Pero pues él, desde niño, fue un niño muy normal. ¿A qué edad recuerdas que empezó a cambiar Isaac? Y ese día me pegó y yo llamé a la policía. Y cogí un cortaboñas y me la puso acá. Y llamó a la policía nuevamente.
Él salió y ya ahí lo estaban esperando. Lo capturaron. O sea que en el regentor nunca le dio una de las crisis que sí le daban estando en la casa contigo. No.
Nunca le preguntaste por qué me tratas así, por qué me haces esto. Él me decía, no sé, no sé. Me llaman y me dicen, había habido un botín y que Isaac se había caído de un muro. Yo sentí que algo me cayó como un balde de agua frío.
Él logró contarte lo que había pasado. No se cayó de un muro, no se tomó unas pastillas. Y la última que le voy a decir es que a mi hijo... Es posible, muy posible que...
Ese comisario que presuntamente agredió a tu hijo, puede ver este capítulo. Si es así, ¿qué le dices? ¿Qué le digo?
Bueno, bienvenidos a otro episodio más de Conducta Delictiva. Hoy estamos aquí para contarles un caso verdaderamente triste. Muchas veces, como padres, no soy padre, pero los padres piensan que cuando uno entra a la edad de la adolescencia tiene ciertos cambios de humor que son normales.
Pero, la verdad, hay unos que ya se salen de la normalidad. Y hoy vamos a hablar de un tema... que va a ser impresionante, una historia impresionante que tiene mezclado el crimen pero también este tema de la salud mental. Entonces quédese, mírelo, juzgue a la persona que está acá sentada porque con mucha valentía quiso venir aquí a contarnos su historia y más bien aprendamos, aprendamos todos. Antes de contarles de qué se trata esta historia, les quiero hacer una pregunta.
Si su hijo tiene comportamientos violentos con usted, ¿Usted lo denunciaría? Esta es la historia de Isaac Granados, un joven que desde los 12, 13 años comenzó a tener este tipo de comportamientos agresivos con su propia mamá. Cuando ella decide denunciarlo y a él lo privan de su libertad para que pagara lo que había hecho, lastimosamente sale en estado.
¿Por qué? Porque en el lugar en el que estaba recluido... Hubo un motín, y después de ese motín, lo que pasó fue que Isaac quedó prácticamente con solo el habla, el resto de su cuerpo inmóvil.
Y hoy esta historia nos la va a contar su propia mamá, Nadia Zambrano. Nadia, gracias por estar acá en Conducta Delictiva. Muchas gracias.
Bueno, vámonos un poquito hacia atrás. Cuéntanos un poco de ti, de tu hijo, de esa infancia, de él, cómo era ese hogar, papá, mamá, hijo. Bueno, nosotros somos de la ciudad de Barranquilla. Mi hijo tuvo una infancia normal, pues, hasta los seis años. Digamos que tuvo...
Una familia normal. Su papá, su mamá. Su papá tenía, digamos, otras hijas.
Tiene una buena relación con sus hermanas. De hecho, sus hermanas son mayores que él. A los seis años de edad de Isaac, muere su papá, pues producto de, digamos, de la inseguridad. Un robo, muere en el robo. Y yo decido, a ese otro año, venirme a Bogotá.
Me vine a Bogotá, inicio mi vida nuevamente acá, con él. Digamos que uno a veces de papá comete errores, por lo menos los míos fueron. que le quería llenar, digamos, el vacío que su papá le había dejado, digamos, con todo lo que él pedía. Mamá, quiero tal cosa, aquí está.
Yo trabajaba, digamos, en call center, en la madrugada, hacía una cosa, otra, por tenerlo siempre a él. Bien, pero llegó la adolescencia. Y con la adolescencia, pues, empezaron a llegar los problemas.
En esa infancia, ¿tú creíste que por la pérdida que él ya había tenido de su papá, esa forma de llenar ese vacío era, digamos, lo que llamamos en Colombia el cahuetear, o darle, suplirle todo lo que él quería para mitigar un poco ese dolor, esa ausencia? Sí. Sí, y es, digamos, un error que no debemos cometer. Por el contrario, en el caso mío, yo debí buscar ayuda, porque había sido una muerte.
Y él era muy apegado con su papá, entonces, no sé, no lo pensé, no lo... O sea, no me imaginé que a futuro eso le iba a afectar a él, porque pues yo siempre fui una mamá presente, fui mamá, papá. Pero sí habían cositas que él me decía, como por ejemplo, en el colegio, mami, hay un campeonato de fútbol con los papás de mis compañeros, yo no puedo ir, porque yo no tengo papá. Entonces... Yo le decía, no, eso no importa, Isa, tú sí tienes papá, pero tu papá se murió.
Tú sí tienes tu papá. Pero bueno, ya no importa, mejor nos vamos a un parque, a un centro comercial, no sé qué. Y yo, en mi ignorancia, creía que eso estaba bien.
O sea, que yo lo estaba haciendo bien. En teoría, sí lo estaba haciendo bien. Pero yo no sabía en realidad. Lo que mi hijo estaba procesando. De pronto tú creías que esas conversaciones ya terminaban ahí, que no le hacían eco a él en su interior.
Yo pensaba que él se conformaba con eso, y quizás en el momento sí se conformaba, pero en realidad no lo estaba procesando así. Se fue llenando, se fue llenando, se fue llenando, hasta que... Ya explotó.
Nadie ahí. ¿Cómo era tu relación con él? ¿Desde niño era un niño cariñoso, era cercano a ti o era más bien un niño parco?
No, Isa siempre fue un pelado avispado. Él era muy, ¿qué te digo? Él hablaba con todo el mundo, él era muy sociable, como buen costeño.
Yo también soy igual, yo hablo con todo el mundo, yo socializo bien con la gente, a él también. Pero, digamos que de niño él tenía a sus amigos en el colegio, no fue un pelado así como, ¿qué te digo? , que pelionero, conflictivo, no. Pero era súper hiperactivo.
Eso cogía una cosa, la soltaba, cogía la otra, o sea, era súper inquieto. y Digamos que mi padrino, él era médico y él me decía, el niño tiene salud, él tiene salud, es inquieto, es un niño, es normal. Él hacía cosas normales de niño, jugaba. Tenía pues digamos que conductas normales de un niño, o sea, digamos que el cambio de él ya se volvió, o sea, se vio fue en la adolescencia.
Pero de niño sí, por ejemplo, si él quería una cosa y yo no se la compraba, él me armaba la pataleta donde estábamos en el centro comercial, donde estuviéramos. Se revolcaba en el piso. Y yo, entonces, coge mejor, te lo compro para que se quede quieto, porque qué pena, que no sé qué.
Y uno a veces, y eso es un error que uno comete de mamá, porque entonces lo malcrias. Pero tú en ese amor de madre sientes que no lo estás malcriando, sino que tú estás, no sé. Dándole algo que le hace falta, bueno, no sé.
Uno a veces piensa cosas que en realidad uno después dice, ¿yo por qué pensaba eso? No tiene sentido. Pero pues él desde niño fue un niño muy normal. Las actividades que hacía un niño normal, que hace un niño normal.
Jugar, ir al colegio y así. ¿A qué edad recuerdas que empezó a cambiar Isaac? El problema con Isaac empieza desde el 2021. Ya vengo notando que se irrita con todo, con nada. Todo, digamos, todo le molesta.
