Son temidas y cuestionadas. Las agencias de calificación de riesgos son ineludibles, pues califican casi la totalidad del capital de este mundo. Tienen un poder inimaginable, mayor que el de cualquier ejército. Tres agencias dominan el mercado.
Ellas deciden quién es merecedor de crédito y quién no, determinando el destino de estados enteros. Las agencias de calificaciones son un catalizador de crisis. Son falibles, suelen exagerar y en definitiva todas ellas tienen un interés económico.
cometieron errores con consecuencias colosales. Perdimos 6 millones de dólares de los fondos arduamente recaudados por nuestro municipio. Su trabajo es criticado con frecuencia.
Nosotros pensamos que nos iban a proveer un análisis exhaustivo de las diferentes estructuras financieras que tenemos, pero no fue así. Los ex empleados hablan de un sistema casi sin control alguno. Había plena libertad, cada uno podía hacer lo que quería.
Como analista tienes mucho. Mucho poder. Recibes mucha atención. Eres una estrella. Se puede seguir tirando los dados y pidiendo dinero por ello.
Nada cambió. Siendo que se pretende que sean árbitros neutrales de la economía mundial, ¿cuán peligrosas son las agencias de calificación de riesgos? Pequeños puertos, pueblos apacibles, la costa del mar del norte en Frisia.
Vamos camino a ver a alguien que perdió mucho dinero por creer en una agencia de calificaciones. 30 mil euros invertidos en títulos de valores del Banco Lehman de los Estados Unidos. Hace años la familia Hillebrand se mudó a Barrel.
Cambió el entorno industrial de Rur por el aire del Mar del Norte. Jubilación anticipada. viven modestamente los libros son su gran pasión ¿cuántos hay?
100.000 pero ahora el banco quebró los títulos carecen de valor a pesar de la calificación positiva de la agencia más grande del mundo ¿Y ustedes se fiaron plenamente de ella? Sí, por supuesto. Lehmann es un banco grande que no puede caer. Además fue calificado con AAA por una agencia de calificaciones.
Queríamos algo seguro, o sea, que no pretendíamos un interés del 12 o 15%, sino que pretendíamos tener un interés menor, pero que fuera algo seguro, porque nos decíamos, esta será nuestra jubilación. El sueño de retiro de los Gilebrand se vio frustrado. Este es un libro de Ronald Reagan. El hombre de 63 años se ve obligado a convertir su pasatiempo favorito en un negocio. Tiene que desprenderse de más de un pequeño tesoro de su biblioteca.
En el pasado, Gilebran era perito en la verificación técnica vehicular. No comprende que los expertos financieros de una calificadora de riesgos puedan equivocarse tanto como para no reconocer a tiempo el peligro de quiebra de un banco. Un peritaje de un experto que dos días antes de la quiebra da una evaluación A o bueno, eso no puede ser. Si lo comparo con mi actividad como perito, eso equivaldría a que yo califique un auto como apto para circular y al salir por el portón se caiga a pedazos.
Para recuperar su dinero tuvo que acudir a los tribunales y ver si podía demandar en Alemania a la agencia de calificación Standard & Poor's de los Estados Unidos. El fallo del Tribunal Federal Supremo dijo que sí. Cuando lo logró, ¿fue un sentimiento satisfactorio? Oh, sí. David contra Goliat.
El pequeño David le ganó a Goliat. Con eso está lejos de recuperar sus 30.000 euros. Tras admitirse la demanda a trámite, comienza el juicio propiamente dicho. En él se decidirá si una agencia de calificación de riesgos tiene que responder de una calificación errónea, si Hildebrandt efectivamente recuperará su dinero.
Jürgen Hildegard. Hillebrand quiere justicia, aun cuando el fallo todavía demore años. También la calificadora de riesgos quiere pelear el juicio hasta el final. Declara que sus valoraciones son simples expresiones de opinión. Queremos echar una mirada detrás de la fachada de las agencias de calificación de riesgos.
¿Qué importancia tienen? Tres grandes empresas dominan el mercado de la calificación de riesgos. Ellas evalúan profesionalmente la credibilidad y confiabilidad de los consorcios, los países y los títulos de valores. Esos títulos que lograron atraer al jubilado Jürgen Hillebrand, sus certificados, que según Standard & Poor's, presuntamente eran lo mejor de lo mejor, habían sido calificados con A positivo. Eso significa que había una alta probabilidad de que él recibiera de vuelta su dinero, más los intereses correspondientes.
