Hola, ¿cómo están? Hola, buen día. Hola, Alejandra.
Buenas semanas. Bien. Bueno, hoy vamos a presentar un caso, les voy a presentar un caso, vamos a conversar acá con Silvana, acerca de un niño que atendí por un periodo de alrededor de un año y medio, hace ya algunos años, y... Y que cuando llegó tenía un poco más de seis años. Esto es en el marco de una institución.
Él llega derivado por otro profesional, por una cuestión de un cambio de horarios, si mal no recuerdo. Ingresa en la primera entrevista, lo recibo y... Inmediatamente, bueno, en el consultorio, en esta institución, yo tenía un mueble con muchos juegos ahí, e ingresa y empieza a sacar todo, pero no a sacarlo y apoyarlo en el escritorio, sino que empieza a revolear, empieza a sacar cada juguete y lo tiraba y desparramaba todas las fichas y otros juguetes, entonces yo me encuentro con esto y le empiezo a decir, no, no... pará, agarremos uno, un intento de ordenamiento de esta situación. Totalmente infructuoso resultó porque él seguía sin detenerse.
Él no hablaba en ese momento prácticamente, decía algunas frases estereotipadas, o se lo escuchaba... repetir diálogos de algún dibujo animado a gran velocidad como con todas las palabras, como si estuvieran todas las palabras pegadas les actúo un poco, sería como era una cosa así lo que se oía pero si uno oía se podían distinguir algunas palabras en medio de ese Como cuando pasan en las publicidades, ¿no? Como cuando leen la letra chica en las publicidades. Sí.
Entonces sucedía un poco esto, no se le entendía. Y por supuesto no respondía cuando yo le decía algo. Con lo cual, bueno, esa primera entrevista fue difícil.
No estuve mucho tiempo, porque bueno, era insostenible un poco esto, entonces... salgo a la sala de espera y llamo a la madre para que lo agarre, y bueno, al conversar un poco con ella, me cuenta que esta era un poco la situación de él, habitualmente. Viene una segunda entrevista, yo en ese momento lo veía dos veces por semana, con lo cual era una frecuencia...
era una buena frecuencia de trabajo. Y la segunda vez se presenta del mismo modo. Yo había dispuesto, esta vez yo había dispuesto un par de juguetes sobre el escritorio y una hoja de papel que justo tenía ahí y unos colores, unos lápices de color.
Él agarra el tarro de lápices y lo tira. sobre el escritorio, lo primero que hace, y había un par de juegos con fichas que tira todas las fichas también sobre el escritorio. Y después va al mueble de nuevo, a revolver juguetes. Pero inmediatamente cuando hace esto, a mí lo que me surge es poner los lápices sobre la hoja, armando un borde. Y él nota esto.
y agarra un lápiz de los que estaban desparramados y lo pone, lo pone junto a los otros lápices que yo estaba armando, como si fuese el perímetro de la hoja con lápices. Un marco. Él pone un lápiz.
Entonces yo voy agregando lápices, yo sigo agregando los lápices, y él cada tanto... Agrega y si no, mueve todas las fichas, se tira arriba de las fichas, arriba del escritorio, en ese momento se tiraba arriba del escritorio, revolvía las fichas, el mismo ahí, ¿no? Como entremezclado en eso. De nuevo tengo que llamar a la madre para cortar la sesión porque no se iba. Esto empieza, de ahí en más, esto empieza a repetirse.
Es decir, llega, tira todas las fichas y armamos esto. Un día los lápices estaban sobre el escritorio y empezamos... Y cruzo dos lápices, con dos lápices arriba, transversalmente, entonces empiezo a armar una torre de lápices.
Y él de nuevo participa. Entonces empezamos a armar juntos una torre. Armamos la torre y la tira.
Entonces yo vuelvo a armar la torre. empieza a armar la torre de nuevo, y la tira. Entonces empieza a suceder durante un periodo de tiempo que pasamos la sesión entera armando torres y tirándolas.
Él la tiraba y se tiraba, y yo volví a armar la torre. Y él la tiraba y yo volví a armar la torre. ¿Qué te pasaba a vos cuando él tiraba la torre?
Uy, me daba una sensación de malestar enorme. cuando tiraba la torre. Generaba una sensación a veces hasta de enojo.
Bueno, era un poco sobreponerse a esa sensación y volver a armar la torre. Estos fueron varios meses de estar armado. Pero lo que empezó a suceder es que con el tiempo...