Ya era agresivo con las palabras, pero era conmigo. La primera vez que me agredió fue en Medellín. La empresa me había matado a un proceso. Y duré como seis meses viviendo en Medellín. Y ya casi al regresarnos, que no sabíamos, que pues no sabía que me iba a regresar, él me p*** la primera vez.
No recuerdo por qué fue. Yo creo que yo estaba como escuchando música y él no quería escuchar la alta. Y bueno, empezamos como a discutir. Creo que fue algo así. Y ese día me p***.
Y yo llamé a la policía. ¿Por qué? Él quería que yo le bajara el volumen al equipo, no recuerdo. O sea, yo acababa de terminar mi turno de trabajo, porque yo estaba de teletrabajo, y él... Y yo a ese día le dije, no, pues yo como no salía, porque no conocía a nadie en Medellín, yo terminé mi turno y me puse como a organizar la casa, me compré como un cispá, algo así de cerveza, puse mi música y él, no, que bájale la música, que yo no quiero escuchar esa música, entonces le gustaba esa música de rap y no sé qué, y entonces él la ponía, yo se la quitaba y ponía mi vallenato, y en eso empezamos en el conflicto.
Y... Cuando ya hubo un momento en que él explotó y yo caigo al piso, ¿sí? Y me coge por acá y yo, como puedo, me suelto y yo me entro al cuarto, me encierro y llamo a la policía.
Y esto, el policía... Le dice, ¿qué pasó? Yo le dije, no, mira, él es mi hijo, me pasó esto, me pegó, no sé qué.
Él le dijo, no, no me pegó, yo no le he pegado, o sea, yo no le pegué. Bueno, el policía me dijo, ¿qué va a hacer? Y yo le dije, no, pues lléveselo.
Entonces el policía, bueno, finalmente el policía no se lo llevó, ¿ya? No se lo llevó, sino que le dijo, tú no le pegaste, ¿no? Y como no tenía marca ni nada. Pues el policía me dijo, bueno, espero que tu mamá no vuelva a llamar a pedir ayuda porque la próxima que tu mamá llame, ni siquiera si tu mamá no tiene un golpe, yo te dejo, yo te llevo de una vez sin mediar palabras.
Bueno, así fue. Como a los ocho días... No sé qué fue lo que sucedió, él se quería ir para Barranquilla, algo así, y yo le decía que tenía que esperar que me pagaran para comprarle el tiquete, para que se fuera, no sé qué, y él, no, que tienes que comprarme el tiquete, me quiero ir mañana, Y pues, nada, empezamos otra vez en el conflicto y cogí un corta uñas, le sacó la cosita esa con la que uno se limpia las uñas y me la puso acá. Vuelvo y me la he suelto y llamo a la policía nuevamente. Nadia, ¿cuándo pasó eso?
¿Cuántos años tenía? Tenía como 14 años, 13 años más o menos. ¿Y cuando te cogías y qué te decían? No, me trataba mal. O sea, palabras groseras.
Entonces, ese día yo volví y llamé a la policía. Estaba el mismo policía. Y cuando yo abrí, me dijo, ¿te pegó?
Y yo le dije, sí. Y pues nada, lo cogió y lo montó a la patrulla y yo me fui. A la URI de menores lo denuncié por violencia intrafamiliar y lo metieron en un internado allá en Medellín.
Bueno, se lo llevaron al internado, me explicaron cómo era el proceso y yo... Empecé el proceso con él, pero a los poquitos días me salió el traslado. Entonces a él le dieron el principio de oportunidad, como era primera vez, y me lo entregaron. ¿Cuánto tiempo estuvo en el internado? No, por ahí como 15 días.
¿Y tú fuiste a visitarlo? Sí. ¿Y qué te decía?
Ah, mami, perdóname, no sé qué pasó, no me acuerdo de nada, yo no... Y yo no le creía. Te decía que no se acordaba de lo que había pasado.
Sí. Yo no le creía, yo creía que era mentira de él. Entonces, yo me vengo para Bogotá y de Medellín hacen el traslado para acá.
Aquí me asignan una defensoría del ICBF, me citan allá en la 30 con 12, en Puente Aranda, y... Empezamos el proceso acá, todo bien, él asistía a la psicóloga acá, yo lo acompañé y todo. ¿Qué te decía la psicóloga?
¿Cómo eran esas reuniones? Ellos no hacen nada de un test clínico, ellos no... Digamos que no profundizan en buscar la raíz del problema.
Y ahí es donde radica el tema. Que uno busca ayuda de gente que uno piensa que de verdad son profesionales, pero es mentira. O sea, la realidad es que mi hijo hizo parte de la mafia y el negocio que tiene el ICBF con los muchachos.
Lamentablemente fue así. Ellos nunca descubrieron que Isaac estaba enfermo, que tenía una patología psiquiátrica. Nunca. Siempre se me fueron por el lado penal.
¿Qué te decía el ICF? Él cuando empezó el proceso acá, empezó con la Defensoría 8. Y la Defensora, pues, siempre que teníamos, tuvimos un problema. Después, aquí recién llegados, otra vez un día me acabó con todos los platos, los vasos.
Y ese día me... Él me... Con la mano abierta.
Me daba... Entonces, yo llamé a la policía ese día. Se lo llevan, yo voy en la patrulla y cuando él reacciona, que ya vamos en la patrulla, él me dice, madre, ¿para dónde vamos?
Y yo volteo así y lo miro y vuelvo y le digo, sí, ¿para dónde vamos? Le dije, ya no más Isaac, ya no más. Entonces...
Lo llevan nuevamente, yo levanto el acta otra vez y a él lo meten aquí en Cajicá, en un internado que se llama, bueno en ese momento se llamaba Luis Amigo, que es donde van a los niños que cometen delitos penales. Yo iba a la visita y todo, pero pues es mi único hijo. Y ya empezaban a pasar los meses y ya me hacía falta porque pues yo estaba sola.
Entonces yo le pedía a la defensora que me lo entregaran. Él me decía, mami, perdóname, voy a cambiar, voy a... Bueno, me lo entregaron y bueno, todo bien, empezamos unos meses bien. Y después volvió nuevamente.
Yo salí a comprar unas cosas de la casa y lo dejé en la casa y él había pedido un reloj por internet y yo le había dado la plata para que lo pagara cuando llegara. Pues se gastó la plata en unas carcasas para el celular y no sé qué. Y cuando llegó el reloj en la noche, yo acababa de llegar, entonces él quería que yo le diera la plata otra vez para pagar el reloj. Y yo le decía, no, no tengo plata. No, no tengo la plata.
Y por ahí comenzamos a... Ese día rompió la puerta. Me tiró al piso, me daba patadas.
Yo, en medio de todo eso, llamé a la policía y se lo llevaron. Vuelvo y pongo la denuncia y vuelvo y lo llevan para Cajicá. Otra vez empecé mi proceso, todo.
Bueno, él empezó a hacer como un proceso ahí y... Él cumple y a él le dan su libertad. O sea, lo mandan para la casa esperando la audiencia de sanción. ¿Y cuánto tiempo tuvo que pasar ahí en Cajicá?
La primera vez duró como cuatro meses y la segunda vez duró, ¿duró qué? Como, como, como tres, cinco meses, algo así, no recuerdo bien. Nunca te decían si dentro de este sitio... ¿Él tiene algún problema con algún compañero, agredir a alguien más, a la guardia?
Digamos que él no, pues de pronto como ella estaba con muchachos de su edad y no sé, porque él no salía, esa era otra cosa, él no tenía amigos, él no salía. Pero no, nunca me manifestaron que tuviera algún problema allá con los muchachos. ¿Y a esa edad él iba al colegio como un joven normal?