Las calificaciones crediticias siguen una escala alfabética que va de triple A hasta D, de muy buena a desastrosa, y es válida en todo el mundo. Pero desde la quiebra de Lehman y la crisis financiera, la confianza en estas letras mágicas ha caído abruptamente. Las razones para ello las buscamos en el Centro de Negocio Financiero Global. Aquí salen a la luz cada vez más detalles sobre el papel desempeñado por las agencias de calificación. Tenemos una cita con un ex empleado de Moody's.
La segunda agencia de calificación a nivel mundial. Eric Kolchinski quiere brindarnos una idea del funcionamiento interno de una agencia. A él lo despidieron después de que criticó irregularidades y sus consecuencias, calificaciones equivocadas.
En el año 2007 teníamos 3, 4, 5 veces más calificaciones por analista que lo normal. El volumen era cada vez mayor y aumentaba la complejidad de los negocios. No teníamos suficientes empleados para eso.
¿Qué influencia tuvo eso sobre las calificaciones? Lógicamente, cuanto más presionado se está con el tiempo, más reducidos son los recursos. La calidad de las calificaciones baja. Cada persona que está bajo presión ya no analiza tan exactamente.
Trabaja en forma más superficial que antes. Se saltean pasos, probablemente pasos necesarios. Y creo que al final todos terminaron haciendo lo mismo indispensablemente. Y esa fue la razón de los errores? No, creo que la razón principal es algo peor aún.
Fue la incapacidad de las agencias de decir no a una transacción. Pues cada transacción es una transacción. La transacción significa mucho dinero. Hasta la crisis financiera, las agencias ganan miles de millones. La agencia Moody's tiene su sede central en el nuevo complejo del World Trade Center.
Kolchinsky en su momento evaluaba productos financieros altamente complejos y difíciles de analizar. Una vez se negó a calificar un producto de alto riesgo. En ese momento dije, no logro comprenderlo. Creo que nuestra metodología no es apropiada. No podemos hacerlo.
¿Eso fue lo que le comunicó a su jefe? Sí, le dije que no podía calificarlo. ¿Qué pasó entonces? Me sugirieron que lo reconsiderara, pero yo me puse firme con mi decisión.
Eso fue en septiembre. En octubre me pidieron que dejara mi puesto de trabajo. Moody's perdió este negocio a manos de la competencia.
La transacción que yo rechacé fue calificada por la agencia Fitch. No fue un problema para los banqueros. Estos negocios son los que precipitan al mundo a la crisis financiera de 2008. Recién entonces se refuerzan los controles.
Según Kolchinski, no lo suficiente. Ahora tienes que trabajar en forma un poco más transparente. Tienes que archivar más papeles, pero aún sigue existiendo la posibilidad de decidir prácticamente una calificación tirando los dados.
Hoy tienes que admitir que lo haces, pero casi siempre se puede seguir tirando los dados y pidiendo mucho dinero por ello. No ha cambiado nada en ese aspecto. Drásticas palabras acerca del trabajo de las agencias de calificación de riesgos. Cuando a las agencias más importantes les pedimos entrevistas para hablar acerca de sus métodos de calificación de riesgos, nos remiten a Frankfurt y Londres. En Moody's, el ex empleador de Kolchinski se nos niega la entrevista a pesar de solicitarla reiteradamente.
Tampoco la agencia de calificación más importante Standard & Poor's quiere hablar con nosotros. Solo la número 3 de las agencias, Fitch Ratings, acepta una entrevista. Sus oficinas centrales están al lado del Deutsche Bank, uno de sus clientes. A diferencia de la época de la quiebra de Lehman y la crisis financiera, hoy en día la agencia se muestra llamativamente autocrítica.
En ese entonces no se supo evaluar la evolución del mercado. Simplemente no se reconoció que la liquidez en un determinado mercado, o sea, la disponibilidad de financiación, refinanciación para esos bancos, podía desaparecer tan abruptamente del mercado. No se pudo prever que eso ocurriría. Se hicieron evaluaciones equivocadas del riesgo.
¿Y dice que Fitch cometió errores en eso? Sí, creo que eso es innegable. Creo que si una empresa o un banco con una buena calificación fracasa, entonces yo lo llamaría un error.
Aprendemos algo. Las calificaciones se discuten sobre la base de datos en reuniones, los llamados comités, y al final los analistas votan la nota del respectivo cliente. No son matemáticas. No se puede decir si una calificación es correcta o incorrecta porque no es una ecuación.