Yo fui buscando que la torre quedara en pie cuando él se fuera. Entonces en un principio yo salía corriendo a llamar a la madre. Y en un momento quedó la torre armada y él mismo la dejó.
Y fue hacia la puerta para terminar la sesión. Eso inauguró un tercer momento, que fue lo que se llamó el castillo, que él nombró como castillo, que fue una de las primeras cosas que nombró dentro de lo que hacíamos. Catonto iba respondiendo, digamos, en el transcurso de este trabajo se le iba entendiendo un poco más lo que decía.
Como si las palabras se fueran de a poco separando. Eso que estaba todo amontonado, como si se fuera... Como estaba él también, ¿no?
Como estaba él, con el resto de los objetos. No es si es revuelto, ¿no? Como parte de ese revuelto. Claro, sí. Todo entremezclado, todo indiferenciado.
Entonces lo que sucede es que empieza a agarrar alguna de estas otras fichas, no solo los lápices, y juntos empezamos a armar una torre de fichas, y después se arma otra torre de fichas, y en un momento él le cruza la caja de un juego y arma una especie de techo, entonces se armó como una casita. Ah, mirá. Este juego de la casita...
O sea, toda una estructura. Toda una estructura, sí. Claro, interesante. Sí. Porque va armando algo de un lugar también, ¿no?
¿Qué te parece a vos? Sí, absolutamente. Va armando algo de un lugar donde él puede habitar, podríamos decir. Claro.
Entonces, se empieza a armar esta estructura... que se va complejizando a lo largo de los meses. Cada juego duraba meses.
Habrá sido un año y medio de tratamiento, cada juego duró meses. O sea, fueron meses del mismo juego cada sesión que iba variando paulatinamente muy lentamente. Entonces se fue complejizando de a poco este armado y esta casa que en un momento... que yo le digo, qué linda casa que armaste, yo le decía cosas así, ¿no?
Y él me dice, castillo. Era cualquier lugar. Claro, entonces se empieza a complejizar, y por ahí toma cajas de juegos, toma otros elementos, y va armando una estructura cada vez más grande.
Y lo último que sucedió... En ese tratamiento fue que en la última etapa, los últimos dos meses habrán sido, él agarra los soldaditos, los soldaditos de plástico, y pone algunos soldaditos, los soldaditos de un color, dentro del castillo. Lo cierra y los soldaditos de afuera quedan mirando el castillo.
Y empieza a jugar a que esos soldaditos intentan entrar y no pueden, como atacando, atacando esa estructura, y no pueden. Justo en ese momento yo me entero, por vida de otro profesional, porque la madre me contaba poco y nada, cuando yo le preguntaba no me daba prácticamente ninguna referencia de qué sucedía con él. en la casa, era, su presentación era más por ahí de la queja y no saber qué hacer, entonces decía que ella no podía jugar con él, que no sabía cómo hacer, entonces con ella íbamos trabajando algo más de, bueno, que por ahí se sentara con él, no hacía falta más que eso, sentarse con él y él jugar, más de un sostén por la presencia, yo le planteaba. Pero me entero, como les decía, por... Por otro profesional, que en su casa él empieza a armar estos castillos en su habitación y no deja entrar a sus padres.
Se empieza a armar su lugar ahí. Qué bien, como una diferenciación, ¿no? Como un indicio de esa diferenciación que comenzó. con el juego de los lápices.
Claro, fue increíble cómo se fue complejizando de esa estructura mínima de dos lápices, de uno al lado del otro que le agregaba, a un castillo con una afuera y una adentro diferenciados. Ese fue un poco el recorrido. ¿Y cómo lo veías? cada vez que llegaba, en esos tramos del tratamiento, ¿no? Que decías, como, vos ubicás distintos momentos.
Sí, y él cambió mucho el modo de ingresar al consultorio. Claro. Cuando empezamos con la torre y...
él directamente llegaba y se sentaba y tiraba los lápices y empezaba a armar la torre. Me decía, dale, dale. Entonces yo tenía que empezar a armar la torre, lo tenía que empezar a hacer yo. Que vos prestabas ahí, como aportabas, prestabas recursos para eso, ¿no?