¿Y en el colegio cómo se comportaba? Normal. No, él no tenía problemas con nadie.
O sea, el problema de él era que cuando le daban sus crisis estaba conmigo y conmigo era que él estallaba. O sea, yo asumo. Yo asumía en ese momento, ¿no? Y eso te hacía pensar mucho más que no padecida de nada, sino que tenía un problema personal. Conmigo, exactamente.
¿Nunca hablaste con él respecto a eso? ¿Nunca le preguntaste por qué me tratas así, por qué me haces esto? Sí, pero ya eso yo lo hago es cuando ya se lo llevan al rector.
O sea, yo en ese proceso en el que vamos... Yo no le preguntaba porque yo solamente las preguntas me las hacía yo. Yo decía, pero bueno, yo soy buena mamá, yo trabajo para darle a él todo lo que él necesita, ¿por qué él me paga así? No entiendo. Pero yo me le portaba a él fuerte.
O sea, yo lloraba sola. Pero cuando él se ponía así, que me tocaba llamar a la policía, yo con él era fuerte. A él le dan la libertad 6 de diciembre del 2022. O sea, no le dan la libertad, lo mandan a la casa a esperar la audiencia ya de condena. Perdón. El 24 de enero del 2023 le dictan la sanción, lo condenan a 22 veces por el delito de violencia intrafamiliar agravado, pero le dan el...
O sea, la sanción se la dan en internamiento semi cerrado, o sea, él asistía a un instituto que se llama ACJ, aquí en Bogotá. Allá iba a talleres y todo, y luego iba a estudiar en otra parte, ¿ya? Entonces, digamos que él empezó.
Su proceso. A él le daban 5 mil pesos para los transportes, supuestamente allá, le daban para los Transmilenios. Pero él, en la mañana, yo lo mandaba en un pick-up.
Y apenas salía, me llamaba, socia, pídeme el pick-up que ya me voy. Y se iba para la casa. Yo los pagaba. Cuando yo llegaba a la casa, tenía los 5 mil pesos, y me decía, me va a comprar una pony y una papita.
Entonces, bueno, listo. Así transcurrió hasta que otra vez llego yo un día del trabajo y ya lo encuentro así en un rincón y lo encuentro así todo. Y yo le dije, ¿qué tienes tú? Y me dice, no sé, no sé. Entonces...
Yo le dije, pero ¿cómo que no sabes por qué estás así? Bueno, como que no sabía qué hacer y empezó a gritar. Yo le dije, ay no, y sacáme y vamos para el médico, porque eso no es normal.
Entonces lo vi que se empezó a pegar con la pared y yo me lo llevé de urgencia. Cuando llegamos a urgencias, la médica me dice, le dice, bueno, yo le dije, doctora, yo no sé, él está como ansioso, no sé qué tiene, pero eso nunca le había dado. Él le da como, se pone loco, pero yo le dije a la doctora, él se pone loco, pero a agredirme, ¿ya?
Entonces, ella le dice, ¿qué consumiste? Y él le dice, no, yo no consumo nada. Entonces ella me dice, pero él tiene como un ataque de abstinencia.
Y entonces yo me lo quedé mirando y yo le dije, Isaac, ¿te metiste algo? Y me dice, ¡ah, que no! Y empezó a decir un montón de palabras. Ya te dije que no. Yo no te los pido.
Y sí, pues él me decía, tengo ansiedad, regálame un cigarro. Y él se lo puso delante de mí. Entonces yo decía, o sea, yo soy de las mamás liberales, que le doy confianza. Pero también le decía a veces, no, ¿qué? Sal, busca amigos.
O sea, tú sales de aquí en moto y te vienes de allá de la vaina esa de la ACJ para acá en moto. Bueno, él pasaba horas en ese tip-top. Bueno, total fue que la doctora le dice, bueno, listo, no me digas que consumiste.
Yo ya voy a saber. Le dice, vamos a hacerte un examen de orina. Toma, aquí tienes el tarrito.
Y él de grosería se tomó la muestra de orina y le orinó todo el tarro a la doctora y todo. Dios mío, quería que la tira de orina y me tragara. ¡Grosero! Y yo decía, no, eso es pura grosería de él.
Él, entregamos la muestra, esperamos ahí, y él ansioso y no sé qué, cuando la doctora viene y me dice... Mamá, ven, estoy preocupada. Y yo, ahora que se metió este pelado.
Pero entonces yo decía, pero bueno, ¿con qué plata? Porque él no maneja plata. ¿En qué momento?
Porque él no sale. Porque él va al colegio en moto y cuando sale allá me dice que le mande la moto. Bueno, pero como los hijos le echan tierra en los ojos a uno, uno tampoco se puede confiar.
Entonces yo le dije, ¿qué consumió, doctora? Y me dice, nada. Él no es consumidor. Y yo le dije, entonces, ¿qué tiene?
Y me dijo, ya descartando el tema de la... Para mí, es bajo un tema psiquiátrico. Y yo le dije, en mi casa no hay locos. Y ella se ríe. Sí, porque uno habla de psiquiatra y a uno dice, no, ese es el loquero.
Claro, los locos. Sí, claro. Yo le dije, nosotros no tenemos antecedentes de gente loca en la casa, que manicomio ni nada de esa vaina, no.
Pues es lo que la gente cree, ¿no? Exactamente. Que psiquiatra es para los locos. Por eso es que uno a veces pega por ignorante.
Entonces ella me dice, no, eso no es de antecedentes, vamos a buscar la raíz del problema, yo lo voy a remitir para una clínica psiquiátrica y a él lo internan en una clínica que está al frente del Parque El Virrey, Renacer creo que es que se llama, a él lo internan ahí. Y ayer me tocó quedarme con él porque no había un pabellón pediátrico. Entonces a mí me tocó quedarme como, no sé, como seis días, siete días con él ahí. Hasta que ya después le encontraron el, el, el, le hicieron un test, no sé qué, y yo tenía que esperar. Eso fue más o menos para esta época, en el 2023, para este mismo mes.
Le hacen un texto, le hacen todo eso y me dicen, bueno mamá, como no tenemos un pabellón pediátrico aquí, para la casa. Bueno, y lo medicaron. Él estaba medicado. Pero lo que les decía, como ya había habido una agresión y yo había puesto otra denuncia, entonces le hicieron cambio de medida a él.
De internamiento semicerrado se la cambiaron a privación de libertad. en centro especializado. Y el 24 de agosto del 2023, yo pues voy llegando del trabajo, lo llamo porque ese día no había dejado almuerzo, lo llamo y le dije, niño, sale, vamos a almorzar aquí al frente del conjunto.
Y él salió. Y ya ahí lo estaban esperando. Lo capturaron.
¿Y tú sabías que venían por él? O sea, no, yo sabía ya que él tenía orden de captura porque ya me habían avisado. Pero pues esta mujer ahí cerca, ¿ya?
Entonces, bueno, a él se lo llevan, todo, le hacen su proceso bien, todo. Y al otro día, él... Él me decía, mami, tú has visto en YouTube todo lo que pasa en el Redentor.
Y yo le decía, no, yo nunca me puse a investigar nada de eso. O sea, nunca porque yo... Creo que yo nunca pensé que íbamos a llegar hasta allá. Y bueno, el ISO se quedó, yo lo acompañé hasta que ya lo llevaron a Medicina Legal, a ver si la captura había estado bien y todo.