No puedes decir, relleno todos los datos, despejo la incógnita y ya tengo la calificación. Y sé si el resultado es correcto o no. La valoración se deja en gran medida en manos del comité y de los analistas.
Eso significa que una calificación no se basa únicamente en hechos, sino en gran medida también en las opiniones de los analistas. Y estos pueden equivocarse. A pesar de las crisis financieras, Este sistema sirve en el mundo entero como fundamento para evaluar la capacidad crediticia.
Nadie puede obviarlas, explica el experto independiente en finanzas Dirk Muehler. Él conoce el negocio con el dinero. Durante casi 10 años trabajó en la Bolsa de Valores de Frankfurt y conoce las agencias de calificación. Sabe por qué son tan poderosas. El mercado de capitales estadounidense es el más importante del mundo.
Quien necesita grandes sumas de dinero no puede evitar recurrir al mercado de capitales de los Estados Unidos. Las cajas de pensiones, para pedirles dinero. Una ley estadounidense establece que hay que hacerse calificar por una agencia de calificaciones autorizada en los Estados Unidos. Para tener acceso a ese mercado de capitales norteamericano, todo gran emisor tiene que ser calificado por una agencia de calificaciones autorizada en los Estados Unidos.
Cuanto más desfavorable es la calificación, tanto más difícil se torna conseguir liquidez. Las agencias de calificación de riesgos están entre las organizaciones más poderosas. Deciden quién puede obtener dinero y quién no, y si se otorga, a qué precio. La ley prescribe, por ejemplo, que hay que tener una calificación para aseguradoras y fondos de pensión. Solo pueden invertir dinero si la inversión tiene una buena calificación.
¿Cuán peligrosas son las agencias de calificación? Son sumamente peligrosas si dan calificaciones equivocadas o no neutrales. Y las agencias no son organizaciones, por la gracia de Dios, sino empresas privadas de la economía que quieren ganar dinero. Y lo hacen en el mundo entero y también en Alemania. Casi todos los consorcios del índice bursátil alemán DAX se someten a este sistema.
Un lucrativo negocio para las calificadoras de riesgos, como nos enteramos a través de una lista de precios que llegó a nuestras manos. En esa lista, una calificación cuesta 50.000 euros o más. Según la suma del balance, los grandes consorcios rápidamente llegan a pagar medio millón de euros y aún más.
Más caros aún son los productos financieros estructurados, aquellos que también desencadenaron la crisis financiera. Intentamos hablar con muchas empresas acerca del trabajo de las agencias de calificación de riesgos y también con ex clientes disconformes, pero nadie acepta una entrevista. Finalmente encontramos a alguien dispuesto a hablar abiertamente. 30 kilómetros al sur de Munich, en Bayern.
El pequeño municipio se hizo calificar en el año 2009 por Standard & Poor's. Querían ver si podían atraer a potenciales inversores financieros. El alcalde está dispuesto a contarnos su aventura con la mayor agencia del mundo. La calificación costó 20.000 euros. Mijael Pelzer recuerda muy bien cómo sucedieron las cosas en aquel momento.
En primer lugar, se manejó todo por teléfono. Luego, Standard & Poor's envió dos analistas a la provinciana localidad Bávara. Durante varios días, ambos permanecieron en el gran salón de conferencias consultando expedientes.
Vea esta lista. Una página, dos páginas, tres páginas. O sea que tuvo que entregarles muchas informaciones internas.
Nos desnudamos totalmente frente a ellos. Eran dos personas simpáticas, jóvenes. Uno se hacía llamar director, el otro debe haber sido su asistente, pero eran jóvenes muy simpáticos que no daban impresión de... Bueno, eran bastante atildados, pero supongo que todos ellos lo son.
Semanas más tarde llega el informe de la calificadora. Abarca 10 páginas. El alcalde Pelser primero se asombra y luego se enoja.
El informe estaba repleto de errores. Había frases incompletas y errores tipográficos. Además, las explicaciones en el texto no concuerdan con las cifras correspondientes en la tabla. ¿Qué diría usted? ¿Qué calidad tiene el informe?
Es malo. No es lo que uno esperaba y lo que al principio nos habían prometido. Se los dije en su momento. Toda la tabla no nos sirve para nada. En primer lugar, las cifras están equivocadas y en segundo lugar, las conclusiones que sacan son incorrectas.
¿Qué dijeron los analistas? Esos dos dijeron tenemos que revisarlo, dieron las clásicas excusas, aunque en realidad nunca dan excusas, por lo general enseguida contraatacan. Los analistas se negaron. a tomar en consideración la inversión con más potencial del municipio. Hace años, el municipio había comprado un gran terreno directamente detrás del ayuntamiento y el convento.
