia entre las nubes y tú, tú eres el observador, el que atestigua.

Y de ese observador amoroso que observa y contempla ese paisaje maravilloso que hay en su interior. Observa si hay suciedad, si hay basura, si el día es soleado, si hay nubes negras o son blancas o grises, si el cielo está despejado o la marea está alta, si el color del mar... es negro o es transparente, si la arena es fina o es gruesa, simplemente observa, observa tu paisaje interior y permite que acontezca, sea lo que sea que haya ahí.

Estás dándote un regalo maravilloso, estás permitiéndote sentir y observar ese paisaje. que hay dentro de ti que a veces está abandonado con falta de atención y otras veces es impecable todo está bien estamos aquí para aprender observa cómo está tu paisaje interior si poner juicios simplemente atestiguando y siendo consciente de todo eso que me rodea sensaciones emociones la respiración, los pensamientos y sigue observando, sigue respirando, sigue observando y sigue respirando y sigue poniendo amor, poniendo consciencia desde ese testigo que permanece inmutable, que no cambia, que no es temporal. Permanece ahí, sigue respirando, sigue respirando, inhala y exhala y contempla, contempla cómo está tu estómago, cómo están tus pulmones, contempla cómo están tus genitales, tu abdomen, contempla cómo está tu espalda, contempla si hay algún tipo.

La incomodidad, si hay alguna sensación, contempla, contempla. Simplemente contempla y respira. Contempla y respira, todo es bienvenido.

El observador no puede ser tocado. El observador solo atestigua con un amor infinito, inmenso, porque se sabe existir. Y sabe que cualquier acontecimiento de su paisaje interior, sean sensaciones, emociones, pensamientos, es temporal. Igual que es temporal cualquier acontecimiento de mi paisaje exterior, de lo que acontece en mi vida.

Pero el observador atestigua, el observador permanece, el observador no cambia, el observador... Siempre está ahí, acontezca lo que acontezca, con una visión amorosa, libre de juicios, neutral. Y posicionate ahí. Y ahora te invito a que pongas tu atención y tu mirada en el observador.

Y respira, ese observador que atestigua, simplemente atestigua todo lo que sucede en su paisaje. Ya sean pensamientos, emociones, sensaciones, dolores, incomodidades, lo que sea, observa y respira. Inhala y exhala lentamente.

Inhala y exhala lentamente y permite. Es como si pudieras situarte en tu corazón, tu corazón puede transmutar, transformar cualquier dolor. y lo transmuta y lo transforma en amor. Sitúate ahí en tu corazón, pon tus ojos, tu visión interna, tu atención en tu corazón y respira, respira desde ahí. Y desde ahí observa, observa tu cuerpo, observa las sensaciones que hay en él.

Observa, permite, confía. confía en que todo lo que está ahí tiene un motivo, tiene un propósito, tiene un para qué, sea cual sea, aunque mi mente no lo pueda entender, trae un regalo para mí. Y sigue respirando, inhala y exhala, inhala y exhala, y sigue observando, observando. Tu respiración, observa tu paisaje interior, sea el que sea.

Es maravilloso porque es tu paisaje interior y arte consciente de todo lo que hay ahí y que llama tu atención para ser atendido, para ser mirado, para ser sanado, para que pongas amor. Sigue respirando, inhala y exhala. Inhala, exhala, inhala, exhala y déjate mercer por ese suave vaivén de tu respiración, sabiéndote parte de la vida, sintiéndote seguro o segura en ese observador que atestigua.

Confía. confía en la vida abre tu corazón a sentir y sigue respirando puede que sientas dolor porque haya heridas que bien que podemos hacerlas conscientes que bien que podemos mirarlas y darnos cuenta que están ahí gracias mira a ver si puedes agradecer este instante de darme cuenta y ser consciente de todo lo que hay ahí de la belleza que hay en mi paisaje interior, sea como sea y sea cual sea. Si hay tormenta, perfecto. Si hay malestar, perfecto.

Si hay alegría, perfecto. Observa, sabiendo la temporalidad de todo eso. Pero desde el observador hay una paz que es estable y que poco a poco iremos haciendo. adquiriendo la maestría de situarnos en esa estabilidad, en esa paz, en esa confianza, en esa plenitud del corazón. Y sigue respirando, y sigue observando.