Y al otro día, me llamó y me dijo, madre, ya estoy aquí en la puerta del rector. Me regalaron un minuto para llamarte y me dijo, Socia, ojalá que yo salga de aquí, porque mira en YouTube, esto aquí es fuerte. Y pues obviamente mi hijo no era un pelado de calle.
Y bueno, ingresó al rector. Yo voy, me citan y yo empiezo ese proceso con él, su visita cada 15 días, la llamada, ya empiezo yo a presionar por psiquiatría para decirle a cambio de medida, pero entró diciembre. Y ya los juzgados salieron de vacaciones.
¿En las visitas qué te decía él? ¿Te culpaba por lo que estaba pasando? ¿O lo veías muy tranquilo? No, él siempre estuvo tranquilo.
Lo único que me decía era Socia, porque él me cantaba una canción que se llama así, Socia, pero es como una canción a la mamá. Era esa música de rap. Él me decía, socia, aquí uno no puede juzgar a nadie, porque acá hay pelados que las mamás las dejaban así comer y pues, ¿qué les tocaba? Salir a robar la calle. Bueno, cosas así.
Nunca me dijeron en el rector que él tuvo problemas con otro muchacho. Nunca jamás. Que es el conducto regular. Cuando un chico comete, digamos, una pelea o algo así con los otros muchachos, pues lo primero que hace es llamar a los papás, como en un colegio, supuestamente.
No, nunca. Nunca me llamaron a decirme, Isaac peleó, es que Isaac se hundió trompa con otro niño, no. O sea que en el regentor nunca le dio una de las crisis que sí le daban estando en la casa contigo.
No. Yo ya un día que entró al regentor, yo le pregunto a Isaac, ¿por qué? Porque tú eres así conmigo, y él me decía, no sé, no sé, no sé, madre, porque yo, cuando me entra eso, yo estoy contigo, y pues digamos que es lo que, o sea, lo que él me decía era como que yo era la que, lo primero que él tenía ahí, lo más cerca, ¿ya? Entonces, eh... Sí, en ocasiones me pidió disculpas y me decía, yo estoy haciendo mi proceso bien, estoy haciendo mi proceso bien y bueno, en ese proceso yo entendí que mi hijo nunca entró a un centro de resocialización como me lo hicieron ver, o sea, mi hijo entró a una cárcel.
¿Y por qué te digo que es una cárcel? Porque tienen una guardia con la policía, supuestamente de infancia y adolescencia. O bueno, sí.
Probablemente sí es policía de infancia y adolescencia. Ellos, ahí tú haces una fila como entrar a una cárcel normal. Haces tu fila, no puedes entrar sino en chanclas, tres puntadas.
No puedes cross, ni zapatos, ni nada, en sandalias, o sea, en chancletas. Sudadera, el brasier no puede tener varillas, no puedes llevar un mollo, ni un gancho, ni nada, ni celular, nada, listo. Entras, te reciben tu documento, te sientan en una vaina que es como un escáner, o sea, eso no es un centro de resocialización, eso es una cárcel.
Te sientan ahí, de ahí pasas, haces otra fila, te sientan en otras sillas y te pasan un perro antinarcótico. Entonces eso no es ningún centro de resocialización para menores. Porque si fuera un centro de resocialización para menores, el protocolo de ingresos fuera diferente. Yo entiendo que hay muchachos que son consumidores, que tienen otro tipo de delitos, y eso es... Eso es, digamos, válido.
Pero se supone que ellos van allá a resocializarse, a buscar una mejor oportunidad. Mi hijo aprendió a hacer pan, aprendió a hacer galletas, aprendió, según él, a carpintero, a martillar, meter clavos en tablas, eso fue lo que aprendió él. Porque tú entras allá y literal esa vaina es horrible. O sea, esas casas están viejas, las instalaciones son feas.
Si te vas a Cajicá, yo mandé un correo, que de hecho creo que todavía lo tengo, a la Defensoría, porque allá tampoco dejaban entrar el celular, y yo un día me lo escondí aquí, pero allá era menos el protocolo para entrar. Me lo escondí y entré al baño y le tomé una foto a los baños llenos de sarro amarillo, como si nunca los lavaran. Entonces imagínate tú, yo digo, si hacía el baño ni me imagino la comida de cómo será aquí. Yo entraba al Redentor y la visita, primero eran el teatro.
Nos ponían a todos en el teatro, empezaban a dar una terapia, una charla, no sé qué. Que nuestros hijos, que están bien, que aquí les están dando apoyo, que no sé qué, que no sé cuánto, que esto, que lo otro. Y ya, después nos pasaban al comedor.
Antes de entrar tenías que pagar la comida que te comes allá adentro con tu hijo en la visita. ¿Sí? Porque te aseguro que eso tampoco lo dicen.
Te venden unos combos de hamburguesas, de perro caliente o arroz, no sé qué. Y tú compras. Pagas. No puedes pagar en Neki porque queda la evidencia. Tienes que pagar en efectivo.
¿Ya? Entonces tú en la fila antes de entrar pagas lo que tú te vas a comer allá adentro con tu hijo. Bueno.
Eh... Así pasó, digamos, septiembre, octubre, noviembre. Mientras eso, ¿tú luchabas por que te lo pasaran otra vez a un sitio de atención más psiquiátrico? No, ahí yo estaba aguantada porque ya los juzgados habían salido de vacaciones. Ya yo tenía que esperar hasta enero.
Entonces yo le decía a él, papi, ya en enero, ya miramos a ver qué hacemos. Yo necesito que tú recibas tratamiento psiquiátrico y no que estés encerrado en una cárcel. Ya. Le decía, mami, aquí les p*** a los pelados. Aquí, este...
Bueno, un montón de cosas. Resulta que empiezan las novenas, ¿verdad? El 16 de diciembre y esa primera novena yo voy, el mismo protocolo para entrar y todo.
Él me dice, madre, yo me quiero ir de acá. Y yo le dije, ya esperaste lo más, espera lo menos porque ya mira, ya diciembre está en la mitad. Esperemos que entren en enero los juzgados a mirar a ver qué hacemos.
Entonces, eh... Él me dice ese día, hay un formador que me dice que le dé como que tres millones de pesos, algo así, no me acuerdo bien cuánto era la cantidad, sí, tres millones, algo así. Y él me saca por la puerta y no me arriesgo a que me pegue la policía ni nada, que me vaya a volar y me vaya a caer de un muro y no sé qué y no sé cuánto.
y entonces yo le dije ajá y Y bueno, y él te quita todo, o sea, quedas limpio. Y me dijo, no, socia, que guay, nos quedó limpio, que tal. Y yo le dije, quizá tú crees que yo soy guay. Le dije, sí, que le voy a soltar 3 millones de pesos a ese man y tú vas a quedar con el chicharrón igual. O sea, yo soy la que me voy a comprar el lío con el fiscal, con el juez y con todo.
Y él relajado, gozándose los 3 millones de pesos. No, señor, usted espera que hasta que enero, que ya entren los juzgados. Y le dije, viste, cuando te decía, Isa, no te pongas pesado porque... te cambian la medida, voy y te... Bueno.
Bueno, en total fue que eso pasó esos días. Lo que te voy a contar ahora pasó el día antes de que empezaran las novenas. Yo salí de mi trabajo y me llamaron del redentor.
Como a las cuatro de la tarde. Señora Nadia, es que la estamos llamando porque eso fue 15 de diciembre. Vamos a retroceder un poquito.