Ahora se construirán allí 38 viviendas. El precio por metro cuadrado es de hasta 3.500 euros. La venta del terreno fue un negocio muy lucrativo. Sacamos mucho más de lo que invertimos en su momento y sacamos mucho más de lo que habríamos obtenido si en aquel entonces Gracias.
hubiésemos depositado el dinero en el banco. Eso no les interesó para nada, no formaba parte de su lista de comprobación. Esa posibilidad de invertir dinero no en una cuenta bancaria o un fondo, títulos de valor, está fuera de toda su capacidad de imaginación y por eso nos comunicaron que no iban a calificarlo. A pesar de todo, al final obtienen una nota doble A negativo. Pocos días después de recibir el informe, el municipio cancela el contrato con Standard & Poor's.
El alcalde, Mijael Pelzer, dice que después de esa experiencia, nunca más querrá recurrir a una calificadora de riesgos. Como reacción a Standard & Poor's, volvemos a pedir una entrevista. Después de muchas idas y vueltas, finalmente nos la conceden.
Queremos obtener más datos acerca de los métodos de calificación, pero en primer lugar queremos preguntarles acerca de lo ocurrido en la localidad bávara de Bayern. Es lo que también les habíamos anunciado en nuestra solicitud. Se trata del informe.
Conozco los casos. Weyand Eirchenberg. Quería hacerle una breve pregunta al respecto.
Por lo menos uno de los alcaldes manifiesta que se sintió un poco decepcionado por la calidad del análisis. No puedo opinar al respecto. No soy experta en finanzas, pero me llama la atención que las conclusiones que se sacan en el texto no coinciden con las cifras en la tabla. Lo lamento, yo no soy analista y no estuve a cargo de ese análisis. Más tarde, Standard & Poor's explica.
No seguimos comentando calificaciones que fueron retiradas. Con respecto al terreno manifiestan, de acuerdo a nuestros criterios de calificación, el patrimonio en forma de terreno no se considera un recurso líquido. ¿Pesan más las cifras o la opinión?
Las calificaciones se componen básicamente de un abordaje cuantitativo, o sea, un análisis del balance clásico y un abordaje más cualitativo, como por ejemplo la posición de la empresa dentro de la competencia. Las calificaciones no son evaluaciones absolutas de solvencia, sino que son evaluaciones relativas. en comparación con la competencia. Se puede decir que para las empresas calificadas con notas altas estamos aproximadamente en un 50 y 50. Quizás allí predomine un poco la evaluación cualitativa.
De acuerdo a esto, a veces es más opinión y otras veces más matemática. Es difícil detectar cuándo tiene más peso una cosa u otra. La crisis financiera fue desencadenada por las agencias calificadoras de riesgos, ¿no se equivocaron?
No quisiera que se me interprete de ese modo. No es que no nos hayamos equivocado en nada. Al igual que muchos otros en el mercado, no evaluamos correctamente los riesgos. los parámetros que dieron lugar a nuestras calificaciones y que en última instancia debían pronosticar lo que iba a pasar en el futuro. En ese sentido, sí, decimos que nuestras suposiciones de entonces no fueron correctas, que no se cumplieron de la manera prevista y que condujeron a resultados erróneos.
erróneos. Resultados que provocaron pérdidas de miles de millones sin consecuencias jurídicas para las calificadoras de riesgos. Las calificaciones equivocadas llenan cientos de páginas de comisiones de investigación que siempre llegan a un mismo resultado. Las notas sobresalientes incorrectas fueron una de las causas decisivas de la crisis financiera.
Lo mismo fue constatado por la Superintendencia de Valores de los Estados Unidos y el Congreso. Las citas de analistas muestran cuál fue el espíritu imperante en esa época. La transacción es ridícula, podría haber sido estructurada por vacas e igual la habríamos calificado.
Ojalá que todos nosotros seamos ricos y estemos jubilados cuando este castillo de Naipes se desmorone. ¿Cómo se pudo llegar tan lejos? ¿Nadie previó esta evolución? Nuestra investigación nos conduce hasta un ex empleado de la Superintendencia de Valores de los Estados Unidos. Rick Roberts ya había exigido controles más severos a las agencias hace 20 años, criticando abiertamente la falta de reglas y prescripciones.
Teníamos posibilidades limitadas de controlar las agencias de calificación. Esa era mi preocupación. No podíamos ejercer ningún tipo de control.