Inhala y exhala. Vas a hacer unas cuantas respiraciones profundas más. Disfruta de este instante, respira, respira, confía, observa, observa la belleza que hay en tu interior, sigue respirando y cuando te sientas preparado, preparada, puedes ir abriendo los ojos. despacio para poner nuestra visión en el exterior, en el paisaje exterior que nos rodea.

Vamos a ir a las preguntas. A ver. Hola, ¿cómo sabemos si ya se liberó la emoción?

Sabemos que ya se liberó la emoción porque no la siento. ¿Sí? O porque no la siento con la intensidad que la sentía antes. Es decir, es obvio que vamos a sentir miedo, por ejemplo, en una situación determinada. Si yo estoy en peligro, qué bien que puedo sentir miedo, tiene una función adaptativa.

¿Sí? Entonces, como hemos dicho antes, las emociones forman parte de la vida. Ahora, cuando yo tengo un miedo que es persistente, cuando yo tengo una tristeza, que se ha convertido en un hábito para mí emocional, ahí es donde tenemos que mirar. Entonces, la emoción se libera cuando dejo de sentir esa herida, cuando en lugar de sentir esa herida lo que siento es paz, cuando en lugar de sentir esa herida lo que siento es alegría, cuando en lugar de sentir esa herida lo que siento es amor y gratitud. Ahí es cuando sabemos que esa...

emoción se ha liberado. Ahora recordad, hemos ido acumulando a lo largo de los años tanta basura emocional porque no hemos sabido hacerle frente que lo que va a ocurrir es que el mar nos va a ir mostrando toda esa basura y va a parecer que no acaba nunca. Es decir, jolín, esto ya lo liberé o esto ya lo he...

trascendido o yo creía que ya lo había liberado y otra vez la vida me lo vuelve a mostrar. Bueno, es que llevamos tantísimos años, la humanidad lleva tanto tiempo acumulando basura, reprimiendo emociones, bloqueándolas, escapando de ellas, que claro, hay tanto ahí acumulado que ahora tiene que salir, es como un vertedero en el cual tenemos que ir sacando y sacando y sacando sacando y sacando la basura, sacando y sacando. Entonces la vida nos va a ir mostrando a través de situaciones y de relaciones que tengo que seguir sacando más. Y pensaremos, jolín, si yo ya saqué y sigue quedando, qué bien porque cada vez queda menos.

O sea, estás en el camino, estás en el camino. Y eso es lo que tienes que celebrar, que seguimos sacando. ¿Sí?

¿Me expliqué? ¿Contesté a tu pregunta? Hola, más preguntas que tengáis por aquí. ¿Qué hago cuando tengo miedo? Hay una parte del cuerpo en donde normalmente se guardan como para ayudarle a mi hijo a encontrar las emociones.

Sí. Hay una parte del cuerpo en el que se acumula. Normalmente las emociones están de la garganta a la pelvis.

Entonces, como el sentir es una experiencia tan subjetiva, no sé qué edad tiene tu hijo, porque en función de la edad que tenga lo vamos a hacer 8 años. Vale. Como la experiencia del sentir es tan subjetiva, lo que yo te recomendaría es que fueses preguntándole, ¿qué sientes? Porque a veces nosotros podemos etiquetar, de hecho se etiqueta, ¿no?

Por ejemplo, ¿es miedo? ¿Sientes miedo? Y a lo mejor lo que estás sintiendo es tristeza, o a lo mejor lo que estás sintiendo es rabia, o a lo mejor lo que estás sintiendo, ¿sí? O como catalogamos y metemos, por ejemplo, la ansiedad. La ansiedad es un cajón desastre, ¿sí?

Hay gente que llama a ansiedad a sentir culpabilidad, o hay gente que llama a ansiedad... a sentir rabia, una rabia muy profunda, o a sentir terror, es decir, la etiqueta no nos ayuda. Entonces pregúntale qué sientes, cariño, y su propia intuición te va a decir.

Si te dice que siente tristeza, genial. Si te dice que siente miedo, muy bien. ¿Y dónde está ese miedo?

¿Dónde lo sientes? A ver, cierra los ojos, mira hacia adentro. ¿Dónde está ese miedo? Ah, pues mamá, mira, está aquí en la garganta. ¿Y cómo es ese miedo?

Sí, porque recordad que... La emoción es como una ola, lo que va a hacer, una energía que sube, que llega a un pico máximo y que después se va. Entonces, permítele, acompáñale a surfear esa ola, ¿sí? ¿Me explico?