Te llamamos porque hubo un motín hoy y Isaac se evadió. Entonces yo le dije, ¿a qué hora fue eso? Y me dice, a las 11 de la mañana. Y yo le dije, no señora, busque a Isaac adentro allá.
Búsquelo porque Isaac no conoce para el tunal. De hecho, yo tampoco conocía para allá. No, Isaac tiene que estar allá adentro porque quizá a mí no me haya amado. Y si Sassu hubiese volado ya me hubiera llamado, mami coge un taxi, yo le hubiera dicho de una vez, coge lo que yo me compro el lío.
Nada, yo me fui para el Redentor. Ese día me enteré que ahí detrás del Redentor pasó un río. Yo me fui, grité, Isai, Isai, empecé a buscar, nada, no conseguía a mi hijo, me fui por ahí cerca, centros comerciales, todo, buscándolo, nada, bueno, me fui para mi casa.
Como a las nueve de la noche me escribe un educador, que el man es costeño también, y me dice, mona, ya encontramos a tu hijo. Entonces yo le digo, ¿dónde lo cogieron? Pues como a mí me dijeron que él se evadió, yo asumo que lo cogieron en la calle. Y él me dice, no, si ese nunca salió de acá, se quedó dormido arriba de un techo. Entonces yo le dije, ¿en serio?
Y me dijo, sí, sí, yo fui el que lo encontré y no sé qué y no sé cuánto. Al rato me mandó una foto donde tienen a mi hijo y a otros muchachos. en Boxer la policía y los está mojando claro, cuando él me manda esa foto yo le tomo un capture yo envío la foto, perdón y le mando un correo a la defensora de él y le armo el escándalo a esa hora pero en la foto iba una marca de agua y decía el nombre del profesor al día siguiente lo echaron Literal, lo echaron. Entonces, digamos que eso pasó, bueno, el 16 y tal. El 20, que es el día que sucede la cosa, yo voy a la novena.
Yo llego, estoy con él. Esa fue la última vez que yo vi a mi hijo bien, contento. Jugando con, pues, mamando gallo con sus compañeros. Y cuando ya era el momento de irnos, él me dice, Socia, hoy se va a armar aquí la grande.
Y yo le dije, ¿por qué? Y me dice, porque se van a volar. Entonces yo le digo, Isai, tú, cuidadito. Y él me dice, no, Socia, yo ya voy a esperar. Ya voy a esperar hasta enero.
Entonces, yo le dije a él, papi, cuidado, mira, no te vayas a exponer, no sé qué. Y me fui para mi casa. El suceso fue como a las...
Ellos dicen que a las 5 de la tarde, 5 o 6 de la tarde. Pero a mí nunca me avisaron nada. Yo me entero al otro día en la madrugada cuando me estoy alistando para irme, para la novena, porque me llama la mamá de un niño. Y me dice, bueno, hubo un botín anoche. Hay chinos heridos.
tuvo que entrar la policía y hay un chiro de UCI. Entonces yo le dije, ¿y viste a Isaac por ahí? Y me dijo, no, Isaac no. Los chinos que se volaron los capturaron y los montaron a un bus. Yo le dije, Isaac estaba por ahí.
Y me dijo, no, Isaac no estaba por ahí. Yo le dije, ah, bueno, pues, entonces el mío no le ha pasado nada porque a mí no me han llamado de allá. Yo le dije, sin embargo, ya yo me voy para el Redentor. Y ella me dice, no, suspendieron las novelas. Yo le dije, bueno, no importa, yo me voy para allá.
Como a las nueve de la mañana ya yo iba llegando al portal del Tunal, cuando me llamaron del rector. Mira todo el tiempo que pasó. Me llaman y me dicen que Isaac había habido un botín y que Isaac se había caído de un muro y se había perdido un brazo. Entonces yo le digo a ella, me dice, es para que vaya al hospital, me dicen. Y allá le van a dar ingresos y no sé qué.
Yo, ah bueno, está bien, yo voy llegando aquí al Tunal porque yo iba para allá. Y ya, entonces, aquí me voy en un taxi para el BASIC. A la nada me vuelve y me llama la psicosocial y me dice, ay mamá, que no es en el BASIC, es en el hospital Tunal. Ah bueno, listo.
Yo llegué al portal, me fui para el hospital Tunal, llegué y le digo al vigilante, le digo, ay señor, buenos días, mira, yo soy la mamá de un chico del Redentor que está aquí con un brazo, con una fractura en un brazo, y el tipo me dice, del Redentor, yo le dije, sí, del Redentor, y el mamá mira así y me dice, mamá, aquí hay un chico del Redentor, pero el muchacho está en UCI. Entonces yo le dije, miércoles, espérate y yo llamo para ver si fue que me equivoqué de hospital. Entonces cuando yo voy a llamar a él me dice, el muchacho que está acá se llama Isaac Miguel Granado Zambrano.
O sea, yo sentí que algo me cayó como un balde de agua frío. Y yo le dije, ¿cómo? Entonces me dice, sí. ¿Por qué? Yo le dije, porque es mi hijo.
Entonces yo le dije, déjeme entrar. Y él me dejó entrar, claro. Cuando yo llegué ya estaban los del ICBF, había una funcionaria del rector.
Y yo entro y yo le digo, doctora, ¿qué pasó? Y me dice, no, es que no sabemos, que no sé qué. yo le dije pero venga acá, a mí me llamaron que Isaac se fracturó un brazo como que Isaac está en UCI y me dijo no, Isaac está en...
y yo le dije y yo le dije pero entonces Isaac se cayó de un muro y qué, o sea No mamá, no sabemos qué bueno que está. Llamaron a la doctora. Doctora, ¿cuál es el diagnóstico del niño? Y me dice, no te puedo dar información porque... Ella me dice, entra primero y véalo.
Vaya, mírelo. Vaya, entre, esté con él, no sé qué. Me dice, no puede ingresar celular. Y yo, bueno, está bien. Yo le digo, doctora, préseme el baño.
Porque tengo ganas de orinar. Y yo... Entro al baño, pongo mi celular en vibrador, me lo meto acá, y yo salgo y dejo mi bolso, mi chaqueta y todo.
Entro a la UCI. A mi hijo me lo tenían en el último cubículo, entonces por eso tuve chance de ver todo el panorama. Entonces yo voy entrando, miro así, paciente familiar, familiar con el celular en la mano. Vino así, paciente familiar y el familiar con el celular en la mano y el corazón se me quería salir.
Y yo decía por dentro, pero ¿por qué a mí no me dejan entrar el celular? Claro, cuando ya yo entro, yo encuentro a mi hijo intubado, tapado hasta acá. Me llevó una enfermera, entonces yo le dije, ¿cuál es el diagnóstico del niño?
Y ella me dice, ya le llamo a la doctora. Entonces ella estaba ahí, yo vuelto y le digo, yo no me puedo quedar sola con mi hijo. No, sí, ella se fue, salió.
Entonces cuando ella sale, ese sexto sentido que tiene uno de mamá, yo me asomo y ella va, pero va mirando para atrás. Entonces yo le digo, ajá, ¿cuál es el misterio con Grisal? Y ella siguió, entonces cuando ella sigue yo me mando la mano, le abro la cámara y le destapo al niño y claro, encuentro a mi hijo golpeado.
Y empiezo a tomarle la foto y ella se me devuelve. Entonces empiezo a llamar a seguridad, doctora, la señora le está tomando fotos al menor. Él es menor de edad, entreguéme el celular y yo le dije, bueno, si tú crees que tú eres más hembra que yo, quítame el teléfono.