Ni siquiera aprovechábamos la poca autoridad que teníamos. También necesitábamos más autoridad para cumplir con nuestra tarea. Recién cuando los errores se incrementaron dramáticamente, las autoridades tomaron cartas en el asunto, pero ya era tarde.
Roberts considera que las calificaciones son necesarias en la actualidad, pero es escéptico en cuanto a su confiabilidad. Uno no debería confiar exclusivamente en ellas. Pueden ser una parte de la evaluación, pero no deberían ser el único criterio porque justamente no son perfectas. Por eso Robert sigue advirtiendo del riesgo que entrañan.
Opina que hay que seguir delimitando la influencia de las agencias de calificación de riesgos. ¿Qué es lo que habría que cambiar? Bueno, mi mayor preocupación continúa siendo el hecho de que las reglas y leyes financieras aún establecen que es obligatorio obtener la opinión de agencias calificadoras. Veinte años más tarde y cinco años después de la crisis financiera, las agencias de calificación de riesgos aún siguen calificando sin riesgo propio. Son cada vez más los empleados de las agencias que declaran públicamente bajo juramento e informan a los empleados de las agencias.
Las calificaciones eran obsoletas y por ende no eran confiables. Eso fue hasta la crisis financiera. ¿Y ahora?
¿La crítica llevó a un cambio de criterios? A media hora en auto de Manhattan, en Long Island, vive alguien que recién ingresó en Standard & Poor's en el momento culminante de la crisis. A mediados de 2008, David Jacobs se hizo cargo de una sección para productos financieros estructurados del gigante del sector. La sección tenía 500 colaboradores.
En ese entonces, él quería restablecer la confianza perdida. Poco después de haber ingresado allí, fui a un gran congreso donde habían algunas damas que vieron mi tarjeta y dijeron, estándar a la derecha. Oh, ustedes fueron los causantes de la crisis.
Yo dije, un momento, acabo de empezar en Standard & Poor's, pero voy a intentar volver a poner las cosas bajo control. Sin embargo, dice que la organización interna dejaba mucho que desear. Jacob recuerda que, por ejemplo, no existía un sistema adecuado para supervisar las calificaciones existentes. O sea que nosotros establecimos sistemas analíticos que no existían previamente. Cuando yo comencé, esos sistemas para el análisis y control real de solvencias eran muy deficitarios.
¿O sea que no había reglas de cómo monitorear una calificación? No, no había reglas. Es increíble. Hasta 2006 las agencias de calificación no estaban reglamentadas. Prácticamente no existía una regulación de negocio de las calificadoras de riesgo.
No había ningún criterio. La regulación era arbitraria, era un trabajo casero. No era un sector regulado en términos de medidas de supervisión. Cualquiera podía hacer lo que quisiese. ¿Todo era posible?
Todo era posible. ¿Realmente todo? Todo era posible. Absolutamente todo. ¿Sí?
David Jacob nos habla de un colega. En esa misma época, éste debía establecer nuevos criterios en Standard & Poor's para todas las calificaciones. Un colega se encargó de diferentes sectores.
Primero las finanzas estructuradas, luego pasó a bancos y empresas. Y en cada sector fue introduciendo criterios mucho más severos. Cuando volvió a tener más fuerza el mercado para valores respaldados por hipoteca, particularmente en los años 2010 y 2011, Standard & Poor's comenzó a perder participación en el mercado.
Y está bien documentado y es difícil de aceptar para una calificadora de riesgo. No van a decir, vamos a perder participación en el mercado. ¿Y entonces?
Bueno, supongo que hubo cambios en los criterios. Se hicieron menos severos que en mi época, se los modificó. Y las cuotas de mercado volvieron a subir.
Reproches con los que confrontamos a Standard & Poor's. Se nos explica que en ese entonces teníamos los sistemas que nos volvían a presentar regularmente las calificaciones para una re-evaluación. Además se informa, no se podían volver atrás los criterios más estrictos. Jacob es víctima de una reducción de personal en 2012. El Ministerio de Justicia de los Estados Unidos demandó a Standard & Poor's por las calificaciones controvertidas.
Jacob es un informante importante para ello. En todo el mundo hasta ahora hubo una sola demanda exitosa contra agencias de calificación de riesgos. Para exponer el caso hay que viajar hasta el otro extremo del mundo, hasta Sydney, y luego unos cientos de kilómetros más al oeste, a Nueva Gales del Sur. La localidad se llama Parks, de apenas 15.000 habitantes.
