Hola, bienvenidos a esta sesión dedicada a la técnica del examen físico cardíaco, realizada por ayudantes de Sembología de Medicina de la Universidad San Sebastián. En el transcurso de este video, enfocaremos en tres aspectos claves, la inspección, la palpación y la auscultación. Para llevar a cabo estas evaluaciones, utilizaremos instrumentos específicos como el estetoscopio.
Previo a la realización del examen físico, Se debe preparar adecuadamente el entorno para recibir al paciente, garantizando una iluminación y temperatura confortable y manteniendo la comunicación efectiva en todo momento. Siempre se solicita permiso al paciente antes de realizar cualquier procedimiento. Se asegura su comodidad y dignidad en todo momento. Ahora, empecemos.
Primero procederemos con la examen. inspección y luego con la palpación. En este caso, ambos pasos suelen realizarse de manera simultánea, ya que la palpación tiene como objetivo confirmar las percepciones obtenidas durante la inspección. Para la inspección del tórax, es recomendable situarse en el lado derecho del paciente adoptando un ángulo de observación transversal. Esta posición facilita la apreciación de los fenómenos torácicos que suelen ser más evidentes desde este ángulo.
El primer paso es localizar el toque de la punta, que se sitúa en el quinto espacio intercostal entre la línea media clavicular y la línea axilar anterior. Esta localización corresponde al ápex del ventrículo izquierdo. Generalmente esta percepción se considera normal en personas menores de 40 años.
Sin embargo, si se presenta después de esa edad, puede indicar una condición patológica. Este fenómeno ocupa un espacio equivalente al tamaño de la yema de un dedo. se manifiesta como un impulso ascendente. Si no se logra observar ni palpar la reacción en el paciente en posición supina, se le puede solicitar que se coloque en decúbito lateral izquierdo para determinar si aparece. También se busca la presencia de latidos supraexternales y en la región paraexternal intercostal derecha.
Estos latidos son anómalos y pueden indicar dilataciones patológicas o crecimiento ventricular. Durante la palpación del tórax, También se pueden identificar otros fenómenos como los frémitos y las vibraciones valvulares. Las manos exploran toda la superficie torácica en busca de latidos o frémitos. Los frémitos son la manifestación palpable de un soplo cardíaco. Para evaluar el pulso venoso nos centraremos en la vena yugular interna, especialmente en el lado derecho, ya que es más prominente.
Sin embargo, hoy en día con el aumento de la obesidad puede ser más difícil visualizar este pulso. Para comenzar, posicionamos al paciente en decúbito dorsal con una inclinación de 30 a 45 grados y le pedimos al paciente que gire su cabeza hacia la izquierda. Localizamos el músculo esternocleido occipitomastoídeo, donde se encuentra la vena yugular interna. Algunos hallazgos patológicos de relevancia durante este examen son la injurgitación yugular y el signo de Kussmaul.
Es importante señalar que la injurgitación Es fisiológica cuando el paciente se encuentra en 180 grados. Una parte fundamental de la palpación cardiovascular es la verificación de la presencia de los pulsos, los cuales evaluaremos de forma ordenada, de digital a proximal, siempre comparando los pulsos contralaterales. Primero, verificamos los pulsos pedios, localizados en el dorso del pie. A continuación, palpamos los pulsos de la arteria tibial posterior.
situados detrás del maleolo medial del tobillo. A continuación se palpan los pulsos popliteos, que se localizan en la fosa poplitea, es decir, en la zona situada detrás de la rodilla. Seguidamente palpamos los pulsos radiales.
Es importante recordar comparar ambos lados en términos de intensidad, forma y amplitud para detectar posibles diferencias en todos los pulsos. Después palpamos los pulsos brachiales. nuevamente de ambos lados. Finalmente tomamos el pulso carotidio de ambos lados, pero nunca de forma simultánea para evitar riesgos, sobre todo en adultos mayores. Si bien existen más ubicaciones donde poder tomar los pulsos, estas son las principales y nos dan una buena información sobre el estado del paciente.
Durante esta evaluación aprovechamos para verificar la presencia de edemas, los cuales pueden indicar problemas circulatorios. Para ello, Buscamos el signo de la fobia, que consiste en presionar con un dedo contra el hueso de la pierna del paciente durante 10 segundos y luego soltarlo. Este signo se considera positivo.
si es que al retirar el dedo, queda una marca en la piel que tarda en recuperar su forma habitual, lo que sugiere la presencia de edema en las extremidades inferiores. Procederemos ahora con la ocultación de los focos cardíacos, utilizando nuestra formidoscopia. Comenzamos con el foco aórtico, ubicado en el segundo espacio intercostal derecho. Aquí escuchamos con claridad los sonidos de la válvula órtica.
Este foco puede presentar irradiación de un soplo, por lo que también ocultamos la región del cuello. A continuación procederemos a evaluar el foco pulmonar, situado en el segundo espacio intercostal paraesternal izquierdo. En esta área se percibe mejor los sonidos de la válvula pulmonar.
Seguimos con el foco tricuspidio, localizado en la línea paraesternal a nivel de la apéndice sifoides. Aquí podemos escuchar mejor los sonidos de la válvula tricúspide. Finalmente, evaluamos el foco mitral, que se encuentra en el distinto espacio intercostal línea medio clavicular hacia la axila. En esta área, podemos escuchar mejor los sonidos de la válvula mitral. Este foco también puede irradiar un soplo, por lo que ocultamos la región de la axila.
Durante esta fase, prestaremos atención a los ruidos cardíacos y a posibles soplos. Los ruidos cardíacos reflejan el cierre de las válvulas y se escuchan en diferentes fases del ciclo cardíaco. El primer ruido cardíaco se origina por el cierre de las válvulas auriculoventriculares, que comprende la válvula tricúspide y la válvula mitral.
En casos de bloqueo de rama derecha, este sonido se desdobla y se percibe como un doble sonido. El segundo ruido cardíaco responde al cierre de las válvulas sigmoidias que incluyen la válvula órtica y la válvula pulmonar. Este sonido se intensifica en presencia de hipertensión arterial e hipertensión pulmonar.
Además, puede desdoblarse fisiológicamente en jóvenes durante una inspiración profunda, mientras que en casos de bloqueo de rama derecha se presenta un desdoblamiento fijo. El tercer ruido cardíaco se asocia con el llenado rápido del ventrículo y puede escucharse como un cálope ventricular, especialmente en situaciones de taquicardia o en casos de insuficiencia mitral severa. El cuarto ruido cardíaco se produce durante la contracción auricular contra un ventrículo de baja distensibilidad.
Este sonido siempre es patológico y puede asociarse con condiciones como hipertensión arterial, estenosis aórtica, neocardiopatía hipertrófica y cardiopatía isquémica. En casos de taquicardia se puede percibir como un galope auricular. También evaluaremos la presencia de soplos que pueden clasificarse en 6 grados según su intensidad. También se distinguen soplos diastólicos y soplos sistólicos e incluso se pueden clasificar según su duración. Hemos completado el examen físico cardiovascular utilizando estas técnicas detalladas.
Recuerden que este examen es fundamental para evaluar la salud cardíaca del paciente y detectar posibles anomalías. La integración de estos hallazgos con la historia clínica y otras pruebas diagnósticas nos ayudarán a llegar a un diagnóstico preciso y establecer un plan de tratamiento adecuado.