Pero no me lo voy a quitar. Por eso era que no querían que entrara el teléfono, ¿verdad? Para que no me diera cuenta que, o para que si me daba cuenta no tuviera pruebas de que ahí sale.
Quizás tiene golpe, quizás no se cayó de ningún muro, porque si quizás hubiese caído de un muro, él tuviera solo un golpe. Pero listo, todo bien, no pasa nada, viene la médica. Hágame el favor y me tienes que dar el celular.
Le dije, me tengo que morir, no te lo voy a dar. Dime cuál es el diagnóstico de mi hijo. Y me dice, no te lo puedo dar porque él está privado de la libertad. Entonces, este, y tú no le puedes tomar fotos. Y yo le dije, ¿por qué?
Porque él es menor de edad. Y yo le dije, yo soy la mamá. O si no, muéstrame el papel donde yo se lo regalé al ICBF. Y ahí sí me la ganas. Te entrego el teléfono para que borres la foto.
Pero es que yo a mi hijo no se lo regalé al ICBF. Se supone que ellos me le iban a dar una ayuda psicológica a mi hijo porque ellos le meten esa terapia a uno en la cabeza, que ellos allá tienen los mejores profesionales y todo, y eso es mentira. Yo le dije, listo, no pasa nada.
Entonces yo salgo y le digo al ICBF, ¿por qué me trajeron a un hospital público si yo tengo mi EPS? Y ahí se lo pudieron meter en una clínica privada. ¿Por qué en un hospital público? No, porque ese es el conducto regular de la super salud, de no sé qué, que no sé cuánto.
El enredo que le meten a uno, ¿ya? Bueno, por eso, listo, aquí era el primer coso que les dieron, ¿verdad? Porque de aquí nos pidieron traslado para la EPS.
O sea, porque no llamaron a la EPS para que me lo manden para un hospital de alta complejidad. Le dije, listo, no pasa nada, ya yo me comunico con mi EPS y pido el traslado. Pero voy para el Redentor.
Mientras hago ese proceso, doctora, vengo por mi hijo ahora, le dije a la del ICBF. Entonces la médica sale y me dice, él está muy grave, se te puede en el camino. Y bueno, pues ya ahí se me sale el costeño.
Y yo me riego y le digo, me importa un... Me voy a quedar con el cuento del brazo partido y él no tiene brazo roto. Yo me fui para el Redentor.
Llego allá, claro, están las mamás, todo el mundo desesperado porque habían padres que no sabían de los niños. Y yo le digo al de la guardia, le digo, dígale al coordinador, al director, al que sea que salga y me den la cara. Yo soy la mamá del niño que está en UCI.
Bueno, espere, sí que ya sale, espere. Dos horas me pusieron a esperar, dos. Ellos salen, pero pues ellos no sabían que yo había tomado las fotos. Ay, mamá, yo lamento mucho lo que le pasó a Isaac, pero es que mira, en el momento de la evasión, los muchachos, Isaac y otros muchachos, entran y rompen el techo de la enfermería, se meten, se roban unas pastillas y se toman las pastillas.
Entonces Isaac... Ingresó por una intoxicación medicamentosa, le tuvieron casi un lavado y no sé qué, le encontraron partículas blancas que no sé cuánto, que esto, que lo otro. Y yo le dije, ajá. Y yo le dije, ¿sabe una cosa?
Le voy a decir tres cosas. La primera. Me llamaron primero que quizás había caído un muro y se había roto un brazo y eso es pura miércoles porque quizás no tiene fracturas.
¿Ya? Ahora usted me dice que quizás se tomó unas pastillas. Entonces yo me saco el teléfono y le digo, profe, ¿y esto qué es?
Se lo hicieron las pastillas. Le dije, no. Entonces ahora sí le voy a decir tres cosas. No se cayó de un muro, no se tomó unas pastillas, y la última que le voy a decir es que a mi hijo le...
porque esto lo llevo hasta las últimas consecuencias. Y no porque yo me crea la más, no porque no, nada. Si aquí las mamás no pelean por sus hijos, lo siento.
Pero yo sí peleo por el mío. Porque me ha costado a mí. Ya. Y que yo sé que mi hijo no era un delincuente.
O sea, mi hijo estaba ahí porque yo fui la que lo llevé para allá. Pero no porque mi hijo salía a la calle a hacerle daño a nadie. Y bueno... Ahí empezó todo.
Cuando yo me regreso para el hospital Tunal, ya estaba una ambulancia de salud total. No lo querían entregar. Formé mi zaperoco allá, me lo entregaron y lo remiten para el OMI.
Cuando él llega allá, al niño vuelve y le hacen laboratorios para ver qué es. Y el pediatra intensivista me dice, él viene muy grave. Y no hay más medicamentos que con los que él viene remitido, o sea, lo que le estaban aplicando. ¿Qué pasó?
Que ellos no contaron que se iban a encontrar con una mamá abeja, ¿ya? Y que se iba a conformar con el cuento de que se tomó las pastillas y todo eso, o que se había caído el muro y eso, y que yo me lo iba a llevar a ese hospital. Ellos no contaron con eso. Cuando ya pasa todo esto, ¿realmente qué fue lo que sucedió ese día?
¿Cuál fue el diagnóstico de Isaac? El médico me dice... ¿Él va a quedar así?
¿Él va a quedar así? ¿Él está en estado? Imagínate uno de mamá que te digan así eso, es tu único hijo, porque yo literal me quedé con Isa no más.
Y yo sentía que el alma se me iba saliendo del cuerpo. Todavía yo veo a mi hijo como está ahí, yo me siento culpable porque yo no sé, no le presté atención a la conducta de él y tomé la decisión más fácil. Para mí fue la más fácil, aunque no es fácil entregar a tu hijo porque tu hijo te maltrata.
Va la fiscalía, yo empiezo a hacer mi bulla en los medios de comunicaciones, va radio, va periódico, empiezo a protestar fuera del retentor. Me voy con unos volantes y le digo a las mamás cuando están en una visita, les digo yo soy la mamá del niño que está en UCI y no sé qué pasó. Mira, ahora que entras a la visita, pregúntale a tu hijo qué pasó, que si vio algo, aquí está mi número, me llamas.
Y así fue donde yo empecé a saber qué era lo que había pasado. Entonces, los muchachos dicen que se armó el botín. Se armó el botín y...
el niño que estaba con él, él... él dice que él alcanzó a subirse a un techo, pero Isaac queda dentro de la casa. Y entra la policía. Y a él lo sacan de adentro de la casa donde ellos dormían.
Lo sacan de adentro de la casa y los echan al patio, les empiezan a... Y él dice que el policía lo empuja o algo así, y él como que le dice que por qué lo empuja si él no está corriendo. Entonces el policía lo coge y lo p***, lo tira, le empieza a le p*** una silla RIMAX en la espalda.
Y ya de último él dice que le p*** por un palo en la cabeza. Y bueno, él dice que mi hijo quedó así como loco, como atolondrado. Y ya después los entraron a las casas y él le decía, bueno, me siento mal, me duele la cabeza, me voy a acostar.
Y se acostó. Pero él dice que cuando iban para allá, se entraron a la monadería y se robaron una bolsa de leche en polvo. Y se le empezaron a comer. Y él dice que él se acostó y cuando ya al rato, él dice que él lo llamó a Isaias. Parece que ya nos vamos a acostar y tal.
Y prendieron la luz y ya encontraron a mi hijo. Entonces al niño se le quedó sin. Y ellos dicen que ellos empezaron a pedir auxilio, ayuda.