Ya ingresó a la historia universal en otra oportunidad, pues en 1969, desde aquí se emitieron a todo el mundo las imágenes del primer alunizaje. El alcalde de Parks, Ken Keith, aún era un adolescente en aquel momento y no sospechaba que él también algún día sería parte de la historia, de la historia financiera. De profesión principal criador de ovejas y granjero, se enfrentó a la agencia de calificación más grande del mundo.
Durante el viaje, Ken Kidd relata cómo en ese momento se había invertido dinero público en títulos de valores, como una inversión segura para el futuro. En 2008, Parks había confiado totalmente en el sello de calidad emitido por Standard & Poor's. En ese momento, por supuesto... Creíamos que esos títulos de valores de renta fija eran una inversión segura. Pero también ellos resultan ser un desastre y precipitan a Parks en una grave crisis financiera.
No se pueden concretar proyectos importantes como reparaciones de calles y puentes, ni ampliar natatorios y campos de deportes. ¿Cuánto dinero perdieron? Perdimos aproximadamente 6 millones y medio de dólares australianos del dinero invertido con esfuerzo por nuestra comunidad, por el hecho de que estos productos habían obtenido una calificación mejor a la de vida.
Pensábamos que teníamos razón, que éramos víctimas de un agravio, porque los bancos y las agencias de calificación no asumían responsabilidad alguna por los errores que habían cometido y los productos que vendían. Parks gana. Por primera vez una agencia es condenada a pagar una indemnización por daños y perjuicios por una calificación errada.
La juez eligió palabras muy contundentes en su fallo. Dijo que los productos habían sido grotescamente complicados. Seguramente son palabras duras, pero justificadas según mi opinión. Aquí dice la calificación fue equívoca y engañosa. El fallo comprende 1.400 páginas.
En él también se establece que Standard & Poor's tomó los datos del banco sin someterlos a una evaluación propia. Pero estaríamos contentos si el dinero que perdimos pudiera contribuir a mejorar el mundo de las finanzas. Si eso pudiera influenciar la manera en que se manejan las cosas en este mundo, sería un resultado maravilloso. En este momento, Parks necesitaría urgentemente los más de 5 millones de euros.
Pero Standard & Poor's nos explica que también en el caso Parks quieren ir hasta la última instancia. Hace 25 años, únicamente unos pocos países eran calificados por las agencias de calificación de riesgos. Hoy tan solo Standard & Poor's califica a 127 estados.
Desde los comienzos de la crisis del euro, De pronto hay una cantidad llamativa de alteraciones de calificaciones. Casi semanalmente se publican valoraciones, advertencias o anuncios para los países europeos. En los últimos dos años contamos 140 modificaciones.
¿Resulta coherente y justificado dar tantas calificaciones en tan poco tiempo? Esta pregunta nos conduce a Suiza y al análisis de una nueva calificación. Después de Standard & Poor's, también Moody's redujo la solvencia de AAA a un escalón más bajo. En un estudio científico realizado en la Universidad de San Galo, se analizó la calidad de estas calificaciones de uso frecuente. El profesor Manfred Gertner revisó las calificaciones en colaboración con un colega.
Desde hace dos o tres años ya no se sabe exactamente cuáles son los datos arteros que justifican determinadas evoluciones y qué es lo que responde a la psicología del mercado. Quizás también sea fomentada intencionalmente, en forma consciente o inconsciente. Gertner intenta cotejar las calificaciones con los datos económicos de los países para el periodo entre 1999 y 2011. El resultado, según su método, diversos países europeos, justamente en la crisis del euro, fueron calificados mucho más estrictamente que antes.
En Portugal se podría haber dado una reducción de media nota debido al derrumbe coyuntural, debido al aumento de los déficits. La calificación de Portugal, como vemos aquí, sufrió una reducción de 8 puntos. En rojo las calificaciones de las agencias, en azul el método según Gertner.
El profesor también analiza las diferencias igualmente dramáticas para España, Grecia e Irlanda. ¿Se trata de una calificación errónea o injustificada? Yo no utilizaría en este caso los conceptos de correcto o incorrecto. Yo diría que es una calificación extraña, una calificación basada... En unas variables que no responden a la metodología habitual.
Las agencias de calificación tachan de poco científicas las conclusiones de Gardner. Conclusiones de un estudio que forma parte de una tesis doctoral considerada sobresaliente por la Universidad de San Galo. ¿Acaso las calificaciones de riesgos han promovido la crisis en Europa con sus calificaciones drásticas y muy frecuentes?