Desde el comienzo. Desde el comienzo. Desde que armaste ese borde en la hoja, con los lápices. Sí, sí, fue así. Ya cuando fue el rudimento de casa, eso surgió de él, que empezó a apilar las fichas, que después resultaron las paredes de esa primera chocita que habíamos armado, que después...
se convirtió en el castillo. Pero él fue cambiando. Interesante cómo se fue armando también un adentro y una fuera, ¿no?
Sí, sí. Un adentro habitable y una fuera que, bueno, en el juego inicialmente se presentaba como algo amenazante, ¿no? Se empezó a armar ese...
Primero se empezó a armar ese rudimiento de juego, donde había una adentro, podríamos decir, bueno, y una afuera, malo. Se empezó a armar algo de esto con él. Y bueno, esto resultaba en que él entrara, se sentara a hacer estos armados, hacia el final.
Con la casa, durante un tiempo pasó que también la derribaba, y volvíamos a armarla. Eso ya era parte del juego, ¿no? Claro, ahí fue diferente.
También como haciendo una lectura de todas las secuencias, es como tomar también el derribo como parte del juego, ¿no? Sí, era distinto eso de cuando tiraba la torre al principio. Que se iba armando con él.
Cuando tiraba la torre al principio caía él también. Quedaba ahí entre las fichas, él también, cuando tiraba el torre. En cambio, cuando tiraba la casa, por ahí a veces, hasta yo por ahí me hacía el enojado, y como jugábamos un poco con eso, y él tiraba y yo agregaba las fichas y me iba a tirar, yo iba agregando, entonces se iba armando algún problema en relación a esto. Claro, claro.
Y vos decías, hubo un... Se puede notar como un acontecimiento quizás ese momento, bueno, hay varios momentos, ¿no? Cuando él comienza a ir colocando los lápices, las fichas, pero ese momento en que soporta que el castillo quede en pie, digo, soporta, lo soportó porque... Se fue sin derribarlo, ¿no?
Sí, el primero sucedió, claro, con la torre, que soportó que esa primera estructura quedara en pie. Justo, eso. Y eso dio lugar, un tiempito después, a que se empezara a armar el castillo. Ah, el castillo fue posterior, fue como una construcción más compleja.
Sí, pero hubo un efecto muy notable en su modo de estar también, no solo esto de que entraba y se sentaba. ¿no? Esto tenía que ver por ahí más con una cuestión más de lo poco que venía de parte de la madre en el sentido de un ordenamiento, un pedido de ordenamiento del hijo, que lo ordenara, ¿no?
Entonces eso estaba un poco en juego. Y vos ibas hablando con la mamá... ¿Hablaba en el interín cada vez o algunas veces cuando vos considerabas que querías transmitirle algo?
Hablaba aunque sea mínimamente cada vez, ahí en la puerta del consultorio, porque se resistía un poco a entrar también, era bastante difícil eso. Y si entraba tenía que entrar con él, lo cual planteaba una dificultad. Claro, Entonces era más por ahí una charla de sala de espera mínima, que él por ahí estaba ahí correteando con algún otro chico, entonces aprovechaba ahí a trabajar algo. Claro.
Trabajo de pasillo. Sí. Sí, claro.
Y bueno, y lo que sí quería resaltar es que él empezó a estar alegre. Ah, mirá. Cuando empezó a armar el castillo este, y se inauguró este momento más lúdico, empezó a reír, cosa que él antes no hacía. Entonces cuando tiraba al castillo, se reía. Empezó a suceder un poco esto.
Bueno, se inauguró eso, como un juego. ¿Y en la relación con vos, cómo notaste ese pasaje, ese cambio? Empezó a suceder también que por ahí cuando llegaba, yo abría la puerta del consultorio y venía corriendo y me abrazaba. Y cuando me despedía también me daba un abrazo, muy amoroso.
Era muy sensible al trato amoroso, realmente. Bueno, eso es importante, ¿no? Y tiene que ser... como él tomó el trabajo Sí, claro cómo respondió al trabajo y cómo fue respondiendo cada vez Sí Así que bueno y bueno, después el tratamiento lo dejaron por una cuestión familiar, entonces hasta ahí llegamos con el trabajo, pero bueno, fue un montón.
Fue un montón, fue un montón, bueno. Bueno, esa es un poco la presentación del caso. Bueno, muchas gracias Alejandro. por compartir este caso de tu experiencia clínica en una institución. ¿En una institución?
Bueno, nos vemos. Nos vemos. Hasta luego.