Y el educador que estaba ahí, en el cuarto, le decía que era mentira, que Isaac estaba herado. Después fue que otro educador, que estaba al lado, es el que pide la ambulancia, y lo sacaron y se llevaron a Isaac, fue al BASIC, no al tunel. Y de ahí nos pasaron al final.
En el MESEN le hacen laboratorios, le hacen todo, porque yo conseguí las historias del MESEN. Y en la historia clínica dice que ingresa por una intoxicación medicamentosa. Que el niño, dice, es curioso que el menor ingresa con gol en miembros superiores e inferiores.
y al final ellos piden el traslado, la institución pide el traslado al tunal, o sea, porque en el tunal es donde tienen el trapullo ellos. Con ellos es que ellos legalizan a los pelados y los llevan para allá y dicen, no, es que se cayó el muro, y entonces amenazan a los muchachos para que no digan nada, y allá en el tunal es que los legalizan. Nadie, y cuando Isaac despertó, ¿él logró contarte lo que había pasado?
No. ¿Estaba demasiado grave? No, estaba muy desorientado, y estaba... A él lo extuban el 3 de enero, y a él le empiezan a poner caretas para ver si él logra respirar, y no, el 9 lo tuvieron que intubar otra vez, y el 16 le hacen una traqueostomía y gastrostomía.
Mi hijo no hablaba. Y ya después de que pasa todo este tema médico, de que Isaac ya logra medianamente recuperar el habla, ¿qué te cuenta? Bueno, lo primero era que era la versión del muchacho contra la de la institución.
Pero pues resulta que hay un dictamen de medicina legal, en donde descartaron la intoxicación medicamentosa. Entonces empieza, digamos que ya le dan salida a Isaac, yo me lo llevo para la casa, mi EPS le da terapeutas, medicamentos, especialistas, todo se lo da la EPS. Ellos, estando el niño en el hospital, ellos le hacen una audiencia al niño. Y ellos le iban a dar libertad. Yo no dejé.
Dije, no, le den la domiciliaria. Mándenlo preso para la casa. No importa. Ese fue el único mecanismo que yo tuve para obligar al ICBF a que medianamente le respondiera a mi hijo.
Medianamente. O sea, ahora sí le querían dar la libertad para deshacerse del problema. Exactamente. Y tú no dejaste. No dejé.
Exactamente. Entonces, ¿qué pasa? Que los obligué a que le dieran el transporte al niño porque las EPS dan transporte, pero el conductor no se puede bajar el vehículo para cargar al paciente ni nada, sino que es el familiar el que lo tiene que cargar.
Yo vivo sola con mis hijos. Yo soy madre soltera. Yo mido 1.50 y Sam mide 1.87.
Hasta el año pasado que le sacaron la cédula me dio 1.87, ya está más alto. Entonces, yo los obligo a que me ayuden a poner una cuidadora, tengo mi cuidadora en el día, todo el proceso que él estuvo en su sanción, entre comillas, o sea, la condena que él estaba cumpliendo. en septiembre del año pasado el niño habla en mayo se quita la traqueotomía entonces En septiembre el niño habla y él habla, pero él no se le entiende muy bien lo que habla. A él lo declararon con una edad mental de un niño de dos años y dos meses. Él llora por un carrito, llora por un helado, en fin.
Y él me dice... Bueno, él empieza a hablar y yo empiezo así, no sé qué, y al rato estamos acostados y yo le digo, hijo, ¿tú te acuerdas qué pasó? Y él me dice, me p***.
Y yo le dije, ¿dónde? Y me dice, en la cabeza. Entonces yo le dije, sí, pero ¿dónde estabas tú?
Y me dice, mami, estaba en el REDE. Le dije, ¿quién te pegó? Y me dice, me pegó el comisario. Hay un policía que le dicen el comisario. La policía cerró el proceso, el caso, por falta de pruebas.
Y como a él lo declararon como una edad mental de un niño de dos años, el testimonio de él no tiene validez. El 21 de junio de este año, Issa terminó, cumplió su condena, su sanción. Y se acabó todo. Entonces ya ellos no le dan transporte, ya ahora sí defiéndase como pueda.
Entonces, ¿qué pasa? Que yo celebré una audiencia de conciliación, los llamamos a una conciliación por los daños ocasionados a mi hijo y no quisieron conciliar. El abogado del ICBF, muy descaradamente, dijo, no, no tenemos ánimo conciliar, te lo digo.
O sea, yo les entregué mi hijo bien. Yo les entregué a mi hijo caminando, un muchacho con sueños, con proyectos, y ellos lo tenían bajo su poder, que fue un policía y que debe responder la policía. No, yo no sé si fue un policía y debería en teoría, pero son ellos los que tienen que buscar los mecanismos de investigación, de por lo menos tener en cuenta lo que el niño dijo. Para que empiece o se reabra el proceso. La fiscalía no ha hecho nada.
La procuraduría tampoco hizo nada. La fiscal no llamó a declarar a los muchachos que estaban con mi hijo. El muchacho ya está en libertad. Es mayor de edad. Primero que porque estaban adentro, que porque le podían hacer algo, que yo no sé qué.
Mentiras. Mentiras. O sea, estamos en un país lleno de impunidad. Y como decimos en mi tierra, aquí la ley es para el más pendejo. Porque, mira, ve, el hijo del coronel ese que mataron allá por allá por el Restrepo, no sé por dónde, a los tres días ya apareció el que supuestamente lo mató.
Y encanaron al man, sea que lo mató o no lo mató. Ah, pero como era el hijo de un coronel de la policía, entonces a ese sí le corrieron. Buscaron todos los medios y las pruebas para... Mete preso al que supuestamente lo m... ¿Y por qué cuando suceden estas cosas con los civiles, por qué no se ponen la 10 los fiscales y hacen lo mismo que hacen cuando es a un peso pesado, por decirlo así?
No, no lo hacen. ¿Ya? Pero lo que creen es que...
Bueno, la mamá dice, ah, a mí me tienen como la loca, la canzona, porque yo he ido a todos lados, yo peleo con Raimundo y todo el mundo. Y lo voy a seguir haciendo. En todos los programas que me inviten voy a ir. De hecho, en este momento voy a aprovechar que ustedes me hicieron la invitación acá.
Voy a hacer una marcha en donde la razón de ser de la marcha es protestar contra el abuso de la policía. Porque es que son abusivos. O sea, ellos abusan de su uniforme. Entonces, la marcha va a ser por los abusos de la policía, por los maltratos que los muchachos todavía siguen teniendo en el Redentor.
Ustedes pueden traer aquí todas las mamás que quieran del Redentor y les pueden contar cómo es que encuentran a sus hijos allá. y los amenazan para que no digan nada. Nadie ahorita que ya nos cuentas que no está ese respaldo de la institucionalidad, que tú respondes por tu hijo, pues estos micrófonos también son para convocar a nuestra comunidad, que es muy fiel, que ha ayudado muchos de los casos que nosotros tenemos, incluso aquí te cuento y les cuento a ustedes que nos escuchan o nos ven desde casa, desde el trabajo. La historia de Edwin. también un niño que lastimosamente quedó en un estado muy similar al de tu hijo, pero porque su propia mamá lo dejó en esas condiciones.