Y eso se hace a través de estar muy presente para ir dándole pista, al estar muy presente con él, puedo ir preguntándole y orientándole, ¿sí? sin tener la intención de que él escape de esa emoción, porque muchas veces las mamás y los papás lo que ocurre es que como a mí me produce tanto sufrimiento verle sufrir, lo que quiero es que deje de sentir eso, ¿sí? Pero eso no nos ayuda, ni a él ni a nosotros, porque a nosotros nos está mostrando una herida, ¿sí? Una emoción que yo tengo ahí que necesito resolver, ¿sí? Y a la par...

tenemos que acompañarlo a él para que él sepa cómo hacerlo, para que en el futuro, cuando sea adulto o adolescente, sea capaz de hacerlo por sí mismo. Entonces, no sé si te he ayudado con eso. Coméntame si tienes alguna duda más.

¿Qué hago cuando tengo miedo? Que no lo he contestado. Muy bien, lo primero sería sentir la energía. ¿Qué es el miedo? Porque el miedo, acordado de la gacela.

del ejemplo que he puesto antes. El miedo me está informando de que hay un peligro, hay un peligro ahí que yo estoy percibiendo. Entonces el miedo, qué bien que esté ahí, a un nivel, qué bien que me está avisando de que hay un peligro, que yo tengo que atender, eso es el miedo, que tengo que protegerme o luchar, para eso está el miedo ahí, para invitarme a huir o a luchar.

No luches contra la emoción e intentes porque siento miedo, no quiero sentir miedo, sino que pregúntate, utilízala como aliada para que esté aquí el miedo. Y utiliza esa energía. ¿Qué significa utilizarla como aliada? Significa utilizarla para llevarme a hacer algo.

Por ejemplo, la gacela utiliza toda esa energía, ese impulso para huir o luchar. Por ejemplo, en mi caso, me preguntaba Ale, vamos a utilizarlo aquí, ¿estás nerviosa? Me preguntaba Ale, ¿qué tal si utilizamos los nervios? Yo le decía, no, es que entonces es mala, porque le di la vuelta a los nervios, quiero decir, cuando yo utilizo la energía de la emoción para impulsarme y dar lo mejor de mí o para llevar una actuación a cabo, En este caso sería dar lo mejor de mí en esta charla, tener la energía a tope para dar lo mejor de mí en este momento. En el caso de la gacela sería utilizar la energía para huir o luchar.

Y en el caso de que tú tengas miedo, tendrás que ver qué miedo, dónde está el peligro que yo estoy percibiendo, porque el miedo me avisa de eso. Y me invita a huir o a luchar, como te decía. Ahora recuerda que puede ser un miedo real.

es que yo estoy viendo un tigre ahí y puede ser un jefe, una pareja, un padre, una madre, alguien que me maltrata, no sé dónde puede estar el miedo, tendrás que observarlo. O bien puede ser un miedo imaginado, tengo miedo al futuro, tengo miedo a que suceda esto, a que suceda lo otro, puede venir de un pensamiento que no es real y no es tangible. ¿Sí?

¿Me expliqué? Un placer, muy bien. Bueno, pues ha sido un placer inmenso.

Si tenéis más preguntas estaré encantada de resolverlas o ayudaros a poner claridad a través del email o del método que Crescenda nos ponga en mano. Ha sido un placer inmenso, de verdad, gracias. Gracias por esta oportunidad de compartir con todos ustedes.

Nos vemos el viernes que viene con la segunda parte. Vamos a seguir profundizando en el mar de las emociones y adquiriendo nuevas estrategias y nuevas herramientas. Quería comentaros que a lo mejor vamos a necesitar para las próximas sesiones papel, lápiz... algunos lápices de colores Y también un muñequito, un muñequito que podamos tener por ahí o un peluche, ya iremos viendo, sí, iremos viendo.

Pero por lo pronto nos vemos el próximo viernes con mi corazón lleno de gratitud y de amor. Os mando un abrazo inmenso y cualquier cosa que necesitéis, pues por supuesto que estoy a vuestra disposición. Deseando que os haya sido de utilidad y nada más. Me despido deseando una muy feliz...

¡Semana! ¡Feliz fin de semana y feliz semana! ¡Nos vemos el viernes! ¡Chao!