También otras investigaciones científicas llegan a la conclusión que a pesar de que las calificaciones estaban concentradas en determinados países, los mercados financieros de toda la eurozona fueron sometidos a presión. Hay algo inevitable. Si un país ve reducida su calificación, puede pagarlo muy caro.
Consultamos al Bremer Landesbank, cuán caro puede resultarle. En ese banco, el economista Volker Helmeyer analizó qué pasa en el... el mercado de los empréstitos estatales en el caso de que a un estado se le baje la calificación. Entonces los intereses para nuevos créditos suben instantáneamente. El estado tiene que gastar más dinero que antes.
Tuvimos el ejemplo de Irlanda, donde un Hubo un incremento del 12,6 al 14% en solo cinco días. Esos son los puntos en los que los mercados reaccionan inmediatamente a las rebajas de la nota crediticia de estos países. Para un país endeudado eso significa una carga financiera aún mayor para el presupuesto del Estado.
Italia, por ejemplo, se queja de que por la reducción de su calificación, el país aumentó sus gastos en 120 mil millones de euros. Volker Helmayer considera que las agencias de... de calificación son sin duda un factor agravante de la crisis. Es un golpe duro para un país que una agencia calificadora le diga, haz reformas o te bajamos la nota, y que mientras hace las reformas le sigan rebajando la calificación hasta el punto de no poder financiarse ya en el mercado de capitales.
Las consecuencias, desempleo, recortes y agitación social. ¿Las agencias de calificación se convierten así en aceleradores de la crisis? Volvemos a consultar con Moody's y nuevamente no recibimos respuesta alguna. Purs no se considera corresponsable en absoluto. ¿Cómo explica que alteren con tanta frecuencia sus calificaciones?
Grecia o Portugal prácticamente no tienen tiempo de iniciar reformas. La frecuente alteración de las calificaciones en el último año y medio o en los últimos dos años fue impulsada ante todo porque se produjo una especie de espiral que hizo que las malas noticias produjeran en el mercado, un empeoramiento de las condiciones de financiación. En este contexto estamos hablando de impresiones subjetivas, en parte de compras y ventas guiadas por el pánico.
Desembocamos en una cadena o en un remolino de las empresas. sino de sucesos del cual es muy difícil salir. O sea que ustedes, bajo ciertas circunstancias, tienen influencia en la caída de un país.
A fin de cuentas, no somos nosotros los que determinamos la política de reformas o de gastos, y tampoco somos los que tomamos las decisiones de inversión, sino que les damos a los operadores en el mercado una opinión sobre el futuro que puede ayudarles a la hora de... de invertir. Entonces son agencias de calificación sin culpa que sólo expresan una opinión y con ello hasta ahora eran intocables frente a los tribunales de los Estados Unidos.
Resumamos, hasta ahora prácticamente no tenían responsabilidad legal alguna. En los mercados financieros son ineludibles y como empresas privadas aspiran a incrementar sus ganancias. Una constelación peligrosa incluso en la opinión de economistas liberales como Thomas Straubhardt. Las agencias Las agencias privadas de calificación, en última instancia, están al servicio de una meta superior, que es la de maximizar sus ganancias y satisfacer a sus accionistas. Y en ese contexto los intereses de los estados a los que califican pasan a ser secundarios.
No son su prioridad a la hora de tomar decisiones. Una dura crítica Straubhard va más allá Esto es lo que dice de los líderes del mercado de las grandes agencias de calificación Si se conociera públicamente quiénes son los dueños de las agencias de calificación privadas, la gente seguramente se alarmaría, porque justamente son los mayores operadores en el mercado financiero. Ellos especulan y sacan provecho de las calificaciones de sus propias agencias.
O sea que es muy grande el peligro de que detrás de escena los dueños se comploten con sus propias agencias en detrimento del interés general. Moody's también calla frente a este reproche. Standard & Poor's lo llama una teoría conspirativa.
¿Pero cómo son en verdad las vinculaciones de los dueños de las agencias de calificación? Analizamos con mayor detenimiento a las dos agencias más grandes, hablamos con expertos en finanzas y examinamos numerosos bancos de datos económicos. Nos topamos con muchos nombres conocidos del ámbito financiero. Grandes bancos, fondos de inversión y de alto riesgo. Todos ellos tienen múltiples vinculaciones entre ellos.