A él le han llegado infinidad de ayudas. Luisa, su prima, está muy agradecida con todos ustedes por ese apoyo que han tenido con el niño, porque le han dado terapias, le han llegado kits de aseo, le han llegado incluso dinero en efectivo para todos los gastos que tiene un niño en estas condiciones. Así que estos micrófonos también son para ti. para hacerle esta invitación a estas personas tan bonitas que nos siguen y que también tú puedas tener ese tipo de ayudas.
Bueno, muchas gracias. Bueno, mira, afortunadamente Isaac es un muchacho muy bendecido. Mi EPS, digamos que en temas de salud, él tiene todo.
El abogado que yo contraté, él le tuteló la EPS y a mi hijo le dieron una tutela integral. Entonces mi hijo, pañales, leche, todo se demora, pero... Peleando, pero se lo dan. Digamos que ayuda económica no está de más, porque yo perdí mi empleo el año pasado. Pero como le digo yo a la gente, afortunadamente yo vendo cosas, yo me las rebusco.
Y yo trato de sostener, digamos, el tema alimenticio. Ahorita en este momento, digamos, lo que no tengo es el transporte, porque ya ellos no lo están pagando. Me tocó buscar una persona que me ayude porque realmente no puedo, pero ya me tocó buscar otra persona. La tutela que yo le puse, yo me la gané, pero estoy esperando pues el proceso, a ver cómo es el tema ahora.
¿Qué le puedo pedir yo a la comunidad, a tus televidentes? Que sigan las redes sociales de mi hijo. Yo tengo una página en Facebook que se llama Justicia por Isaac Granados. En donde yo hago todas las denuncias de todo el proceso. La cuenta de TikTok, yo hago un like con él.
Bueno, digamos que todavía no sé cómo es el tema ese de monetizar, porque estoy como... O sea, no lo veo más como un negocio, sino como que la gente sepa y conozca la historia de nosotros. Como un canal de difusión.
Exactamente. ¿Qué te puedo decir? O sea, ¿qué quiero yo?
Que la gente me apoye. a que levantemos la voz y que denunciemos todo este tipo de abusos. Porque lo que te digo, afortunadamente mi hijo es bendecido, en este momento él tiene. Yo sería muy mala persona, yo venía a decir aquí, ay, no, es que estamos pasando hambre y no sé qué, porque no es así, ¿sí?
Pero, pero de pronto... Esto le puede pasar a otra persona, que no cuenta con una EPS, porque aquí lo fundamental es la EPS, y se la doy yo. Yo tengo que pagar mi EPS de mi bolsillo. ¿Cómo hago?
Mira, yo no sé, pero Dios es grande. O sea, si Dios no me ha desamparado en este año ocho meses, nunca. Y me quedé sin empleo.
Y bueno, Dios ha sido bueno con nosotros. Lo que podemos hacer, Nadia, entonces, es aquí, en pantalla, les vamos a dejar el arroba de las redes de Nadia para invitarlos a ustedes a que vayan, la sigan y a que se sumen a esta causa. Correcto, exactamente.
Para finalizar, ¿qué reflexión dejas de todo esto que pasó? Digamos que es una lección. Yo siempre he dicho que Dios no es Dios de castigo.
Pero en la Biblia dice, honra a padre y a madre para que tengas larga vida. No sé qué propósito tendría Dios con mi hijo, por faltarme el respeto, porque... no sé.
Pero lo cierto es que le dio una oportunidad. Porque los diagnósticos de ISA son terribles. Yo me he llenado más de paciencia, como de...
He empezado a conocer más a mis hijos. Pero la lección de todo esto es que no lo podemos cerrar a que los hijos son violentos porque son rebeldes. Hay que buscar el porqué de las cosas.
¿En qué radica todo eso? Si es un problema psiquiátrico, psicológico o si de verdad es rebeldía. Es como la invitación como mamá por lo que me está pasando o por la experiencia que tengo.
Es la invitación a otros papás de que cuando pase esto en casa nos pellizquemos de una vez. Y no siempre nos cerremos a la banda de que es grosería, que son rebeldías porque probablemente puede haber un trasfondo y uno no lo sabe. Es básicamente eso.
¿Tu hijo fue diagnosticado psiquiátricamente? Sí. Trastorno de bipolaridad.
Y él se irrita. Pero él está medicado. Pero a veces se desespera. Por ejemplo, él habla y uno no lo entiende. Y él empieza, ay, entiéndeme, entiéndeme.
Pero no lo expresa bien. Entonces se irrita. O sea, igual que antes. Y me agarra la mano y me coge así y me dice, ay, socia, entiéndeme.
Entonces, pero está medicado. Es posible, muy posible, que ese comisario que... presuntamente agredió a tu hijo pueda ver este capítulo si es así que le dices que le digo que le pida perdón a dios porque yo sé que él no tiene las agallas de decir yo fui aquí estoy me entrego no lo va a hacer Pero que le pida perdón a Dios todos los días, porque yo se lo tengo puesto a Dios todos los días de mi vida. Y yo todos los días de mi vida pido justicia para mi hijo. Y si no le va a llegar la terrenal, porque yo sé que la terrenal no le va a llegar.
Porque no han hecho nada, en años ocho meses no hicieron nada. Pero la divina no va a fallar, no va a fallar. Esa le va a llegar. Pero antes de que le llegue... Yo solamente le puedo decir es, pídele perdón a Dios y trata de enmendar lo que hiciste, porque dañaste una vida.
Y yo asumo que él debe tener hijos, y lo más jodido de la vida es que los hijos a veces pagan por los errores de uno. ¿Ya? Yo no lo perdono.
Yo no. Yo no lo perdono. No, porque él me destruyó la vida de mi hijo. Y de paso la mía.
Yo estoy enclaustrada en mi casa, dedicada a mi hijo. No me pesa, pero siento que he dejado de hacer otras cosas porque mi hijo requiere toda mi atención. Entonces no solamente frustró a mi hijo, también me frustró a mí. Como mamá, como mujer, como ser humano.
Entonces yo no lo perdono. Yo no. Pero yo no soy quien para juzgarlo, el único que lo puede juzgar es Dios, entonces que le pida perdón a Dios, es lo único que le puedo decir. Estos casos son importantes contarlos, como siempre les decimos, como las personas que nos siguen lo saben, porque suceden por una cantidad de cosas que ignoramos, y hasta que alguien no nos dice fallamos en esto, fallamos en lo otro, no aprendemos.
¿Cuál crees que fue ese error? No pedir ayuda a tiempo, pero ayuda de verdad. No la ayuda mentirosa del Estado.
No la ayuda mentirosa del ICBF. Porque ellos lo que necesitan es llevar un pelado para allá para que el Estado les suelte billetes todos los meses. Esa es la realidad. O sea, la ayuda del ICBF es una mentira.
O sea, yo si puedo aprovechar tus cámaras para decirle a la gente, no se los entreguen al ICBF, no vayan para allá, no lo hagan. Porque mírame lo que me pasó a mí. Yo se los entregué confiada de que mi hijo iba a estar bien. Y resulta que no.
Y cuando ellos ya vieron el problema, lo más fácil era, pues llévese a su hijo para su casa. Nadia, gracias por estar acá, por contarnos esta historia. Gracias a ustedes por invitarme.
Muchas gracias a ustedes por invitarme. Que sigas con esa sonrisa, a pesar de todo lo que llevas dentro. Sí.
Y a todos ustedes, gracias por haber llegado hasta el final de este episodio. Los invitamos a que se suscriban, a que sigan a Nadia, y a que nos escriban también a produccionconductadelictiva.gmail.com si tienen una historia que contarnos. Nos vemos en un próximo capítulo.