Nos llama la atención que los bancos que sacan al mercado títulos de valores que para ello necesitan una calificación, son dueños en parte de las calificadoras de riesgos, un caldo de cultivo para conflictos de intereses. La Unión Europea durante años fue un espectador pasivo que apostaba por la autorregulación. El comisario de la Unión Europea, Michel Barnier, nos confirma que efectivamente existió ese llamativo entramado de una pequeña élite financiera. En el pasado hubo algunos casos de operadores financieros que poseían participaciones en agencias de calificación, que calificaban a sus propios productos. Hubo serios conflictos de intereses, no había transparencia y por ello mejoramos, mediante numerosas reglamentaciones, el marco regulatorio para todos esos puntos.
En breve, estas reglas mejoradas de la Unión Europea entrarán en vigencia. Pero Michel Barnier admite que con ello aún se está lejos de quebrar el poder de las agencias de calificación. Son muy fuertes.
Se les dio mucha importancia a esas calificaciones. Tenemos que reducir la importancia de las calificadoras de riesgo. Las calificaciones tienen que ser un elemento entre varios, pero sin la fuerza y las consecuencias que tuvieron, particularmente en medio de la crisis.
Son demasiado fuertes y nosotros queremos volver a convertir a esas calificaciones en algo normal. El intento de crear una especie de control de calidad para las calificaciones fracasó. Para el futuro rige. La participación mutua en la propiedad sigue estando permitida. Recién está prohibida a partir del 10%.
Ahora las agencias de calificación son legalmente responsables, pero sólo en el caso de imprudencia temeraria. Las calificaciones de países sólo pueden ser publicadas en fechas determinadas, pero aún así puede haber excepciones. Grandes palabras para un exiguo resultado. Queremos saber por qué el ministro de finanzas alemán, junto con países como Gran Bretaña, ha aplicado criterios más blandos que los exigidos en un comienzo.
Una vez más, la política de Bruselas parece haberse dejado guiar por intereses. ¿Por qué las reglamentaciones estrictas y abarcadoras que pedía Barnier fueron tan atenuadas? En Europa tenemos que encontrar reglas que, en caso de dudas, sean aceptadas por los 27 países miembros.
Hay intereses dispares. Londres sigue siendo el centro financiero más grande del mundo. Y el ministro de finanzas británico, el canciller financiero, naturalmente tiene una responsabilidad por el centro financiero Londres.
Él me dice, Wolfgang, debes comprender que para nosotros en Gran Bretaña el mercado financiero tiene la misma importancia económica como para ti en Alemania en la industria automotriz. ¿Usted cree que se podrían haber dictado leyes más estrictas? Es que aún no terminamos.
Mientras tanto, nos hemos dado cuenta de que las agencias de calificación también pueden causar efectos negativos, y por ello las vamos a observar más de cerca, intentar regularlas más. Schäuble considera que la verdadera responsabilidad radica más bien en el país de origen de las agencias de calificación. Veo con alegría que las autoridades de control de Estados Unidos ahora quieran controlar si las agencias asumen su responsabilidad.
Los estadounidenses son rigurosos en exigir indemnizaciones. Todos quieren ganar mucho dinero y entonces también tienen que asumir la responsabilidad. responsabilidad.
Sin embargo, su poder originario aún sigue casi intacto. Las agencias de calificación harán todo lo posible por no perder su inmensa influencia sobre los mercados financieros. Tenemos información de primera mano de lo enorme.
que es su poder. Nuestro informante trabaja en el área de calificaciones hace más de 20 años. Jerome Fons, que trabajó durante largo tiempo para Moody's, describe el poder efectivo que los analistas tienen frente al cliente. Cuando estás sentado a una mesa frente al ministro de finanzas, tienes mucho poder.
Recibes mucha atención. Eres una persona prominente. Eso puede ser un gran aporte a tu bienestar psíquico.
Pero también te da la sensación de que eres importante y que puedes influenciar la política. ¿Cree que eso pasa? Oh, sí. Ellos lo escriben en sus comentarios.
Por ejemplo, para mantener o mejorar la calificación, el gobierno tiene que hacer esto y aquello y lo de más allá. Una vez que se empieza con eso, uno deja de ser un analista neutral. Te conviertes en jugador en lugar de seguir siendo árbitro. O sea que las agencias de calificación realmente participan del juego. Sus opiniones influencian la economía, las finanzas y la política.
Y de ese modo pueden resultar peligrosas para cada ser humano individual. Ahora se está formando una resistencia contra el negocio de ese poder en las sombras. Bien vale tomarla en serio. Se trata de una alianza de pequeños inversores, municipios, países y autoridades judiciales. Su meta, convertir a las calificaciones de riesgos nuevamente en lo que deberían ser.
Solo un dictamen entre muchos.